CAPÍTULO 55


En cuanto entran por la puerta, un grupo de chicos les paran para darles la enhorabuena. Charlan un

rato con ellos y cuando van a emprender el camino hacia nosotros, vuelven a pararles de nuevo. Llevan así más de diez minutos. Matt tiene cara de estar agotado y bastante dolorido, pero aún así aguanta estoicamente con una sonrisa.

Muchas chicas se acercan a charlar con Matt, que con su encanto natural provoca entre ellas risas nerviosas, miradas y codazos. Un simple gesto de él tocándose el pelo, provoca sofocos e incluso alguna se abanica con la mano disimuladamente después de darle dos besos.

—Tu chico levanta pasiones nena —le digo a Bree al oído.

—Dímelo a mí —contesta riendo —Yo no me atrevía ni a acercarme porque pensaba que me desmayaría. —Pues mírale ahora —señalo hacia Matt que no quita ojo a Bree mientras habla con las chicas —¿Aún tienes dudas?

—No —me responde sin dejar de mirarle, saludándole con la mano mientras se miran con cara de bobos. —A este paso no llegan nunca hasta aquí —digo divertida cuando un grupo de hombres les paran a pocos metros de nosotras.

Mientras Bradley charla con ellos, Matt sonríe y guiña un ojo a Bree. Ella le susurra que le quiere y él agacha la cabeza tímidamente. Es todo tan perfecto, que no puedo permitir por nada del mundo que nadie lo estropee. Y cuando digo nadie, me refiero a Debbie, que se ha puesto en guardia en el mismo momento en el que él ha puesto un pie en el bar. Sigue sentada donde estaba, retorciéndose de rabia con los ojos clavados en Matt. Mi instinto me dice que saltará a por su presa en cualquier momento.

Entonces Bree, cansada de esperar, se levanta del taburete donde estaba sentada y se acerca a ellos. Con mucho cuidado, pone las manos alrededor de la cintura de él, que se excusa con los demás para centrarse solo en ella. Empiezan a caminar abrazados, hasta que llegan de nuevo a los taburetes de la barra y ella se sienta en uno y él se sitúa entre sus piernas, dejando sus caras a la misma altura. Se miran y se hacen confidencias como si no existiera nadie mas alrededor, mientras Bree le acaricia la cara y le pasa los dedos por el pelo, que lleva despeinado como es habitual en él. Matt coge la cara de Bree con delicadeza entre sus manos y repasa con los dedos sus pómulos, sus cejas y finalmente sus labios, justo antes de acercar los suyos.

No puedo evitar sonreír satisfecha. Así es como deben estar las cosas entre ellos.

De repente, unos brazos me atrapan por detrás, colocando ambas manos abiertas encima de mi barriga y unos labios empiezan a besar mi cuello.

—Hola —susurra en mi oreja erizándome la piel.

—Hola… —digo girándome hacia él.

—¿Cómo están mis chicas favoritas?

—Muy bien —contesto mientras paseo mis dedos por su pecho sin poder evitar mirar de reojo hacia Matt y Bree que siguen a lo suyo.

Bradley mira hacia ellos también y sonríe entendiendo de donde proviene parte mi felicidad.

—No lo puedes evitar, ¿verdad?

—No, no puedo. Necesito verles felices. Sé que lo han pasado muy mal estando separados porque les he visto llorar… Así es como tenían que haber ido las cosas desde un principio.

—Matt está muy feliz —dice mirándole orgulloso —Y en parte es gracias a ti. Nos has cambiado la vida. —Bueno, mi vida también ha cambiado un poquito…

—Espero que para mejor.

—Bueno… —digo haciéndome de rogar divertida mientras él me mira entornando los ojos con una sonrisa pícara y un brillo especial en los ojos —Es imposible mejorarlo más.

—Eso no es verdad —dice tras pensarlo unos segundos —Ven y verás como lo mejoro en un momento.

Me lleva de la mano hacia el centro del bar y pone mis brazos alrededor de su cuello, acariciándomelos y descendiendo luego por mis costados hasta posar sus manos en mi cintura. Acerca su cara a la mía hasta que su incipiente barba rasca contra mi mejilla. Cierro mis ojos y me dejo llevar por él, sin saber y sin siquiera importarme, si la canción que suena es lenta o por el contrario estamos bailando agarrados una canción de David Guetta.

—Harper —pone su mano en mi nuca y mantiene la otra en la parte baja de mi espalda, apretándome contra él —Eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Y eso no es del todo bueno, porque estoy realmente asustado.

Noto su pecho subir y bajar, respirando profundamente. Traga saliva varias veces intentando serenarse antes de continuar hablando.

—Siento el daño que te he hecho con lo que te dije. Yo… quiero a este bebé con todas mis fuerzas, pero no estoy dispuesto a renunciar a ti… Me sobrepuse a la pérdida de Maggie, a la de mi padre e incluso a la de mi madre, pero no estoy preparado para perderte a ti. Tú eres más importante para mí que todos ellos…

Apoya su frente en mi hombro mientras sus manos se agarran a mí con más fuerza. Estoy abrumada por la manera en que ha abierto su corazón, y la única reacción que me sale es hundir mis dedos en su pelo para intentar tranquilizarle.

—Te aviso de antemano que me voy a volver paranoico. No creo que pueda evitarlo. Y te pido ya perdón por si en algún momento digo algo que te haga daño porque soy así de capullo y sé que tarde o temprano pasará. ¿Me perdonarás?

Alzo la vista y le miro a los ojos, que están llenos de lágrimas contenidas. Aprieta los labios con fuerza mientras espera mi respuesta. Acaricio su cara y cierra los ojos ante mi contacto, provocando que algunas lágrimas le caigan por las mejillas.

—Cariño, no quiero que tengas miedo. Quiero que disfrutes de ésto —digo cogiéndole la mano y poniéndola sobre mi barriga —No me pasa nada. Las dos estamos bien. No adelantemos acontecimientos. —Estoy cagado de miedo —confiesa secándose las lágrimas.

—Y yo. Pero sé que serás el mejor padre del mundo. Pregúntale sino a ese de allí —digo apuntando el dedo hacia Matt que está comiendo un bocadillo que le ha hecho Jud mientras se levanta la sudadera para enseñarle el vendaje nuevo.

Le observa durante un rato. Está orgulloso de él y puedo ver en sus ojos lo mucho que le quiere.

—Bradley, ¿darías tu vida por Matt?

Me mira arrugando la frente, sorprendido por la pregunta. Desvía la vista pensativo durante un rato hasta que el final clava sus ojos en mí.

—Sí, claro que sí —suelta un suspiro comprendiendo al fin el motivo de mi pregunta y abrazándose de nuevo a mi cuerpo con fuerza.

Apoyo mi frente en su pecho, agarrándome de su camiseta y me doy cuenta que en realidad ya no estamos bailando, sino que estamos plantados de pie en medio del bar. Miro alrededor y entonces veo a Matt mirándonos y sonriendo. Me hace señas con los brazos preguntándome qué hacemos y yo le respondo encogiéndome de hombros dándole a entender que me da igual. Se levanta y va detrás de la barra, hacia el equipo de música. Trastea varios cd’s, hasta que elige uno. Para la música que suena y mucha gente empieza a silbarle como queja. Coge el mando a distancia del equipo y se sube a la barra, haciendo señas a la gente para que le dejen explicarse. Espera hasta que la gente se calla y le prestan atención.

—¡No me jodas que vas a hacer un bailecito ligero de ropa en plan Bar Coyote! —gritan desde el fondo del bar, a lo que la gente responde con silbidos y aplausos mientras Matt hace como que se desabrocha el pantalón.

—No en serio —empieza a decir cuando todos vuelven a estar callados y nos señala —Es que les veo allí plantados y si ya mi hermano no es muy diestro para estas cosas, imaginaos sin la música adecuada… Para vosotros.

Bradley ríe negando con cabeza mientras la música empieza a sonar. Me hace una reverencia tendiéndome la mano y cuando se la doy me atrae hacia él sin dejar de mirarme a los ojos. Cierro las ojos apoyando la cabeza en su pecho y dejo que la letra de la canción de James Morrison me envuelva. And if you feel the fading of the light,

And you’re too weak to carry on the fight,

And all your friends that you count on have disappeared,

I’ll be here, not gone forever, holding on.

If there’s love just feel it,

And if there’s life we’ll see it,

This ain’t no time to be alone, alone, yeah,

I won’t let you go.

If your sky is falling,

Just take my hand and hold it,

You don’t have to be alone, alone, yeah,

I won’t let you go

—La gente te está mirando —me dice Bradley.

—Nos miran los dos cariño —le digo levantando la vista a sus ojos.

—Pues no será por lo bien que bailo…

—Lo haces mejor de lo que piensas.

—A lo mejor están esperando a que les montemos un espectáculo… —dice con una sonrisa pícara en la cara.

De repente me tumba hacia atrás aguantando mi peso con las manos y me da un beso típico de película mientras la gente nos silba y aplaude.

—Te amo —me dice con sus labios pegados a los míos.

Cuando la canción acaba, nos quedamos un rato más en el mismo sitio mientras Bradley me dice tonterías al oído, hasta que Matt se acerca a nosotros.

—¿Puedo? —pide permiso a su hermano señalándome.

—Mientras me la cuides bien…

—Sabes que sí.

Se coge a mi cintura y agacha la cabeza sin mirarme siquiera a los ojos.

—Eh —llamo su atención buscando su mirada y estirándole de los cordones de la capucha de la sudadera —¿Cómo estás?

—Bien.

—¿Te duele mucho? —digo poniendo una mano encima del vendaje.

—No…

—¿Qué te pasa? Estás raro de repente…

—He bebido un poco… —me confiesa al oído incapaz de mirarme a los ojos, avergonzado. —¡¿Qué?! —le grito quedándome quieta al instante.

—Sshhhh… —dice mirando a ambos lados intentando ver si alguien nos ha oído —Por favor… —¡¿Por qué…?! ¡¿Cómo…?!

—¡Dios! La discreción no es lo tuyo, ¿eh?

—Ven —digo cogiéndole del brazo y arrastrándole al exterior del bar.

Fuera hay casi tanta gente como dentro del bar, así que me cuesta bastante encontrar un sitio lo más discreto posible donde podamos hablar… o mejor dicho, donde pueda pegarle una par de hostias sin que nos vean.

—¿A ti qué coño se te pasa por esa cabeza? —digo empujándole contra la pared cuando encuentro un sitio alejado.

Se agacha apoyando las manos en las rodillas y respira con fuerza durante un rato. Luego se incorpora y se pasa las manos por el pelo mientras se mueve nervioso de un lado a otro.

—Estoy esperando Matt. ¿Qué has bebido y cuánto?

—Whisky. No sé cuanto… Dos vasos quizá… —dice apoyado contra la pared con la vista clavada en el suelo.

—¿Quién te dio la bebida? Josh no creo porque teníamos un trato…

—Un colega. Espera —me mira con el ceño fruncido, haciendo una mueca con la boca —¿Me controlas como si fuera un crío?

—¿Y qué esperabas? ¿Crees en serio que puedo confiar en ti? ¡Me acabas de demostrar que no puedo! ¿Dónde ha quedado todo aquello de que ibas a cambiar… que ibas a hacer la cosas bien…? Como has vuelto con Bree, ¿crees que puedes volver a descontrolarte? ¡¿De veras crees que ella se quedaría a tu lado si vuelves a beber sin control?!

Se tapa las orejas con las manos y se deja resbalar por la pared hasta quedarse sentado en el suelo. Ahora mismo es muy vulnerable y está asustado, pero estoy encendida y soy incapaz de callarme.

—¿Y yo? ¿Crees que dejaría a mi bebé en manos de un alcohólico? Porque según recuerdo, de ti se tuvo que hacer cargo tu hermano, ¿no? Porque tu padre no era capaz… ¿te piensas que voy a confiar en ti?

Levanta la vista hacia mí de golpe. Tiene las cara totalmente bañada por las lágrimas y me mira confundido.

—¡Joder Matt! ¿A las primeras de cambio?

Noto como empiezo a llorar yo también. De repente estoy agotada. Necesito marcharme a casa. Abro las manos en señal de impotencia y doy media vuelta arrastrando los pies. Camino unos metros hasta que me agarran de la mano.

—Por favor —me dice Matt —Sé que he hecho mal y enseguida he acudido a ti. Voy bien, no me encuentro mal. Es poco para lo que estaba acostumbrado a beber.

—¡Esa no es la cuestión Matt! Aún no puedes permitirte el hecho de beber sin riesgo a recaer… —Lo sé…

—¿Y entonces por qué lo has hecho?

—Para tener el valor suficiente para pedirle a Bree que se case conmigo —dice sacando del bolsillo un anillo.

Me quedo mirándole con la boca abierta durante varios segundos, intentando procesar la noticia.

—Pero… —digo intentando encontrar las palabras adecuadas.

—Era de mi madre…

—Es precioso cariño —le digo al fin.

—El otro día hablando con Brad, le confesé mis intenciones y me lo dio. Me dijo que me lo había guardado para cuando encontrara la chica perfecta a la que dárselo.

—Y la has encontrado —digo mientras él asiente con la cabeza —Pero sigo sin entender porqué tenías que beber… ¿Valor para pedirle matrimonio a Bree? Con lo lanzado que eres tú… No lo entiendo… ¿O acaso crees que te dirá que no?

Se encoge de hombros mordiéndose el labio mientras mira el anillo durante un rato. ¡En serio cree que Bree puede llegar a decirle que no!

—Oh, por dios. Ven aquí —digo acercándole a mí para abrazarle.

—Perdóname…

—Matt —le cojo la cara entre las manos —Pídeselo. Sin miedo.

—Vale.

—¿Se lo vas a pedir esta misma noche?

—Esa era la intención…

—Qué bonito por favor —digo tapándome la boca con la mano por la emoción —¿Cómo lo vas a hacer? ¿Te vas a poner de rodillas? Ai perdona que me emociono…

—No sé… —dice rascándose la cabeza —Realmente no había pensado cómo hacerlo, solo que quería hacerlo.

—Pues ve con ella. Corre, no pierdas más el tiempo aquí conmigo.

—Vale, pero ¿me perdonas? —dice mirando mi barriga fijamente —Yo… tampoco confiaría en alguien como mi padre para dejarle al bebé… Pero yo no soy él, te lo prometo… Y le quiero mucho y me gustaría que confiaras en mí para estar a su lado…

—Lo sé cariño. Perdóname tú por lo que te he dicho. Estaba enfadada y lo dije sin pensar. Claro que confío en ti. Has estado a su lado desde el primer día —digo poniendo una mano en su antebrazo mientras nos quedamos callados durante un rato —Pero venga, entremos de nuevo y ve con Bree.

Volvemos a entrar en el bar y nada más cruzar la puerta, nos encontramos con el grupito de hienas.

—Hola —dice una de ellas- No habíamos tenido oportunidad de darte la enhorabuena por el campeonato.

—Ah, gracias —responde Matt educado mientras le devuelve los dos besos que ella le da.

Así, las otras tres le felicitan y le dan dos besos mientras yo no les quito el ojo de encima como si fuera su guardaespaldas. Hasta que solo queda Debbie, que es la que me da más miedo y que se ha quedado la última por alguna razón.

—Felicidades —le dice mientras se acerca lentamente cual felino.

—Gracias —responde Matt visiblemente incómodo tragando incluso saliva, sin dejar de mirar hacia donde está Bree.

—Como siempre, has sido el mejor de todos —dice parada a escasos centímetros pero sin llegar a tocarle.

—Bueno, ha sido cosa de todos… He tenido suerte con el rechace de ese disco…

—¿Matt Logan siendo humilde? Y… ¿te duele mucho? —le pregunta pasando un dedo por los abdominales de Matt.

—No… Si nos disculpas —dice echándose a un lado para huir de ahí.

—¿Y yo me quedo sin los dos besos?

—Eh…

Pero antes siquiera de que pueda contestar, Debbie se lanza a su boca hundiendo una mano en el pelo de la nuca de Matt mientras la otra le agarra del culo. Él en seguida la aparta con fuerza agarrándola de los hombros.

—¿Qué haces? ¿Estás loca? —le dice y de inmediato mira a Bree, que ha sido testigo de toda la escena desde su posición.

Matt la mira perplejo durante unos segundos, intentando procesar en su cabeza lo ocurrido. Miro a Bree, que les observa impaciente y noto que empieza a ponerse nerviosa al ver que él sigue ahí plantado prestándole atención. Entonces empieza a caminar hacia nosotros, aunque solo yo me doy cuenta de ello. Le sonrío aunque no me ve. Tiene la vista fija en la espalda de Debbie y entorna los ojos hasta convertirlos en dos finas lineas.

—Hace unos meses esto te hubiera puesto tan cachondo que me habrías follado encima de esa mesa… ¡Qué pena! Con lo que has sido y te estás convirtiendo en un muermo… —dice ella a escasos centímetros de la cara de él —¿O es que no te dan la caña que tanto te gusta?

Entonces Bree se planta entre ellos dos, dando la espalda a Matt y mirando a Debbie fijamente.

—A lo mejor, el problema es que eres tú quien no le pone cachondo, ¿no? —dice dejando a la hiena con la boca abierta y a Matt mirándola fijamente embelesado —Si te vuelvo a ver tocarle, te juro que te arranco los ojos y te los meto por el culo.

Debbie se aleja unos pasos mientras yo intento que no se me noten las ganas de aplaudir y silbar a Bree por el comentario.

—¿Lo ves Debbie? —Matt se pone entre ellas de cara a Bree, y cogiéndole la cara entre las manos, añade —Ésto sí me ha puesto cachondo.

Atrapa su boca con premura, como si le faltara el aire y ella fuera su oxígeno. Matt pasea sus ojos por toda su cara, devorando cada centímetro de su piel, hasta que la levanta agarrándola del trasero y ella pone las piernas alrededor de su cintura. Él camina con ella hasta que la espalda de Bree toca contra la pared del local.

—Sí, definitivamente eso sí le ha puesto cachondo —digo cuando paso al lado de Debbie de camino hasta la barra, donde están Bradley y el resto con la boca abierta por la escena.

Cuando llego a ellos con una gran sonrisa en los labios, Bradley me coge de la cintura y alucinado me pregunta.

—¿Qué ha pasado?

—Lo que tenía que pasar… Que Bree ha sacado las garras por tu hermano y le ha dejado las cosas claritas a esa zorra.

—Pues a Matt parece que la respuesta le ha encantado —dice mirando hacia ellos.

Me giro y apoyo la espalda en su pecho, mientras me regocijo al ver que Debbie sigue plantada donde estaba, rodeada del resto de su manada, mirando como se besan, y se sonríen el uno al otro como una pareja de enamorados.

Entonces veo como Matt se agacha frente a Bree, que abre los ojos como platos al darse cuenta de que lo que lleva él en la mano es un anillo. Se tapa la boca con las manos mientras él empieza a hablar. Aprieto de manera inconsciente el brazo de Bradley, que me abraza con más fuerza.

—Lo va a hacer… —dice ilusionado y orgulloso —¡Ese es mi chico!

Cuando Bree le dice que sí con la cara bañada en lágrimas y se lanza a los brazos de Matt, no puedo evitar llorar yo también. Él la mira como si la venerase, sin poder creerse que haya dicho que sí y la abraza con fuerza como si no la fuera a soltar jamás.

—No llores —me dice Bradley al oído abrazándome con fuerza por la espalda.

—No lo puedo evitar. Es precioso. Estaba tan nervioso… Adoro a nuestro chico, que lo sepas. —Suenas como si fueras su madre…

—Lo sé… Qué tonta, ¿no?

—En absoluto —dice acariciando mi barriga con una mano.

—El anillo es precioso. Sé que era de tu madre.

—Sí. Era lo único que tenía guardado de ella…

—Pues ha sido un detalle increíble que se lo dieras…

—Era lo justo. Yo tengo mis recuerdos de ella. Él no tenía nada.