Despierto siempre antes que raye el día

y escribo con el sueño que perdí.

Después, en el torpor que el alma enfría,

la aurora aguardo, que ya tantas vi.

Miro, olvidado, el ceniciento verde

que azula de los gallos el cantar.

¿Que es malo no dormir? Uno se pierde

lo que la muerte da para empezar.

Oh primavera sosegada, aurora,

enseña a mi torpor, que el alma enfría,

qué es lo que al alma lívida colora

con lo que ocurrirá durante el día.