El juez de Opico
«… el infrascrito Juez, y el Secretario
que autoriza.
CONSIDERANDO:
además de todas las resultantes que se desprenden
de una lectura atenta de los preceptos
del Código Penal en los que se refiere al delito de
estupro;
de los principios del Código de Instrucción Criminal
y de la
Constitución Política, en lo que se refiere
a los derechos de los procesados,
CONSIDERANDO:
repite,
en este caso,
razones de lesa humanidad;
CONSIDERANDO:
que en la noche de los hechos, el supuesto ofensor,
Bernabé Lorenzana Zavaleta,
y la supuesta ofendida,
María Micaela Tobar, hallábanse
en idílico paraje de la campiña salvadoreña, en los
momentos
en que la luna azul lanzaba sus ebúrneos dedos sobre
la faz del mundo
y desde las raíces de la grama tibia elevábase un
humillo aromado
y sensual,
volando en bucles invisibles por los alrededores de la
noche,
y las rosas y los jacintos y los nomeolvides silvestres
abrían
sus corolas a la dulce humedad,
y los pajarillos famélicos saltaban de rama en rama
cantando su pequeña tristeza,
y en la naturaleza todo, en fin, se abría
y cantaba el entendimiento, a la creación, al mutuo
acercamiento, a la comprensión de las almas gemelas
que se reconocen a primera vista,
al amor y a la vida;
CONSIDERANDO:
además, el Infrascrito Juez, y el Secretario que
autoriza,
que la supuesta
ofendida,
María Micaela Tobar,
garrida moza de veintidós abriles,
de ojos negros,
profundos y soñadores
como las pozas que se forman en los recovecos de los
ríos de este país;
de piel blanca,
como la leche de las cabras acostumbradas a parir entre
las piedras;
de larga cabellera mora,
tan larga que no parece que le acabara de caer jamás
desde la nuca;
de labios húmedos y siempre entreabiertos,
en fin,
es digna de todos los homenajes del amor;
y CONSIDERANDO: el Infrascrito Juez,
y el Secretario que autoriza,
que el supuesto
ofensor,
Bernabé Lorenzana Zavaleta,
de 24 años de edad,
gañán prototípico de nuestros campos bravíos,
representante genuino de una raza de batalladores
que se iniciara peleando, con todo el vigor que otorga
nuestra naturaleza exuberante,
contra los conquistadores españoles;
honra y prez de los frutos de la juventud,
potencia de alma y cuerpo que la nacionalidad simboliza, y
con
una
virilidad,
que ya la quisiera el Infrascrito Juez,
y el Secretario que autoriza,
siquiera para dominguear.
Sin más,
el Infrascito Juez, y el Secretario que autoriza,
dicta la siguiente sentencia:
Absuelve en Primera Instancia de los cargos por el delito de
estupro al acusado Bernabé Lorenzana Zavaleta…».