CAPÍTULO 49

El sonido de la sirena de una ambulancia… Unas palmadas en la cara. Voces distantes… Me mueven en una camilla… La puerta que se cierra o se abre… Las luces de un pasillo… Caras que no conozco… Me introducen un tubo por la garganta… Yo trato de quitarlo…

—Tranquila, tranquila.

Mis ojos se cierran…

—No te duermas, corazón.

Una arcada… Dos… Vomito…

—Muy bien, así…

Mis ojos se cierran…