A la memoria de Teodosia y Froilán, mis padres, que como muchas otras familias que conocimos en los duros tiempos de la posguerra, nos educaron con su ejemplo diario en el amor a la tierra y a la familia, en la cultura del esfuerzo y en los valores de la austeridad, laboriosidad, generosidad, responsabilidad, honestidad, espíritu de sacrificio y valor de la palabra dada. Además, nos enseñaron a soñar mirando al cielo estrellado y, para abrirnos al porvenir, sufragaron nuestros estudios hasta el límite de sus posibilidades.