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Benignísimo amo:
Acabo de finiquitar la lectura y acto siguiente paso a contar en plata lo que ay en el libro sobre Germania del Tácito este del qual he henchido de notas mi trozo de papel, siendo el dicho libro digno de una lectura toda vez que según mi leal saber y entender suministra informaciones muy válidas con tal de que uno sea rabiosamente inteligente.
Pues bien principia diziendo que para entender do está Germania basta pensar que a la siniestra se halla el Rin y a la diestra está la Galia osea la Franzia de agora; arriba en cambio ay un mar grande que se llama Océano; al otro lado ay otro río llamado Danubio detrás del qual ay otros pueblos, los retos y los panonios.
Los germánicos dize Tácito están hechos así: altos y grandes y de pelo claro y ojos azules, su cuerpo es grande y por ende son aptos para yr siempre al asalto, lo qual es cierto porque por exemplo Dorothea es alta y rubia y a los homes los asalta muy bien. Pero según Tácito los germánicos no soportan muy bien la fatiga y en esto está errado porque la rubia vaya si aguanta el machaque.
Luego Tácito dize algo que me gusta poco y que me ha hecho reflesionar largo y tendido, osea que los tudescos son una raza pura, porque en Germania han estado siempre sólo ellos, y no han sido degenerados por otros pueblos. Pero a mí señor amo esto de la raza germánica pura no sé por qué no me gusta y además me paresce una memada de las gordas, pues siendo Germania por lo que he oído dezir una llanura con poquísimas montañas ¿dónde se ha visto una llanura en la que ay un solo pueblo y que naide lo invade? Otrosí todos los pueblos se mezclan unos con otros y viceversa y yo digo que si uno ve un pimpollo amarillo o negro o rojo pues que juega con ella al choclón con parejo gusto que si fuera blanca y si de eso sale un churumbel ya tenemos la mescolanza porque vamos a ver señor amo ¿quién al menos una vez en su vida no se ha dado un verde con una morenita thurca o africana? Las quales tienen en el pellejo ese sabor tan rico que es perfecto para variar los verdes.
Dispensadme vuecencia mas he oído un ruido; vaya era la criadita de Dorothea que está afuera y me ha visto por la ventana, esperemos que justo agora no le dé por venir.
Después desta memez de la raza germánica, estrañamente Tácito dedica una ristra de esultaciones desmesuradas a los germánicos a saber: son muy puros de moral, los dineros y el oro se los pasan por el forro, son valerosos en la batalla inclusive acarrean mugeres y hijos, no tienen miedo de nada de nada y luchan con cánticos que hazen que se meen de miedo todos los enemigos, en paz son justos y en la justicia despiadados pero imparciales, a los cobardes y traidores los joden vivos, y onran siempre la ospitalidad. Viven en cabañas desparramadas y pobrísimas como ermitaños, no prestan dinero en usura, le tienen respeto grande a la religión suya, cuando un pariente se les muere nunca lloriquean harto luengamente, maridos y mugeres casi nunca se ponen los cuernos, pero como nunca se dan un verde muy jóvenes resulta que la gana la retienen incólume y siempre traen el rabo de fuera.
Total que para Tácito los antiguos germanos eran digamos bárbaros y bestiales, mas eran mucho más onestos que los romanos todos los quales serían refinados pero menudo asco davan por su encarronamiento y corrupción, mientras que los germanos serían inorantes pero eran de alma güena y onestos y valerosos.
Será como dize este Tácito, me dixe entonces, maguer yo he oído siempre que los romanos en batalla no eran mangorreros sino que davan güenos mandobles a todos, y havrán sido también corruptos y desonestos como dize Tácito pero a mí me paresce que al fin y a la postre todos los homes son iguales y si les das la oportunidad hasta los más honrados a vezes roban, verbigratia si tienen gazuza, o un monje que lleva treinta años de clausura y en plántandole una guapa moza el papo en la cara pues a lo mejor dize que sí, lo qual no quiere dezir que todos los monjes sean unos cochinos.
Hasta aquí señor amo a este Tácito lo había tomado en serio, pero luego leí mejor y vi que según él los germanos tenían los Dioses suyos propios y únicos, y oíd cómo se llaman: Tuiscon, que habría nacido de la Tierra, luego su hijo Manno, del qual nació la raza germánica. Y ya aquí me dio la risa porque si yo quisiera hazer una broma a Lionardo me invento algunos nombres de Dioses y luego digo padre mío padre mío venid fijaos qué descubrimiento he encontrado un códice antiguo que revela los nombres de los antiguos germanos pues que estos nombres los inventaría justo desta suerte, osea tan ridículos que la gente piense: estos nombres dan tanta risa que quién va a creerse que alguien ha tenido las agallas de inventarlos.
Deste Manno nacieron luego tres hijos que dieron nombre a todos los pueblos de Germania osea Ingevoni, Erminoni y Istevoni, y cuando leí esto ya me parí de risa y pensé tate ya caigo, hasta un cabeza de chorlito se da cuenta de que todo este libro está inventado de cabo a rabo, pero seguí adelante y leí que según Tácito las distintas gentes de los germanos tenían nombres que suenan como un trablalenguas y perdonad vuesa merced la longitud de la relación suya que aquí anesiono pero tiene miga y ansí vos también os reís un poco: Gambrivii, Vandilii, Tungri, Ubii, Catti, Mattiaci, Aravisci, Vangioni, Triboci, Nemeti, Usipi, Tencteri, Brutteri, Camavi, Angrivari, Dugulbini, Cauci, Cherusci, Veneti, Casuari, Posi, Semnoni, Reudigni, Avioni, Varini, Eudosi, Suardoni, Nuitoni, Ermunduri, Naristi, Quadi, Marcomanni, Anglii, Marsigni, Cotini, Osi, Buri, Elveconi, Manimi, Elisii, Naanarvali, Gotoni, Rugi, Lemovi, Suioni, Estii, Sitoni, Svevi, Peucini, Penni y Bastarni, que es en verdad un trablalenguas para tarugos y nótase a la legua que halo hecho un itagliano de ogaño, pues por allí ha salpicado unos nombres verdaderos y conoscidos como Venetos, Anglii y Svevi ansí uno piensa que los otros también son de verdad. Y señor amo los nombres de pila de la gente suya son asimismo de traca: Albruna, Velleda, Maroboduo, Tudro y otros más que salta a los ojos que antes de escrebirlos Tácito sentóse a la mesa y dixo a ver qué memada me invento hoy.
Luego Tácito escrebió que los germanos como bebida tienen un líquido sacado de la cebada o del trigo, fermentado más o menos como el vino. Lo raro es que Tácito no dize que es la cerveza: ¿pero señor amo quién va a creerse que los antiguos romanos no conoscían la cerveza, que según yo el home la bebe desde los tiempos de Adán y Eva?
Púseme entonces a buscar con atención en el libro de Tácito más mamarrachadas o disparatorios y di con unas melonadas que no se las traga ni la campesina mía de San Godenzo digo la de las tetorras (no me recuerdo señor amo si ya os he hablado della), y reíme tanto que al final me dolían los músculos de la barriga. Por exemplo los germanos según Tácito para mantener calientes en invierno las paredes de las bodegas metían mierda de vaca; luego dize que con ser mucho el frío que haze en Germania, los germanos sólo se tapaban con un sayo sujeto con una hebilla o (ésta es para mondarse) con una espina, y en lo demás estavan en pelota viva, y las mugeres enzima estavan con las domingas al aire, cosa que no pasa ni en la mesma Florencia do en verano haze un calor horrísono. Asimismo en una partida de dados luego que han perdido todos los bienes suyos osea los dineros y la casa y exétera si querían seguir se jugaban inclusive la libertad, y si perdían aceptaban como si nada hazerse esclavos, se dexaban poner grillos y llevar para ser vendidos como asnos, sin dezir esta boca es mía; y me dixe: tiene que ser un genio el que ha pergeñado este camelo sobre Germania y caray que no podíalo hazer más divertido y provechoso porque en efeto sirve para veer si el que lo lee es inteligente o no, porque si crees en esta Germania de Tácito y al punto no te ríes es que eres un genuino cipote.
Sólo tres cosas que dize Tácito no me han hecho gracia: la primera es ésa de la raza pura germánica (que me paresce francamente sospechosa), la segunda es que los germanos bebían como esponjas (y es cierto porque lo hazen aún y yo vilo anoche), la terzera es que hazían sacrificios umanos, osea ataban un home al altar y lo despachaban para honrar a los dioses suyos osea Tuiscon y Manno y exétera: ojalá que también esto no sea más que una patochada de Tácito.
Noramala tenéis que esperar que oigo pasos creo que Dorothea me ha pillado aquí y he de esconder la hoja en la que escribo y a toda priesa.
SALAÌ