EL REMORDIMIENTO DEL REY

Cuando el rey conoció la noticia, se sintió dominado por el remordimiento y acometido por cierto terror.

- Hice esto -dijo-. Soy el asesino de Tomás Becket.

Se encerró en su dormitorio y no quiso ver a nadie. Después, recordó todo lo que cada uno había significado para el otro cuando eran amigos, y que a nadie había amado tanto como a Tomás Becket. Y ahora él lo había muerto.

Lo llamaban mártir. Decían que era un santo. Afirmaban que en el santuario se hacían milagros. La cristiandad entera estaba conmovida por el asesinato, y la cristiandad entera decía: -¿Quién ejecutó este hecho perverso?

Habían sido FitzUrse y los otros. No, era el rey. ¿Acaso él no los había apostrofado porque no eliminaban a ese hombre?

Toda su vida el recuerdo de Tomás Becket lo acompañaría. Podía hacer penitencia pública, pero jamás olvidaría.

Tomás estaba muerto, su cerebro destrozado sobre las losas. Y decían que su cuerpo estaba inflamado a causa de las picaduras de los insectos que infestaban su cilicio porque él así lo había deseado.

Tomás a quien agradaba sentir la seda en la piel, y que detestaba el viento frío que le azotaba la cara, había muerto… asesinado por su antiguo amigo.

Enrique pensó: No había lugar para los dos en Inglaterra, porque yo quería ser el gobernante supremo, no sólo del Estado sino de la Iglesia. Y por eso está muerto, y yo soy culpable. Soy el asesino que mató al mártir.

Pero era rey; tenía que vivir su vida; necesitaba gobernar a su país.

Su hijo Enrique, a quien había coronado, lo que ahora le parecía que había sido un gesto insensato, ansiaba ocupar su lugar. Tomás se había opuesto a la coronación. No era inteligente coronar a un nuevo rey mientras el viejo aún reinaba.

Su esposa lo odiaba. Su hijo Ricardo se había vuelto contra el monarca.

¿A quién pedir confortamiento? ¿A Rosamunda? Ella le daría solaz, pero él no podía hablarle de sus dificultades. Rosamunda jamás las entendería. Aceptaría todo lo que él hiciera y no era eso lo que Enrique deseaba.

¿Qué estaba haciendo Leonor? ¿Cuánto tiempo pasaría antes de que ella consiguiese volver a sus hijos contra él? Enrique se sentía desgraciado. Temía, porque era un hombre solitario, y su alma estaba manchada con la sangre del hombre a quien había amado.

Esta edición se terminó de imprimir en la

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en el mes de agosto de 1982.

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03/06/2011