Capítulo 38


—¿Crees que un vídeo porno es un regalo de cumpleaños apropiado?

Vuelco una taza de hielo en la batidora junto con la leche y el café que he puesto antes. Echo una miradita a la batidora y entonces cojo el bote de sirope de chocolate y le doy la vuelta, asegurándome de que el chocolate sale antes de volverme hacia Sophie.

Es media mañana y el ajetreo matutino del Estimúlame ha terminado. Sophie está reponiendo servilletas en el dispensador al lado de la caja mientras yo trasteo con mi creación en la batidora.

—Para que me quede claro, ¿te refieres a grabarte mientras lo haces con Sawyer?

—Eh, sí. ¿De qué otra cosa crees que estoy hablando?

Meto un puñado de pepitas de chocolate en la batidora y empiezo a pelar un plátano.

Ella se encoge de hombros.

—¿Y yo qué sé? A lo mejor te referías a un vídeo porno de un famoso. O a uno tuyo bailando en una barra de striptease.

Me lanza una sonrisa descarada. Hago una pausa, frunzo el ceño y luego sacudo la cabeza.

—No tengo tiempo para aprender a bailar en una barra de striptease antes de su cumpleaños, así que eso queda descartado.

—Lo de la barra era broma.

Sophie saca una caja de pajitas de debajo del mostrador.

Yo añado el plátano a la batidora.

—No, era una sugerencia válida. Quizá el año que viene.

—¿El año que viene? —La coleta de Sophie da un giro cuando ella se vuelve y se apoya en el mostrador—. ¿Ya estás pensando en regalos para dentro de un año? —Arquea las cejas con una sonrisa en la cara.

—Ya estoy pensando en regalos para el resto de nuestras vidas.

—Con toda la mierda que me dijiste sobre ir demasiado en serio con Luke tan rápido ¿y tú estás totalmente enamorada de Sawyer en solo un mes? —Tiene las manos en las caderas y la cabeza ladeada con consternación.

—Estaba equivocada. —Me encojo de hombros y le pongo la tapa a la batidora.

—¿Eh? —responde Sophie cuando la batidora para.

—¿Eh, qué? —pregunto mientras vierto la bebida en una taza y le pongo una tapa.

—No pensaba que fueras a admitir la derrota tan rápido.

—Cuando estás equivocada, estás equivocada. —Me subo de un salto al mostrador trasero y meto una pajita en mi bebida—. Joder, soy un genio. Pruébalo. —Sostengo la bebida hacia Sophie y meneo la muñeca con emoción—. ¡Qué bueno!

Sophie me quita el vaso de la mano y bebe, luego hace una mueca y me lo devuelve.

—Qué asco.

—¡No es asqueroso! —Vuelvo a beber—. ¿A quién no le gusta el chocolate con plátano? —Admito que algunos de mis mejunjes son muy malos, pero este es la felicidad en un vaso.

—No. —Niega con la cabeza—. Me gusta el chocolate con plátano, pero eso sabe raro. —Señala el vaso que tengo en la mano.

La fulmino con la mirada y doy un enorme trago, con lo que creo una burbuja y hago ruido al beber, un sonido que intensifico mientras remuevo el contenido con la pajita.

—Tienes las papilas gustativas estropeadas o algo.

—Si tú lo dices —contesta, pero su expresión indica que no cree que sea así.

—Volviendo a lo de mi posible vídeo porno, es una buena idea, ¿no? —No espero una respuesta antes de seguir exponiendo mi caso—. Es imposible encontrar regalos para un tío que tiene dinero para comprar lo que quiera. ¿Y qué hombre no quiere grabarse mientras se folla a su novia? Todos quieren hacerlo. ¿O no? —Miro a Sophie para que me lo confirme.

—Los vídeos porno y el sexo anal están en la lista de deseos de todos los hombres.

Gruño.

—Sí, y ya le he dicho que estoy reservando el sexo anal para el matrimonio, así que eso queda descartado.

—Espera, ¿nunca has practicado sexo anal? —dice Sophie en un susurro con los ojos muy abiertos.

Observo su cara y dejo la bebida en el mostrador con brusquedad.

—¿Tú sí? —Estoy perpleja.

Ella desvía la mirada a toda velocidad y luego vuelve a mirarme, mordiéndose el labio y asintiendo con la cara roja.

—¿Cómo es posible?

Hace cinco minutos eras virgen ¿y ya has avanzado hasta el sexo anal? —Sacudo la cabeza—. Oh, Dios. Tengo el culo de una doncella anciana. —Dejo caer la frente sobre la palma de mi mano y luego me siento recta, con las manos aferradas al borde del mostrador mientras me inclino hacia delante para atraer la atención de Sophie—. ¿Te gustó?

Sophie se aclara la garganta y vuelve a mirar a su alrededor, como si alguien nos fuera a pillar teniendo esta conversación y a publicarla en Facebook.

—Sí —susurra, y luego mira al techo como si no pudiera mirarme a los ojos al admitirlo—. Está, mmm, bien. No quiero hacerlo todos los días, pero de vez en cuando, sí, me gusta.

—Ah —digo—. Pues bien, entonces.

Llega un cliente y Sophie lo atiende mientras yo permanezco sentada en el mostrador trasero y busco vídeos porno en Google con el móvil, lo que no me da instrucciones sobre cómo hacer un vídeo porno, sino a enlaces de vídeos ya hechos. Cambio la búsqueda a «hacer vídeo porno» y obtengo resultados parecidos. ¿Es que nadie ha hecho una entrada sobre ello? O sea, ¿por dónde empiezo? ¿Puedo usar la cámara del móvil? ¿Qué tipo de iluminación necesito?

Toco el botón lateral del teléfono con el dedo y suspiro, mientras miro como Sophie añade fideos de colores a un chocolate caliente para la renacuaja que mira desde debajo del mostrador. Su madre está revolviendo la nata de su café. Qué cosa más mona, decido. Qué niña más mona, me corrijo. Probablemente a las madres no les guste que se refieran a sus hijos como «cosas», aunque sea mentalmente.

—Espero tener tan buen culo después de tener hijos —comento mientras veo como se marchan de la mano.

—¿Primero para siempre y ahora hijos? —Sophie se lleva las manos al pecho en broma—. Mi corazón no puede soportarlo.

—No. —Gruño—. No seas estúpida. Primero, para siempre, y los bebés, para dentro de una década. Y, créeme, mi felices para siempre no incluye un embarazo sorpresa. No va a pasar. —Gesticulo con la mano hacia la puerta—. Pero la niña era mona. Haré de niñera para ti y Luke.

—Qué gracioso —se ríe Sophie—. Muy gracioso.

La puerta suena otra vez, levanto la vista y veo entrar al hermano de Sophie. Lleva un traje y vislumbro la placa enganchada en la cintura cuando se le abre la chaqueta por el viento de la puerta al cerrarse. Tengo que arreglármelas para que él y Chloe se conozcan, reflexiono mientras saludo. Vuelvo a concentrarme en mi infructuosa búsqueda por internet de vídeos porno mientras Sophie y Boyd están en la caja registradora.

Entonces se me ocurre algo y levanto la vista.

—¡Boyd! —lo llamo emocionada. Una siempre debería usar todos los recursos. Dejan de hablar y me miran con sendas expresiones de pregunta en la cara—. ¿Sabes cómo hacer un vídeo porno? ¿O sea, en detalle? Pillo lo del sexo —digo, moviendo la mano para quitarle importancia—, pero ¿necesito una cámara especial? ¿O un trípode o algo? ¿Lo sabes? —pregunto con seriedad mientras me rasco una zona seca de la rodilla.

—¡Everly! —suelta Sophie como respuesta.

—¿Qué? —pregunto, confundida—. Míralo así. Existe la probabilidad de que lo haya hecho una o dos veces.

Los ojos de Sophie se le salen de las cuencas.

—¿Tengo que recordarte que tienes un hermano?

—Sé que tengo un hermano. No voy a pedirle consejo sobre cómo hacer un vídeo porno. Eso es asqueroso. —¿Qué le pasa?

Sophie sacude la cabeza.

—Sí, y este es mi hermano —dice mientras señala a Boyd y me hace una mueca.

Ah, claro.

—Bueno, ¿puedes esperar en el cuarto de atrás? —pregunto, arrugando la nariz—. Hay una falta de información asombrosa en la red. —Levanto el móvil como prueba—. El cumpleaños de Sawyer es dentro de una semana.

—Por favor, deja de hablar —responde Sophie, que levanta la mano para que me detenga.

Suspiro y miro a Boyd, quien me observa como si estuviera chiflada. Sí que es perfecto para Chloe. Puede que tenga que trabajar en ello de manera anónima, ahora que lo pienso.

Me encojo de hombros y cambio las palabras de mi búsqueda de internet. Esto está mejor. Sonrío con los nuevos resultados y empiezo a leer.