Notas

[1] Presidente del Gobierno y ministro de Defensa Nacional: Juan Negrín; Estado: Julio Álvarez del Vayo; Gobernación: Paulino Gómez Sáiz; Justicia: Ramón González Peña; Trabajo y Asistencia Social: José Moix Regás; Comunicaciones y Transportes: Bernardo Giner de los Ríos; Obras Públicas: Antonio Velao; Agricultura: Vicente Uribe Galdeano; Instrucción Pública y Sanidad: Segundo Blanco González; Hacienda y Economía: Francisco Méndez Aspe; ministros sin cartera: José Giral Pereira y Tomás Bilbao. <<

[2] Clasificados por su adscripción política, los diputados presentes eran los siguientes:

– Partido Socialista (minoría más numerosa): José Aliseda Olivares, Julián Borderas Pallaruela, Carlos Hernández Zancajo, José A. Junco Toral, Pedro Longueira Patiño, Edmundo Lorenzo Santiago, Gabriel Pradal Gómez, Amós Ruiz Lecina, Marino Sáiz Sánchez, Vicente Sarmiento Ruiz, Belarmino Tomás Álvarez, Julián Zugazagoitia, Crescenciano Bilbao Castellanos, Eduardo Castillo Blasco, Emiliano Díaz Castro, Luis García Cubertoret, Ramón Lamoneda Fernández, Rodolfo Llopis Ferrándiz, Miguel Muñoz González-Ocampo y Antonio Pasagali Lobo.

– Izquierda Republicana: Bibiano Fernández Ossorio-Tafall, Albino Lasso Conde, Enrique Navarro Esparcia, Juan Pesset Aleixandre, Ramón Ruiz Rebollo, Mariano Tejero Manero, Ramón Viguri Ros de Olano, Juan María Aguilar Calvo, Roberto Escribano Iglesias, Luis Fernández Clérigo, Vicente Marco Miranda, Vicente Sol Sánchez, Félix Templado Martínez, Pedro Vargas Guerendiain e Isidoro Vergara Castrillón.

– Unión Republicana: Diego Martínez Barrio, Álvaro Pascual Leone, Manuel Torres Campañá, Alejandro Viana Asperón, Ricardo Gasset Alzugaray y Alfonso Pazos Cid.

– Esquerra Catalana: Miguel Santaló Parvorell, Jaime Comas Jó, Pelayo Sala Berenguer y Fernando Zulueta Giverga.

– Partido Comunista: Margarita Nelken Amusbergen, Juan José Manso del Abad, Pedro Martínez Cartón, Antonio Mitje García y Florentino Sosa Acebedo.

– Partido Nacionalista Vasco: Julio Jáuregui Lasanta.

– Galleguista: Ramón Suárez Picallo.

– Acció Catalana: Eduardo Regassol Serra.

– Unió de Rabassaires: Pablo Padró Cañellas.

– Unió Socialista de Catalunya: Ramón Plá Armengol.

– Catalanista proletario: Pedro Aznar Sesera. <<

[3] Carrillo escatima, en sus Memorias, la importante carta a su padre.

«Si a aquella carta —advierte— se le quitan las frases grandilocuentes propias de la parafernalia terminológica comunista de la época, yo no le tacharía hoy ni una coma, considerándola un documento emblemático de la tragedia nacional y de las múltiples tragedias personales de entonces».

Por su gran interés, reproducimos textualmente la extensa misiva:

Londres,

París, 15 de mayo de 1939

Sr. D. Wenceslao Carrillo:

He recibido la carta que me enviaste desde Londres. No pensaba contestarte. Pero luego he creído útil escribirte, para que conozcas las razones por las cuales he decidido romper toda relación contigo. La traición de Casado, Besteiro, Miaja, Mera, Wenceslao Carrillo y Cía. ha establecido una separación tan profunda entre, de un lado la masa del pueblo y las organizaciones y los hombres que le son fieles, y del otro, los elementos que, en el transcurso de la guerra, preparaban la entrega a Franco, que ya nunca podrá haber nada común entre unos y otros

Durante treinta y dos meses el pueblo español ha luchado con un heroísmo y un coraje ejemplar. Los hombres de Guadarrama, Brunete, Belchite, Teruel, el Ebro, la defensa de Madrid, evocan en los antifascistas del mundo entero el recuerdo de los grandiosos combates por un pueblo dotado de la voluntad firme de defender la democracia y su independencia nacional

A lo largo de estos treinta y dos meses de resistencia, el pueblo español ha dado al mundo el ejemplo de lo que es posible hacer cara a los agresores fascistas con las armas en la mano. Cuando los elementos capituladores prefascistas pregonaban en todo el mundo «Antes la servidumbre que la muerte», el pueblo español ha levantado la bandera de la resistencia armada contra el fascismo y su ejemplo, unido al del admirable pueblo chino, ha puesto en movimiento por todas partes a millones de seres dispuestos a hacer frente a la piratería fascista

Pero vuestro golpe contrarrevolucionario, vuestra traición por la espalda ha entregado al heroico pueblo español, atado de pies y manos, a Franco y a los destacamentos de la OVRA y de la GESTAPO. Y esto ha sucedido, precisamente, en un momento en que la solidaridad internacional para nuestro pueblo aumentaba; en que la presión de las masas laboriosas apretaba, animadas por nuestro ejemplo, y obligaban a los gobiernos reaccionarios de Francia y de Inglaterra a inclinarse cada vez más por una política de resistencia a los agresores fascistas, en que nuestra lucha encoraginaba a los proletarios y demócratas de todos los países y hacía retroceder a los capituladores

Vuestro golpe contrarrevolucionario ha sido un gran servicio, no solamente a Franco, sino también a la reacción y al fascismo internacional; gracias a vosotros ha caído en sus manos uno de los principales centros de resistencia de la democracia. Con él en las manos, el fascismo se sintió inmediatamente mucho más fuerte, se decidió a ocupar la Bohemia, Moravia, Albania, Memel y amenaza provocar una guerra general, de la que España será víctima. Para poder consumar vuestra traición habréis engañado al pueblo prometiéndole la paz; le habéis hecho creer que terminaríais la guerra, que no habría represalias, que quedarían a salvo la independencia nacional y las conquistas populares

Y en vez de esto, ¿qué habéis dado al pueblo

Ha terminado la guerra de trincheras para dar comienzo a una ola de persecuciones que causan en las filas de la clase obrera y del antifascismo, sin distinción de tendencias, muchas más bajas que si se hubiera continuado la resistencia; ha comenzado un período de represión en que falangistas, Guardia Civil, la OVRA y la GESTAPO organizan la caza de los antifascistas y asesinan a millares de ellos en todo el país. No hay hogar antifascista donde no se lamente la pérdida o la prisión del hijo, el padre o el hermano, que a estas horas vivirían y serían libres al no haber mediado vuestra infame traición

Las conquistas sociales de los obreros han desaparecido bajo las medidas draconianas de las autoridades fascistas, fieles servidores de la patronal; la tierra, que el Frente Popular había entregado a los campesinos, liberándoles así, ha vuelto a caer en manos de los terratenientes

Italianos, alemanes y moros campean por sus respetos sobre nuestro territorio que las potencias fascistas tratan de colonizar

Eso es lo que vosotros, el Consejo de la traición, habéis dado al pueblo español; eso es lo que se escondía bajo vuestras falsas promesas de paz. Centenares de miles de españoles comprueban ahora con horror cuánta falsedad y doblez se escondía en vuestras promesas, y que razón teníamos nosotros al alentarles contra vosotros

Toda vuestra cuadrilla sabía bien que para realizar la entrega a Franco de un pueblo grande y heroico, como el pueblo español, era ante todo necesario desacreditar y desarmar a los comunistas, porque los comunistas, que siempre hemos dicho la verdad al pueblo, que somos carne de la clase obrera, no íbamos a permitir que se consumara la traición

Y todos a una, Casado, Besteiro, Miaja, Mera y tú, y la prensa redactada por cobardes capituladores y fascistas, comenzasteis a lanzar cieno sobre mi Partido y sus jefes más queridos; injuriasteis a la Pasionaria, la mujer a quien todos los españoles consideran como un símbolo en la lucha por la libertad, la buscasteis como lobos para detenerla y entregarla a Franco; injuriasteis a Pepe Díaz, el jefe querido de los comunistas y de los obreros españoles que los ha dirigido a través de las luchas difíciles en los últimos años, les dirige hoy, bajo la dominación extranjera, y les llevará en definitiva a la victoria; perseguisteis a Jesús Hernández, a Modesto, a Líster que queríais también fusilar

Habéis dejado en la cárcel para que Franco no tenga la molestia de buscarles a valerosos revolucionarios como Girón, Cazorla y Mesón; habéis asesinado a Conesa y Barceló y a decenas de luchadores y revolucionarios probados

Todos los enemigos del pueblo os habéis conjurado para ir contra mi Partido y sus hombres. Oficiales de familias fascistas, como Casado, agentes de la reacción internacional, como el profascista Besteiro, militares ambiciosos como Miaja, aventureros de la FAI, caballeristas-trotskistas. Y entre éstos tú, que, a pesar de ser un obrero, no has vacilado en traicionar a tu clase de la manera más vil

¿Por qué os habéis unido todos vosotros contra mi Partido? Porque el Partido Comunista luchaba por la victoria del pueblo y, en todo caso, por una paz verdaderamente honorable que evitara el terror y la matanza de millares y millares de antifascistas y revolucionarios; porque el Partido Comunista hacía esfuerzos enormes por mantener la unidad sin la cual una tal paz era imposible, como se ha comprobado

A través de esta dolorosa experiencia, el pueblo español ha comprendido mejor que nunca, en su propia carne, que tras el lema de la lucha «contra el comunismo» se esconde la preparación de la dominación brutal del fascismo. El pueblo español ha podido ver quiénes son sus amigos y defensores y sus enemigos disfrazados

Y los obreros socialistas que algún día creyeron en la sinceridad del sedicente izquierdismo del grupo Largo Caballero —tu jefe e inspirador principal—, han comprendido que el izquierdismo-trotskismo de Largo Caballero, Araquistáin, Baráibar, Zancajo y Cía., agentes del fascismo, lleva al mismo fin que el prefascismo de Besteiro. Unos y otros jugáis el mismo papel triste de la traición al servicio de Hitler y Mussolini. Unos y otros sentís el mismo odio al gran país del socialismo, la Unión Soviética, y al jefe de la clase obrera mundial, el gran Stalin, porque son la vanguardia y el amigo fiel de todos los pueblos que luchan por la libertad; porque han ayudado constantemente al pueblo español, y también porque han sabido barrer con mano de hierro a vuestros hermanos gemelos, los traidores trotskistas, zinovietistas y bujarinianos

Unos y otros, los caballeristas-trotskistas, y los amigos de Besteiro, los faístas y demás comparsas, sois enemigos de la unidad de la clase obrera y del Frente Popular. Durante los treinta y dos meses de lucha habéis hecho todos los esfuerzos posibles para escindir a la UGT y a la JSU, por romper la unidad popular, y en el extranjero continuáis entregados a la misma tarea y a la obra de descrédito del heroico pueblo español y de sus jefes más firmes

Pero no conseguiréis vuestros propósitos. A la luz de las últimas experiencias aparece más claro para todos los obreros socialistas, traicionados por vosotros, la necesidad de la unión con el Partido Comunista; todos los jóvenes, todos los obreros comprenden la necesidad de mantener a todo precio la unidad de la UGT y de la JSU

Las masas del pueblo, que han visto que era necesario romper el Frente Popular para realizar la traición, se dan cuenta, ahora mejor que nunca, de que el Frente Popular, libre del lastre de los traidores que le saboteaban, es el arma que nos permitirá hacer una resistencia de masa que impida la consolidación del fascismo en España, y que nos llevará a la victoria

La unidad popular, sin traidores, para la lucha contra Franco y la invasión, es absolutamente necesaria, y el Partido Comunista, como siempre, lucha por ella a la cabeza del pueblo

Y yo soy un militante fiel del Partido Comunista de España y de la gloriosa Internacional Comunista. Quiero recordarte y decirte que cada día me siento más orgulloso de mi Partido que ha sabido dar el ejemplo de abnegación y de heroísmo en la lucha contra los invasores, el Partido que en las difíciles horas de la ilegalidad no arría su bandera y, por el contrario, mantiene la batalla contra el fascismo con decisión y coraje, el Partido sobre el que todos los españoles cuentan, y con razón, para su liberación de las garras fascistas

Cada día me siento más orgulloso de ser un soldado en las filas de la Gran Internacional Comunista, que tú y tus cómplices odiáis tanto y que ha sabido mantener en todo el mundo la bandera de la solidaridad con el pueblo español, mientras que tus amigos del extranjero, los dirigentes de la II Internacional, hacían cuanto podían para acogotarnos, trabajaban y siguen trabajando contra la unidad, contra la URSS, utilizando el mismo lema que Hitler y Mussolini: «La lucha contra el comunismo».

Cada día es mayor mi amor a la Unión Soviética y al gran Stalin, a los que vosotros odiáis y calumniáis precisamente porque han ayudado a España de una manera constante a través de toda nuestra lucha

El odio de vuestra cuadrilla caballerista-trotskista al Partido Comunista de España, a la Unión Soviética y al gran Stalin, es una prueba más del formidable papel jugado por éstos en la lucha del pueblo español por su libertad

Cuando pides ponerte en comunicación conmigo olvidas que yo soy un comunista y tú un hombre que ha traicionado a su clase, que ha vendido a su pueblo. Entre un comunista y un traidor no puede haber relaciones de ningún género. Tú has quedado ya del otro lado de las trincheras

No, Wenceslao Carrillo, entre tú y yo no puede haber relaciones, porque ya no tenemos nada de común, y yo me esforzaré toda mi vida, con la fidelidad a mi Partido, a mi clase, a la causa del socialismo, en demostrar que entre tú y yo, a pesar de llevar el mismo apellido, no hay nada de común

Por vuestra traición, la República Española ha sido batida, pero la lucha no ha terminado. Por el esfuerzo del pueblo, Franco caerá, los obreros y campesinos, unidos a todos los demócratas con el Partido Comunista a la cabeza, restaurarán de nuevo la República popular, pero jamás, ni bajo la dominación fascista ni después de nuestra victoria, olvidarán vuestra infame traición.

SANTIAGO CARRILLO <<

[4] El economista Fabián Estapé publicó un espléndido trabajo sobre los Kennedy en la guerra de España en Historia y Vida (diciembre de 1974). Junto a su estudio, figura el que también realizó el historiador Ricardo de la Cierva en la misma revista, seis años atrás (julio de 1968), titulado «Los nuevos dioses se citan en el Ebro». De gran utilidad es también la obra John F. Kennedy: A Political Profile, de James McGregor Burns, editada en castellano por Ariel en 1960 bajo el título John F. Kennedy: perfil de un político de valor. También puede consultarse la biografía A Thousand Days(Los mil días de Kennedy, Aymá, Barcelona, 1966), de Arthur M. Schlesinger. Otro libro importante es The Lost Prince: Young Joe, the Forgotten Kennedy , de Hank Searls, además del trabajo Historia de la Segunda Guerra Mundial, de B. H. Liddell Hart [trad. cast., Caralt, Barcelona, 1972]. <<

[5] Sólo el historiador Ricardo de la Cierva se ha hecho eco hasta hoy de la gesta de Martín Villoria, en un artículo publicado hace más de cuarenta años en la revista Historia y Vida. <<

[6] Remito al lector al magnífico trabajo de investigación histórica de José María Manrique y Lucas Molina, titulado Antes que Sadam… Las armas de destrucción masiva y la protección civil en España 1924-2000, editado en Valladolid en 2003. El capítulo dedicado a la Guerra Civil española es, a mi juicio, el estudio más completo y esclarecedor existente hasta la fecha sobre el empleo de armas químicas durante esos tres años.

Otro trabajo interesante sobre el particular es el de Pedro Barruso Barés, titulado «Información, diplomacia y espionaje», que incluye una breve mención a la guerra bacteriológica. <<