Oye ahora: después que aquel impuro
Arcángel (Lucifer era nombrado
cuando en el Cielo, refulgente y puro
entre todos los Ángeles brillaba,
y como el sol, el resplandor oscuro
de los astros sus luces eclipsaba);
después que Satanás (así nombrarle
debo ahora) hubo arrastrado en su caída
a la rebelde turba seducida
que se atrevió en su culpa a acompañarle,
que quedó en el Infierno sepultado
John Milton, Lost Paradise, 1668