PRESENTACIÓN
La violencia en la SF
Huelga señalar que el tema de la violencia es una constante de casi toda la producción artística y cultural de nuestra época. No podía ser de otra forma, en un contexto social violento a todos los niveles; y la SF[1], manifestación cultural característica de nuestra era tecnológica, no podría ser una excepción.
Hay, al menos, dos formas claramente diferenciadas de enfocar el tema de la violencia en la SF. Por una parte, tenemos la SF aventurosa, de acción, que normalmente (aunque no siempre) es la más superficial y se parece en muchos aspectos a otros géneros de aventuras; en ella, la violencia adopta su forma más directa y explícita: enfrentamiento entre individuos o grupos rivales. Las consabidas batallitas de los humanos contra los invasores extraterrestres constituyen el ejemplo más típico.
Pero en la SF la violencia no adopta necesariamente la forma de rayos desintegradores o batallas espaciales. La vertiente más especulativa del género prefiere centrarse en otro tipo de agresión, como, por ejemplo, la que el individuo sufre por parte de determinadas instituciones.
En Cumplimiento fatal asistimos a las vivencias de un hombre acosado sin tregua y de formas diversas por un contexto cambiante, y en El día que murió el viento nos encontramos con una típica situación kafkiana en la que un pacífico ciudadano se ve, de pronto, misteriosamente inculpado.
Pero también las formas más convencionales de violencia, típicas de la narrativa aventurosa, pueden ser retomadas por la SF con una intención crítica o paródica. Es el caso de Santa Claus contra SPIDER, donde el mito de James Bond se funde irónicamente con el de Papá Noel, o de Poco antes del fin, donde el viejo tema del mago y el guerrero da pie a un desmitificador relato en el que la heroica figura del «hombre de la espada» es puesta en el lugar que le corresponde.
No falta tampoco, en la presente selección, el clásico tema del enfrentamiento de los terrestres con una raza de otro planeta. Aunque, por esta vez, los extraterrestres no son los «malos», y sólo usan sus poderes para salir al paso de determinados prejuicios.
Como la SF —la buena SF— en general, que también intenta salir al paso de los prejuicios de nuestra sociedad, una sociedad que dista mucho de estar a la altura de sus inmensos recursos tecnológicos.
CARLO FRABETTI