20. Promesas
Era la hora de la cena, y todos se reunieron alrededor de la mesa principal, libres de la pesada carga que se habían visto obligados a soportar los últimos días. Lady Angélica apareció en la puerta con el semblante alegre. Llevaba una bandeja en la mano, que depositó en una mesita cercana. Con voz agradable preguntó a Debby:
—¿Cómo te encuentras?
—Estupendamente. Aunque me duele un poco la cabeza.
—Es natural. Has estado sometida a una gran presión. Y sin la infusión de Huck, estoy seguro de que sería mucho peor.
—Apenas puedo creer que sucediera realmente —confesó Debby.
—Una prueba de ello es que nos hemos quedado sin servicio —recalcó lady Angélica señalando la bandeja.
—Pero ¿cómo podrás ocuparte tu sola de una casa tan grande?
—Me las arreglaré bien, querida. Contrataré algunas chicas del pueblo. Espero que Peter las convenza de que no corren peligro. Además, cerraré algunas habitaciones, no necesito que estén todas abiertas para mi sola. Aunque la verdad es que echaré de menos la compañía de la señora Brotter y Angus, ya eran parte de mi familia.
—¡Y la comida de la señora Kers! —exclamaron al unísono, estallando en carcajadas.
—Pero, estarás sola…
lady Angélica miró a Peter de soslayo, y esté comentó:
—Ahora que tu tía ya no ha de preocuparse por la maldición, descubrirá que en nuestro pueblo hay actividades muy interesantes. De hecho, ya tengo pensado en invitarla al baile de la semana que viene.
Su hijo le miró extrañado y él añadió:
—Si te parece bien.
—Por supuesto que sí. Me encantará. Lástima que Debby ya no estará…
La aludida le sonrió por encima de la mesa y Peter preguntó:
—¿Cuándo volvéis al internado?
—Mañana —contestó Lucy—. Jimmy y Huck se han ofrecido a llevarnos. El coche de su padre sigue estropeado y el domingo ellos tienen que estar ya de vuelta en la universidad.
Matt bajó los ojos entristecidos, pero no dijo nada, y todos siguieron cenando animadamente.
Después de la cena, Peter comentó:
—Angélica, es hora de que Matt y yo volvamos a casa.
—Por supuesto —aceptó ella con una sonrisa, aunque parecía entristecida.
—He pensado que mañana podría acompañar a Matt cuando venga a ver al potrillo. Aún tenemos mucho de qué hablar.
—Eso me alegrará mucho.
Sus manos se entrelazaron unos segundos, y Matt comentó:
—Papá, ¿te importa si voy un momento a ver a los caballos con Debby una última vez?
—No, en absoluto. Te esperaré aquí.
Debby miró a Lucy, que le comentó:
—Jimmy y yo nos retiramos a dormir. Lady Angélica, tengo un poco de miedo a quedarme sola, ¿le importaría si Jimmy…?
—Por supuesto, querida, te mereces una noche de reposo después de todo lo que has pasado.
—Muchas gracias —contestó ella y, espontáneamente, la besó en la mejilla igual que solía hacer Debby.
lady Angélica le sonrió emocionada, y comentó:
—Huck, puedes utilizar la habitación de invitados, ya me he encargado de ello.
—Muchas gracias.
Matt y Debby se despidieron de ellos hasta la mañana siguiente, y se dirigieron al establo. Cuando llegaron allí, Debby acarició a Relámpago y Matt le comentó tristemente:
—Ojalá pudieras ver sus primeros pasos.
—Sí, es una lástima que mañana tenga que volver al internado.
—Y después, ¿volverás pronto?
—¿Por qué? ¿Aún quieres tener esa cita conmigo?
—Ya te lo he dicho, no te tengo miedo, pelirroja.
—Entonces, en cuanto tenga vacaciones quiero que me lleves a ese café tan bonito en el que estuvimos la última vez, esta vez sin hechiceras de por medio. Y, mientras tanto, tendremos que conformarnos con el teléfono e Internet, parece que funciona con Jimmy y Lucy.
Mientras lo decía, Debby bajó la voz hasta hacerse imperceptible y sus ojos se posaron en los de Matt. El chico le alcanzó la mano y sus dedos se tocaron en una tácita promesa, mientras los labios de él se posaban suavemente sobre los suyos.
Sentado en la oscuridad, Huck advirtió la presencia de lady Angélica antes que sus pasos.
—Creí que se había retirado a descansar.
—Estaba preocupada por ti.
—Estoy bien. No podía dormir.
—Puedo darte una infusión para eso, aunque supongo que un brujo de tu nivel ya lo sabrá…
Huck rio y comentó:
—No sé por qué intuyo que ha venido aquí por algo más.
lady Angélica permaneció en silencio, sintiendo como Huck la miraba fijamente.
—Es sobre Debby, ¿verdad?
—Como he dicho, eres muy intuitivo. Me preocupa que mañana la lleves al internado, es un largo camino.
—¿Cree que voy a convencerla de que active sus poderes?
—En realidad es por algo más… Me temo que yo también soy muy intuitiva. Percibí lo que sentiste cuando salvasteis a Lucy, también lo que sientes ahora, lo que has sentido toda la cena.
Huck bajó los ojos y preguntó expectante:
—¿Cree que le haría daño a su sobrina? ¿Qué la hechizaría?
—Por supuesto que no. Pero, Huck, seamos sinceros, eres un chico de veintiún años, apuesto, inteligente y con un magnetismo que hasta yo, que podría ser tu madre, puedo sentir.
Huck se ruborizó y ella añadió:
—Lo siento, pero puede que mi sobrina sea lo bastante fuerte para enfrentarse a una hechicera, pero prefiero no arriesgarme a que esté demasiado cerca de un chico como tú…
El chico rio amargamente y comentó:
—Jimmy me dijo lo mismo, antes incluso de que la conociera. Supongo que lo lógico es que esté con alguien como Matt.
lady Angélica le miró con lástima y tomándole de la mano le confesó:
—No sé con quién estará en el futuro, nadie puede saberlo, mucho menos provocarlo o impedirlo. No es eso lo que te estoy pidiendo. Pero ahora, no creo que sea bueno para ella confundirse… Es muy joven, y ha sufrido mucho estos días, le conviene un poco de normalidad con Matt. Al año que viene irá a tu universidad con Lucy y, entonces, será ella quien decida.
Huck la miró extrañado y preguntó:
—¿Por qué no me prohíbe que me acerque a ella también en el futuro?
—Porque eres un buen chico, y de algún modo mágico te has enamorado de ella. Debby está ilusionada con Matt, pero no sé si será amor verdadero. Solo el futuro nos lo dirá. Por otra parte, tengo la intuición de que os haréis amigos, es lógico, os unen amigos en común, y también la magia. Si aún sigues sintiendo lo mismo entonces, Debby ya estará preparada para darte su propia respuesta.
El muchacho le miró agradecido y declaró:
—Usted me gusta, lady Angélica. Ojalá pudiera volver a verla.
—Oh, estoy seguro de que lo harás. Mientras no te conviertas en un brujo de primer nivel, las puertas de mi casa estarán abiertas para ti.
Huck la miró y tomándola de la mano le dijo:
—Gracias.
—Gracias a ti por ayudarnos.
—No, me refería a que gracias por confiar en mí.
lady Angélica le miró, advirtiendo su dolor interior, y mientras le abrazaba le dijo:
—Cuídate mucho, muchacho.
Se dirigía ya hacia la puerta de la entrada, cuando Huck le preguntó:
—¿Tiene todavía el libro mágico?
lady Angélica la miró risueña y contestó:
—El libro no puede ser poseído, solo pedido. Si no lo necesitas, ¿por qué preguntar por él? La magia blanca siempre aparece cuando se necesita, como apareciste tú en nuestras vidas cuando te necesitamos. Buenas noches, Huck.