La obra de Lucio Anneo Séneca continúa el impulso de aquellos textos de los estoicos elaborados para ayudar al vivo no-sabio. Pese al tormentoso momento histórico que le tocó vivir, Séneca el Joven pudo dedicarse a la filosofía. Por igual pudo difundir aún más en la clase alta o patricia de Roma a la filosofía estoica. En el emperador mismo, Nerón, marcó una fuerte impronta.
Los valores estoicos condujeron algunos de los actos del emperador, quien poseía una mente atormentada y una actitud veleidosa, características que fueron controladas por la filosofía que le inculcó su maestro Séneca y otros de sus allegados.
Para los tiempos de la madurez de Séneca ya había acontecido en Roma su Primera Época Dorada cultural, en la cual florecieron pensadores como los escritores Virgilio, Horacio, Catulo, Terencio Varrón, Tibulo, Propercio, Ovidio o el ya revisado Lucrecio o los historiadores Tito Livio y Salustio. Séneca pertenece a un segundo esplendor cultural que incluye a eruditos como Tácito, Suetonio, Quinto Curcio Rufo, Quintiliano, Petronio, Cayo Valerio Flaco, Marcial (quien realizó muchos poemas en torno a los muertos vivientes), Juvenal (famoso por satirizar muchas veces el tema de los zombis) o los Plinio y otros.
La importancia de Séneca trasciende el ámbito cultural porque él no solo influyó en la política de su tiempo, que era la política del mundo entero conocido, sino porque sus textos significaron que el público en general poseyera un material más de apoyo en su diario sobrevivir. Sus textos fueron también leídos fuera de los círculos de los poderosos: a la plebe y a los esclavos también les fue de ayuda. La filosofía llegó a las masas, al menos a las de Roma e Italia, Galia e Hispania. Aunado a ello, Séneca trascendió la pura filosofía teórica al emplearla en la creación de sus obras literarias. Sus tragedias y sus poemas están impregnados de estoicismo, explícito e implícito.
El Imperio Romano vivió una época de tranquilidad tanto en el ámbito de los no-muertos como en el de las luchas internas y el de las guerras externas. Para el tiempo en que Séneca nació, a fines del siglo I a. C. R., el Imperio dominaba diversos pueblos desde las Columnas de Hércules hasta el Irán y desde las actuales Islas Británicas hasta el nacimiento del río Nilo. Los romanos habían tenido la ventaja estratégica de poseer experiencia controlando zombis de manera directa desde el Tri-Rebrote del 245, por lo que para cuando comienza el Rebrote del Mediterráneo en el 107 a. C. R., estuvieron aún más preparados que el resto de los pueblos antiguos occidentales para hacer frente a un despertar de los muertos tan masivo, amplio, peligroso y veloz. Para esa fecha todo el sur de Europa, el norte de África y el Medio Oriente comenzó a ver cómo sus muertos resucitaban. Algunos pueblos desaparecerían casi completamente después del Tri-Rebrote como los cartagineses y la dinastía ptolemaica junto con la mayoría de la población egipcia.