Existe un hilo de seda rojo del destino. Se dice que este cordón mágico puede enredarse o estirarse, pero que nunca se rompe. Cuando nace un niño, este hilo rojo invisible conecta su alma con todas aquellas personas (pasadas, presentes y futuras) que desempañarán un papel importante en su vida. Con el transcurso del tiempo el hilo se acorta y se tensa, acercando así a las personas que están destinadas a unirse.