Notas
[1] Daniel 4, 29-30. <<
[2] Odisea, X, 133-574. <<
[3] Los Nueve Libros de la Historia, IV, 105. <<
[4] Historia natural, libro VIII. <<
[5] Pausanias, Descripción de Grecia, VIII, II, 3. <<
[6] Las metamorfosis, libro I, 394-395, trad. en verso de Pedro Sánchez de Viana, Planeta, Barcelona 1990, pág. 13. <<
[7] Églogas, VIII, 95-97, trad. de Bartolomé Segura Ramos, Alianza, Madrid 1981, págs. 55-56. <<
[8] «Historia del soldado duende», capítulos LXI y LXII. <<
[9] En España se dio un insólito caso de transformación en oso, según relata Sebastián Cirac Estopañán en Los procesos de hechicería en la Inquisición de Castilla la Nueva, CSIC, Madrid 1942, ampliando la referencia que ya hiciera Jean de Wier en 1563 en su Histoires, disputes et discours des illusions et impostures des diables, des magiciens infames, sorcières et empoissoneurs. <<
[10] Libro I, capítulo XVIII, Austral, Madrid 1952, pág. 73. <<
[11] Véase Luden Maison, Los niños selváticos, seguido de Jean de Itard, Memoria e informe sobre Victor de l’Aveyron, trad. y notas de Rafael Sánchez Ferlosio, Alianza, Madrid 1973. <<
[12] The Life and Death of Peter Stumpe, impreso por Edward Venge, Londres 1590 (traducido del holandés según la copia impresa en Collin, 1590). <<
[13] Ibid. <<
[14] Citado en Roland Villeneuve, Loups-garous et vampires, J’ai Lu, Paris 1970, pág. 42. <<
[15] Según el conde de Foix en su Livre de la chasse, la palabra garou quiere decir «gardez-vous» («guardáos»), Ibid., pág. 6. <<
[16] José Miguel de Barandiarán, Diccionario de mitología vasca, Txertoa, San Sebastián 1984, pág. 39. <<
[17] Existe una excelente traducción de Luis Alberto de Cuenca: «El hombre-lobo», en Los lais de María de Francia, Siruela, Madrid 1987. <<
[18] Op. cit., pág. 46. <<
[19] Esa región era, en el período en que tiene lugar nuestro relato, un bosque inmenso y solitario, habitado sólo por ciervos y jabalíes; y aunque hoy cuenta con muchas ciudades y pueblos llenos de gente, los bosques que aún subsisten dan idea de su antigua extensión. <<
[20] En esta víspera, oficialmente, la iglesia católica celebraba solemnes oficios por el descanso de los difuntos. <<
[21] Un alimento entre los primitivos sajones de Inglaterra era la carne de caballo. <<