LA APUESTA POR LA FICCIÓN

Así pues, cada volumen de esta serie narra la vida excepcional de uno de estos aventureros del saber, plasmada a través de su obra, claro está, pero también y sobre todo a través de sus relaciones apasionadas y conflictivas con sus allegados, con la sociedad, la política, las costumbres y las convenciones de su época. En efecto, cada etapa del saber se sitúa en el contexto muy preciso de la sociedad de su tiempo; el genio de algunos individuos se amplifica en contacto con la historia política, religiosa y cultural de su época, y dicho proceso genera un progreso súbito y decisivo de los conocimientos.

En estas biografías noveladas, en forma de reflexión sobre la ciencia, no se trata de vulgarizar, sino de sensibilizar. La ficción permite dar vida a personajes históricos y conceptos a primera vista abstractos, precisamente porque son «científicos». La ficción humaniza el discurso y demuestra que el saber nunca está separado de la emoción.

Los relatos están profundamente anclados en la realidad histórica y científica de la época. El lector recorre Europa a velas desplegadas en compañía de sabios-aventureros, vinculados con el poder político y religioso. Intrépidos, eruditos, íntegros pero hábiles negociadores, en ocasiones arribistas, los sabios son, ante todo, humanistas. Todos son universalistas, están en contacto con otras culturas, todos son conscientes de que trabajan para el progreso de la humanidad. De este modo, al hilo de las páginas, el lector descubre simultáneamente los progresos de la ciencia y los progresos de las ideas de una Europa en construcción. La serie Los Fundadores del Cielo es un himno a la ciencia, al goce y a la osadía del espíritu. Porque es a esos hombres excepcionales a los que debemos la primera imagen de un cosmos que todavía es el nuestro: la de un universo desmesurado y, sin embargo, mesurable por medio de la inteligencia y la imaginación creadora.