ACLARACIÓN SOBRE METODOLOGÍA

1º) Escribir un libro de historia implica siempre una duda previa: ¿Qué limitaciones deben fijarse? ¿Debe darse por supuesta una serie de hechos y antecedentes o debe partirse de la idea de una ignorancia total en el lector? Es una duda que se plantea en cada página y nunca puede contestarse satisfactoriamente. Este libro se escribe para un lector al que se supone informado de manera relativa sobre los hechos, personajes y fuerzas actuantes en la época que constituye su tema y la inmediatamente anterior. En consecuencia, se brinda una información general y se omite toda la que pueda fácilmente encontrarse en otras obras asequibles. Por ejemplo, no se entra a detallar el proceso político anterior a 1945 más que en lo indispensable, aunque es evidente que poco se puede entender de las ocurrencias de ese año si no se conoce lo que pasó inmediatamente antes: asimismo se dan por conocidos los principales hechos de la historia política argentina anterior a 1943 y, como norma general, la crónica se formula sin detalles de nombres y hechos, remitiendo éstos, junto con los apoyos bibliográficos documentales y testimoniales, a las respectivas secciones de notas que completan los capítulos.

2º) Quien trate de investigar etapas de la historia contemporánea en nuestro país tropezará con las mismas dificultades que afligieron al autor de este libro. No existe documentación epistolar, porque ya nadie dice cosas importantes por carta; la información periodística señala —en el mejor de los casos— los hechos que ocurren, sin marcar los procesos que los han precedido a veces de modo esotérico o clandestino. Además, los diarios y publicaciones periódicas han sufrido en muchos momentos la censura oficial o la autocensura y pueden ser parciales, sectarios, o dar una información deformada, voluntaria o involuntariamente. Los testigos sobrevivientes suelen hablar con reticencia; algunos se encuentran, aún hoy, políticamente condicionados, otros seleccionan inconscientemente sus recuerdos, rescatando sólo aquellos que les son gratos o que corroboran sus propias creencias o justifican su propia actuación. Los volantes, panfletos y folletería que deben compulsarse para captar el tono de la época están dispersos y son difícilmente asequibles. Los archivos del Estado no se abren con la debida generosidad y algunos, cuando son recorridos por el investigador, resultan de una sorprendente pobreza. Y finalmente, las gestiones que realizó el autor ante las cancillerías de España, Francia e Italia para hurgar los informes de sus diplomáticos de 1945 en la Argentina fracasaron, pese a la buena voluntad de los embajadores Horacio Aguirre Legarreta y Francisco Ramos Mejía, por considerar aquellos organismos que se trataba de hechos demasiado recientes.

El autor ha tratado de salvar estas dificultades reconstruyendo la realidad estudiada con un trabajo de rompecabezas que ha requerido manejar todos los elementos disponibles, sospechosos o insospechables, orales, escritos, éditos o inéditos. A veces el rompecabezas no ha quedado completo y el lector deberá hacer su juicio personal sobre el episodio. Por esa razón el lector advertirá que, en ocasiones, los testimonios transcritos no se corresponden con las afirmaciones que hace el autor en la crónica e incluso las contradicen; o que un mismo hecho es relatado por los diferentes testigos de manera diferente: una especie de «Rashomon» argentino y contemporáneo… A este respecto debe señalarse que los testimonios se transcriben tal como surgieron de las conversaciones de los testigos con el autor, generalmente mediante grabación magnetofónica. Pero esas inserciones no significan necesariamente que el autor las avale: esas piezas constituyen sólo una parte del rompecabezas y el autor queda muy agradecido de todos modos, a quienes se prestaron a colaborar entregándole sus recuerdos en la medida de sus posibilidades.

3º) Nada hay en la crónica que no esté fundamentado. Los hechos notorios se documentan a través de la compulsa de los diversos diarios y publicaciones periodísticas que se han manejado; los otros se acreditan en las notas respectivas; todo lo que es conjetura u opinión del autor se señala como tal. Es innecesario decir que en todo se ha procurado aplicar un criterio de absoluta objetividad.

4º) Este libro no pretende ni remotamente agotar la relación ni la interpretación de los sucesos ocurridos durante el lapso que constituye el tema. Quedan muchos aspectos que deben investigarse a fondo. El autor ha pretendido formular una aproximación general brindando una visión global y, en lo posible, coherente, señalando ocasionalmente aspectos que reclaman un estudio en detalle y que —tiene la esperanza— tal vez este libro llegue a estimular.

POST SCRIPTUM EN 1971. Después de salida a luz la primera edición de este libro, en el invierno de 1969, aparecieron en el país diversos trabajos vinculados a su tema central o a aspectos marginales. Los mismos no han sido incorporados a la bibliografía que se ofrece al final de cada capítulo. Del mismo modo, tampoco he utilizado los elementos de juicio y datos diversos que cordialmente me brindaron numerosos lectores que me escribieron o se comunicaron conmigo después de haber leído El 45.

Esta decisión obedece al propósito de mantener a mi libro en el carácter que tuvo originariamente, es decir, una simple aproximación a un tema fundamental que todavía debe trabajarse mucho, ampliando, corrigiendo o invalidando mi propio aporte. Quede esta tarea para otros.

Por tal razón, la presente edición va exactamente con el texto original, salvo algunos errores tipográficos que han sido salvados, entre los que se incluyen algún nombre propio mal escrito o alguna fecha o cifra equivocada.