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Amo queridísimo y güeno:
Os pido mil perdones por haber zanjado de sopetón la misiva previa pero resulta que la escrebía en el carro de campesinos en el qual bolvía a Roma. Y es que vuesa merced no puede ni imaginarse la gana que entróme de pirarme de casa de Dorothea no más supe lo que os he escribido acerca de Argentina.
En efeto cuando Dorothea dixo la palabra Argentina hube como una iluminación que fue que en la sesera se me concertaron las cosas que teníalas antes hechas un batiburrillo y sin más ilacioné que ese que anoche estava en la reunión, y que yo preguntéme dónde leches lo había visto, era Miguel Sander osea el secretario de Burcardo, el maestro de ceremonias del Papa, y lo ilacioné porque sabiendo que Argentina está por Estratoburgo en latín la sesera dióme un brinco de los que te hazen ilacionar hasta las cosas más recónditas.
Sentíme entonces tan contento y de güen humor que entróme gana de hazer con Dorothea un poco de ejercicios porque además acabava de veerle los tobillos y es que a mí señor amo no sé a vos los tobillos siempre me ponen muy cachondo. Dorothea me dixo que no tenía gana porque había reprehendido a la criadita por haber lavado mal la ropa, aunque tengo para mí que el problema yacía enraizado en que hoy la criadita estava contentísima y cantaba y silbaba y saltaba a los ojos que en su mente tenía algo güeno que habíale sucedido ansí que yo creo que Dorothea que de tonta no tiene un pelo a lo mejor se ha dado cuenta de algo.
Puse yo entonces en su sitio el libro que a la sazón asía y Dorothea llamóme en seguida la atención diziendo no amor su sitio es acá arriba, y yo me mordí bien la lengua pues en verdad no notaba ninguna puta diferencia, inclusive parescíame que donde lo había puesto quedaba mejor porque estava entre otros libros del mesmo color. De todas las maneras como seguía bastante cachondo principié a darle unos besitos en el cuello a Dorothea pero ella repelióme diziendo no perdona hoy no tengo gana mas señor amo yo ya estava poseído por esa idea y cuando me pongo en acción no devo parar porque si no luego me siento mal y me entristezco así que persistí y incursionéle la mano entre las caderas y en las domingas y díxele anda haz un esfuercito y ella dixo que no y yo que sí y al final como la apretaba y le había puesto las manos en la braga Dorothea dióme un bofetón y me tiró contra el mueble de la cozina del qual por el golpe cayóme un cazo en la chola cuerpo de tal qué daño. De resultas dello comprendí que estas tudescas han hartos pros pero asimismo hartos contras porque si no les sale de ahí hazer algo no lo hazen y sanseacabó y inclusive te dan un puntapié en el culo mientras que con las itaglianas si uno porfía con güenos razonamientos y erre que erre siempre las doblegas aunque si son memas luego te lo hazen pagar.
Ansí que a Dorothea le dixe ay que me has hecho daño y ella pues bien que te lo merecías porque resulta que yo soy una muger y no te pertenezco como un jumento o una gallina, y yo dixe sí pero cuando querías el nabo te lo empresté sin hazerme de rogar y te he aguantado toda esa murga de que no desordene y que no rompa aquesto y aqueso. Ella replicóme cómo coño discurres Salaì sabes que eres un cerdo redomado y estás siempre cambiando de opinión y esto me altera, y que todo lo que tocas múdase en guirigay y en efeto lo destrozas y rompes todo, y la discusión continuó un rato hasta que nos diximos vete a la mierda, vete a la mierta tú, zopenco, zopenca serás tú y exétera, y entonces le di un par de escusas tontas diziendo ¿sabes qué pasa? he de bolver a Roma a atender a Lionardo, sólo que como ella de tonta no tiene un pelo echó de ver que estava enojado y que me yba sólo por eso pero estas tudescas son demasiado orgullosas ansí que no me retuvo aunque después cuando yo salía fuése a la cozina y oí un rumor de llantina como esnif.
Fuíme pues con brevedad a hablar con unos campesinos que están cerca de la casa de Dorothea y me adherí a unos carros suyos que a Roma llevan las cosas que venden en el mercado. Despedíme de Dorothea desde afuera y ella no me respondió pero peor para ella porque me gustaría saber cuándo va a tener la inmensa ventura de recebir unos servicios tan güenos como los que yo le he brindado. Pero señor amo a mí no me falta corazón ansí que a los campesinos que transportáronme a Roma inquiríles cómo y también cuándo podíalos encontrar en el mercado de la plaza Navona de suerte que si lo deseo puedo hazer que me lleven a veer a Dorothea que con seguridad he de estrañar muchísimo porque nunca he conoscido una muger tan rica como ella máximamente porque tiene cabellos rubios y dientes tudescos blanquísimos lo qual al cabo dale una resistencia grande a los ejercicios sin estinguirse en demasía siendo eso muy importante en una muger.
El viaje hacia Roma fue luengo y cardinalmente un coñazo pues durante el trayecto no hubo nada bonito ni interesante que veer salvante la hija del campesino que tenía las tetas pequeñas en exceso mas en contrapartida había dos güenas caderas regordetas y veíase que se moría de ganas de hazer guarrerías, empero no le pude prestar ningún servicio porque el pajolero del padre suyo no nos quitaba ojo. El único momento güeno fue cuando los tres paramos para que las bestias reposaran y allí junto había un peñasco grande con una cueva y yo le dixe a la campesina perdona pero ¿qué ay ahí dentro? y ella que desque principiamos la jornada no había dexado de mirarme con fijeza y tenía el trigo ardiendo comprendió al punto que la pregunta mía era una morisqueta de Salaì, y me dixo es una cueva en la qual antaño vivieron los eremitas y es inconmensurable y da mucha pavura porque está llena de grutas y galerías y dentro la voz de los homes truécase como la de un monstruo, y yo contestéle me da miedo yr solo ¿me acompañas? Pero maldita sea el padre que se había alexado un ratito bolvió justo en ese istante ansí que no pudimos quedarnos solos ni hazer un carajo.
En Roma no me encaminé en seguida a la fonda porque ya era sabedor de que ýbame a topar con algún conflito, por exemplo alguno de los espendedores de condumio reclamándome los cuartos que le adeudo, ansí que primero fui do me apremiaba y eso os lo esplicaré sin mayor dilación.
Pero antes fui a la iglesia y asistí ala Sancta Misa y tomé también la Comunión que es poderosísima contra la mala pata ay señor amo a durísimas penas doy con las palabras para esplicarme pero resulta que tengo la sensación de que quanto más sé del guiso de Estratoburgo más me aventuro a que me despachen en serio porque vuesa merced sabrá que el que se mete en embolados ajenos antes o después acaba mal, amén de que en esta facienda el diabro aparesce por todas las partes y no podía tener de acompañante a naide peor que ése.
Adonde fui es a la casa de Ciolek, el qual no se esperaba ni por pienso recebir mi visita, siendo así que un lacayo suyo hízome aguardar largo rato en la puerta, mas luego me dexó pasar y Ciolek mesmo recebióme con sumo contentamiento y dixo bien bien bien ¿cómo está nuestro joven de talento dime qué nuevas me traes del maestro Lionardo el grande genio y por qué no ha venido él en persona a verme? Lionardo os envía calurosos saludos Excelencia mas está enfermo y tiene fiebre y quizaes sea algo contagioso por lo qual me ha mandado a mí a veros pero si lo deseáis vos también podéis ir a verlo a él. Ciolek no dexóme ni acabar y en seguida dixo faltaría más es estupendo que haigas venido tú querido Salaì, porque Ciolek no ha nada de memo y en su faz veíase que no tiene la menor gana de contagiarse, y como todas las personas un poco cluecas en delante del peligro de contagio no anaría a veer personalmente ni a la mesmísima Virgen María.
Entonces le conté una güena trola que fue que Lionardo acá en Roma estudia mucho y está haziendo investigaciones sobre los escriptores antiguos y las obras suyas más esimias y querría informaciones de Ciolek porque conosce su fama de persona cultivada. Con esta escusa hízele las preguntas que quería y principié: ¿es verdad que Poggio halló el manuscrito de la Germania de Tácito? ¿O es una patochada que inventóse él mesmo?
Ciolek que como todos los polacos me paresce que gústale las cosas claritas no se fue por la tangente porque demás habíale dicho que la pregunta era de Lionardo que es respetado en grado sumo y todos creen que en la mollera cobija ideas estupendas porque siempre está calladito con la faz seria, cuando en verdad haze eso porque está escurrido de hablar itagliano mal y latín nada. Pues bien Ciolek dixo pero qué güena pregunta Lionardo es en verdad inteligente como dize todo el mundo y no le sorprendía ni una pizca que alguien tuviera dubitaciones sobre Poggio y sobre Germania porque esplicó que en efeto naide ha sabido jamás bien de dónde coño ha salido esta Germania de Tácito. Algunos dizen en efeto que fue Poggio el que la encontró pero otros están seguros de que fue un tal Enoch de Ascoli que también viajaba a Germania en busca de manuscritos por encomienda del Papa que había a la sazón, sólo que cuando bolvió a Roma el Papa había fenecido y al que lo siguió las cosas antiguas le importaban una higa, y paresce que entonces Enoch bolvió a sus terruños osea a Ascoli en las Marcas con el ánimo de mercar lo que había hallado en Germania y ganar unos dinerillos aunque también se cuenta que sólo ofrecía manuscritos que no valían un comino, ansí que si entre aquestos estava la Germania de Tácito bien puede ser que la gente supiera ya que era una papanduja osea falsa. Sea como fuere, Ciolek dixo que al cabo la Germania de Tácito fue publicada en Venecia ha veinte o treinta años y desde entonces puede leerse en los libros impresos y naide ha hecho ya nada por averiguar por quién fue descubierto ni tampoco de qué suerte. ¿Pero quién tiene este manuscrito? demándele, porque a Lionardo le encantaría saberlo. Ciolek pensó un istante y dixo chico sabes que Lionardo es en verdad un genio como dizen y ha hecho una pregunta francamente güena, porque en efeto tengo para mí que el manuscrito de la Germania de Tácito hase perdido en algún sitio, y yo mesmo no tengo ni idea do puede estar. Señor Excelencia, preguntéle, ¿pero tenemos la certidumbre plenipotenciaria de que Poggio o el tal Enoch de Ascoli copiaron de un manuscrito y no se inventaron esta Germania de Tácito? Porque puede que estuvieran en Germania cuando copíaron a Tácito, pero ¿quién vio qué coño hazían?
Ciolek cogitó un ratito y luego me dixo bueno verás chico, todo esto es un buen mejunje porque en efeto para Poggio o Enoch no era dificultoso traxersse a Roma un manuscrito y dezir: fijaos, este manuscrito es antiquísimo y helo cogido en un convento tudesco. No ay infelicemente un método fiable para conoscer la vetustez de un manuscrito, tan sólo puede dezirse: esta escritura es tan vieja y de estilo antiguo que tal vez es de ha tres siglos, o de cinco o de siete y ansí sucesivamente, pero no ay garantía como las piedras prexiosas que si las miras con la lupa en seguida vees si en la mano tienes un rubí o un pedazo de vidrio rojo que no vale un pitoche.
Pero entonces, repliqué yo, si para distinguir cuán viejo es un manuscrito ay que fijarse en la escritura, Poggio cuando mostraba el manuscrito original podía contar trolas pues las escrituras antiguas sabíalas imitar muy bien, ¿no es cierto? Y si quería las podía imitar a la perfección, y además podía dezir aquesta es antigua y aquesta no y todos le creían a pies juntillas, ¿no es cierto? Ciolek dixo bueno sí la ipótesis que me emites prueva que Lionardo también en este campo que no es el suyo posee un gran cacumen, pues en efeto Poggio era un especialista de escrituras antiguas y era muy bienquisto por todos, por lo qual los pareceres suyos eran muy atendidos y por ende lo que opina Lionardo es plausible. Entonces yo le dixe perdonad señor Excelencia Ciolek si hablo desnudamente pero yo únicamente os reproduzco lo que ha dicho Lionardo, pues bien esta Germania de Tácito paresce una embinción ridiculísima y máximamente diríase que está hecha adredemente para jalear a los Antigüistas de Estratoburgo que no veían la hora de poder dezir que Germania y Estratoburgo son lo mejor de lo mejor como en la época de los antiguos germanos que serían toscos pero onestos y valerosos no como Roma que es corrupta y un nido de canayas justo como ya dixera Tácito.
Ciolek quedóse un ratito sin descoser los labios y luego dixo que esas lucubraciones de Lionardo quizaes eran un poco esageradas aunque davan también en algún clavo, y esplicóme que en efeto Poggio a vezes dezía que había copiado un manuscrito de un autor antiguo, pero hete aquí que como por arte de birlibirloque luego el original del qual dezía que había copiado ya naide sabía do estava, y de esa suerte la copia de Poggio o de los amigos suyos tornábase como un original nuevo. No puede negarse que es harto estraño, dixo Ciolek, toda vez que cerca de Estratoburgo estavan además las oficinas de copia de los manuscritos antiguos el cuyo desempeño era harto semejante. En efeto en la época de Poggio Bracciolini aún no habíase inventado la imprenta y había oficinas que copiaban los manuscritos antiguos y los mercaban. La más importante oh casualidad estava en la región de Estratoburgo y pertenecía a un tal Diebold Lauber de la ciudad de Haguenau (esta vez para no marrar pedíle también a Ciolek que me escrebiese los nombres).
A mí el nombre ese de Diebold Lauber desplacióme casi nada más oírlo maguer no sé dezir el motivo. Diebold había varios copistas que trabajaban para él y copiaban manuscritos que él vendía luego en muchas plazas y ganaba cuartos a raudales. A fin de que los posibles compreros se desayunaran de todas las cosas que podía ofrecer, Diebold distribuía volantes con la relación de las obras que había copiado o hecho copiar a sus escribanos, y luego recebía los pedidos de compra; a vezes también copiaba por encargo. Pero no se podía poner la mano en el fuego por la esistencia real del manuscrito del qual había copiado Diebold, y había que fiarse de lo que él dezía. Los libros de Diebold estavan bien hechos y henchidos de ilustraciones excelentes y hermosas pero un buen día hubo de cerrar su taller de manuscritos porque se inventó la imprenta. ¿Perdonad señor Excelencia cuándo fue eso? Y él me dixo ¿es qué no lo sabes? Ha casi medio siglo, un tal Guttenberg halló la manera de imprimir los libros con prensas como las de esprimir la uva. Era de Maguncia maguer paresce que haiga trabajado sobre todo en Estratoburgo y los socios suyos eran asimismo de Estratoburgo. El celebérrimo Vinfelino estimaba sobremanera a Guttenberg y en los libros suyos hablaba muy bien dél y dezía que el mundo deve agradecer a Germania la embinción de la imprenta y también ay de aquel que se atreva a dezir que nosotros los tudescos no emos inventado la imprenta.
Llegados a eso señor amo me harté de fingir de contino que no me doy cuenta de nada y demandéle perdonad señor Excelencia ¿pero a vos no os paresce también como dize Lionardo que este Estratoburgo aparesce demasiado, y no diríais que este Diebold tenía un nombre que se asemeja también demasiado a la palabra diabolus osea diabro? Ciolek miróme pazguato como si de pronto hubiera echado de ver que el anillo que llevaba felice ha veinte años tuviera pintada una grande pija. Oh bueno sí pero ¿eso aquí que tiene que ver? Y entonces contéle todas las coincidencias raras de la historia de Poggio Bracciolini y de Germania donde siempre surge el diabro osea Angelo Toefl que también es de Estratoburgo, luego la leyenda de la catedral de Estratoburgo con su lago que conduce al Infierno y luego la idea que han tenido los estratoburgueses osea que el verdadero contento del home es el home y no Dios, un pensamiento que a buen seguro al diabro procúrale grande placer porque a él Dios lo llevan los demonios y siempre quiere ocupar su plaza, y luego toda la historia del falso Tácito es algo que seguramente al diabro le gusta un montón como todos los asuntos cochinos de timos y estafas y espejismos y desonestinad.
Esta leyenda es ciertamente interesante, dixo Ciolek, y tu padrino tiene un casco en verdad soberbio, porque verás hijo mío la corrupción de la Iglesia yace cardinalmente por la zona de Estratoburgo osea en Germania y en Holanda, donde por exemplo síguense vendiendo indulgencias no embargante el Papa ha cuatro años las prohibió. Bien que es menester dezir que el inquisidor comisionado por el Papa para Germania deve ocuparse de cosas aún peores, dixo Ciolek poniendo cara del que teniendo muchas cosas que contar preferiría no contarlas. ¿En serio y quáles son? Preguntéle. Bueno verás se trata de Bohemia, dixo Ciolek, osea (si entendí bien señor amo) de una región todavía más a oriente de Austria y próxima a Germania y a Polonia, do están las erejías más aborrecibles que nos podamos figurar. Ciolek me esplicó que en Bohemia ay un montón de sectas erejes y prohibidas que se llaman valdeses y husitas y picardistas y adamitas o fosarios, y se dan a las cosas más repugnantes osea a la magia negra y inclusive a la adoración del diabro. Los llaman adamitas porque viven todos juntos en comunidad como animales osea en pelota y cochinos como el primer home que fue Adán, pero también fosarios porque para que no los encuentren los corchetes se reúnen sólo en el campo en grandes fosos donde naide puede veerlos, y niegan la virtud de los ritos christianos y hazen ritos blasfemos como verbigratia déxanse posesionar por el diabro que espulsa su alma güena y umana y se apodera del cuerpo para sí propio para hazer las peores cochinerías. Los valdeses no están solamente en Bohemia sino también en Franzia en la qual ya han sido condenados por el Colegio de la Sorbona que es la universidad de París, dixo Ciolek, porque hazen magias y encantamientos y maldiciones con la ayuda del diabro para hazer daño a las personas y birlarles sus cosas. Pero están asimismo en Itaglia del norte osea en Lombardía, y el Papa Borgia ya ha mandado a los inquisidores que eliminen a esta mala pécora: su ejecutor en Italia es el inquisidor de Lombardía, en Bohemia el inquisidor de Germania, siendo esto a lo que referíase Ciolek cuando dezía que el inquisidor de Germania ha de atender a cosas en verdad horrísonas.
El Papa, siguió diziendo el polaco, brega con su Reforma desde que era cardenal. Date cuenta de que como español ya había empezado con una Reforma en España convocando un concilio, luego en el cónclave de Pablo II aparejó y hizo jurar a todos los cardenales que el que fuera elegido devía hazer la Reforma de la Iglesia en tres meses tras la elección y lo mesmo hizo en los cónclaves de después. Pero oh casualidad cada vez que un Papa poníase manos a la obra sufría pejigueras sin cuento con invasiones, guerras, thurcos, revueltas y exétera. También al Papa Borgia sucedióle lo mesmo con la venida de los franchotes en Itaglia, los estrangeros a Milán y Nápoles, los thurcos, la jodida Venecia y todos los estaditos itaglianos que davan la tabarra. Pasados cinco años por fin ha conseguido su propósito y en efeto en su Reforma el Papa ha mandado antes que nada que no se han de vender indulgencias, ha dictado luego los castigos más severos para los funcionarios que imponen tributos ilegales o que venden los bienes de la Iglesia y se archivan dineros en la bolsa, lo qual infelicemente ocurre prexisamente en Germania. Otrosí ha hecho algo muy sancto y nuevo que es someter al Papa osea a sí propio ala Reforma, tal que fuese un cardenal o prelado cualesquiera. Ha prohibido también a los homes de Iglesia y también a sí propio comer más de un plato de pasta y uno de carne en cada comida y ya no puédese comer con músicas ni cánticos y danzas sino que mientras se come ay que escuchar la lectura de la Biblia y entre la gente de Iglesia naide pero ni el último de los criados puede tener concubinas.
Y por último díxele que Lionardo y yo emos descubierto, como yo ya sospechaba la vez primera que viéramos a Ciolek y Copérnico, que las maledizencias contra el Papa las hazen circular los estratoburgueses pero no sólo porque le tengan malquerencia al Papa y a Valentino sino por la Reforma que el Papa está aparejando y que si la haze de veras los tudescos y los flamencos ya no podrán tocar las pelotas a la Iglesia de Roma. En realidad, señor amo, como sabéis esageré pues los vituperios sólo se los he oído a los tudescos que estavan en la posada de la Campana y en las reuniones de la casa del padre de Dorothea, y remaché que Lionardo convenía con esta idea porque si no Ciolek podíame dezir Perdona chiquillo pero quién coño eres tú para dezir cosas tales.
Percatéme entonces que mortificado por la historia que le narraba al polaco se le ocluían los ojos y que prefería inorarla o cuando menos no entenderla, mas yo perseveraba para moverlo a la convixión de que todo no podía ser cosa del azar bien que señor amo a estas alturas ya he comprendido que la gente está hecha de esa guisa osea que si le adviertes diziendo oye no haste dado cuenta de que en tu plato de comida han puesto una güena plasta fíjate cómo apesta, y inclusive le pones el plato delante de sus narices todos responden anda no digas bobadas naide puede atreverse a hazer algo así y siguen zampando como si nada porque dentro de su testuz rechazan la verdad que es espantosísima y pestífera, y los que son como Poggio hanlo fácil justo por eso osea porque los timos suyos son asquerosos y descarados, y cuan más increíbles y ridículos son como por exemplo la Germania de Tácito, más pica la gente.
Y como quizaes Ciolek también prefiere tener la plasta en el plato y no mirarla, en lugar de seguir mi discurso púsome él un reparo: perdona Salaì, ¿cómo esplicáis entonces maese Lionardo y tú que el más señero de todos los estratoburgueses como es Vinfelino odiara a los itaglianos, según te esplicó Copérnico, y que Poggio odiara y insultara públicamente a los tudescos? ¿Si tan importante es la Germania de Tácito para los tudescos, como prueva que la tengan entre los libros suyos, no resulta raro que la haiga descubierto prexisamente Poggio Bracciolini? ¿Qué mierda de confabulación es esa en la que los actores principales se odian y se mandan a tomar por culo en delante de todos? ¿Además, persistió Ciolek, si en verdad los estratobugueses han guisado una conjura, sabrías dezirme la causa? ¿Quién les manda montar ese barullo de difamar al Papa? Yo repliquéle señor Excelencia y yo qué sé no tengo visiones mágicas como la gitana a la que visita Lionardo, mas por una vez la dubitación la tenía Ciolek y no yo, y no era una dubitación de memos.
Antes de yrme le dixe a Ciolek perdonad señor Excelencia una última pregunta que a güen seguro querría hazeros también Lionardo que es ¿no tendréis por casualidad vos uno de los libros del tal Diebold o como diabros se llame? Y él me dixo yo no pero si quieres veer alguno seguramente los tiene el maestro de ceremonias del Papa osea Burcardo que asimismo es de Estratoburgo no sé si lo conosces, señor Excelencia cómo no respondíle los de Estratoburgo y yo estamos ya tan apegados como los mocos al naso.
Vuestro fidelísimo
SALAÌ