18. Culpa
Lucius colgó el teléfono, intentando que los chicos de la Hermandad no advirtieran su frustración. Brevemente les explicó lo que había sucedido y les mandó a descansar a sus habitaciones con sendas infusiones reconfortantes. Todos habían realizo un buen trabajo y habían permanecido en el círculo durante horas sin quejarse. Al principio, había pensado que era por temor a él, pero con el transcurrir de las horas se había dado cuenta de que todos seguían allí porque estaban realmente preocupados por Jimmy y Huck. Su hijo había conseguido crear algo más que una Hermandad como la que él dirigió en su día, entre aquellos chicos había un fuerte vínculo de amistad. Una parte de él intuyó que eso era peligroso, pero supo que no hablaría de aquello con nadie, especialmente del Círculo de las Sombras. Huck nunca le perdonaría si rompía lo que había creado en la Hermandad, el único sitio en el que sabía que su hijo se sentía a gusto.
Lentamente, recogió sus pertenencias y todo lo que habían utilizado para el ritual. Mientras se despojaba de la túnica, pensó que le hubiera gustado permanecer aquella noche en la Hermandad, esperar a que Huck volviera al día siguiente. Pero su hijo había sido tajante en la despedida al decirle:
—En mi nombre y en el de todos, gracias por lo que has hecho.
—¿Cuándo volverás?
—Mañana, quiero asegurarme de que todo está bien aquí y dejarle una noche a Jimmy con su novia, tienen mucho de qué hablar.
—Puedo esperarte…
—Será mejor que no —había contestado Huck duramente—. Es el último día libre antes de que comiencen las clases y tengo mucho que hacer.
—Como prefieras. Cuídate, Huck.
—Siempre lo hago.
Lucius terminó de apagar las velas, e intuyó que tardaría en volver a verle. Su hijo se le escapaba de las manos, y solo esperaba que el odio que Huck sentía hacia él no le llevara nunca a la magia oscura; porque no soportaría tener que volver a elegir entre deber y familia.