La prueba policial que corrobora la investigación sobre la verdadera identidad de Jack el Destripador

La prueba caligráfica siempre fue una opción en la investigación de los asesinatos de Jack el Destripador. Scotland Yard publicó facsímiles de la carta Querido jefe y la postal del 3 de octubre con la esperanza de que alguien reconociera la escritura. Lo que nunca hizo fue contrastar las cartas recibidas y escritas por Jack el Destripador con los perfiles escriturales de los sospechosos, prueba que, de haberse hecho, tampoco habría dado con el perfil, al no estar Conan Doyle entre los sospechosos.

Documentos analizados

Mi investigación, tras realizar el perfil de Jack el Destripador, donde pude establecer los parámetros de búsqueda de posibles identidades que encajasen con la de Jack, se centró en la búsqueda de los perfiles escriturales de los sospechosos que pudieran encajar con los del asesino, buscando encontrar una concurrencia de perfiles entre los analizados, y así fue como al analizar la letra de Conan Doyle encontré la prueba, al encajar los dos perfiles escriturales. Prueba esta dejada por el propio asesino y que ha perdurado en el tiempo, sin alterar su valor probatorio.

Cotejo entre las cartas analizadas de Jack el Destripador ylas cartas de Arthur Conan Doyle

Las cartas de Jack el Destripador fueron escritas desde la tensión emocional de los momentos posteriores a los asesinatos, lo que llevó al autor de las mismas a modificar la velocidad y tamaño de las grafías, ya que en esos estados se produce una escritura con más carácter, más nerviosa, de letras más grandes y realizadas con prisa, prisas que son espontáneas por el estado de tensión emocional, que hace que las letras sean más finas, a pesar de que en esa época se escribía con pluma y esta deja unas líneas más cargadas de tinta, que ocultan los rasgos más finos, si bien no altera los rasgos personales y característicos de cada perfil escritural, ya que este es único y se realiza de forma inconsciente por la persona que escribe y de los que no puede sustraerse o modificar, sin dejar una huella clara de esa intención de ocultar sus rasgos escriturales, y son estos los que permiten identificar las coincidencias de dos escritos entre sí, para determinar si corresponden a la misma persona.

Documento original de Jack el Destripador: carta denominada From Hell, fechada el 15 de octubre de 1888

Documento depositado en The Records of Metropolitan Police Service, National Archives, MEPO 3/142, Londres. Fotografía de la carta tomada antes de la pérdida.

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Documento original de Arthur Conan Doyle: carta enviadaa Greenhough Smith, 11 de julio de 1894

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Pruebas practicadas y medios utilizados

Se ha procedido al estudio de los documentos presentados, siguiendo las técnicas exploratorias que aconseja la práctica pericial caligráfica.

Respecto a la documentoscopia, las grafías del presente informe, tanto indubitadas como dubitadas, fueron examinadas haciendo uso del esteromicroscopio binocular de luz polarizada, con distintas lentes manuales a distintos aumentos, que permiten apreciar con mayor detalle la morfología general de su trazado, las características internas de sus elementos, la forma y tensión y en general todos los aspectos gráficos observables por medios ópticos, así como la iluminación a diversos grados de incidencia (rasante, diascópica, oblicua, etcétera) para observar con mayor precisión la presión, las características de los puntos, los rasgos de ataque, los finales y la intensidad de la cohesión, la existencia de irregularidades en el trazo, los temblores, los reenganches y las paradas.

Por último se realizaron ampliaciones de las grafías por medio de sistemas informáticos para el tratamiento de imágenes y análisis de las características gráficas de la letra, utilizando plantillas reticulares milimetradas para la medición pormenorizada de dimensiones y ángulos, y su exhaustivo cotejo con el fin de determinar si existe o no identidad entre las mismas.

Observaciones del perito

El cambio en la escritura de las personas es constante a lo largo de la vida. La evolución que toda persona presenta con el paso de los años tanto a nivel ideológico como físico y psíquico se refleja claramente en la grafía, modificándose paralelamente al paso del tiempo, por lo que entre dos grafías cronológicamente iguales, pertenecientes a una misma persona, pueden observarse diferencias muy importantes fruto de esa evolución o momento emocional.

De otra parte, las diferencias cronológicas se aprecian en sentido inversamente proporcional a la edad del autor: cinco años en un adulto (salvo aparición de enfermedades o traumatismos) es mínimamente trascendente comparativamente hablando con lo que este mismo periodo de tiempo representaría en la grafía de una persona joven, máxime si consideramos que hay ciertas edades en las que la evolución no solo es más rápida, sino también más intensa, si bien este parámetro no puede ser aplicado de la misma forma en el Londres de 1888, en el que la alimentación, la forma de vida, las enfermedades e incluso la misma forma de dormir sin el confort de hoy en día hacían que la evolución física fuese más proclive a un deterioro, que se reflejaría en los cambios escriturales, y se correspondería en los escritos en un menor estadio grafoevolutivo. Así, pasamos de tener una letra casi ilegible en nuestra niñez a una letra más clara y trazada con el paso de los años, para terminar perdiendo definición en la vejez.

Nuestro propio estilo de escritura —o sus rasgos más característicos: presión, velocidad, inclinación, sinuosidad, orden, dimensión, continuidad y dirección— quedará definido a lo largo de nuestra vida, teniendo gran repercusión la forma de vida que cada cual lleve, así como su trabajo, alimentación, enfermedades padecidas, observándose los cambios más notables tras enfermedades, operaciones o accidentes, muy especialmente cuando se trata de patologías de carácter degenerativo o de tipo nervioso. Ahora bien, todos los cambios que se apreciasen en la escritura siempre lo serían referidos a la presión, velocidad, inclinación, sinuosidad, orden, dimensión, continuidad, rapidez y dirección de la misma. Nunca hasta el punto de hacer desaparecer los rasgos idiosincrásicos característicos de la persona, los cuales se mantienen a lo largo de toda la vida. Si el carácter de una persona puede verse modificado por las circunstancias que lo rodean, igualmente pueden variar algunas de las características gráficas de la escritura, pero nunca podrá cambiarse la personalidad de un sujeto, como tampoco sus rasgos idiosincrásicos. Rasgos tales como los gestos-tipo, que se constituyen por aquellas grafías características de cada persona, reflejándose en rasgos determinados de la escritura, que son plasmados con mayor frecuencia en los rasgos iniciales y finales, en los bucles, acentos, puntos, ganchos, torsiones, etcétera.

Los gestos-tipo nacen de la evolución de cada persona, su educación escolar, factores biológicos y psicosomáticos, que los hacen tan peculiares y característicos como otros rasgos de su personalidad. Si la escritura de una persona se modifica por problemas tales como un accidente o traumatismo en la espalda, brazos o manos, se recuperaría la escritura originaria tras evolucionar de las lesiones si no quedan secuelas; si es por la aparición de enfermedades nerviosas, la desaparición de la patología nerviosa o degenerativa que afectaba al enfermo o cuando menos por su recuperación parcial —por cambios de residencia, de clima, por adquisición de nuevas ilusiones—, tras la vuelta a la normalidad del enfermo se recuperaría igualmente parte de la normalidad de los grafismos de una persona.

Los procesos degenerativos que aparecen en las personas de forma natural, aplicados a la escritura, suelen comenzar hacia los treinta años de edad, como consecuencia de que la renovación celular se interrumpe en esa época vital. En ese proceso se pierde por tanto elasticidad muscular, siendo a partir de la cuarentena cuando podemos encontrarnos ya con personas que presentan síntomas de artrosis, artritis reumatoides, alteraciones musculares y, en edades más avanzadas, la demencia senil, pérdidas de memoria, pérdida de la capacidad mental y temblores, enfermedades degenerativas terminales, hacen que los grafemas escritos por estas presenten una pérdida de estilización en mayor o menor grado, dependiendo del tipo de enfermedad o síndrome padecido, así como de su estadio evolutivo. Si bien este parámetro debe retrotraerse en el caso de una investigación sobre el Londres de 1888, es decir, han de acortarse los plazos hasta alrededor de los veinte años de edad del individuo, ya que como se ha dicho las condiciones de vida aceleraban los procesos degenerativos.

Otra de las enfermedades degenerativas o anuladoras de la capacidad de escribir es la enfermedad de Alzheimer, caracterizada por una pérdida de memoria, así como de movimientos. Lo mismo puede decirse de la enfermedad de Parkinson, dado que uno de sus síntomas manifiestos es la aparición de temblores que no pueden ser controlados por el paciente, patologías estas detectables en un análisis grafológico, lo que nos permite en algunos casos de personas fallecidas tener una información médica que, de otra forma, no sería posible.

No obstante, sin necesidad de llegar a los casos extremos a los que hacíamos referencia, hemos de aclarar que además de la evolución natural que sufren las grafías de cualquier persona a lo largo de su vida, las alteraciones de índole orgánica, psíquica o incluso anímica pueden determinar una variación en los impulsos gráficos de la misma. Si la alteración se produce por variaciones anímicas, estados depresivos o de euforia, finalizados estos, la normalidad se recupera.

Estudio general de los grafismos por géneros caligráficos

Los géneros gráficos de forma, rapidez, presión, orden, dimensión, dirección, continuidad e inclinación en el estudio general nos permiten determinar el perfil coincidente o no entre documentos analizados.

El orden y distribución de grafismos es concentrado en el documento de Jack el Destripador, rasgos que no coinciden con los del documento de Conan Doyle.

La dimensión de la caja (escrito y letras) es grande, rasgos que no coinciden entre los dos escritos, lo que confirma el momento emocional tras el asesinato.

La forma de la escritura global de las letras y su estética en el documento de Jack el Destripador es realizada en trazos ovalados que evolucionan a geométricas, coincidiendo con los de Conan Doyle.

La inclinación con grafismos cuyo eje vertical tiende a orientarse más a derecha, rasgos que coinciden entre los documentos analizados.

La dirección de la escritura es realizada en horizontal-ascendente en el documento de Jack el Destripador, rasgo que ratifica el estado de euforia tras el asesinato, y que no es coincidente con el documento de Conan Doyle, al realizarse en este en horizontal-descendente, lo que nos confirma los cambios de estado de ánimo.

La rapidez (se refiere a la velocidad y el ritmo de las grafías) es lanzada en gestos dirigidos a la derecha y a la parte superior, con velocidad rápida en el documento de Jack el Destripador y que coincide con el de Conan Doyle.

La presión define la presión que se ejerce sobre el documento al escribir, no pudiendo determinarse, al ser realizado con una pluma y tinta, lo que hace que no sea una conclusión exacta, al tratarse de unos documentos de 1888, análisis que sí es posible en la actualidad por los sistemas de escritura.

La continuidad (agrupaciones de letras en palabras) es desligada, rasgo que coincide en los dos documento analizados.

Comparativa entre grafemas de las cartas

Respecto al análisis de grafemas, los impulsos gráficos característicos y de ejecución escritural de una persona, son únicos y personales, nacen con nuestro aprendizaje y formas de vida y pensamiento, y en ellos se ve a la persona en el documento.

El estadio grafoevolutivo entre las cartas analizadas, es de seis años, ya que la carta de Jack el Destripador está fechada en Londres el día 15 de octubre de 1888, y la carta de Arthur Conan Doyle corresponde al día 11 de julio de 1894.

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Carta de Arthur Conan Doyle

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Carta de Jack el Destripador

Grafía de la letra y

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Grafema de la carta de Jack el Destripador, letra y

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Grafema de la carta de Arthur Conan Doyle, letra y

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En la firma de Arthur Conan Doyle, letra y

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Gesto repetido, pero en invertido, en el trazo derechode la letra d de Arthur Conan Doyle

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Invertida en el texto

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Grafía superior invertida por el perito, para una mejor apreciación de la misma

La grafía de la letra y es realizada en un trazo muy característico, denominado gesto-tipo. El gesto-tipo es un trazo muy identificativo de una persona, ya que se realiza en una forma que se ubica con facilidad por su ejecución y se localiza en distintas letras incluso en invertido, usándolo por el que escribe como forma para varias letras. La realización del mismo es irreproducible por otra mano que no sea la original, ya que en el propio trazo está la dificultad, que en caso de intentar ser falsificada, sería fácilmente detectada al carecer de la espontaneidad y velocidad de ejecución que requiere el trazo, advirtiéndose una mayor carga de tinta —por la lentitud de ejecución— y temblores en el trazo.

Es una grafía en la que coinciden ambos documentos.

Grafía gesto-tipo

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Grafema de la carta de Jack el Destripador, gesto-tipo

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Grafema de la carta de Arthur Conan Doyle, gesto-tipo invertido

Grafía del gesto-tipo en invertido, que recuerda al número 9, realizada en un semióvalo, gesto-tipo muy personal.

Grafía en la que coinciden ambos documentos.

Grafía de la letra e

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Grafema de la carta de Jack el Destripador, letra e

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Grafema de la carta de Arthur Conan Doyle, letra e

Grafía de la letra e, realizada en inclinación a derecha, que se inicia en su parte media, para continuar al cielo de la letra (parte alta) y en retorno forma el cuerpo de la grafía, que continúa con la siguiente letra.

Grafía en la que coinciden ambos documentos.

Grafía de la letra d

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Grafema de la carta de Jack el Destripador, letra d

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Grafema de la carta de Arthur Conan Doyle, letra d

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Grafema de la carta de Jack el Destripador, letra d

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Grafema de la carta de Arthur Conan Doyle, letra d

D realizada en un trazo que se inicia en su parte izquierda superior, para en bajada al infierno (parte inferior) realizar el óvalo de la grafía y subir al cielo para en un doble trazo retornar al infierno, en una ligera salida a derecha.

Grafía en la que coinciden ambos documentos.

Grafía de los puntos sobre las letras

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Grafema de la carta de Jack el Destripador, punto

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Grafema de la carta de Arthur Conan Doyle, punto

Respecto a la grafía del punto, hay que señalar que el punto es una de las señas más significativas de una autoría escritural, al ser tan simple, ya que siempre se proyecta en la misma zona, en los documentos analizados se proyecta muy alejado de la letra que lo soporta en adelantado a la derecha.