En el prefacio de uno de mis primeros libros, escribía:
«Padecí guerras como civil desarmado y las hice como soldado más o menos bien pertrechado. Como periodista, di cuenta más tarde de cierto número de ellas, ya fueran clásicas, subversivas o revolucionarías, decretadas buenas por unos y detestables por los otros. Pido, por tanto, que también a mí me sea concedido el derecho de hablar de la guerra...»