Otra del analista de Bagé

Existen muchas historias sobre el analista de Bagé, pero no sé si todas son ciertas. Sus métodos ciertamente son poco ortodoxos, por más que él mismo se describa como un "freudiano fenomenal". Y ciertamente dan resultado, pues su clientela aumenta. Fue él quien desarrolló la terapia del rodillazo.

Dicen que cuando recibe a un paciente nuevo en el' consultorio, la primera cosa que hace el analista de Bagé es propinarle un rodillazo. En los pacientes hombre, claro, pues en las mujeres, según él, "sólo se golpea para descargar energía". Después del rodillazo el paciente es transportado, doblado por la mitad, hasta un diván cubierto con un pelego3.

—Acomódate, indio viejo, que está incluido en el precio.

—Ay —dice el paciente. — ¿Quieres un mate? —N-no... —gime el paciente. —Respira hondo, tche2. Llena el buche que pasa. El paciente respira hondo. El analista de Bagé pregunta:

—Ahora ¿Cuál es el causo3? —Es depresión, doctor.

El analista de Bagé se quita una paja de atrás de la

oreja y comienza a enrollar un cigarro.

—Te escucho —dice.

—Es un problema existencial, ¿sabe?

—Continúa, nomás.

—Comienzo a pensar, así, en la finitud humana en contraste con el infinito cósmico...

—Pero tú estás más complicado que receta de cocina de libro.

—Y entonces tengo conciencia del vacío de la existencia, de la desesperanza inherente a la condición humana. Y eso me angustia.

—Pues vamos a solucionar eso ahora mismo —dice el analista de Bagé con un resoplido.

—¿Usted va a curarme de mi angustia?

—No, voy a cambiar el mundo. Cortar el mal por la raíz.

—¿Cambiar el mundo?

—Hago unas llamadas por ahí y cambio la condición humana.

—Pero... ¡Eso es imposible!

—¡Menos mal que lo reconoces, animal!

—Entendí. Lo que usted quiere decirme es que es una estupidez angustiarse por lo inevitable.

—Estupidez es estornudar sobre harina. Eso es burrada y de las gordas.

—Pero sucede que yo me angustio. Me da un apretón aquí en la garganta...

—Escucha aquí, tche. ¿Tú te alimentas bien?

—Me alimento.

—¿Tienes casa con galpón?

—Bien... Apartamento.

—¿Eres marico?

—No.

—¿Estás con los carnets al día?

—Estoy.

—Entonces, bagual4. Preocúpate por la defensa del

Guaraní y larga el infinito.

—Freud no me diría eso.

—Igual lo que te diría Freud tú no lo podrías entender. ¿O tu sabes alemán?

—No.

—Entonces basta. Y ojo con los pies en mi pelego.

—Sólo sé que estoy deprimido y eso es terrible. Es peor que cualquier otra cosa.

Entonces el analista de Bagé arrima su silla hasta el diván y pregunta:

—¿Es peor que el rodillazo?