capitulo II
-¿¿¿¿CUÁL es la condición?????— Nicole estaba tremendamente enfadada y eso le hacía parecer aún más hermosa, si es que ello era posible.
Se había recogido el pelo rubio en un casto moño en la nuca, pensando quizás parecer menos atractiva. Nada más lejos de la realidad. Era alta y delgada, estilizada, de fríos ojos azules, tan hermosa y tan grácil, que tanto Armand como ella le habían prohibido salir de casa. Atraía las miradas de todos, hombres y mujeres, despertaba pasiones y envidias, lascivia y deseos de protección. Un peligro andante. Olivia ya lo había vaticinado, ser demasiado guapa trae problemas, es más práctico y ventajoso ser moderadamente atractiva, se llama menos la atención y se consigue todo lo que se quiere. Alex tenía que reconocer que hasta la fecha Nicole no había sido muy afortunada en la vida, su belleza no le había traído más que problemas. Pero eso era otra historia y no tenía tiempo para reflexiones filosóficas.
Armand también parecía alarmado, pero fiel a su costumbre guardaba un cauto silencio, no le gustaba precipitarse, mejor meditar las cosas. A Alex a veces le desesperaba. Armand de Theux et du Chateau era un amigo de la familia Truchet, lo conocían desde la adolescencia y había sido de gran ayuda cuando las cosas se pusieron feas tras la muerte de Olivia. Demostró su amistad y su devoción por Nicole en más de una ocasión, incluso cuando todo estaba en su contra, y Alex le tenía un especial cariño, era casi un hermano. Años atrás sufrió un accidente y desde entonces cojeaba y había ganado peso pero seguía teniendo una de las sonrisas más maravillosas de todo Paris. Amigo personal de Talleirand había decidido lanzarse en política y Alex le vaticinaba un gran futuro, por inteligencia y honradez. La vuelta de Napoleón solo había conseguido retrasar las cosas, tarde o temprano llegaría a lo más alto.
Además Armand tenía algunas gotas de sangre azul y, lo que en un principio podría haber resultado un lastre, desde que se declarara el imperio, había resultado ser toda una ventaja. La vieja nobleza volvió y los nuevos ricos morían por tener un título que diera lustre a la familia. Teo también estaba, el ilustre Theodore de Theux et du Chateau era el hermano pequeño de Armand. Un payaso adorable de 20 años al que todas querían y protegían como si fuese de la propia familia, a fin de cuentas se había criado entre ellas. Una versión más delgada y joven del bueno de Armand. Pero mucho más divertido y alocado, siempre con una pícara sonrisa en los labios.
—Tengo que estar casada o casarme en el plazo de 6 meses desde que acepte la herencia oficialmente — repitió con toda la calma de que fue capaz — y si abandono Nueva York antes de un año desde que me case todo pasara a mi marido o en su defecto a obras de caridad
Teo lanzó una carcajada cortada inmediatamente por la mirada glacial de Nicole y por la mano de su hermano que, de pie tras él, le apretó significativamente el hombro. Era uno de esos gestos de “cállate o asume las consecuencias” tan propios de Armand y Nicole, ambos estaban cortados por el mismo patrón: Tanto Nicole como Armand estaban vestidos con total elegancia, el hecho de que Paris estuviese ocupada y que acabasen de salir de una guerra no significaba en ningún caso que hubiese que descuidar el aspecto personal. El azul le sentaba maravillosamente a Nicole.
Si durante unos días Alex pensó que podría hacerse con la herencia, fuese lo que fuese, vender si necesario e instalarse cómodamente en Paris junto a Nicole o en Londres junto a Cammy, se había equivocado completamente. La vida cómoda y tranquila que había estado soñando esos días, y era muy dada a las ensoñaciones, no iba a materializarse. De hecho si quería el dinero (y era mucho dinero) no solo tendría que abandonar el continente, la única casa que había conocido y a las personas que había considerado su familia durante los últimos 8 años, además tenía que encontrar marido, y rápido.
—¡¡¡Alex!!!— Se exaltó Nicky al ver su expresión soñadora— Ya estas divagando otra vez, céntrate en el tema — Alex hizo un mohín de disgusto, Nicole la conocía demasiado bien como para no saber cuándo su mente volaba lejos, muy lejos de la conversación y del momento presente. Lo que ocurría con demasiada frecuencia para gusto de todos y de Alex en particular. Desde niña tendía a perder contacto con la realidad, olvidando lo que se suponía debía recordar.
—Supongo que le habrás dicho por dónde puede meterse el testamento, ¿no? — Teo siempre había sido de lo más gráfico, lo que le ganó otra mirada glacial de Nicky, Aunque era difícil de ver para un profano, la buena de Nicole estaba cada vez más alterada
—¿Supongo que habrás rechazado? — reformuló la pregunta
—Aun no he contestado— levantó una mano para acallar protestas— Me quedé anonadada. Ese viejo cascarrabias siempre nos odio. A mi madre, la consideraba una caza fortunas sin escrúpulos, y supongo que pensaba lo mismo de mí. Sabía dónde estaba todos estos años, sabía que estaba sola y no se dignó ayudarme... ¡Ni siquiera sabía que fuese tan estúpidamente rico! Esta es su venganza.
—Es miserable
—El abogado me ha dicho que puedo aceptar, ir a Nueva York y estar allí los 6 meses correspondiente, si pasado ese tiempo no he encontrado a nadie de mi gusto siempre puedo volver, y no tendría que devolver lo ya gastado. Creo que es una solución... quizás pueda volver con algo
—¡Alex! — Nicole se estaba exaltando, aunque su expresión seguía siendo elegante e imperturbable, comenzaba a ser evidente por el estado de las venas de su cuello y el brillo de sus ojos
—No nos queda mucho dinero...
—Por no decir ninguno— Intervino Teo mirándose las uñas
—Nicky— Alex le lanzó una mirada asesina, Teo no ayudaba así, continuó con su exposición — La nueva aventura napoleónica nos ha vaciado las arcas ¿Qué más podemos hacer? ¿Se te ocurre otra solución? No puedo dejar escapar esta oportunidad — Se levantó excitada— Iré a Nueva York, lo tengo decidido
—Milly, di algo! — Ciertamente era extraño que Milly no hubiese intervenido todavía. Alex le suplicó con la mirada
—No puedes ir sola — Dijo la aludida sonriendo, si Milly le apoyaban la partida estaba ganada.
—OH, sois insufribles las dos — Nicole acabo sentándose de nuevo y poniendo cara de mártir
—Vamos Nicky — la conminó Milly acercándose a ella — Alex tiene razón. Aquí no nos podemos quedar, yo estaba pensando proponeros ir a Londres con mi padre en cuanto las cosas se calmasen — Ignoro su cara de protesta— Hay que aceptar la realidad, no tenemos mucho dinero, no tenemos referencias para encontrar trabajo, ni sabemos hacer gran cosa y no nos vamos a poner a robar j ¿no crees?
—Hay otras soluciones, no creo que la mejor sea enviar a Alex al otro lado del mundo para que se case con el primer desaprensivo que pase por su puerta...— Se volvió a levantar moviendo los brazos indignada — OH, no, me liareis con vuestros maravillosos planes de "intrépidas aventureras" que siempre salen mal y luego hay que ir a sacaros las castañas del fuego. Os valéis de que Tess no está aquí y estoy en minoría para imponer cordura — Milly y Alex estuvieron a punto de romper a reír, era cierto que las dos racionales del grupo eran Tess y Nicole, las únicas que ponían freno a sus ideas absurdas, que eran muchas.
—Por eso le digo que no puede ir sola... intento ser razonable. Va a cobrar su herencia. Y no quiero que se case con el primero que pase por su puerta, si en esos 6 meses encuentra a su príncipe azul, perfecto, y si no — se encogió de hombros — volverá a casa contigo cuando la situación esté mucho más calmada, incluso puede que traiga algo de dinero en la maleta
—¿Y quién le acompañara? Ni tú ni yo podemos...
—Las damas viajan con sus doncellas...puedo llevarme a Claire — Al momento se arrepintió de haber dicho aquello, era una estupidez, pero Nicky comenzaba a ceder y no podía dejar pasar la oportunidad
La aludida estaba junto a la puerta, escuchando sin miramientos como era su costumbre, ni siquiera se molestaba en disimular haciendo que limpiaba, al oír su nombre puso cara de horror
—Sí, claro, en eso estaba yo pensando, en seguir a doña cabeza loca al otro lado del mundo, yo me quedo en Paris, faltaría más.— Y con las mismas se alejó moviendo sinuosamente las caderas, provocando una gran carcajada en los dos caballeros presentes
—Creo que Milly tiene razón — intervino Armand — No puedes ir sola...no tienes que contestar hoy mismo ¿no?
—No, pero lo antes posible — Alex respondió cansinamente, Armand era tan lento y racional que a veces le daba sueño, de todas formas su decisión ya estaba tomada y Armand pareció comprenderlo al ver su expresión y el pliegue de su frente — Hay un barco de la compañía en la Havre, esperando mi respuesta, si es positiva debo embarcarme
—Entonces voto por que comamos algo — Le guiñó un ojo dándole a entender que estaba de su lado — ¡Con el estómago lleno es más fácil encontrar una solución!
La comida fue frugal, no estaban para despilfarros, ni siquiera abrieron el comedor, que llevaba cerrado desde antes de la primera ocupación. Por una vez les dio igual y no rememoraron los grandes festines de Madame Truchet. Además Armand había traído un jamón cocido. Era todo un lujo y había que festejarlo, los víveres en Paris escaseaban lo suficiente como para agradecerlo con creces. Alex y Milly estaban decididas a defender el viaje a América y Nicole a echarlo por tierra, el verdadero problema es que nadie podía acompañarle, aunque Alex estaba bien dispuesta a ir sola aparentemente no era una opción aceptable. Debía reconocer que ir sola era una temeridad, ninguna dama decente lo haría y podía pasarle cualquier cosa. Una mujer sola parecía ser un reclamo de problemas. Nicole, para ser la hija ilegítima de una cortesana era de lo más puritana e intransigente, aunque también bastante sensata, mientras que Alex hija de una respetable dama inglesa estaba dispuesta a tirar su reputación por la borda y coger el primer barco a Nueva York, poniendo en riesgo su reputación, su honra y su vida si era necesario
Mientras comían Alex les informó del montante de la herencia: No solo era una cantidad considerable de dinero, también había una enorme mansión en Nueva York, con todo su contenido y por supuesto una naviera, una compañía que tenía en propiedad 6 barcos y grandes contratos en marcha. Era una oportunidad que no podía perder. Significaba estar al abrigo de las dificultades económicas por el resto de sus días. Sería absurdo e irresponsable rechazarlo y todos los sabían. Alex iría, era un hecho, ahora solo quedaba discutir el cómo y con quien.
—Alguien tiene que acompañarte para cuando te acosen los admiradores...
—...¿Admiradores? — Rio divertida — ¿Que admiradores? De mi fortuna querrás decir, y ya soy bastante grandecita para defenderme de los moscones, Nicky
—Poco importa, si quieres encontrar un marido decente, necesitaras una carabina. Nueva York no es la selva, es una ciudad como Londres, con sus normas sociales... bastante más rígidas que aquí — Eso no era difícil, la moral en Paris estaba muy relajada en los últimos tiempos — Nadie se casara contigo si vas por ahí sola como una campesina, poniendo tu reputación en entredicho
—¿Quién te ha dicho que quiero un marido decente? No tengo intención de casarme, pienso disfrutar esos 6 meses y venir a darte la lata de nuevo — Pinchó una gran loncha de jamón e ignoro la expresión de desesperación de Nicole — Allí me espera el Sr Morris, albacea de la herencia, tendré mi casa, mis criados y todo lo que pueda necesitar... ya veré yo lo que puedo sacar, a los 6 meses me vuelvo con todo lo que pueda en la maleta
—Pues yo pienso que Nicky tiene razón — Terció Milly, la aludida levantó la cara asustada, y retuvo su aliento, no todos los días Milly le daba la razón en algo— Si te casas lo tendrás todo para ti, y para casarte tendrás que parecer respetable y decente... y reconoce que lo de cambiar sola de continente en un barco de carga lleno de marineros hambrientos de hembra no te da el lustre que debería tener una buena esposa — Nicole soltó el aire, era evidente que su amiga saldría con una majadería semejante, era mucho esperar que tuviese un poco de seso.
—No, si se casa su marido será dueño de todo, la mujer casada no puede disponer de sus bienes, ¿tengo que recordároslo? Eso es así, aquí, en Londres y en Nueva York... desde el mismo momento en el que salgas de la vicaría si tu marido lo desea no podrás disponer de nada, ni del dinero ni de la compañía — Armand parecía encantado con su plato de jamón, aquello enfrió los espíritus aventureros — Necesitarás su autorización para todo. Supongo que esa era la idea de tu abuelo, que la compañía se quedase en la familia pero no bajo tu mando
Alex sonrió con desgana y pena, había que reconocer que esa estrategia maquiavélica iba bien con su abuelo. Pero Alex pareció encontrar una solución luminosa y empezó a hacer ruiditos y resoplar para atraer la atención de los demás comensales, no podía hablar porque tenía la boca llena. Todos le miraron mientras tragaba con dificultad tan ansiosa estaba por contarles su idea que casi se atraganta.
—¿Puedo hacerle firmar un contrato matrimonial? Ya sabéis un acuerdo en el que renuncie a sus derechos sobre la compañía, aunque tenga que darle una compensación económica valdría la pena, es eso legal?... — Miro con ansia a Armand
—Supongo que sí, no conozco la legislación americana al dedillo... — No parecía muy convencido
—También podrías matarle así serias una viuda rica — Bromeó Milly lo que le ganó un aplauso de Teo
—¿Quién aceptaría eso?
—¿Morirse? Creo que nadie, querida — Ironizó Milly pero Alex la ignoró, seguía pensando en la posibilidad de un contrato matrimonial
—Muy pocos hombres, cielo, el orgullo masculino... — Nicole hizo un gesto con el tenedor para dar a entender que aquel tema sobrepasaba el entendimiento de cualquier mujer
—Yo si
Todas las miradas se volvieron hacia Teo que sonreía de oreja a oreja sosteniendo un enorme trozo de jamón en su tenedor.
—Yo te acompañaré a Nueva York, me casare contigo, sin implicaciones amorosas claro, y tras unos meses de feliz matrimonio acepto morirme y no volver aparecer nunca más. Y todo ello por un módico precio ¿No soy un cielo de hombre? — Tras lo cual se metió en la boca el enorme trozo de carne dejando a todos boquiabiertos.
—Te morirías por mí? — A Alex le parecía una detalla precioso
—Por todos nosotros querida — Explicó Teo con total seriedad— Si lo hacemos bien tendrás derecho a todo, tienes que vivir un año allí, pero si luego lo deseas podrás venderlo todo y volver a Paris
—Y podría ayudaros a todas
—Alex... — Nicole no estaba convencida de aquella descabellada idea
—Es enserio — Teo parecía muy seguro de su teoría y ya parecía haber convencido a Milly y a Alex
—Armand, por favor... — Nicole parecía perdida
—No es tan mala idea — El caballero pareció meditarlo — No lo de morirte, por supuesto, eso es una estupidez y requeriría falsificar documentos y toda una serie de actos delictivos... si te descubren puede costaros la cárcel. Me refiero al falso matrimonio..., Luego solo tienes que divorciarte, el divorcio es perfectamente legal en Nueva York... con un buen acuerdo prematrimonial no habrá problema, en último caso renuncias a lo que te toque por una compensación económica, eso acallará los rumores. Por supuesto, Teo quedará como un caza fortunas y la reputación de Alex algo mancillada...
—Eso no es problema para mí, desde cuando tengo una reputación que proteger? ¿Teo?
—Para mí tampoco— rio el joven
—Puedo preparar el acuerdo y podéis firmarlo aquí... pero os recomiendo que os caséis en Nueva York... todo será más fácil. Tendréis que viajar juntos sin casaros, lo que es ciertamente inconveniente pero los abogados de la empresa querrán comprobar la veracidad del matrimonio al ser una cláusula obligatoria del testamento, mejor hacerlo allí ante sus ojos... No les hables del acuerdo hasta el divorcio, deberías aguantar un año casados, estáis de acuerdo? Tendréis que fingir ser un matrimonio normal y eso no será tan fácil. No creo que pase nada porque Teo venga a Francia o viaje y este tiempo fuera, pero tendréis que estar juntos el tiempo suficiente para dar la apariencia de un verdadero matrimonio
—Armand, te adoro, es una jugada perfecta — Alex estaba a punto de saltar de la alegría, si su abuelo podía jugar sucio ella también.
—Y no sé por qué, yo creo que va a salir mal...