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Manantiales de Snohomish,
Furillo
Provincia de
Bolan
Alianza
Lirana
16 de Julio del
3064
Rudolf Shakov
apretó fuertemente los mandos de control y aceleración de
su Exterminator, sorteando cuidadosamente
uno de los bancos de nieve que le llegaban hasta la altura de la
rodilla y que rodeaban la filial de Industrias Defiance en los
Manantiales de Snohomish de Furillo. El complejo descansaba a
la sombra del elevado Mont Venrt, en donde la corporación
poseía minas y fundía acero y ferrocompuestos de alta calidad
para el blindaje de vehículos y mechś. El lugar parecía estar
rodeado durante todo el año por altas montañas cubiertas de nieve,
y justo ahora, con las estaciones locales invertidas respecto a las
del año estándar terrestre, los Manantiales Snohomish se encontraba
bajo el puño del duro invierno.
Y bajo el mas
fuerte aun pulgar de los Hombres del Príncipe.
La nieve sucia
apilada obstaculizaba la espaciosa explanada industrial, como
formando icebergs artificiales que flotaban en un océano gris,
en algunos casos llegando casi a alcanzar la altura del pecho de un
mech. Emergiendo desde detrás de uno de esos montones, Shakov
avanzo con su Exterminator en una carrera
buscando protección detrás de un bunker de almacenamiento. Los
mísiles cayeron formando una lluvia espesa a su alrededor,
agujereando el ferroecemento que los quitanieves se habían
esforzado en despejar. Fuego, humo y grava se alzaron hacia el
cielo.
Alcanzo la
esquina de edificio reforzado con tan solo un leve roce del cañón
automático de un Garm de treinta y cinco toneladas.
Esperándole al abrigo del bunker estaba el Adepto Bills, con
su Raijin agachado sobre sus patas de
ave. Con su cabina prominente y su gran espalda arqueada,
el Raijin tenia una apariencia
similar a la de una rapaz.
– Por arriba,
–ordeno Shakov.
Ambos mechś
giraron hacia el edificio de tres plantas y encendieron sus
propulsores de salto. Elevándose sobre ardientes llamaradas de
plasma, realizaron un pequeño salto hasta la azotea del
búnker sin ventanas. La gravedad apretó a Shakov en su sillón,
después rápidamente le liberó de nuevo al tiempo que cortaba
los propulsores y su Exterminator aterrizaba fácilmente
en cuclillas.
Un Beowulf perteneciente a los
Hombres del Príncipe había interrumpido por delante del edificio,
tratando en solitario de contener una lanza reforzada de la Milicia
Provincial de Furillo. Shakov y Bills añadieron su potencia de
fuego, todos ellos concentrándose sobre un Cobra de cuarenta
y cinco toneladas.
El CPP
del Raijin carcomió el torso
del Cobra, consumiendo blindaje conforme un
ardiente staccato de fuego esmeralda procedente del láser de pulsos
delBeowulf impactaba en las
piernas.
Shakov tuvo mejor
suerte. Sus mísiles de largo alcance trazaron arcos hasta golpear
en el ahora desprotegido pecho del Cobra, haciendo casi saltar al
mech. El Cobra respondió con dos salvas de
mísiles procedentes de sus lanzaderas de las manos, pero de la
forma en que retrocedió tambaleante, Shakov supo que había
roto el compartimiento de su giroóscopo.
En ese momento su
sistema antimisiles cobro vida, el arma de fuego rápido devoró
muchas rondas de munición mientras vomitaba un escudo de
balas. Solo un escaso puñado de mísiles sobrevivieron
para hacer trizas parte del blindaje del costado izquierdo de
su Exterminator. El Raijin fue menos
afortunado, sufriendo un severo castigo por parte de mas de una
docena de mísiles de la segunda descarga del Cobra.
Ambos mechś
encendieron sus propulsores de salto de nuevo, retirándose a la
seguridad de la sombra del edificio antes de que dos vehículos
de asaltoTyphoon de la Milicia pudieran
acercarse. El Beowulf rodeó la esquina para
unirse con ellos.
– Informen por
equipos, – ordeno Shakov, seleccionado su canal abierto. Estimó que
tenia unos treinta segundos de gracia antes de que la Milicia
reuniera coraje suficiente para venir por ellos.
Con la situación
aumentando su temperatura, era todo de lo que podía disponer. Elevó
la mirada a través del escudo de su cabina. El cielo estaba
limpio hoy, excepto por las grises estelas de vapor de dos cazas
aerospaciales sobrevolando muy por encima para llevar a cabo vuelos
de vigilancia sobre las montañas.
Víctor había
dejado muy claro durante las sesiones de planificación que quería
que cada punta de lanza atrajese mucha atención. – Hacedlo
brillante y ruidoso, – había ordenado al Capiscol Irelon y a
Shakov antes de separarse junto con el grueso de la Legión
Extranjera. A donde, Shakov no lo sabia, lo cual todavía le
fastidiaba.
– Atraed la
atención de Katherine, pero no os sintáis cómodos hasta haber
alcanzado vuestro objetivo final en Furillo –.
Cada una de las
fuerzas de Víctor tenia un objetivo final. El 23º de Guardia
Arcturiana, recién llegado desde el Cordón de Defensa de Arc
Royal, había doblado de vuelta hacia Aristotle, en preparación
para una campaña a través de Gallery y Thuban, un movimiento
que, para la intranquilidad mental de Shakov, les acercaba
demasiado al claveteado guante de Tharkad. La Coronel Vinemann
habia llevado su 6º de Lanceros de Crucis en una vertiginosa
carrera a través de Soilihull, Drosendorf y Gypsum, en una
rumbo que les conducía hacia la capital provincial de
Bolan.
De todos ellos,
la 244º tenia la travesía mas fácil. Desde Clinton, los Hombres del
Príncipe habían atacado Eidsfoss en busca de suministros,
seguido de Ciotat, donde solo se pararon lo necesario
para destrozar una compañía mercenaria, los Hombres de Bogart,
y para introducir a Doc Trevena dentro de la resistencia
local. Ahora estaban en Furillo, la primera fuerza en alcanzar su
objetivo.
Víctor habia
pedido que fuera ‘brillante y ruidoso’, y Shakov se lo estaba
dando.
Con Irelon
todavía no lo suficientemente repuesto como para volver a la lucha,
Shakov habia liderado a la 244º División contra el enorme complejo
de la factoría de los Manantiales de Snohomish. Reforzados
con dos compañías de la Legión Extranjera del Príncipe Víctor,
habían expulsado fácilmente al batallón novato de la milicia
planetaria fuera de la guarnición. La infantería se habia encargado
de la parte mas difícil, limpiando cada edificio y planta de
producción de las tropas blindadas liranas. Eso habia llevado en
total casi sesenta y dos horas, dado que los dos bandos trataban de
luchar sin dañar el equipo de la factoría. Ninguno quería
estropearlo.
El equipo Beta
fue el primero en informar a Shakov. – Tengo una compañía de la
Milicia, sin apoyo, husmeando todavía cerca del borde del
campo de minas –.
El siguiente fue
su comandante del equipo Gamma. – Estamos siendo fuertemente
presionados por el nordeste, pero aguantaremos–.
El comandante
Delta debería haber sido el siguiente en informar, pero el
comandante aerospacial, Vicecapiscol Hassenjoul, interrumpió
la secuencia. – Aquí Vuelo Eco, – grito a través de las
ondas, golpeando los circuitos de atenuación de la unidad de
comunicaciones de Shakov. – La columna de relevo ha alcanzado
el Paso de Jasser. Esperando ordenes –.
Hassenjoul había
hecho lo correcto al colarse. Con la 244º controlando los cielos
sobre Furillo, la Milicia, estacionada al Oeste, había decidido no
arriesgarse a pasar en Nave de Descenso por encima de
las montañas. La posibilidad de una catástrofe se había
materializado en grandes letras brillantes cuatro días atrás,
cuando la unidad aerospacial de la 244º aplasto catorce
helicópteros antes de que la Milicia aprendiera su lección.
Ahora, la fuerza de relevo estaba avanzando por grupos, formando
una columna de muchos kilómetros de largo, sudando tinta para
cruzar a través de las montañas, región de
frecuentes avalanchas.
Shakov trago
saliva con su garganta seca debido a las horas de lenta
deshidratación. La temperatura en el exterior debía rondar los
cuatro grados centígrados, pero en la cabina de un mech en combate
raramente era menor que la de una sauna.
– Vicecapiscol
Hassenjoul, tiene libertad para poner en marcha el Plan Montaña del
Trueno, a su discreción, – dijo él.
Con eso, el
comandante aerospacial sabia, Shakov quería reducir el coste de
vidas lo máximo posible. Las ondas sónicas debidas a los
continuos vuelos a baja altitud causarían avalanchas a lo largo de
toda pendientes mas bajas a ambos lados del paso. Cualquier
vehículo, incluido un mech, atrapado bajo toneladas de nieve y
escombros estaría verdaderamente perdido. También inmovilizaría a
la mayor parte de la columna hasta que las carreteras pudieran
ser limpiadas, lo que no ocurriría hasta la primavera.
– Vicecapiscol
Shakov, – rompió la voz de una de las exploradoras de infantería,
sus dientes castañeaban audiblemente. Con trajes aislantes o
sin ellos, quedarse inmóvil sobre la nieve durante mucho
tiempo podía hacerle eso a cualquiera. – La Milicia esta
aceptando su invitación. Quince segundos para
contacto–
– Estamos libres,
– informo finalmente el comandante Delta. – No se preocupe por
nosotros–.
Haciendo pivotar
su Exterminator, encaró la esquina Noroeste
del bunker. Shakov se preparó para imitar la carga
del Raijin. El mech de cincuenta toneladas
había sufrido una dura sacudida, pero el Adepto Bills estaba
aguantando junto a él. Shakov observó que un impacto de misil había
dejado un cráter lleno de aristas en uno de sus
hombros.
– ¡Contacto! –
grito la exploradora de infantería, un poco mas temprano de lo que
había esperado. Desde su posición privilegiada, atrincherada
en uno de los montones de nieve pequeños, era mas capaz
de coordinar el primer asalto.
En respuesta,
Shakov lanzo a su mech en una marcha adelante posicionándose justo
detrás del Raijin y del Beowulf. Los tres
se salieron desde detrás del borde del bunker, esquivando otro
montón de nieve sucia en un amplio giro. Su computadora de blancos
empezó a marcar objetivos en su pantalla, incluso antes de que
pudiera verlos a través de su parabrisas frontal.
El Garm y el Cobra se elevaban a media
distancia, justo detrás de la pila de nieve mas alejada.
Acercándose sin embargo, estaban los iconos de una
pareja Talon-Nighthawk y de los dos
tanques Typhoon. Nuevos diseños, todos ellos.
Ninguno tenia mas de seis años, beneficios de proteger Industrias
Defiance.
Shakov
intercambio fuego de mísiles de largo alcance por un rayo
artificial del cañón de partículas del Talon. La crepitante energía hizo
una fea herida sobre su pierna izquierda despedazando casi todo su
blindaje. Junto con su cuarteto de laseres medios, siguió haciendo
llover mísiles sobre la posición de la Milicia. Con suficientes
recursos disponibles, había mejorado sus laseres a diseños de
alcance extendido.
Estos se clavaron
con brillantes lanzas de rubí, quemando el brazo y pecho
del Talon.
La primera
penetrante ola de calor se filtro a lo largo de la cabina
del Exterminator mientras Shakov
continuaba acercándose al Talon. Volvió a utilizar los misiles,
esperando que los índices de calor de su reactor de fusión se
minimizaran. Solo con las armas energéticas ya igualaba la potencia
destructiva del Talonde la Milicia. El Exterminator también le superaba en
alcance, pero el mech de la Milicia presumía de un motor superior
lo que no le permitía a Shakov cometer ningún
descuido.
El Talon arremetió hacia
delante, empujando a su compañero NightHawk a seguirle y forzando a
los tanques de escolta a mantener el paso o quedar atrás.
Careciendo de la velocidad del Talon, los Typhoon se quedaron
rezagados, pero a poca distancia.
Shakov mantuvo su
posición durante un momento, sumándose a las energías infernales
que estaban siendo intercambiadas entre las dos líneas
opuestas. Los laseres relampagueaban en intensas
lanzas brillantes como gemas, y dos CPP azotaban con rayos
blanco azulados el ferrocemento gris. Los mísiles formaron una
cortina espesa y pesada en cuanto el Cobra se unió
al Garm.
Un par de cabezas explosivas detonaron contra el lateral de la
cabeza delExterminator, haciendo vibrar la cabina
con un vicioso uno-dos, uno-dos. Shakov apretó los dientes para
contrarrestar los violentos temblores. Escucho un rechinante
chirrido, como el del cristal agrietándose, entonces vio que una de
las detonaciones había formado una fractura del espesor de un
pelo a lo largo del lateral izquierdo de su escudo
transparente.
Todavía agitado,
casi se compromete en otro intercambio de disparos. Rehuyó el
combate en cuanto vio a los Typhoons lanzarse a toda velocidad.
Cada uno de estos vehículos de asalto urbano portaba un cañón
automático de doce centímetros, diseños altamente
penetrantes.
El monitor
táctico de Shakov no pudo identificar a las maquinas por su nombre,
pero si se le ocurría acercarse demasiado, obtendría un
violento recordatorio. Ese era uno de los inconvenientes de
luchar dentro del complejo de la factoría. Obtener una imagen
clara era casi imposible allá donde demasiadas señales
rebotaban dando contactos fantasma. En lugar de ello su equipo se
aprovechaba del seguimiento del movimiento y de la
interpretación de señales pasivas. Los mech producían tantos ecos
de radar activo y señales de comunicación que generalmente podían
ser clasificados e identificados según su diseño. No era tan
fácil en el caso de vehículos. Todo lo que la computadora podía
ofrecer era velocidad y carga probable de armas basándose en
el radar de puntería.
De hecho, una
mirada aportaba mucha mas información que la comprimida en la
pantalla táctica, una mirada cargada de años de experiencia.
Una experiencia de la que, Shakov apostaba, la Milicia
no disponía. Pese a todo, estaban a punto de recibir un
curso intensivo.
– Grupo dos,
grupo cuatro, prepárense, – ordenó Shakov retrocediendo frente al
agresivo Talon. El sudor bañaba las esquinas de
sus ojos y empapaba sus desnudos brazos y piernas. Mientras su
escala de calor descendía lentamente hasta los valores de
seguridad, recorto la potencia de sus laseres a la
mitad.
El Beowulf también dio un paso
atrás, cojeando a causa de un actuador de la pierna fundido. El
Adepto Bills permaneció en su posición. Cuando Shakov comprobó su
imagen térmica, el Raijin aparecía brillando en
un insano color rojo. Se había acercado demasiado al nivel de
desconexión automática, pero Shakov no tenia tiempo de
enviarle una advertencia al adepto.
– ¡Grupos dos y
cuatro, adelante!–
Como si hubiese
sido accionado por las palabras de Shakov, el deposito de mísiles
del Raijin reventó bajo las condiciones
de extremo calor a las que había estado sometido. El blindaje del
costado derecho se hincho y después salió disparado, hecho
añicos, en una docena de direcciones como gotas de fuego.
Las detonaciones internas continuaron estremeciendo al mech,
el cual parecía moverse como un títere al que le hubieran
cortado las cuerdas. Dado que el mech carecía de estructuras
celulares, la fuerza explosiva atravesó el núcleo de la
imponente maquina, rajando el escudo físico del reactor de fusión.
Al tiempo que la contención fallaba, llamas naranjas salieron
despedidas junto con fuego dorado mientras el reactor se expandía
hasta englobar el myomero y el blindaje usándolos como nuevo
combustible.
Durante muchos
segundos interminables una lenta muerte envolvió al Raijin, los suficientes
para que Shakov diera por muerto a su hombre. Entonces, el escudo
que protegía la carlinga salto por los aires gracias a las
cargas explosivas, y Bills escapo por medio de su sistema de
eyección, propulsándose lejos del desastre. Una columna de
llamas doradas le persiguió hacia el cielo mientras el reactor
liberaba toda su fuerza y el mech entero se
desintegraba.
Shakov solo pudo
quedarse mudo frente a la perdida del Raijin. Casi había olvidado el
haber dado la orden de ataque para su cuidadosamente preparada
trampa. Incluso así, fue el CPP del Talon acariciándole su
desprotegido lado derecho quien le llevó de nuevo a la batalla.
Lidió con el Exterminator para dirigirse hacia
la izquierda y presentar blindaje fresco hacia el Talon. Mientras
tanto, tres de las enormes pilas de nieve temblaron, se agrietaron
y finalmente, colapsaron sobre sí mismas.
Como animales
feroces atrapados en su madriguera, dos vehículos
blindados Burke surgieron de las pilas de
nieve a los lados del Garm y del Cobra. En el borde
Oeste un tanque de asalto Challenger X, de noventa toneladas,
salió también de un enorme ventisquero mostrando sus garras
blindadas, con su rifle gauss martilleando el lateral de
un Thypoon. La cuidadosamente apilada nieve
había ocultado la señal calorífica de sus motores, los cuales se
encendieron con la temprana advertencia de la exploradora
de infantería. Los sistemas de puntería habían permanecido
apagados de forma que, sin un perfil de emisiones para
clasificarlo, los soldado de la milicia que hubiese recibido algún
eco magnético pudieran atribuirlo a un fantasma.
Por supuesto, sus
sistemas de puntería estaban activos ahora.
Los triples CPPś
de cada Burke escupieron energía argentea
en un latigazo letal, erosionado blindaje y sorprendiendo a los
mech de la milicia con garras afiladas. El Garm perdió su
brazo derecho pero se mantuvo de pie bajo la abrasadora descarga,
se giro y huyó buscando la distancia. Glóbulos fundidos
se enfriaron allá donde había estado antes, aleación liquida
que humeó en el frío y húmedo aire.
El Cobra no tuvo tanta suerte,
habiendo sido casi destripado inicialmente por el Exterminator de
Shakov y el Raijin. Un cañón de partículas barrenó
su centro, clavándose dentro y atravesando el mech hasta salir por
la espalda. Fuego dorado inundó la cavidad que había quedado atrás,
escapándose por las grandes rasgaduras. Entonces, una enorme
porción de la cabeza salió despedida, y el mechwarrior eyectó con
sus limitados propulsores de escape. Al alcanzar el punto
álgido, su sillón abrió un estilizado paracaídas parapente
similar al que ahora llevaba el adepto Bills. El Cobra cayo de
rodillas y se inclino hacia adelante, despatarrándose sobre el
suelo justo en el momento en que su reactor perdía toda contención.
El mech se desintegro, la fuerza explosiva alcanzo a un
cercanoBurke y lo levanto en el aire
durante un segundo antes de arrojarlo de nuevo al
suelo.
El Typhoon de sesenta toneladas
era mas fuerte, y el vehículo de asalto urbano podría haber
aguantado bajo el fuego del rifle gauss del Challenger si no
hubiese sido por el subsiguiente martilleo de cañón automático y
los laseres gemelos. El tanque perforó el faldón del VAU (vehículo
de asalto urbano) convirtiéndolo en chatarra y alcanzando
aparentemente bajo la oruga guía. Después de unos
pocos bandazos, el VAU se instaló en su lecho final. La
computadora de puntería se apago y su trampilla superior se
abrió en señal de rendición.
Durante todo
esto, Shakov y sus mechwarriors presionaron hacia adelante,
desafiando a la atontada Milicia. Mantuvo el dedo firme sobre
el gatillo de sus laseres, disparándolos tan rápido como
podía.
Lanzas de rubí
cosieron el costado del Talon, trinchando su blindaje pero
incapaces de encontrar una debilidad critica. El Beowulf persiguió
al Nighthawk que se batía en retirada
hasta mas allá del despedazado cadáver del Cobra, arrancando mas
blindaje de su espalda antes de que la maquina de la milicia
doblara una pila de nieve y diera por buena su huida.
El Talon también giro para huir,
pero si el mechwarrior pensaba que el ventisquero occidental no
contenía un vehículo blindado al no estar desmoronado, solo pudo
observar con horror cuando Shakov grito.
– ¡Grupo Tres,
adelante! –.
Un Demon equipado con un rifle
gauss salió al aire libre y corto definitivamente la ultima ruta de
escape del Talon.
Shakov cambio a
un canal abierto, esperando que el guerrero enemigo estuviera a la
escucha. – Apaga o paga el precio, – dijo él, colocando sus
puntos de mira sobre la silueta del mech.
No cabía duda de
que el Talon nunca lograría huir. El
mechwarrior de la milicia desconecto su mech.
Flanqueados por
dos vehículos que portaban rifles gauss y careciendo de la
velocidad necesaria para romper el contacto, la tripulación
del restante Typhoondecidió que lo mismo se aplicaba
a ellos y también se rindieron.
Viniendo a Bliss
planear seguro en su parapente, Shakov hizo una cuenta rápida. Sin
perdidas de vidas y con un mech destruido a cambio de la
captura de unTyphoon inmaculado, un
destrozado Cobra y un Talon.
– Varios cientos
de toneladas de tecnología nueva, – transmitió por circuito cerrado
al resto del equipo Alfa.
– Estos chavales
no tienen ni idea de cómo usarla–.Era cierto lo que Jermoe Blake
siempre decía: los avances tecnológicos no siempre van acompañados
de una inteligencia mayor.
La voz grave de
Raymon Irelon le llego tan clara a través del sistema de
comunicaciones que perfectamente podría haber estado sentado
junto a Shakov dentro de la cabina. – Si ha terminado de
darse palmaditas en la espalda, debería ir a echar una mano al
equipo Gamma, – dijo Irelon. Él había permanecido en orbita,
trabajando junto a los técnicos para romper la red de
comunicaciones de la Milicia.
Shakov selecciono
su frecuencia privada. – No me gusta dejar nuestro acceso Sur sin
mech. Enviare a los dos Burke s y al tanque de asalto
–.
– Debería
dirigirlos hacia el Noroeste en una maniobra de flanqueo, - replico
Irelon. – No debe
preocuparse por
otro asalto desde el Sur–.
– ¿Cómo sabe eso?
–
– ¿Por donde
podríamos empezar, Vicecapiscol Shakov? – gruño Irelon. –
Interceptamos las comunicaciones de la Milicia a través de la
red de satélites. Van a retirarse –.
– Acaban de
comprender que no tienen fuerzas suficientes como para retomar los
Manantiales de Snohomish –. ¿Pero podría ser esa la causa de
la preocupación de Irelon?. – ¿Han descubierto que sus fuerzas
de relevo están atrapadas en el Paso de Jasser? –
– Montaña del
Trueno ni siquiera ha comenzado todavía. El vicecapiscol Hassenjoul
esta esperando a unos rezagados para limpiar la zona de
avalanchas –. Shakov podía escuchar la frustración en la voz
de Irelon. – La Milicia acaba de recibir una transmisión desde
el NAL Robert
Kelswa –.
¡La Nave de
Guerra ¡ Una de las dos que había perseguido a la fuerza de asalto
de Víctor en York.
–¿Cuánto tiempo
tardarán en llegar?– pregunto .
– Unos cuatro
días en un transito a una gravedad. No están siguiendo una
trayectoria directa hacia Furillo. Parece como si intentaran
interceptar a nuestros transportes, pero nos habremos ido mucho
antes de que se acerquen. Tenemos un día, – dijo Irelon, –
después dejaremos Furillo–.
Shakov asintió.
El peso del neurocasco súbitamente le pareció muy pesado allá en
donde descansaba sobre las acolchadas hombreras de su chaleco
refrigerante.
– Brillante y
ruidoso, – murmuró, pero sus palabras resonaron fuertemente en los
estrechos confines de su casco.
– Verdaderamente hemos atraído la atención de alguien–.