Notas
[1] Stephen King, «On Becoming a Brand Name», en Tim Underwood y Chuck Miller (eds.), Fear Itself, Nueva York, New American Library, 1982, pp. 15-16.
[2] Según la teoría que se defenderá en este libro, The Other no es realmente un caso sobresaliente de terror puro. Lo incluyo aquí, sin embargo, porque normalmente se lo menciona como importante para la génesis del género.
[3] Es interesante hojear un libro de entrevistas como Faces of Fear y tomar nota del número de escritores de terror que citan filmes de terror como su iniciación estimada y permanente al género. Ello es cierto incluso de un eminente pionero como Robert Bloch. Véase Douglas E. Winter, Faces of Fear: Encounters with the Creators of Modern Horror, Nueva York, Berkley Books, 1985.
[4] Por ejemplo, el editor del volumen extremadamente útil Horror literature: A Core Collection and Reference Guide, Nueva York, R. R. Bowker Company, 1981, Marshall B. Tymm, empieza las entradas del género en 1762.
[8] Véase Donald Glut, «Frankenstein Haunts the Theater», en su libro The Frankenstein Legend, Metuchen, NJ, The Sacrecrow Press, 1973.
[10] Desde la perspectiva de la teoría que se propondrá en este libro, la mayor parte de la obra de Poe no encaja dentro del género de terror. Preferiría considerar a Poe como un maestro del miedo, no del terror. Sin embargo, le menciono en esta introducción no sólo porque está, preteóricamente, asociado con este género, sino también porque en su concepción de la importancia de describir las sensaciones psicológicas de los personajes Poe ejerció una influencia crucial y directa sobre muchos de los principales escritores de terror, como H. P. Lovecraft y sus seguidores. 11. Benjamin Franklin Fisher, «The Residual Gothic Impulse: 1824-1873», en Horror Literature, p. 177.
[11] Benjamin Franklin Fisher, «The Residual Gothic Impulse: 1824-1873», en Horror Literature, p. 177.
[12] Se pueden leer, por ejemplo, la novela de los sesenta Dagon en parte como un homenaje de la vanguardia a Lovecraft.
[14] Otra fuente de entretenimiento de terror para baby-boomers fueron, sin duda, los libros de cómics.