Un duelo magnífico.

—¡Ya veréis como lo vuelve a probar en la última curva! —vaticina Nico.

Y, en efecto, Issa inclina la moto hasta rozar el cemento empapado con la rodilla y supera de nuevo al ángel blanco por el interior. Aparece en cabeza en la última recta, pero Angie tiene una moto más potente, recupera terreno poco a poco y cruza la línea de meta con media rueda de ventaja.

Los tres Cebolletas, que estaban a punto de lanzar un grito de alegría, tienen que reprimirlo. Pero, una vez pasada la decepción, surge el orgullo por la maravillosa carrera que ha disputado su amigo Issa, que está dando la vuelta de honor cogido de la mano de Angie y recibiendo los aplausos de un público entusiasta.

Gaston Champignon tiene los ojos brillantes por la emoción.

Fernando abraza a Issa y se lo echa a los hombros.

—¡Lo has hecho de fábula, campeón!

Nico, Tomi y Fidu van a buscarlo a la pista, le felicitan y le acribillan a preguntas.

Angie se acerca con el casco en la mano y se dirige directamente a Tomi.

—¿Ves como las chicas también podemos ganar?

—Sí, pero solo porque te había prometido que me quedaría detrás de ti mirando tus alas —puntualiza Issa.

Todos sueltan una carcajada, y no dejan de reír hasta que Nico se pone serio de repente y exclama con cara de sorpresa:

—¡Mirad quién está ahí!

Aquiles y João, sentados en el graderío, están hablando con un desconocido que lleva un chándal rojo.

Mientras Issa se prepara para la entrega de premios, Tomi, Nico y Fidu van junto a sus amigos.

—¿Qué hacéis aquí? —pregunta Nico.

—Lo mismo que vosotros —responde Aquiles—. Hemos venido a animar al campeón de Issa.

—¿Y por qué no habéis venido con nosotros? —insiste Tomi—. Sabíais que Champignon os podía llevar.

—Nos decidimos en el último momento —contesta João, ligeramente turbado.

Nico tiene la sensación de que sus dos compañeros les están ocultando algo. Además, advierte un detalle curioso: en el chándal rojo del desconocido que hablaba con ellos se puede leer la siguiente palabra: «Sobresalientes».

Por fin ha llegado el día de la sentencia.

Charli y Champignon han colgado del tablón de anuncios el nombre de los dieciocho Cebozetas que participarán en la liga autonómica. Pero la parroquia todavía está cerrada. Los chicos esperan a que don Calisto vaya a abrir la verja. Ni siquiera el día de la entrega de las notas en la escuela están tan nerviosos…

Dani no resiste más y se pega al portero automático del pobre párroco, que baja resoplando.

—Ya voy, ya voy… Tendríais que tener la misma prisa cuando entráis en la iglesia.

Los aspirantes a Cebozeta corren hasta el tablón, donde esperan de todo corazón leer su nombre.

—Yo estoy —anuncia Becan con un suspiro de alivio.

—Yo no, lo sabía… —dice en cambio una voz femenina.