CAPITULO 12

Chris había amanecido con una sonrisa amplia al darse cuenta que sin querer él y Aliah habían dormido juntos. Sin embargo no pasó lo mismo cuando ella abrió los ojos ese día.

Trató de disimular que no le importaba, tomó la almohada, se acomodó el pelo y salió disparada hacia la habitación ignorando a su madre que entonaba una canción en la cocina.

-Diablos… Chris Reeves te volviste a salir con la tuya. –dijo para si misma muy molesta. Primero un beso, luego dormir en el sofá pero lo peor fue recordar que ella era la que estaba recostada de él.

Se dio un baño, se vistió de jeans, camiseta blanca suelta, una pañoleta en la cabeza y unas zapatillas bajas. Se maquilló neutro y esta vez solo usó un arete.

Chris por su lado se vistió con su smoking gris y camisa blanca. Llevaba el pelo liso hacia atrás, y todo el outfit formal para ir a las empresas Reeves. Esperaba a su hermano para sostener una reunión pero éste le indicó que la hiciera sin su presencia, tardaría en la mudanza.

Igual le había indicado a Stacy que supervisara todo por la llegada de Ambra a la casa.

Cuando Chris bajó las escaleras, se encontró a Aliah de espaldas y quiso besarle el cuello, tuvo intenciones de hacerlo pero se detuvo en seco.

-¿Cómo dormiste anoche? –esto lo dijo susurrándole al oído cuando estuvo desprevenida y de nuevo respingó.

-¿Qué es lo que te pasa ah? Me vives asustando y no es divertido. –Le reprochó de malas ganas y Chris solo aumentaba su deseo incontrolable de castigarla con un beso pero en ese instante Oscar bajaba las escaleras también bien vestido para su nuevo trabajo.

La tensión quedó en el ambiente mientras Oscar llegaba al pie de la escalera donde estaban ellos.

-Por Dios te ves guapísimo hijo. –dijo Stacy que se encontraba saliendo de la cocina.

Omar vestía de negro y camisa rosada. Tuvo que ir al mall porque no traía ese outfit en su maleta. Se suponía que solo eran tres días pero ahora había conseguido trabajo asi que la única que se iría al dia siguiente era Aliah. Omar iba a rentar un departamento de acuerdo a su sueldo para poder subsidiarse. Quería hacer una vida decente.

-Gracias mamá. –besó la frente de su madre y Aliah sintió algo de envidia. Hizo lo mismo una vez se despegó de Chris quien se encontraba enternecido con la escena.

-Bueno chicos vengan a desayunar. Les prepare unos waffles con salsa mora riquísimos.

Oscar pintó una gran sonrisa en la cara. Estaba mas feliz que nunca y su madre y hermana también. Se merecía seguir  adelante y en ese sentido Aliah fue cambiando de opinión con los Reeves. Le habían dado una oportunidad a su familia y eso se agradece, pero no quería involucrarse con Chris porque en él veía a todos los hombres de poder que usaban el mismo para comprar amor y a ella eso no le iba a pasar de nuevo. Estaba pensando en regresarse a Orlando y por fin hacer su tienda física aunque fuese en un cuchitril.

-Los waffles como siempre muy ricos mamá. –resaltó Oscar que adoraba la comida de la madre. Oscar era una persona tan positiva que inundaba el ambiente , a  la gente le gustaba rodearse de su presencia.

Aliah secundó la moción y Chris que solo comía huevos y batido de proteínas por la mañana, se vio tentado a comer de los waffles.

-¿No que no te gustaban muchacho travieso? –reprochó Stacy mientras le pellizcaba un cachete.

-No quería que se perdieran. Hay que ayudar a la visita. –se echó a reir y por poco Aliah deja ver que estuvo a punto de seguir el chiste pero prefirió contenerse.

-Si, si… claro Chris. –Stacy negó con la cabeza mientras bebía un poco de café con leche. Eso era lo que desayunaba.

-Le hace falta comer como un hombre al nene. –lanzó Aliah lo que provocó un ligero enrojecimiento en Chris y varias carcajadas entre su madre y hermano.

-Si, tienes razón me hace falta dejar de comer compotas y alimentarme bien.

-Ya, ya chicos que ustedes parecen bebés todo el dia. Tu te vas al trabajo y tu te vienes conmigo de compras y Oscar al trabajo. Vamos todos moviendo sus traseros.

Los tres tomaron rumbos distintos no sin antes Chris mirar esos ojos acuosos con mirada salvaje. Estaba bella y le molestaba que se fuera. Debía buscar una forma para dejarla allí a su lado. Le hacia muy bien su compañía.

                     

Todo el viaje, Ronald y Ambra durmieron abrazados en la tercera fila de asientos de la primera clase del avión.

Aterrizaron a las 8 pm puesto que hubo retrasos debido al clima.

Ambra se sintió aliviada porque aun de noche, la temperatura que le regalaba la ciudad de Miami, era templada.

Chris había ido a recogerles después que salió de la oficina. Llevó además a Serge, quien era el chofer de confianza con un vehículo más grande para las maletas mientras él manejaba su Bentley.

-…Y ella es mi novia, la mujer que me tiene amarrado hermano. –dijo Ronald señalando en dirección a Ambra como si fuese la exhibición más preciada.

Chris con una sonrisa dibujada en su hermoso rostro y abriendo los brazos de par en par, la recibió con un abrazo y ella instantáneamente se sintió a gusto. Ella pudo notar lo parecidos que eran aunque su novio lucía más guapo a su gusto, Chris era más jovial e inocente.

Los equipajes hicieron un total de 3 con extra peso, dos maletas de mano conteniendo sus joyas y las herramientas de trabajo y un bolso rojo con sus cosas personales. Todo el equipaje era color rosa pálido con flores, reflejo de su gusto vintage.

El camino estuvo cargado de anécdotas entre los hermanos y Ambra sólo reía de sus chistes típicos.

Al llegar a la casa, Ambra estaba estupefacta por la exuberante y exótica mansión. Stacy les recibió con alegría y a la joven le pareció que ella era una señora llena de luz, con amor maternal y se notaba en el aire que cuidaba a los muchachos como una madre. Ambra quería algo asi en su vida, alguien a quien llamarle “mamá”.

-Muy linda que eres, con razón Ron está loco por ti. –Stacy deslizó sus arrugadas manos por su rostro terso. Le gustó su color de cabello rojizo con mucho estilo.

-Nana la vas a sonrojar la pobre. –dijo Chris mientras arrastraba dos de las maletas bastante pesadas.

Ambas se echaron a reír .

-No chismees a mi costa nana. Te estoy escuchando desde aquí. –vociferó Ronald desde las escaleras hacia la habitación. Iba subiendo el resto de los equipajes.

-No te preocupes hijo que Ambra y yo solo hablamos cosa de mujeres. –Stacy le guiñó el ojo.

Ambra observó el panorama exquisito. Había una decoración fina, con un ambiente que invitaba al descanso y la relajación. La brisa fresca entraba sin impedimentos por la ventana y un olor a canela se fundía en sus narices.

-Pasa adelante querida y toma asiento. No me he parado de parlotear y tu en silencio… debes pensar que soy una hablanchina.

-No, no para nada, solo que estoy contemplando el lugar pero por Dios, si ya hasta creo conocerla de tanto que Ronald me ha hablado de usted.

Tomaron asiento.

-Nana, ¿Dónde está Aliah? –preguntó Chris una vez estuvo más cómodo con unos jeans y una camiseta. Se sentó en el sofá junto a las mujeres aunque extrañaba una.

-Anda con su hermano buscando apartamento.

-Pero, ellos pueden quedarse el tiempo que gusten, esta casa es grande y además Oscar no ha ganado su primer salario.

Ambra ajena a la situación, observó las escaleras en espera de que su amado bajara.

-Si pero quiere tener su independencia lejos de mamá aquí- dijo señalándose.

-Ja ja no me hagas reír nana. Eres un caso. Y tu, cuñada de verdad siéntete en casa, puedes levantar las piernas, dar vueltas maromas, practicar yoga… lo que más queremos es que te sientas bien.

Ambra sonrió aliviada porque no sabía cómo actuar ante esas personas aunque la atendían con mucha camaradería.

-¿Han conocido a mi princesa? Ya veo que me la han integrado bien. –dijo Ronald cuando estuvo acercándose al sofá. Ambra se sonrojó con el cumplido de su novio.

-Si, ya le dábamos la formal bienvenida a casa.

Ronald se colocó con los pies detrás del sofá y se quedó de pie mientras rodeaba el cuello de Ambra quien a pesar de no hablar, no paraba de sonreír.

-Sí, me han hecho sentir de maravillas. Me van a malcriar.

-Bueno he preparado la cena. No Sé si quieran esperar a los chicos que están por llegar.

-¿Quiénes son ellos? –preguntó Ambra curiosamente.

-Ah, son los hijos de nana. Creo que te los mencione el dia de la cena.

-Ah sí, claro. Lo había borrado, es que con tantas cosas…

-Me imagino el rush en que te puso mi hermano.

-Un poco… -Ambra y Ronald se cruzaron miradas coquetas antes de que él depositara sus labios contra los suyos.

-Si, vamos a esperarlos. –Aseguró Ronald apretando la mano de Ambra.

En ese momento llegaron los invitados de nuevo .

-…Y ella es la novia de Ronald, viene de NY. –dijo Stacy.

Aliah la saludó muy amablemente. Le cayó bastante bien la muchacha. Se le quedó observando un detalle en ella que no pudo evitar.

Aprovechó para que su hermano terminara de saludar y presentarse para hacer la pregunta.

-Disculpa Ambra, pro ese collar…

-Me lo regaló mi mejor amiga. ¿Está precioso no?

-Las mujeres y sus cosas… -comentó Oscar.

-¿Sería mucho pedir poder verlo de cerca? –insistió. A Chris le pareció curioso igual que al resto, menos a Ambra, sabía que eso era habitual en las mujeres y para ella solo era amable.

-Por supuesto, aquí tienes. –se lo quitó sin pesar desprendiendo la mano con la que se sostenía de su novio.

-Tal como lo imaginé…. –Aliah sonrió satisfactoriamente y ahora fue Ronald quien pensó que la chica actuaba muy raro.

-¿Qué pasó?-preguntó Ambra.

-Fue hecho por mí. Es mi marca “Atempo cherry

Todos se sorprendieron menos Stacy quien escuchaba la conversación desde la cocina donde daba algunas instrucciones. Sabía lo buena que era su hija en lo suyo.

-¿Haces estas preciosuras? Ambra se llevó ambas manos al rostro. Me encantan, de hecho compro muchos accesorios, creo que complementan muchísimo la ropa…

-Ya va, ya va… Aliah ¿cómo es eso que lo hiciste? Estoy todo confundido. –dijo Ronald con interés real por la conversación.

-Bueno, yo diseño accesorios de mujer, en especial bisutería. Es un tema que cobró vida en los latinos y aquí se ha difundido muy bien en las féminas. Hago desde un collar clásico hasta cosas complicadas.

-Wao, estoy muy contento de escuchar eso Aliah. Deberías abrir tu tienda. –continuó Ronald.

Chris se mantuvo en silencio observando cada detalle de los gestos de Aliah y vio vida, emoción, emprendurismo.

-Si… es lo que deseo poner mi tienda. –se sonrojó. Lo que necesitaba era un buen billete para invertir y no lo tenía.

Oscar escuchaba y asentía mientras revisaba unos papeles de la junta del otro día. Ya Chris lo había llevado a la oficina a conocer todo y cuando Ronald entrara de nuevo a las labores entonces se haría la formalización del puesto.

-Bueno, tengo hambre asi que vamos a cenar. –dijo Chris dando unas palmadas y sin perder de vista a Aliah. Ronald tampoco perdía de vista a su amada.

Juntos partieron hacia el comedor.

-¿Y tío Sam? ¿Has sabido de él nana? –preguntó Chris al momento de intentar sacarle la silla a Aliah para que se sentara. Ella lo miró y no tuvo remedio que acceder.

-Llamó hoy para saber de ustedes.

Ronald hizo una mueca y Ambra lo percibió.

-No lo vi hoy por la oficina.

-Debe andar muy ocupado con sus amiguitas…

-Ronald….. –reprendió Stacy.