Texto que debe leerse en filigrana a través de todas las hojas de este libro
(TEXTO QUE DEBE LEERSE EN FILIGRANA A TRAVÉS DE TODAS LAS HOJAS DE ESTE LIBRO)
Aquí está presente quien quiso ser marino, fue cadete del Alcázar toledano, teniente en El Ferrol, capitán marroquí en 1915, comandante a los 23 años; dio el Tercio con él y a poco fue teniente coronel. Matamoros no le llamaban, pero lo fue. Coronel por méritos de guerra, general a los 33 años, la República le dio ocasión de ejercer su talento; aplastó en 1934 las sublevaciones de Asturias y Cataluña; preparó la suya de acuerdo con Sanjurjo, Mola, Queipo, Cabanellas y otros generales republicanos. Venció. Murieron muchos.
Durante más de 30 años supo llevar a España por el camino que le señaló, en 1936, su exjefe, en Salamanca; el del silencio y la ignorancia. Nunca le importó la palabra dada. Fue un político verdadero y quedará de él recuerdo imperecedero. No por nada su monumento se llama, con justicia, el Valle de los Caídos.