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Amo mío bonísimo y augusto:
Como dezía desde ese momento quedé libre de moverme por la interioridad del palacio del maestro de ceremonias del Papa maguer el peligro era grande pues si los criados me pillaban habríanme acusado como mínimo de robar y hubiera acabado con los barriles cortados en rodajas como dos güevos duros.
El único interés mío era hallar el despacho de Burcardo pues tenía el convencimiento plenipotenciario de que habría encontrado algo que haríame descubrir toda la historia de los estratoburgueses y por ende asimismo de las malas lenguas contra el Papa y también uno de los libros del tal Diebold del qual me había hablado Ciolek osea en una palabra casi todo lo que necesitaba. Lo más seguro era que a esa hora todos estuvieran durmiendo de suerte que si no tenía la mala suerte de toparme justo con el lacayo de antes, quizaes no corría tanto riesgo de finiquitar con los barriles como güevos duros, pero no era fácil moverse en ese puto palacio a escuras y sin vela si demás los ojos todavía me dolían de rato en rato. Me recordaba bien dónde estava el saloncito en el qual habíamos cenado ansí que encaminéme hacia el lado opuesto porque había menos peligro de que me cruzara con alguien. Infelicemente señor amo no veía casi ni papa porque la luz de la luna que entrava por la ventana era lene, y nada más que por casualidad percatéme que pasé por delante del aposento de Sander porque oí como un quejido ohh ohh oooohhh y tuve pavura pero luego me dixe qué imbécil eres Salaì ésa es la voz de la sirvienta enganchándose a la pija, güena chica se vee que está haziendo bien su faena o mejor dicho oíase que esageraba para que Sander siguiese con el rabo de fuera ansí lo mantenía ocupado luengamente y demás puede resultar que luego él la ayude a encontrar un trabajo mejor que el de la fonda donde le dan pocos dineros y trabaja como una mula, y es que en efeto por esto mesmo la sirvienta ha venido conmigo al palacio de Sander osea que espera que la pija de Sander le sirva de puente para algo mejor en la vida, y por ello yo habíame burlado della diziendo trata de fijar bien duro ese puente ja ja si no vendráse a pique como las máquinas volantes de mi padrino.
En el palacio había un silencio horrísono que me dava miedo y de cuando en cuando oíase sólo la grita de la sirvienta. De repente una cosa caliente me rozó la mano y estuve a punto de pegar un grito pero era el jodido gatazo de Sander qué espanto ya yba a darle una patada mas me contuve para que no maullara y me descubrieran. Andove por varios aposentos pero todos parescíanme pintiparados los unos con los otros osea muebles y sillas y cuadros y más muebles y sillas y cuadros y me dixe yo creo que el despacho de Burcardo no está en este lado, ése es estratoburgués y por ende le da por culo la iglesia de Roma, aunque oh casualidad ha llegado a ser nada menos que maestro de cermenonias del Papa ansí que deve ser de esos que quieren llegar muy alto como sea y si no mira qué palacio tiene, y me dixe coño Salaì creo que ya lo tengo, y en seguida intenté orientarme y encontrar una escalera que condujese a la torre y di con ella y era una escalerita estrechita que ascendía hasta una puertecita y traté de empujarla pero hete aquí que estava cerrada. Mi decepción fue tan esuberante señor amo que pensé güeno pues qué pena güelvo a casa mas resulta que sin más ocurrióseme una idea muy güena y genial pues me dixe pero oye Salaì ¿quién puede tener las llaves del despacho de Burcardo sino el secretario suyo? Sólo que Sander ha de tenerlas en su aposento en el qual está jodando con la sirvienta de suerte que yo no puedo entrar porque haríame meter de nuevo en pelota en el arcón. Quizaes guarda una copia en su aposento pero Dios sabe dónde y de todas las maneras seguro que la dicha copia está guardada asimismo bajo llave. Disponíame ya a dezir a tomar por culo me voy a casa cuando me vino a las mientes una idea francamente güena señor amo y habéis de prometerme que os recordaréis della cuando me paguéis osea que si demás podéis tener la gentileza de darme un pequeño aumento porque estimo que me lo merezco. En efeto corrí al punto muy despacito al saloncito en el qual habíamos cenado y en el suelo ayuso de la silla de Sander seguía la vestidura suya que habíasele caído para hazer las guarrerías a la sirvienta y el lacayo no la había visto y por ende seguía ahí. Intromisioné en seguida las manos en los bolsillos de la Vestidura y en efeto había unas llaves dos grandes y dos pequeñas y entre mí me dixe helas aquí he tenido potra. Bolví sin dilación al torreon y en andando oí que la sirvienta había dexado de gritar pero quizaes solamente porque tenía el nabo de Sander en la boca ay Dios quiera que no lo agote tan presto díxeme porque aún necesito un poco de tiempo.
Total que con la puerta cerrada probé primero una llave luego otra y finalmente abrióse y pensé hurra Florencia señor y pasé.
Era una sola estancia encumbrada en lo alto de la torre y tenía ventanas a los cuatro lados y estava henchida de papeles y de libros, y cajones en el cuyo interior había seguramente más montones de papeles y de libros. Al otro lado de la ventana veíanse los tejados de Roma y entre mí me dixe aquí fuera ha de estar la famosa iscripción ARGENTINA osea señor amo ésa por cuya merced supe que para encontrar el despacho de Burcardo había de yr a la torre porque alguien que quiere encumbrarse mucho en la vida no puede hallar mejor sitio para meter sus papeles de trabajo que uno también encumbrado. Y en efeto fuera estava la iscripción ARGENTINA como diziendo queridos romanos panfilotes ¿qué os creéis? yo he construído acá arriba un pedazo de Estratoburgo y que os den. Luego empecé a buscar entre los libros que había por doquiera buscando el de Diebold y deduxio dedug pensé que si tiene figuras como dixera Ciolek pues que seguramente devía ser un libro grande siendo así que al cabo de unos minutos de búsqueda entre los libros más grandes que estavan en una estantería alta abrí uno lleno de figuras mas como no se veía un carajo lo arrimé a la ventana para saber de qué trataba y oh casualidad una vez que hube hojeado una o dos páginas ante mis ojos pareció la figura de aquí:
Pardiós señor amo qué susto que me pegué y me dixe coño pero si éste es el diabro de verdad y me dixe ya ves Salaì es justo lo que tú pensabas, a estos estratoburgueses les gusta el diabro, luego me fijé mejor y eché de ver que de junto a la figura con los cuernos leíase que era Moisés pero quién puede fiarse de los estratoburgueses que para mí tengo que son maestros en dezir bobadas. Pasé entonces al principio del libro y como suponía leí que lo había hecho Diebold Lauber, Ajajajá, me dixe entre mí aora todo encaja.
Híceme la señal de la Cruz y seguí rebuscando aquí y acullá entre los papeles de Burcardo porque además ya no había tantas nubes en el cielo y la luz de la luna agora era menos lene y mis ojos se habían hecho a la escuridad y veía mejor.
Primero hurgué un fajo de cartas todas escritas en tudesco pues sanseabó me dixe ¿quién es capaz de leer esto? Luego encontré otro montón de papelorios osea registros y cuadernos y apuntes y otra montaña de cosas de las quales no entendía un carajo hasta que vino a parar en delante de mis ojos un mamotreto de notas que se intitulaba de la manera subsiguiente:
JOHANNIS BURCKARDI
CAPELLE PONTIFICIE
MAGISTRI CEREMONIARUM
LIBER NOTARUM
Y me lo recuerdo bien señor amo porque se entendía fácilmente lo que quería dezir porque en itagliano es casi igual osea Libro de notas de Juan Burcardo Maestro de Ceremonias de la Capilla Pontificia. ¡Ajá! me dixe querido Salaì esto tiene miga porque en una palabra esto es un diario de todo lo que haze Burcardo como maestro de ceremonias del Papa y en tanto y también en quanto Burcardo es uno de los estratoburgueses aquí dentro ha de haber algo que te sirva para sacarte del jodido enredo en el que te has metido acá en Roma. Empecé pues a leer y en efeto vi que todo él era una relación de las ceremonias que se hazen en Sanc Pedro y en las otras iglesias de Roma para el servicio del Papa pero era un coñazo osea no había nada de malo contra el Papa ni contra los sobrinos suyos osea César y Lucrecia ni nada güeno sobre Estratoburgo o los alamanes, tan sólo la descripción año tras año y mes tras mes de varias ceremonias públicas osea misas y procesiones y recepciones de embajadores y misiones de los nuncios papales y lo que el Papa platica con el Emperador y con el Rey de Franzia y con el de España, y principiaba en 1483 osea ha diez y ocho años y los capítulos estavan divididos en años osea 1483 luego 1484 1485 1486 exétera, en resumiendo cuentas todo era facienda de política de la qual como a vuesa merced os he redicho con redoble no entiendo ni papa antes que nada porque me causa aburrición yo creo que porque me la quería enseñar Lionardo que es más inorante que una vaca ciega y sordomuda, de suerte que a mi la política me haze bostezar más que hablar con una muger cuando recién le he hecho el servicio y estoy cansado.
Ojeé el diario un poco más por acá y por allá, y ya me dezía mejor será que me vaya yendo porque lo que es suerte allá en la interioridad del palacio de Burcardo ya había tenido de sobra, pero hete aquí que justo en esta sazón di en ver el año 1494 osea ha seis años, y pensé oye perdona ¿no es justo cuando murió asesinado Poggio español el colega de Burcardo? Entráronme ganas de veer si en el diario suyo había rastros dello y púseme a buscar por todas partes madre mía qué tute porque además la letra de Burcardo no se entiende un carajo y cuesta lo que no está escrito leerla, amén de que a la luz de la luna con ser preziosa como dize Dorothea leer es aborrecible. En resumiendo cuentas que busca que te busca a la postre di con esta noticia y más o menos sonaba así: «La jornada diez y siete de noviembre Juan María de Podio, clérigo de las ceremonias y colega mio, hacia el amanecer fue muerto miserablemente por Tomaso piamontés criado suyo de cuatro hachazos dados con la parte filosa, que Dios tenga piedad de su alma».
La historia parescía cierta y esacta porque yo la había conoscido tal qual, mas Burcardo habíala redactado de un modo que para mí francamente era impropio porque el pobre De Podio o Poggio español no dexaba de ser un colega suyo y trabajaba en la mesma oficina del Papa, y maguer con seguridad infinidades de vezes habían hablado y bromeado y comido juntos Burcardo había anotado su muerte en dos palabritas y media como si hubiese muerto el gato de la casa suya y no un home y antiguo colega. Aunque aún más estraña era una cosa que Burcardo había escribido pegado a la noticia, y que para leerla con esa puta escuridad me dexé los ojos que ya me dolían:
Poggius Mercurio detur
Mas en ese istante detúveme porque oí un ruido que llegaba del pasillo de ayuso y pensé si me encuentran acá y con las manos en aquestas cosas estoy frito, entonces aguzé el oído para veer si alguien subía las escaleras pero nada felicemente coño qué miedo tan tremebundo, y me dixe Salaì más vale salir desta torre porque si no vas a terminar atrapado como un memo. Así que me levanté topé con un rimero de hojas en vilo y en efeto el rimero cayóse y lo levanté al punto pero al doblarme pisé unas hojas y vi que había dexado la impresión esactísima de mi zapato. Puse entonces una en el escritorio y traté de limpiarla con la manga de mi jubón pero golpié un tintero que allí estava pero que coño yo no vi y manché de tinta esa hoja y un par más que había debajo della. La leche qué mala pata señor amo ahí estava la prueba de que alguien había entrado a escondidas en el despacho de Burcardo y había visto esos papeles, ansí que me dixe güeno a tomar por culo ¿sabes qué? pues que voy a hazer desaparescer estos papeles si total el despacho de Burcardo es una olla de grillos y puede que Sander y su amo crean que estas hojas han fenecido en algún sitio desta maraña.
Ansí que me intromisioné las hojas en los pantalones, cerré con llave muy despacito la puerta del torreón y bajé al punto la escalerilla que conducía ayuso y bolví por los pasillos de las plantas inferiores, y vi que no estava errado porque en verdad había alguien que yba de un aposento a otro y parescía hazer una ronda de guardia porque abría y cerraba las puertas de los aposentos y yba de acá allá sin parar un istante.
En quanto oí que los pasos se alexaban me dixe venga es el momento y fui a colocar la vestidura de Sander en su sitio osea en el suelo del saloncito rogando a María Virgen que no hubiese ya ydo a buscarla.
Luego andove hacia la salida eso sí de puntillas osea lo que se dize despacito para que naide me oyera. Avancé un güen trecho en verdad muy bien osea sin hazer ni un ruidito pequeño sólo que en eso con tamaña escuridad no vi bien por do anaba y mi pinrel siniestro dio en una maceta de no sé qué flor o planta de los cojones que se cayó al suelo y montó un bululú de los mil demonios y me dixe ya está agora sí que me pillan y me puse a anar más rápido que en silencio, y no sé si fue un sueño pero parescióme que los pasos de antes se acercaban más, luego di una patada a algo blando y columbré que ese algo estava Vivito y coleando, y primero llevéme un susto mortífero hasta tanto supe que era el gato idiota de Sander y entonces solté un par de patadones fuertes a diestro y siniestro y así como yo pensé he pillado al gato que ha chillado miaaauuuu así todos habrán pensado que el dicho gato ha rompido la maceta con la planta de los cojones, y luego seguí corriendo lo más en silencio que podía a la par que oí una voz diziendo ¿Oye tú qué hazes acá? Ansí que seguramente habían pillado al gato y lo yban a reprehender a él, cuando yo ya bajaba el tramo postrero de las escaleras hacia la planta baja más raudo que un cavallo, y en llegando a la entrada del palacio de Burcardo tal era el fuego que tenía en los pies que eché a correr como un loco por la calle y no oí siquiera que el portal se cerrase y es que antes cuando había fingido que lo cerraba había notado que el portal de Burcardo por ventura es viejo y no cierra bien ansí que si no tiras fuerte dél no encaja, y corrí señor amo como un rayo sin saber siquiera do yba con la única esperanza de que naide viniera en mi pos del palacio de Burcardo y sólo estuvieran reprehendiendo al gato, y aminoré sólo cuando quedéme sin aliento osea que me puse a caminar porque los pulmones me dolían y estava desplomándome de cansancio, pero eso sí no paré un istante porque eso no lo yba a hazer después de lo que habíame sucedido osea la agresión cerca de la posada de la Campana y es que yo de tonto no tengo un pelo qué caray, porque las calles estavan desiertas y esta vez Dorothea no yba a estar ahí para salvarme.
Al final de la carrera con la lengua de fuera por la falta de aliento me dixe anda si esta calle la conosco y miré bien en mi rededor y vi que casi había arribado a la fonda nuestra y me dixe entre mí qué bien porque ya no podía más.
Como seguía muerto de miedo me dixe voy a hazer una cosa me voy a meter en el cuarto de Lionardo así si en los últimos días alguien ha visto que nos emos trocado los cuartos lo engaño de nuevo.
Llegué y aún antes de cerrar la puerta ya me había asentado en el lecho de Lionardo y dixe oh estoy sano y también salvo que Burcardo se vaya a tomar por culo y por fin respiré y me quité los zapatos de los pinreles que hedían por el sudor de todo el miedo que había pasado, y justo en ese istante señor amo vi con el rabillo del ojo una mano que entrava por la puerta.
Ay los ojos me duelen de nuevo tened la bondad de esperar que he de hazer el segundo enjuague que tras quanto ha acaecido he tenido que reiterarlos.
Vuestro fiel y obsecuente
SALAÌ