NOTAS
[1] Debemos de precisar que en la presente obra emplearemos la clásica cronología empleada para dividir la historia mundial. La historia mundial fue dividida, por los eruditos cristianos, en un periodo anterior al nacimiento de Jesucristo y en uno posterior a su nacimiento, periodo este último en el cual todavía vivimos. Sabemos que el uso de esa cronología fue justificada por la influencia de tal personaje en el desarrollo histórico, especialmente en Occidente. No emplearemos, por considerarlo poco práctico, la división cronológica introducida por ciertos investigadores del siglo XX que dividen la historia en antes del primer rebrote o «antes de los zombis» (a. Z.) y «después de los zombis» (d. Z.). Es poco práctica debido a que, en primera, es una cronología que no se ha empleado de manera generalizada ni siquiera en tiempos recientes, pero, principalmente, porque es equívoco denominar al año 509 a. C. R. (que para los defensores de la cronología «zombínea» sería el año 0) como el primer año en que aparecieron zombis, pues tal año fue el primero en el que aparecen solamente para Occidente. Entendiéndose por Occidente a Europa, lo que estrecha las cosas. En otras partes del mundo ya habían aparecido resucitados antes de aquel año por lo que, para una historia mundial, no es apropiada, ni es práctica, esa cronología. Se puede objetar a ello que la división de a. C. R. y d. C. R. también refiere a una religión primordialmente occidental, no obstante, el origen de esa religión, como de Cristo, no es occidental. Y el desarrollo de esa religión tampoco es privativamente occidental, además, el cristianismo ejerció en tiempo posterior a la Antigüedad un papel de alcance global. Una razón más para no emplear la división histórica en a. Z. y d. Z., es la argumentada por teóricos y filósofos de la historia como José Gaos y Topolsky quien dice que tal cronología es adecuada para una «historia de los no-vivos» mas no para la Historia en general, que es el recuento de los hechos y acontecimientos del ser humano vivo. La «historia», por definición, estudia el desenvolvimiento de los hechos de los humanos vivos y, aun cuando los zombis sean parte esencial de ese desenvolvimiento, el estudio privativo del aspecto zombi no es suficiente para comprender a la «historia». Decir que la historia que da cuenta de los (rebrotes y desapariciones de los) zombis es la única historia posible es como decir que el estudio del tema político, el de las enfermedades, o cualquier otro, agota por sí solo a la historia humana o que es suficiente para comprenderla en su totalidad. <<
[2] Aunque el que no muestren ni dolor ni placer no necesariamente significa que no los sientan; pueden sentirlos pero ser incapaces de mostrar exteriormente su dolor o su placer. <<
[3] Con este vocablo es designado desde la Antigüedad al aniquilamiento absoluto del zombi. <<
[4] Si se es un Líder. <<
[5] Esto especialmente cierto en las filosofías epicúrea y estoica y es una de las razones de su gran influencia y éxito en la Antigüedad. <<
[6] Los griegos comenzaron la costumbre de guardar la sangre de los zombis desde el Rebrote Greco-Persa con la intención de infringir un castigo especialmente cruel a aquellos que atentaran contra la supervivencia de los diferentes Grupos de Supervivencia de los helenos. Se trataba de castigar con la zombificación y con la posterior muerte a aquellos que, según la opinión de los jueces, habían causado la zombificación a miembros de su propio Grupo. <<
[7] Según especulaciones, que vienen desde el siglo XIX, se dice que la sangre de zombi conservada por los atenienses ya no poseía ningún tipo de eficacia. Recuérdese que ya habían pasado más de seis años desde el último resucitado en Grecia, y quizá la sangre tomada por Sócrates era de un zombi mucho más anterior. <<
[8] En esta misma época surgió la costumbre de que a los sabios, como a los grandes Líderes, se les llamara «Revivos». En cambio, el que un individuo dijera que alguien había viajado al mundo de los muertos, al Hades, se comenzó a tomar como cierto insulto (evidentemente en contra del que se diga que va, que fue o que irá, al Hades). <<
[9] Porque «República» es un término que proviene del latín (res publica, los asuntos de todos) que evidentemente no emplearon los griegos de su época. <<
[10] Transcripción basada en la traducción al castellano del siglo XIX hecha por Patricio de Azcárate. <<
[11] La costumbre griega de enterrar a los muertos, para la época de Sócrates, se continuó pero cuidando de destruir el cráneo antes de proceder al enterramiento. <<
[12] En lo que quedaba de Atenas. <<
[13] Los platillos voladores eran conocidos desde temprano en la Antigüedad. En Grecia muchas veces se les consideró apariciones de las «armaduras» o de las carrozas o transportes de las divinidades menores. Pocos escritores o investigadores de la Antigüedad dicen haber sido testigos presenciales de un avistamiento de platillos. Aquellos que afirman haberlos visto poseen poca credibilidad en este hecho, como Arato y Ovidio. Para muchos, incluyendo a Aristóteles en su Física, los platillos voladores eran producto de la imaginación exacerbada o de la mitología y nunca existieron en realidad. Ningún antiguo, que se conozca, relacionó los platillos voladores con la existencia de vida en otros planetas o en otros «lugares» del cosmos o del mundo supralunar, como diría Aristóteles. <<
[14] Término que tiene el significado de sobrevivir pero plenamente vivo, sin convertirse en un no-muerto. <<
[15] Los sofistas consideraron que «injusto», «inmoral» y «vicioso» era una misma cosa y consideraron que todos los vivos con esas características son los más «fuertes» que puede haber entre los humanos. <<
[16] Postura similar a la de los estoicos y a su aseveración que asegura que los vivos desempeñan diversos roles en la vida los cuales deben de respetar. Además de que deben de cumplir con los deberes emanados de ellos. <<
[17] Ya no podría hacer eso porque obviamente su esclavo ya estaría muerto. <<
[18] Esta es una noción que es muy similar a la que tendrá Marco Tulio Cicerón: el vivo ignorante y perverso puede ser y de hecho es un esclavo (metafóricamente) de sus pasiones. Antecedente directo e inspiración de la postura en la que se dice que el vivo ignorante y perverso es un zombi —metafóricamente—, y que veremos más adelante expuesta por el mencionado Cicerón (capítulo VI). <<
[19] Noción parecida a la de ciertas filosofías y religiones ascéticas de la India. <<
[20] Como dijimos, Sócrates fue condenado a transformarse en zombi. El filósofo habla de esta manera desconociendo que nunca se convertiría. <<
[21] Aquí se opone a la noción que muchos griegos tenían, después del siglo V a. C. R., de que el referir un descenso al Inframundo es proferir un insulto al que descendió. Sócrates para nada cree que el dirigirse al Hades y volver de él es como regresar de la no-muerte a la vida. Tampoco cree que el descender al Hades es un símbolo de impureza, de la misma manera en que eran considerados impuros aquellos que estaban en contacto con los no-muertos (como los que se dedicaban de profesión y por una paga a cazar zombis, los «necrodestructores») o con los muertos (como los doctores o los incineradores). Para el griego, aquel que había tenido contacto con zombis y cadáveres muertos estaba impuro y no podía ni entrar en un templo, ni tocar nada sagrado, ni presidir una celebración pública, ni tener relaciones sexuales sin antes lavarse, además de que también recomendaban que esos individuos no entraran a sus casas con la ropa con que habían estado en contacto con muertos y no-muertos. <<
[22] No tiene la capacidad de sentir amor porque este sentimiento es uno que es propio del alma. Y el alma, en esta teoría, está «atrofiada», como dice Sócrates, por haber perdido la especial unión que tiene con el cuerpo. <<
[23] Después de que pasara un eclipse, que los generales macedónicos consideraron de mal augurio. <<
[24] Esto se corrobora en la circunstancia de que los zombis ven a los demás vivos, al fuego, además de que huelen y escuchan, y sienten con su piel; y todo ello aún cuando no sintieran ni dolor ni placer. <<
[25] Y en esto se adelantó Aristóteles a ciertas teorías modernas, aún no corroboradas, que establecen que la condición de zombi es una «enfermedad» transmitida por un virus que se puede encontrar en los fluidos corporales. Desconocemos con puntualidad a qué tipo de sustancia se refiere Aristóteles. <<