Agradecimientos

La palabra «gracias» no expresa ni de lejos mi gratitud hacia Sloan Harris, mi agente, amigo y, si hace falta, loquero ocasional. No existe temor que no puedas disipar ni problema que no puedas resolver. Muchas gracias por tu sabiduría, tus acertados consejos y tu infinita serenidad a la hora de trabajar bajo presión. Lo aprecio mucho más de lo que imaginas.

Y lo mismo va por Marysue Rucci, quien hace ya casi diez años que es mucho más que una editora: MSR, has sido mi animadora y mi confidente, además de una consejera tan sabia y leal que ya casi ni concibo una vida como escritora sin ti. Desde las primeras sesiones para aportar ideas hasta el texto final corregido, has mejorado este libro de mil maneras distintas.

A toda mi familia en Simon & Schuster, muchas gracias por vuestro brillante trabajo y por vuestra creatividad. Jon Karp, Jackie Seow, Richard Rhorer, Andrea DeWerd, Tracey Guest, Jennifer Garza, Jessica Zimmerman y Felice Javitz: sois el mejor equipo con el que cualquier escritor podría soñar. Mi especial agradecimiento a Aja Pollock por su contribución a la hora de mejorar el manuscrito y a Emily Graff por todo. Literalmente.

Muchas gracias también al increíble equipo de ICM: Maarten Kooij, Kristyn Keene, Josie Freedman, Heather Karpas y Shira Schindel. Agradezco vuestros sensatos consejos, vuestras estupendas ideas (y, por supuesto, vuestras votaciones). Muchas gracias por vuestros expertos consejos en toda situación imaginable.

A todo el excelente equipo de Londres: muchísimas gracias por vuestro ilimitado entusiasmo y por las fantásticas ideas que habéis aportado desde la gestación de este libro hasta su publicación. Hace ya más de una década que trabajamos juntos y me siento en deuda con mi adorada familia británica. En Harper Collins, gracias a Kate Elton, a Lynne Drew, a Claire Bord y a Louise Swannell. En Curtis Brown, mil gracias a Vivienne Schuster, a Betsy Robbins, a Sophie Baker y a Claire Nozieres.

A mis amigos, siempre tan generosos con su tiempo y experiencia: Wendy Finerman, Hillary Irwin, Matthew Hiltzik, Josh Wolfe, Kyle White y Ludmilla Suvorova. Y a todas mis chicas, ya sea en Nueva York o en cualquier otro rincón del mundo: os mando a todas un gran abrazo y os ruego que nos veamos pronto para tomar unas copas. Y con «pronto» quiero decir mañana mismo.

Soy incapaz de expresar con palabras la gratitud que me inspiran Mallory Stehle y Tracy Larry, sin las cuales este libro jamás habría visto la luz. Siempre formaréis parte de nuestra familia.

Papá, mamá y Dana: os quiero muchísimo. Gracias por ayudarme a tener los pies en el suelo y a mantener (más o menos) la cordura, y por haberme ofrecido vuestra ayuda, vuestro apoyo y, especialmente, vuestra alegría…, como siempre habéis hecho. Gracias a toda mi familia, por vuestros ánimos y comprensión y por saber siempre cuándo no preguntarme por el trabajo: Bernie, Judy, Seth, Sadie, la abuela, el abuelo, Jackie, Mel, Allison, Dave, Sydney y Emma. Los dos últimos años han sido una locura, pero no los habríamos superado (ni disfrutado) sin todos y cada uno de vosotros.

Y, muy especialmente, gracias a mi esposo, Mike, que lo hace todo posible. Este libro jamás habría pasado de ser una efímera fantasía sin tu apoyo, tus sugerencias, tus ideas y tus concienzudas lecturas durante las distintas etapas. Nunca te agradeceré lo bastante todas las cosas que haces, ya sean grandes o pequeñas, para colmar mi vida o, mejor dicho, nuestras vidas. A R. y a S., gracias por hacerme más feliz de lo que jamás había imaginado. Me resulta imposible no sonreír cuando os tengo cerca. Os amo a los tres con todo mi corazón.