AGRADECIMIENTOS
Gracias a los heroicos lectores de las tempranas y malas versiones: Adam Sachs, Amy Scheibe, Jamaica Kincaid, Jane Friesen y Sonny Mehta.
A mi agente David Gernert y sus colegas Rebecca Gardner y Sara Burnes.
A los editores de Crown, Molly Stern y Maya Mavjee, al editor Zachary Wagman, al editor de producción Terry Deal y el resto de personas de Nueva York que ayudaron a transformar mi manuscrito en un libro publicado.
Al editor Angus Cargill de Faber and Faber, Londres, así como a la directora editorial Hannah Griffiths y al editor Stephen Page.
A Michael Rudder y Jeffrey Duppler por su asesoramiento legal; a Silvie Rabineau por su asesoramiento cinematográfico; a Layla Demay por su ayuda con el francés, y a Amy Williams por escribir el guión.
A las chicas de Luxemburgo: Becky Neal, Binda Haines, Christina Kampe, Cora Demeneix, Cristina Bjorn, Jules Brown y Mandip Sumby.
A Kevin Mitnick, autor del fascinante libro The Art of Intrusion, mi toma de contacto con el mundo del haking. Aunque hay que dejar constancia de que el ciber-robo en Expatriados es de naturaleza puramente ficcional, y sus detalles una completa invención, al igual que los asuntos logísticos sobre los que he comentado que se estaba trabajando y la dimisión de la Agencia de Inteligencia Central (CIA).
Al personal de Soho House, en Nueva York, y de Coffe Lounge, en Luxemburgo, quienes fueron muy amables conmigo mientras me sentaba a escribir este libro.
Y a mi preciosa esposa Madeline McIntosh, la persona más elegante que he conocido.