ZAAKE (SVONDA)
Ebba. Año 569 después del Ocaso
En la cacería, tanto con perros como con
halcones, es imprescindible tener paciencia, y, sobre todo, tener
suerte.
Enciclopedia del
mundo
Incluso a Rhinuv, que hacía mucho tiempo que
no deseaba a mujer alguna que no fuera la Muerte o la Fortuna, esa
hembra le dejó boquiabierto. Nunca había visto un pelo del color
del fuego, ni unos ojos de ese tono indefinido, irisado. Tenía el
rostro tan lleno de imperfecciones, la nariz recta y un poco
respingada en la punta, los ojos tan rasgados, la boca tan llena,
que, en conjunto, era perfecto. Y su silueta...
Tragó saliva.
—Sé a quién buscas... —canturreó ella, con
una sonrisa retozona llena de dientes blancos. Le pasó un dedo por
el pecho—. ¿Estás seguro de que quieres encontrarla? ¿No te gusto
más yo? —añadió, con un mohín que hizo desear a Rhinuv envolverla
entre sus brazos y borrarle el gesto a besos.
Apretó los labios y se apartó de ella
precipitadamente.
—¿Sabes dónde está? —inquirió, hosco.
—Claro —dijo ella, dando un paso para
acercarse. Él descubrió que era incapaz de apartar los ojos de los
pozos multicolores que le atravesaban con la mirada—. Pero yo no
seguiría adelante —agregó, pegando su cuerpo al de él—. Yo no
tentaría a la suerte.
Y se echó a reír, acariciando el dorso de su
mano y la marca de la golondrina, la scilke.