A HESTIA

Hestia, tú que, en las excelsas moradas de todos los dioses inmortales y de los hombres que caminan por la tierra, te ganaste un sitial perpetuo como honra de primogénita y obtuviste así una hermosa recompensa y honor. Pues sin ti no hay banquetes entre los mortales, 5en que el que los comienza no haga libación de vino dulce como la miel, en honor tuyo, Hestia, en el primer lugar, y en el último[5].

También tú, Argicida, hijo de Zeus y Maya, mensajero de los Bienaventurados, el de áurea varita, dador de bienes, siendo benévolo, protégeme con Hestia, la 10venerable y querida, pues ambos habitáis las hermosas moradas de los hombres que pueblan la tierra, conocedores cada uno de sentimientos amigables para las mientes del otro. Hermosos baluartes, acompañáis a la inteligencia y a la juventud.

Te saludo, hija de Crono, a ti y a Hermes, el de áurea varita. Que yo me acordaré de otro canto y de vosotros.