Epílogo

Ciudad Avalon, Nueva Avalon
Marca Crucis
Federación de Soles

8 de Abril del 3065

Katrina intercambio un gesto amable por el saludo de los dos uniformados, y bien armados, centinelas de palacio. Pasó entre ellos y atravesó el arco metálico, el cual emitió un ligero zumbido. Se detuvo en la entrada del siguiente corredor, lanzando una inquisitiva mirada a Richard Dehaver quien la seguía.

 

– Vuestra bisutería, – explico. – Tengo la sensitividad puesta al máximo –. Una gran ventana de espejo de ferrocristal ocupaba parte de la pared cercana, y él hizo un gesto hacia su reflejo. Una sección de la ventana se iluminó en verde. – Alteza, – dijo e hizo un gesto a Katrina para que encabezara de nuevo la marcha.

 

Esta sección del palacio estaba reservada para los oficiales locales del Ministerio de Información, Inteligencia y Operaciones. Consistía en cuatro cortos corredores dispuestos en una serie de intersecciones en T, lo cual creaba cierto numero de corredores ciegos conforme mas se adentraba uno. 
Katrina estudio la disposición como si nunca la hubiera visto. De hecho, había pasado casi un año desde su ultima visita a estas oficinas. Los datos del MIIO llegaban a ella a través de Dehaver y de unos pocos mas. Generalmente no había necesidad de que ella interfiriera con los agentes locales o de que interrumpiera su rutina. Sin embargo, hoy si la había.

 

– ¿Sabemos ya donde está?– preguntó ella.
– Jackson Davion piensa que vuestro hermano está en Thorin, planeta que usó como base de preparación para su paseo por la Federación de Soles. Thorin y Muphrid son ambos planetas seguros para él, y con el General Sánchez creando todavía problemas en Tikonov, pensamos que Víctor querría permanecer en su base mas adelantada. Además, los Hombres del Príncipe y la Legión Extranjera están allí, y tenemos una identificación positiva de la mujer de los Clanes, Tiaret –. Dehaver se encogió de hombros. – Todavía tenemos agentes trabajando para confirmar la presencia física de Víctor –.  
– ¿Y Morgan Kell? –
– Ha desaparecido de la vista. Puede estar de camino al Cordón de Defensa de Arc Royal –. Dehaver se cepillo el frontal de traje, alisándose su chaqueta. – El CDAR es otro de los posibles destinos para Víctor. Según todos los indicios, Alteza, vuestro hermano está necesitado de un serio descanso y de una temporada de rehabilitación –.

 

Ella asintió, y después dejo que la conversación decayera mientras Dehaver daba un paso adelante para alcanzar la puerta y teclear el código correcto en el terminal de la pared. Un zumbido le indicó que el cerrojo había sido desactivado, y la puerta se abrió con un fácil movimiento de la mano.

 

Katrina nunca había visitado la oficina de Dehaver, pero siempre había asumido que era un lugar digno de su ayudante de inteligencia. Espacioso y lleno de subalternos para mantenerle bien informado de los sucesos recientes y de los informes de operaciones. Paneles de madera y moquetas silenciosas.
Fotografías de dignatarios que conocía en las paredes, y ciertamente, también una de ella. La realidad, como solía ocurrir últimamente, era menos impresionante que sus fantasías.

 

Dehaver entró y se deslizó por el lateral de un pequeño escritorio de metal, difícilmente mas ancho que su silla. Tuvo que hacerlo, con el fin de hacer sitio para ella. Cerrando la puerta tras ella, Katrina encontró que aquel lugar era positivamente claustrofóbico, incluso con ellos dos solos como ocupantes. Tres metros de lado a lado, con paredes de yeso austero y sin ventanas, fácilmente podría haberse convertido en un hueco cerrado. Su guardarropa era mas grande.

 

A pesar de todo, Dehaver si tenia las fotografías. Una de las paredes estaba cubierta con instantáneas de Víctor, Tancred Sandoval, Jerrard Cranston y Galen Cox. Morgan Kell, George Hasek y Robert Kelswa-Steiner. También encontró a su hermana Yvonne, a algunos oficiales de la ComGuardia y a una enorme mujer de piel oscura que tenia que ser la guardaespaldas de los Clanes de su hermano. Su propio retrato colgaba cerca de la puerta, tan cerca del marco que parecía como si estuviese escudriñando la habitación, espiándose a sí misma y con Dehaver para asegurarse de que todo era adecuadamente manejado.

 

Él recogió el lienzo sin marco que sobresalía a un lado de su escritorio y lo colocó sobre una de las esquinas del mismo. – Aquí está, – dijo. – Podría habéroslo llevado –.

 

Por supuesto, podría haberlo hecho. Pero Katrina no quería tener que esperar mientras escuchaba decir que el ultimo Starling había sido llevado a su palacio. Se inclinó sobre él para mirarlo como si fuese una serpiente venenosa en un zoo, con respetuosa cautela incluso a pesar que la criatura estaba detrás de un cristal. Dehaver lo inclinó para que ella pudiera verlo mejor.

 

La pintura tenia un estilo mas realista que el normalmente utilizado por Reginald Starling. Katrina estaba caricaturizada en Princesa Sangrienta IX como una bruja marchita con los ojos inyectados de sangre y astillas ennegrecidas en lugar de dientes. Dos coronas chillonas se asentaban torcidas sobre su cabeza. 
Ropas salpicadas de gemas colgaban torpemente sobre una figura esquelética. Su pelo dorado, aunque pulcro y lustroso, caía en grandes coletas hasta apilarse sobre sus hombros, o descendía en forma de mechones hasta formar una maraña alrededor de sus pies. La escena entera hablaba de vanidad y de podredumbre interna, y habría sido suficiente como para ordenar la muerte de Starling otra vez, incluso sin el resto.
En una de sus manos parecidas a zarpas, la Princesa Sangrienta sostenía un planeta, sus dedos se hundían en la corteza para desmenuzarlo lentamente. Gotas de sangre caían del orbe moribundo. Su otra mano estaba extendida por delante de ella, moviendo los hilos de un bastidor del cual colgaba una marioneta. La marioneta solo podía ser el mismo Reginald Starling, manejando un cortaplumas empapado en pintura roja y usando una segunda hoja para cortar los hilos que le ataban a su malvada señora. Mirando mas de cerca, Katrina vio que su distorsionado doble realmente estaba sacando su marioneta no de una caja, sino de un ataúd cercano. La lápida al fondo era el objeto mas perfecto de toda la pieza, dibujada en un pequeño trozo de lienzo en blanco. El nombre que había sobre la piedra decía, ‘Sven Newmark’.

 

– ¿Este no es el original? – pregunto con voz apretada.
– No Alteza. Ya hemos encontrado al artista encargado de realizar la copia, y le hemos detenido en consecuencia. Sus comentarios fueron que el original es incluso mucho mas perturbador –.
– ¿Encontrado donde? –.
– Aquí, en Ciudad Avalon, – dijo él. – Ha dicho que fue contratado por teléfono y que trató solo a través de intermediarios. Starling, o quien realmente sea, aparentemente se ha instalado en Nueva Avalon –.

Katrina miró fijamente a su ayudante de inteligencia. – ¿Y cuanto pide esta persona? –. Dehaver dio la vuelta a la pintura. La nota de chantaje estaba pintada en el lado opuesto del lienzo, firmada con una artística floritura. – Diez millones de kronens. De acuerdo con la nota, eso es la mitad de lo que Ryan Steiner y vos pagasteis por el asesinato de vuestra madre. Diez millones y desaparecerá en la Periferia con el original, seguro y a salvo a menos que le ‘trastornemos’ de nuevo –.

 

Katrina cruzo los brazos y frunció el ceño. – Incluso desde la representación de Víctor en la conferencia de la Liga Estelar, esas acusaciones se nos están hiendo de las manos......–. Dehaver no mostró signo alguno de preocupación o incluso de haberla oído. – ¿Cuáles son vuestras ordenes Alteza? –

– Encuentra a ese hombre, Richard. Haz lo que consideres necesario para sacarlo a la luz. Después tráelo aquí. – Su dura mirada le atrapó, y se mantuvo hasta que él hizo un gesto de asentimiento.

 

Dehaver sabia que era lo que ella quería. Vería como se podría hacer. En unos pocos meses, Katrina esperaba librarse de las tormentas que últimamente se habían amontonado en el horizonte, oscureciendo los cielos. Aparentemente Víctor había desaparecido, y la guerra civil parecía estar apagándose como una vela gastada. Podrían quedar unos pocos caballeros rebeldes con los que enfrentarse, gente como George Hasek y Tancred Sandoval, pero que difícilmente podrían aguantar en solitario.

 

Hizo una pausa para echar un ultimo vistazo a desagradable lienzo y se volvió hacia la puerta. Demasiado para Sven Newmark.....
Ahora era el momento de barrer el tablero y limpiar los peones restantes.

 

...........

 

Mansion Hawkins, Muphrid
Teatro de Operaciones Libertad
Alianza Lirana

Permanecer en la Mansion Hawkins de Muphrid ponía a Jerry Cranston nerviosos. El planeta estaba drásticamente indefenso, y descansaba en la ilusión de que su escaso valor estratégico le protegería de los lealistas de Katherine. Y la Mansion Hawkins tenia toda la seguridad física de un parque publico. Sus viñedos proliferaban lo largo de todo el paisaje, y en estos momentos estaban bajo las atenciones de un torrente de temporeros.
La vendimia era una operación complicada, las reservas de esta temporada se dejaban reposar abajo mientras que la selección de años anteriores se sacaba de las enormes bodegas subterráneas y era enviada al exterior. Los propietarios, Todd y Shelley Hawkins, organizaban suntuosas fiestas, lo cual atraía a nobles, directivos de grandes corporaciones y estrellas del holovideo al igual que a invitados de un fin de semana.

 

Cranston solo podía esperar que ninguno de ellos supiera que estaban compartiendo la mansión con Víctor Steiner-Davion. Esto era lo mejor que había podido obtener, queriendo mantener a Víctor cerca de su base avanzada en Thorin sin tener que preocuparse excesivamente por su seguridad. Esconderse a plena vista, un esquema concebido por Tiaret, Morgan Kell y él mismo. Parecía estar funcionando, pero todavía le ponía nervioso.

 

Cranston se encontró con Kai Allard-Liao justo cuando salía de la habitación de Víctor en un ala desierta de la casa. – Te está esperando, – dijo Kai.
Como si Víctor, o cualquiera de ellos, estuviera haciendo mucho mas esos días. – ¿Algún cambio? –preguntó Cranston.
Kai se encogió de hombros, un esfuerzo mas bien torcido con su brazo derecho ocupado. – Come cuando le ponen la comida delante. Lee mucho, informes de batalla, noticias de mundos variados, mensajes personales. Siempre está trabajando en planes para reconquistar Tikonov o para lanzar un asalto contra Nueva Avalon, pero no pone demasiado corazón en ello. Es mas bien un ejercicio mental –.

 

–Se mantiene ocupado, – dijo Cranston. – Otro hombre haría crucigramas o construiría una casita de cerillas. Es una diversión –.
Morgan se mostró de acuerdo. – Otros, en lugar de eso, se levantarían por la mañana, inspirarían, exhalarían y eventualmente volverían a dormirse de nuevo–.

– Él está durmiendo demasiado, – dijo Cranston, sus palabras salieron con regusto afilado que no pretendía. No estaba obsesionado con Víctor, por supuesto, habían aguantado y compartido mucho durante los últimos años. Si estaba furioso, era contra el destino y su ultima y mas cruel tortura.
– ¿Preferirías que siguiera por el camino de cuando no dormía? – preguntó Kai. – Se estrello contra el muro. Levará algún tiempo poner las cosas en orden de nuevo. Es parte del proceso de recuperación. La gente tiende a seguir con sus cosas normales, arreglándoselas como pueden, o eso piensan. Después de unos pocos meses simplemente se detienen y todos los sentimientos contenidos les caen encima. Nadie es inmune. Ni siquiera Víctor Davion –. Morgan miro hacia la puerta. – Su conducta obsesiva en Tikonov le ha distraído al menos durante seis meses, pero el dolor finalmente le ha alcanzado –.

 

Cranston asintió distraídamente. – Debería ir a ver que quiere. ¿Te marchas ya de Thorin? – Morgan asintió, e intercambiaron un apretón de manos izquierdas. – Dale a todo el mundo recuerdos nuestros, –dijo Cranston como despedida, después abrió la puerta y entró en la habitación de Víctor.

 

El lugar estaba en realidad diseñado como una gran habitación, con dormitorios y una pequeña sala de estar dispuesta sobre uno de los laterales enmoquetados de la habitación, además había una pequeña oficina que dividía el suelo de placas de color beige. Las cortinas estaban cerradas, amortiguando el sol de medio día y dejando solo un par de lámparas para iluminación. Víctor estaba sentado en su escritorio, descansando sobre un sillón giratorio, mirando fijamente al techo. Se balanceaba adelante y atrás en un corto arco. Un colgante de jade colgaba alrededor de su cuello, por encima de su jersey blanco, allá donde podía verlo y tocarlo si quería.

 

– No te he visto ponerte eso durante mucho tiempo, – dijo Cranston. Era un antiguo regalo de Kai.
– Sun Hou-tzu. El Rey de los Monos –. La voz de Víctor no era exactamente apagada, pero definitivamente si ahogada. – Era para recordarme ser sincero con migo mismo –.

Si Cranston no recordaba mal, se decía que Sun Hou-tzu tenia cierto poder sobre el reino de los muertos. También pudo ver la oblonga guarda de una espada que Omi Kurita le había dado a Víctor en Outreach.
Estaba sobre el escritorio, delante de él, haciendo de pisapapeles para unos informes y unos mapas. Era para mantener a Víctor a salvo, había dicho ella. Cranston también había estado allí, durante aquellos años en donde Víctor había agarrado la vida por el cuello y le había sacado todo el jugo que podía. No solo para sí mismo, sino también para sus amigos y para aquellos que amaba.
Y ahora, aquí estaba, sentado en una habitación oscura, rodeado de talismanes impotentes.

 

Víctor le lanzó una mirada. – Tu perdiste a tus padres por culpa del Condominio, ¿verdad Galen? –.
Ser llamado por su verdadero nombre devolvió a Cranston a la realidad. – Si. En la Guerra del Treinta y Nueve –.
– ¿ Y no odiaste a mi padre por iniciar aquella guerra? –
Crasnton respiró profundamente. – Oh, si, lo hice, Víctor. Durante mucho tiempo. El dolor necesitaba alguien sobre quien ser enfocado, y lo alimenté con la Casa Davion y la Casa Kurita. Fue una carga para mi durante años –.
– Pero tu eres amigo mío. Y de Hohiro. Nuestros padres te costaron tu familia –.
Cranston se encogió de hombros. – ¿Qué quieres que te diga Víctor? Me dolía, y estaba furioso, pero con el tiempo deje de culpar a los demás. Una salva de artillería destruyó la casa de mis padres. No sé si fue material defectuoso o incluso un descuido. Nunca lo sabré. Quería evitar mas muertes innecesarias, y debido a ello acabé uniéndome al ejercito. Creo que he sido capaz de hacerlo –. Agitó su cabeza, ahuyentando los recuerdos. – Y el dolor eventualmente desapareció –.
– ¿Cómo? – Víctor se levantó, con sus ojos súbitamente cargados con mas energía de la que Cranston había visto en semanas. - ¿Cómo desaparece Galen? –
Cranston tomo aquello como un signo positivo de que Víctor al menos quería recuperarse, pero sabia que no había mucho que el pudiera decir. – Simplemente lo hace, Víctor –.

 

Víctor se sentó de nuevo, exhausto. – Hay demasiadas cosas que todavía tengo que hacer. En Thorin y en Tikonov. Y en Nueva Avalon, si alguna vez consigo llegar allí. Debo enfrentarme a Khaterine, y los Clanes no pueden ser olvidados tampoco. Y después está Omi. – Víctor se fue apagando, sumergiéndose en sus pensamientos. – Voy a enviarte a Luthien Jerry –.

 

Las palabras cogieron a Cranston por sorpresa, por segunda vez en varios minutos. – ¿Luthien? Mi lugar está aquí Víctor, ¿Por qué mandarme allí? –.
– Porque no puedo ir yo mismo, y necesito a alguien en quien confíe implícitamente. No quiero que Theodore decida de nuevo que necesito saber y cuando necesito saberlo–. Levanto sus manos para prevenir cualquier discusión. – Tenia las mejores intenciones Jerry, pero Theodore tiene su propia agenda y su propia nación que proteger. Si él y yo estamos de acuerdo en una cosa ahora mismo es en la necesidad de hacer justicia por Omi. Le ayudarás a lograrlo, en mi nombre –.

 

Cranston asintió. – Si tú me lo pides Víctor, iré. Desenterraré lo que pueda, pero ni siquiera sé por donde empezar –.
Víctor se sacudió en su silla y se puso en pie. – Yo sí, – dijo. Lo dijo así de simple, y con tanta seguridad que Cranston le creyó.
– No he tenido tiempo para pensar en nada mas, – Víctor se separó de su escritorio. – Se me ocurrió cuando pensaba acerca de vuestros planes para mi seguridad aquí en Muphrid. Ninguna gran guardia.
Ningún convoy armado hasta el CDAR. Todo tenia sentido –.
Ando unos pasos mas allá de Cranston hasta la ventana, donde apartó la cortina lo justo para mirar fijamente los campos bien cuidados. La luz inundó la habitación, deslumbrando a Víctor. Cranston sintió también una ligera chispa de luz en él, removiendo las ascuas de la esperanza.

 

– Este asesino es un depredador la mayor parte del tiempo, – prosiguió Víctor, con su voz cada vez mas fuerte, – y así es como le hemos tratado. Como alguien peligroso y astuto. Como alguien que acecha en las sombras, esperando el momento perfecto para golpear. Pero parece ser que hemos olvidado algo. Una vez que golpea, se convierte a continuación en la presa. El Condominio Draconis es un terreno peligroso, y el conocerá la certeza de que la presa se delata a si misma por el movimiento. Dile eso a Theodore, Jerry. Hazle comprender –.

        – El asesino todavía está en Luthien –.