Sinopsis de los libros I y II
El mundo Durdane está más allá del trémulo muro de estrellas conocido como Schiafarilla Cluster. Los habitantes de Durdane han perdido contacto, desde hace mucho tiempo, con los mundos de la Tierra y están sólo vagamente al tanto de que puedan existir otros lugares humanos.
Durdane es un planeta grande. Su enorme territorio Caraz está habitado sólo por unos pocos bárbaros. Al este de Caraz hay un segundo continente más pequeño, integrado por Shant al norte, Palasedra al sur y el Gran Pantano de Sal en el medio.
Shant, que es la región más civilizada de Durdane, es una confederación de 62 cantones gobernados por un solo hombre, el Anomo (u Hombre sin Rostro), cuya identidad es conocida solamente por sí mismo. Todo ciudadano de Shant lleva un collar, que contiene una carga de dexax, que el Anomo puede hacer explotar, si quiere, por medio de un impulso codificado de ondas de radio. Esta posibilidad suya, junto al incógnito, da al Anomo su autoridad indiscutida.
En el centro de Shant están las montañas Hwan, territorio de una especie misteriosa y semihumana conocida como roguskhoi. Periódicamente éstos salen a saquear, matar y capturar. Su lujuria es insaciable: pueden dejar embarazadas a mujeres de cualquier edad con homúnculos pequeñísimos, que rápidamente crecen y aumentan las hordas de roguskhoi.
Los roguskhoi son un motivo de terror y de perplejidad. ¿Cuál fue su origen? ¿Quién los llevó a Shant y para qué? Mucha gente sospecha de Palasedra, pero no hay pruebas claras que sustenten esa opinión. Otras preguntas son tan misteriosas como el resto. ¿Por qué Anomo ignora a esas horrendas criaturas? ¿Por qué transige? ¿Por qué no ha tomado una acción decisiva contra los roguskhoi?
Gastel Etzwane, músico, con Ifness, miembro del Instituto Histórico de la Tierra, intentan contestar esas preguntas. A través de una serie de hechos decisivos Etzwane se convierte en Anomo y apresa a su antecesor, Sajarano de Sershan. Ifness ha olvidado, sin embargo, la primera regla de su Instituto: un Miembro no debe interferir en los asuntos del mundo que estudia. A Ifness se le pide que abandone Durdane, y así Etzwane debe afrontar una tremenda carga de responsabilidades.
Etzwane interroga largamente a Sajarano; éste se rehúsa a justificar su peculiar apatía, excepto para señalar que los roguskhoi no son en verdad una gran amenaza y que el esfuerzo que requeriría derrotarlos no sería proporcionado a los beneficios que pueda reportar la interrupción de sus saqueos.
Etzwane rechaza tales argumentaciones como irreales y decreta la guerra, movilizando a los cantones de Shant. Pero, como Sajarano había pronosticado, la gente de Shant responde en forma indolente; durante demasiado tiempo se había confiado a la omnipotencia del Anomo.
El Discriminador Jefe (es decir, el director de la policía secreta) es Aun Sharah, un hombre refinado y astuto de quien Etzwane desconfía. Etzwane desplaza a Aun Sharah de su alto puesto y lo designa Director de Obtención de Materiales, para el disgusto de Aun Sharah.
Shant tiene una provisión deficiente de metales. Los técnicos no pueden fabricar ni armas energéticas ni maquinaria de propulsión. Los viajes se hacen a pie, o por carro de mano, o por medio de globos que atraviesan Shant a lo largo y a lo ancho, enlazados por cables que corren a lo largo de hendeduras. En cierta época Etzwane sirvió como trabajador en el servicio de globos, pero escapó en el Cruce Angwin, con la ayuda involuntaria de un tal Jerd Finnerack. Etzwane recuerda a Finnerack como una persona leal, en quien se podía confiar, y descubre con desaliento que Finnerack ha sido enviado al odiado Campo Tres, para opositores recalcitrantes, en el cantón Glaiy.
Etzwane rescata a Jerd Finnerack, pero descubre que la persona excelente del Cruce Angwin se ha convertido en un hombre amargado, que alienta un rencor tremendo contra el sistema que le ocasionó tanto sufrimiento. Finnerack accede sin entusiasmo a convertirse en el segundo de Etzwane. Asimismo Etzwane recluta para su servicio a Dystar, que es un músico distinguido, y a Mialambre:Octagon, un jurista más bien pedante. Dystar es el padre de Etzwane, pero Dystar mismo ignora esa relación.
Hechos inexplicables ocurren entonces. Sajarano de Sershan desaparece del palacio y su cadáver es hallado en un bosque cercano. Etzwane queda afectado y deprimido por la muerte de Sajarano. Entretanto las depredaciones de los roguskhoi son más y más destructivas. La nueva milicia les presenta batalla, pero como carece de armas adecuadas sufre una serie de derrotas desmoralizantes.
Sin embargo, en Garwiy los técnicos han creado una nueva arma de energía, que confían habrá de decidir la batalla contra los roguskhoi. Etzwane toma una decisión difícil pero necesaria: la producción de collares explosivos deberá ser interrumpida para facilitar la construcción de las nuevas armas. Es una decisión de largo alcance, que preocupa a los integrantes más conservadores de su equipo. Pero antes de que las armas puedan ser entregadas en cantidades adecuadas, los roguskhoi lanzan ataques masivos contra los cantones de la costa Norte.
Los roguskhoi sufren su primera derrota. La satisfacción de Etzwane queda manchada por la casi certeza de que alguien entre sus íntimos es un traidor, que por razones difíciles de suponer intriga para la derrota de Shant. ¿Puede ser Dystar? ¿Finnerack? ¿Aun Sharah? ¿Mialambre? Solamente Aun Sharah dio a Etzwane algún motivo de sospecha, y buena parte de ella es sólo la consecuencia de la personalidad refinada de Aun Sharah. La prueba cierta no existe. Etzwane recuerda a Sajarano y su incomprensible conducta.
Se crea un cuerpo de guerreros especiales: hombres que ya no usan collares. Éstos son los Valerosos Hombres Libres de Shant. Y Etzwane quita también los collares de los cuellos de su equipo más cercano: claramente, ha terminado una época.
Finnerack toma el mando de los Valerosos Hombre Libres y también de los Voladores que hostigan a los roguskhoi desde planeadores armados. Los roguskhoi están ahora en retirada; el gran peligro para Shant ha pasado.
Etzwane arma una trampa para el traidor: Aun Sharah parece ser culpable. Pero niega vigorosamente la acusación y en verdad demuestra su inocencia. ¿Entonces, quién?
Los roguskhoi se retiran hacia el Sur, a través del Gran pantano de Sal y dentro de Palasedra. Ebrio por la eficacia de sus guerreros, Finnerack insiste en expediciones de castigo contra los paladresanos, que ahora parecen ser los instigadores de la invasión roguskhoi.
Etzwane, preocupado por su acusación incorrecta contra Aun Sharah, prohíbe absolutamente tales expediciones. Sin embargo ocurren. Los Duques-Águila de Palasedra amenazan con la guerra contra Shant. Niegan toda responsabilidad respecto a los roguskhoi y exigen que se les envíen emisarios a Palasedra, donde serán provistos de pruebas de sus afirmaciones.
Etzwane, Finnerack y Mialambre vuelan a Palasedra, donde para el asombro de Etzwane encuentra al terrestre Ifness, tan austero y reservado como siempre.
El Canciller de Palasedra no sólo niega toda responsabilidad sobre los roguskhoi, sino que afirma que éstos fueron llevados a Durdane por una nave espacial y desembarcados en un valle de Palasedra conocido como el Engh; y hacia allí se retiran ahora los roguskhoi.
Etzwane, Ifness, Finnerack y Mialambre son transportados en planeador hasta el Engh, donde presencian una tremenda batalla entre los palasedranos y los roguskhoi. La inocencia de Palasedra queda demostrada; la guerra que la imprudencia de Finnerack casi provoca, ha sido evitada.
Unos pocos jefes roguskhoi quedan libres y vuelan hasta el Engh superior, donde les espera una nave espacial. Para asombro de los otros, Finnerack se aparta del grupo y procura embarcar en la nave espacial. Mialambre le reprocha su insana conducta; Finnerack se niega a explicar sus acciones; queda taciturno y se niega a hablar.
En la aldea Chemaoue de Palasedra se resuelven muchos misterios. Las autopistas hechas en cadáveres de los roguskhoi revelan que cada uno de ellos llevaba dentro de sí un asutra: una pequeña criatura parásita que actúa como orientador de su anfitrión. Los palasedranos han quitado esa criatura a Finnerack; por tal medio él fue empujado a actos de traición y de provocación. Etzwane recuerda a Sajarano y su extraña conducta: también él debió de estar infectado.
La invasión de Shant, si es que eso fue, ha sido rechazada. Pero los misterios prosiguen. Una civilización capaz de construir y hacer volar naves espaciales debe ciertamente ser capaz de derrotar a los débiles ejércitos de Shant. ¿Por qué, entonces, los roguskhoi con sus armas primitivas?
Ifness tiende a explicar a los roguskhoi como un experimento en la guerra biológica, armas que se reproducen a sí mismas dentro de los cuerpos del enemigo. Si él tiene razón, la invasión de Shant ha sido un experimento casual, la fase preliminar de una campaña mayor, contra su adversario también mayor. ¿Quiénes? ¿El grupo de los mundos terrenales? ¿El universo del Hombre? A falta de información significativa, Ifness se niega a especular.