Las víctimas de los asesinatos
Las cinco víctimas canónicas de Jack el Destripador fueron cinco mujeres que ejercían la prostitución para sobrevivir: Mary Ann Nichols, Annie Chapman, Elizabeth Stride, Catherine Eddowes y Mary Jane Kelly. Edmund Reid, detective e inspector, describió el modus operandi del asesino:
«La posición de la sangre y del cuerpo mostraba que él le había cortado el cuello con la mano derecha, de derecha a izquierda, haciendo que la sangre saliese despedida en dirección contraria de donde él se hallaba, lo que probablemente haría que su ropa no se manchara de sangre. Una de las principales dificultades del caso radicaba en que el ingenio sobrepasaba a la razón.»
Fotografía de la autopsiade Mary Ann Nichols,primera víctima canónicade Jack el Destripador
Tumba de Mary Ann Nichols en el cementerio de la ciudad de Londres
Fotografía de la autopsiade Annie Chapman,segunda víctima canónica
Fotografía de la autopsiade Elizabeth Stride,tercera víctima canónica
Fotografía de la autopsiade Catherine Eddowes,cuarta víctima canónica
Mary Jane Kelly, quinta víctima canónica
Dibujo forense de la posición y lesiones de la víctima Mary Jane Kelly
Los cinco crímenes ocurrieron entre el final del verano y el otoño de 1888, con un patrón temporal: se cometieron en noches de fin de semana, y hacia el final de un mes o la primera semana del siguiente. A medida que Jack asesinaba, las mutilaciones de las víctimas se volvieron cada vez más agresivas, más violentas, con odio y ensañamiento, lo que a nivel de investigación policial demuestra odio y rencor, sin duda con su origen en un trauma infantil. El ensañamiento no culminó con su tercera víctima, Elizabeth Stride, pues el asesino fue interrumpido, si bien enmendó su error en la siguiente víctima. A Mary Ann Nichols no le faltaba ningún órgano; el útero de Annie Chapman había sido extraído; el riñón y el útero de Catherine Eddowes nunca fueron encontrados y el asesino, además, le deformó la cara. La última víctima, Mary Jane Kelly, fue descuartizada y su rostro totalmente desfigurado, y le faltaba el corazón.
Respecto a la cronología, la primera asesinada, Mary Ann Nichols, fue descubierta alrededor de las 3.40 a. m. del viernes 31 de agosto de 1888 en la calle Buck’s del distrito de Whitechapel. Presentaba dos grandes incisiones que le seccionaron la garganta y su abdomen, que se hallaba abierto por un gran corte.
La segunda víctima, Annie Chapman, fue localizada aproximadamente a las 6.00 a. m. del sábado 8 de septiembre del mismo año en la calle Hanbury, 29, en Spitalfields. La causa de la muerte fueron los dos grandes cortes en la garganta. Su abdomen se encontraba completamente abierto, en la autopsia se descubrió que el útero había sido extraído del cuerpo.
Elizabeth Stride, tercera víctima canónica, fue descubierta cerca de la una de la madrugada del domingo 30 de septiembre de 1888 en Dutfield’s Yard, Berner Street, en Whitechapel, en la noche del llamado «doble evento» en el que también se produjo el asesinato de la cuarta víctima. Stride solo presentaba la garganta seccionada, sin otras lesiones, ya que según los testigos el asesino fue interrumpido, lo que le hizo abandonar el lugar de los hechos sin consumar el ritual de sus asesinatos según su modus, si bien quiso terminar con su macabro asesinato en otra víctima aquella misma noche.
La pareja de Stride en el «doble evento» fue la cuarta víctima, Catherine Eddowes, encontrada en Mitre Square, en la Square Mile, cuarenta y cinco minutos después de haber sido hallado el cadáver de la tercera víctima. La causa de la muerte fue un profundo corte en la garganta, que se la seccionó. El abdomen se hallaba abierto por un largo corte. El asesino le extrajo el riñón izquierdo y la mayor parte del útero.
La quinta y última víctima canónica, Mary Jane Kelly, mostraba su cuerpo brutalmente mutilado, que fue encontrado en la cama de la habitación donde vivía, en el número 13 de Miller’s Court, cerca de Dorset Street en Spitalfields, a las 10.45 a. m. del viernes 9 de noviembre de 1888. El cuerpo mostraba un corte desde la garganta hasta la columna vertebral; el abdomen se encontraba abierto y le habían extraído los órganos internos.
Después de los asesinatos canónicos, nunca más se volvió a saber del asesino. No hubo más cartas ni más crímenes. El caso fue cerrado en 1892, año en que el inspector de la policía de Londres encargado del caso se jubiló.