CAPÍTULO 44
—¡Hola Harper!
—¡Bree! ¡Qué sorpresa! ¡Cuánto tiempo sin verte!
—¡Claro! Te tiras casi una semana en Nueva York… Y te olvidas de nosotros… Teniendo a Bradley allí contigo, los demás…
—¡Venga ya! —le digo abrazándola —Eso nunca. No sabes las ganas que tenía de volver. —¿Todo bien?
Siempre que vuelvo me hace la misma pregunta y yo sé que pregunta por Matt, aunque nunca le nombre directamente. Yo nunca lo hago tampoco. No hace falta.
—Sí —le digo sonriendo mientras asiento con la cabeza —Está bien.
—¿Y tú? ¿Cómo ha ido la firma de libros?
—Una locura. Había cola dos horas antes de empezar y me tuve que quedar más rato más para poder firmar a todo el mundo…
—¿En serio?
—Y todo el mundo me preguntaba si Matt y Bree eran reales —su sonrisa se hace cada vez más pequeña y agacha la vista nerviosa —Y si habría segunda parte…
—¿Y qué les has respondido? —se coloca varios mechones de pelo detrás de las orejas para hacer algo algo ya que es incapaz de mantenerme la mirada.
—Que sí, que son reales y que depende de ellos si hay o no segunda parte.
En el mismo momento en que las palabras salen de mi boca, ella sabe que ya no estoy hablando del libro, sino de su relación con Matt.
—¿Qué pasa Bree? —le pregunto al verla más nerviosa de lo habitual cuando tratamos el tema de Matt.
—Esta noche salgo con un chico —me dice tras pensárselo un rato —No me juzgues por favor.
Se pone a llorar tímidamente mientras se mueve nerviosa por la librería. Se va enjuagando las lágrimas rápidamente mientras yo la observo aún con la boca abierta por el shock de la noticia. Siempre había pensado que Bree le esperaría. Nunca barajé la posibilidad de que ella tratara de rehacer su vida sin él, aunque es una opción de lo más lógica.
—No sabía si decírtelo o no —dice ella interrumpiendo mis pensamientos —Pero eres mi amiga… —¿Por qué no ibas a querer decírmelo? —pregunto sorprendida, aunque creo entender los motivos. —Porque tú quieres que perdone a Matt. Tú quieres que estemos juntos —me responde ya con los ojos totalmente bañados en lágrimas y la cara mojada, sin intentar siquiera secárselas —Pero yo necesito olvidarle, tengo que hacerlo y quizá Garrett es la solución…
—Cariño… yo lo que quiero es que seas feliz. Si tú crees que lo serás sin Matt y con ese tal Garrett, adelante.
Está claro que ni de broma pienso así. Matt se merece una segunda oportunidad. Es el chico perfecto para ella y dudo mucho que ese tonto de Garrett pueda hacerle sombra. Harper, tranquila, ni siquiera conoces a ese tal Garrett y ya le has insultado. Respira, sonríe y vuelve con Bree. Pero justo en ese momento entra un cliente.
—Esto… ¿quieres que comamos juntas y así podemos hablar más tranquilas? —le pregunto. —Vale genial. Pero no en la cafetería… No quiero que nos oiga mi madre… ¿Quedamos aquí y nos vamos a algún sitio?
—Hecho. ¿Cogemos unos bocadillos y nos vamos al lago?
—Vale. Nos vemos —dice al salir por la puerta.
El resto de la mañana lo paso entretenida con
algún cliente pero sobretodo chateando con Julliet.
“Bree sale con un
chico”
“¡¿Qué?! ¡No puede ser!”
Sabía que ella me entendería.
“Dice que necesita
olvidarse de Matt. Es un tal Garrett. Hoy he quedado para comer con
ella”
“¿Garrett? ¿Qué mierda de nombre es ese? ¿De dónde narices sale éste ahora? Sácale información Harper. Esto no puede acabar así”
Vale, me parece que ella se lo está tomando
peor que yo…
“Julliet, no podemos
hacer nada. Si Bree cree que ese chico es el indicado y le hace
feliz, por más que nosotras prefiramos a Matty, no podemos
interferir”
“¿Cómo va a ser ese tío mejor que Matt? ¡Venga ya! Pues a ver cómo se lo dices a él…”
“De momento no le diremos nada. Hoy es su primera cita. A lo mejor no van a más. Luego te cuento”
Justo cuando empiezo a recoger, Bree entra por la puerta. Me sonríe pero noto que está más distante conmigo. Me pongo en su situación y creo entenderla. Ella quiere intentar olvidar al amor de su vida y para ello va a salir con otro chico. Como soy su amiga, viene a contármelo y quizá a pedirme consejo. Pero claro, resulta que su amiga es también amiga del amor de vida, y cuñada para más inri… Sí, es una difícil situación la suya…
—¿Nos vamos? —le pregunto con mi tono más animado y despreocupado posible.
Tras hacer nuestra parada para comprar los bocadillos, aparco el coche en la cuneta y nos adentramos en el bosque hasta llegar a la orilla del lago y a “nuestro tronco”. Cuando nos sentamos no puedo evitar sonreír mirando alrededor.
—¿De qué te ríes? —me pregunta Bree.
La miro y con una sonrisa pícara le confieso.
—Aquí, justo aquí, hicimos Bradley y yo el amor por primera vez.
—¿Aquí fue? ¡Pero debía hacer un frío que pelaba!
—Te puedo asegurar que frío no pasé… No me importaron ni los pedruscos como puños que me clavé en la espalda…
—¡Jajaja! —veo como se ríe con fuerza y me doy cuenta que ya he roto la pequeña barrera que ella había formado a nuestro alrededor —Tenía miedo de que te enfadaras conmigo cuando te dijera lo de Garrett… Gracias por no hacerlo.
—No me puedo enfadar contigo. Es tu vida y eres tú la que decide sobre ella. No te voy a engañar, yo quiero que estés con Matt, pero también sé que te hizo mucho daño y entiendo tus reticencias. Si Garrett es la persona que te hace feliz, adelante. Si no lo es, pero crees que Matt no se merece una segunda oportunidad y no quieres volver con él, te apoyaré.
—Pero no lo entenderás…
—No me pidas que lo entienda o me acostumbre a ello tan rápido. Acabaré por hacerlo si es tu decisión, eso no lo dudes.
—Él también debe olvidarse de mí. En el fondo pienso que yo era como un lastre. Él nunca había salido con la misma chica más de tres citas seguidas y conmigo batió todos los récords. Ahora ya puede volver a ser el mismo de siempre.
—Pero es que él ya no es el mismo Bree… Tú le cambiaste. Rikers le ha cambiado. ¿Te has planteado que a lo mejor él no quiere seguir siendo el mismo de siempre?
Aún no hemos empezado ni a comer. Tengo el bocadillo en mi regazo mientras Bree le da vueltas al suyo entre sus manos.
—Llevo toda la vida viendo a Matt con chicas, Harper, toda la vida. No puedo creerme que unos meses conmigo le hayan cambiado tanto. No me lo creo. Harper, tú solo le conoces de unos meses. Yo llevo viéndole salir con multitud de chicas durante… no sé ¿quince años? Y créeme, la monogamia no era un adjetivo que fuera con él. Lo que hizo esa noche era su comportamiento habitual. Fui una tonta al pensar que conmigo sería diferente y no quiero que me vuelva a pasar.
Me la quedo mirando durante unos segundos y creo que la entiendo. Si yo pillara a Bradley besándose con otra, no sé si sería capaz de volver a confiar en él. Por más que me duela, aquí el malo de la película es Matt y la víctima, Bree.
—De acuerdo Bree. Como quieras. Decidas lo que decidas, te apoyaré.
—Gracias…
—Vale, pues cuéntame. ¿Quién es este tal Garrett?
—Es un chico de New Haven, un pueblecito muy pequeño a pocos kilómetros hacia el este. Venía al instituto a Oswego aunque iba dos cursos por delante mío.
—¿Y cómo surgió la cosa? —digo mientras empiezo a desenrollar el bocadillo.
—Vino al taller a traer su coche para una pequeña reparación y Phil le dijo que se la tendría lista en dos horas, así que se acordó que yo ayudaba a mis padres en el motel y vino a verme mientras hacía tiempo. —¿Se acordaba eh?
—Sí… Bueno, estuvimos hablando un rato y al final me dijo que se había enterado de lo mío con Matt y que si quería podíamos salir algún día. Desde entonces me ha llamado dos veces y siempre le daba largas. Pero ha ido insistiendo. Incluso me vino a ver una vez porque decía que le iba de paso. —Qué perseverante el chico —digo esperando que no suene demasiado a lo que mi cabeza estaba pensando, cuando me acerco el bocadillo a la boca.
Al instante escupo el bocado que acabo de dar y me llevo la mano a la boca intentando retener una arcada. Me pongo de pie y me alejo dando tumbos hasta que no puedo más y vomito un poco.
—¡Harper! ¿Estás bien? —dice Bree acercándose a mi lado.
—Sí, creo que ahora sí… —digo cuando cesan las náuseas.
—Ven —dice cogiéndome de la mano —¿Puedes incorporarte? Vamos a la orilla a refrescarte la nuca y la frente.
Cuando me siento mejor nos acercamos de nuevo al tronco y nos sentamos.
—¿Pero qué narices lleva este bocadillo? —digo acercándomelo a la nariz mientras Bree no deja de mirarme de arriba a abajo —Ufff, algo en este bocadillo me da mucho asco.
—A ver… —dice cogiéndomelo de las manos y abriéndolo —Pues chica, es un bocadillo vegetal… Mayonesa, lechuga tomate, atún y huevo duro… ¿Eres alérgica a algo de ésto?
—No, que yo sepa…
—Pues… no se me ocurre otra explicación que no sea que… ¿estés embarazada?
—¿Embarazada? Tomo la píldora Bree.
—Ui, ni que fuera 100% infalible… ¿Has tenido más síntomas? ¿Has tenido náuseas? —No… Bueno, hace cosa de un mes y medio me levanté mareada y vomitando pero habíamos salido de fiesta la noche anterior, habíamos bebido y lo achaqué a eso. Además, me vino la regla luego…
Espera… El último periodo que me vino fue muy raro. Me duró varios días pero manché solo unas gotitas cada día. En aquel momento pensé que era debido al estrés de lo de Matt, de ser la única en saber cómo se sentía realmente ahí dentro y tener que ocultárselo a su hermano y a todos los demás. Pero, ¿puede que fueran pequeñas pérdidas y no la regla en sí?
—Harper, te has puesto blanca de golpe.
—Madre mía Bree. Acabo de caer que la última regla fue muy rara… Puede que sí esté embarazada. —¡Pero eso es genial! —y veo como le cambia de golpe la cara —¿O no lo es?
—Pues… no lo sé… Ni siquiera hemos hablado nunca de esto… Supongo que llevamos poco tiempo como para llegar a tener este tipo de charlas trascendentales acerca del número de hijos y cómo queremos llamarles.
—¿Qué vas a hacer entonces?
—Bueno… primero asegurarme que estoy embarazada…
—Pero no vayas a la farmacia de Oswego. Aquí no puedes tener ni un herpes sin que se entere todo el pueblo. Vamos si quieres ahora a Fulton.
—Vale… —digo un tanto abrumada.
—¿Qué harás? ¿Se lo dirás a Bradley y te harás la prueba con él?
—Esto… no lo sé… —digo levantándome para irnos al coche.
—Harper, te olvidas el bolso —dice acercándomelo.
—Sí, sí… Gracias.
—Dame las llaves de tu coche. Conduzco yo mejor… que sé donde está… —dice aunque en realidad sé que lo hace porque no se fía de mi estado para conducir, y no la culpo, la verdad.
Tras media hora de trayecto en el que me limito a mirar por la ventanilla sumida en mis pensamientos, llegamos a Fulton y Bree aparca delante de la farmacia.
—Hemos llegado —dice, y al ver que estoy bloqueada y no me muevo, añade —Espera, ya voy yo a comprarlo.
Vuelve al coche pasados pocos minutos y me entrega la bolsa. Paso el viaje de vuelta agarrando la bolsa con fuerza, con la vista fija en ella, barajando todas las posibilidades e intentando contestar a todas las preguntas que se me pasan por la cabeza. ¿Se lo cuento todo y me hago la prueba con él? ¿Se lo oculto hasta esperar el resultado? ¿Si es positivo se lo digo ya? ¿Quiero que sea positivo?
—Hemos llegado Harper —me dice Bree y me doy cuenta que me ha dejado frente a la librería —¿Te la vas a hacer ahora?
—No, creo que esperaré a estar en casa…
—¿Quieres que me quede contigo?
—No, no… Tranquila, estaré bien —digo sonriendo forzada —Necesito tiempo para pensar en todo. —Como quieras… Te llamo esta noche, ¿vale? —dice abrazándome.
Gracias a dios la tarde pasa rápido y enseguida me vuelvo a encontrar en casa. Cuando llego Bradley aún no ha vuelto. Subo al baño y me quedo sentada en la taza del váter con la caja de la prueba de embarazo en las manos. Me he atrevido a abrirla para leerme las instrucciones… bueno, básicamente para saber los signos a los que debo temer. De todos modos, lo que más me asusta es darme cuenta que no tengo claro a qué símbolo le tengo más miedo. Dios mío, ¿puede ser que me haga ilusión tener un hijo sin habérmelo siquiera planteado antes? ¿Y a Bradley?
—¡Hola! ¿Harper? —oigo que me llama Bradley en cuanto abre la puerta.
—Ahora bajo —digo escondiendo rápidamente la caja en uno de los cajones del mueble e intentando recomponerme un poco.
—Voy a sacar a los perros. ¿Vienes? —grita.
—Eeeeeh… No. Prefiero quedarme —empiezo a gritar pero de repente veo que aparece por la puerta de la habitación.
—¿Estás bien?
—Sí… Me voy a dar un baño, ha sido un día largo y estoy muy cansada.
—Ni que lo jures. Últimamente pareces más cansada. Anoche te tuve que subir en brazos hasta aquí, ¿lo sabes? Te quedaste dormida en el sofá.
—¿En serio? No me acuerdo…
Y es la pura verdad. Es verdad que hace unas semanas que me noto más cansada, pero lo achacaba a los constantes viajes que hacemos a Nueva York, que no dejan de ser viajes pesados de cuatro horas en coche, pero ahora que lo dice, ¿no es otro síntoma de embarazo?
—¿Cariño? —dice Bradley buscándome la mirada.
—Perdona, estaba despistada. ¿Qué decías?
—Pareces preocupada. ¿De verdad estás bien?
—Nada… —digo intentando poner una excusa y le suelto lo que de repente me viene a la mente —Bree tiene una cita con un chico.
—Y eso te preocupa por…
—Es obvio, ¿no? —digo sin poder creerme la respuesta —Porque la persona ideal para Bree es Matt. Él se merece una segunda oportunidad…
—Harper, Matt encontrará a otra, de eso no tengo duda…
—Pero ¿cómo puedes ser tan ciego? ¡Matt no quiere a otra! ¡Quiere a Bree! —digo un tanto exaltada al no creerle tan obtuso.
—¿Tanto le ha calado esta chica? Es que no me lo puedo creer. Sabía que le gustaba de veras, pero de ahí a estar… ¿enamorado?
—Pues sí Bradley sí. Lo está. ¿Por qué os resulta tan raro que Matt se pueda llegar a enamorar? —No, por nada… Es que me resulta raro, simplemente. Pero no te pongas así. No te preocupes por ellos, si tiene que ser, será y acabarán juntos. Es el destino, ¿no? —me sonríe y me besa en la frente —Date un baño tranquila y no te preocupes por la cena, que ya me encargó yo al volver, ¿vale?
—Vale —le digo sonriendo —Te quiero guapo.
—Y yo.
En cuanto oigo la puerta cerrarse, saco la cajita y la abro sin pensármelo más. Venga, valor y al lío. Sigo las instrucciones al pie de la letra y dejo la prueba encima de la cisterna del váter esperando a que se haga la magia.
—Vale, ahora a esperar —empiezo a delirar hablando sola —Signo positivo, estoy embarazada. Signo negativo, no lo estoy. ¿Ves tonta? Hasta el cacharrito este opina como tú… Estar embarazada es positivo, no estarlo es negativo.
Por dios, he dicho eso en voz alta. ¿Es eso lo que realmente quiero y pienso? Por favor… ¡me apetece ser madre! Echo un vistazo por el rabillo del ojo y nada, de momento nada. Me miro en el espejo y veo como de manera inconsciente, tengo la mano posada en mi vientre. Mamá, papá y Suze se alegrarán muchísimo si tuviera un bebé y Julliet alucinaría.
—No adelantes acontecimientos —digo echando otro vistazo al trozo de plástico encima del váter — De momento solo veo un símbolo… positivo… ¡positivo! ¡Ai madre! ¿Estoy embarazada?
Cojo la prueba entre mis dedos, que no paran de temblar. De repente mi visión se nubla por las lágrimas que inundan mis ojos. Intento secarlas con el dorso de la mano para asegurarme que el signo es positivo de nuevo.
—Joder… —digo entre sollozos y con un hilo de voz —Sí, es positivo… ¿Qué hago?
Mi primer instinto es llamar a Bree, que es la que está al corriente de todo y no le vendría de nuevo, pero miro el reloj y veo que tiene que estar en plena cita con Garrett. Miro el prospecto del producto, que se me recomienda que pida cita con mi ginecólogo.
—Bien pensado. Gracias —vale, estoy fatal, le estoy hablando a un trozo de plástico.
Mañana por la mañana llamaré para pedir cita
con mi ginecóloga de toda la vida. Aquí no conozco a ningún médico
y tampoco quiero preguntar para no levantar sospechas. ¿Se lo digo
a Bradley para que me acompañe? ¿O espero a que me lo confirmen? Oh
dios, tengo la cabeza hecho un lío. Pero no puedo dejar de sonreír,
incluso me levanto un poco la camiseta para ver si se me nota algo
de barriga y me pongo de lado. En ese momento oigo que me llega un
mensaje al móvil.
“¿Te has hecho ya la
prueba?”
“¿Pero tú no tenías una cita?”
“Sí, me ha invitado a cenar, pero me he escapado al baño porque no dejaba de pensar en lo tuyo”
¡Pues muy interesante no debe estar resultando
la cita bonita! ¡Jajaja! Harper, no seas mala, es tu amiga, es
normal que se interese por ti.
“Sí, me he hecho la
prueba”
“¿Y? Por dios Harper, no te hagas de rogar”
“Estoy embarazada”
Al instante me suena una llamada y veo que es ella.
—¡Harper! ¡Me alegro un montón! ¡Y me da igual que me digas que no te parece una buena idea porque a mí me parece genial!
—Yo también estoy muy contenta Bree —digo llorando aunque con una gran sonrisa dibujada en mi cara —De repente me he dado cuenta que me gusta mucho la idea de ser madre.
—¿Lo sabe ya Bradley?
—No, está paseando a los perros y he preferido hacerme la prueba sin que él lo sepa. Y creo que voy a esperar a que me lo confirme mi ginecóloga de Nueva York. En el prospecto pone que aunque salga positivo, siempre hay que confirmarlo con un especialista. Mañana llamaré para pedir hora. Y creo que no le diré nada hasta que no me lo confirmen entonces… Como he tenido pérdidas, creo… No sé Bree… Estoy hecha un lío. Ésto no estaba planeado.
—¿Y cómo vas a ir a Nueva York sin que él lo sepa o te diga de acompañarte? Recuerda que no te deja sola…
—Había pensado… bueno, si tú quieres… que podrías acompañarme tú… Le puedo decir que Julliet me ha pedido que vaya para una entrevista de improvisto y que vienes conmigo porque te hace ilusión. —Pues lo tienes todo mejor pensado de lo que crees…
—Parece que actúo muy bien bajo presión. ¿Qué me dices?
—Vale, cuenta conmigo. Mañana cuando llames, ya me dirás cuando te han dado cita. Me vuelvo con Garrett —dice muy ilusionada —Harper, me alegro un montón, de verdad.
—Lo sé. Gracias.
Cuando Bradley vuelve no sé ni cómo consigo aguantar mis ganas de darle la noticia, ni tampoco como él no ha notado nada por el cambio notable en mi estado de ánimo. Debe pensar que la bañera de casa es milagrosa. Hombres…
—Oye, ¿cuándo te apetece celebrar tu cumpleaños? —me dice Bradley mientras cenamos. —¿Mi cumpleaños? —me ha pillado totalmente descolocada —Pues no sé… aún es pronto, ¿no? —Es el próximo viernes Harper… Estamos a lunes… Faltan cuatro días…
—Ah, pues no sé… No lo había pensado… No sé si me apetece celebrar mi cumpleaños sin Matt… —Pero yo sí quiero hacer algo el día de tu cumpleaños. Luego ya cuando salga Matt, lo celebramos de nuevo si hace falta. ¿Te parece si nos vamos a cenar tú y yo y luego nos vamos a tomar unas copas? Si quieres hasta te llevo a bailar —me dice sonriendo y alzando las cejas en plan “es una oferta que sé que no vas a rechazar”.
—Vale —digo sonriendo —Pero… Julliet me ha dicho que puede que esta semana tenga que bajar a Nueva York para una entrevista imprevista… Mañana me confirmará el día exacto.
—Ah —dice sorprendido.
—Intentaré que no sea el viernes… No hace falta que vengas —digo intentando sonar lo más natural posible —Esta mañana, tras hablar con Julliet, ha venido Bree a verme y se lo he comentado y ha dicho que le haría ilusión venirse un día con nosotros para ver algo la ciudad y le he dicho que podía acompañarme esta vez. Así de este modo no tienes que perder otro día de trabajo, más teniendo en cuenta que volvimos ayer mismo, y a la vez no voy sola.
Espero haber sonado todo lo convincente que he sonado en mi cabeza. Yo me dejaría ir sola con Bree.
—¿Qué te parece? Además, sería ir y venir o como mucho, pasar una noche allí —nota mental, tengo que poner a Julliet al corriente de la trama si no quiero dejar cabos sueltos.
—Vale, me parece bien. Tenemos trabajo acumulado en el taller y no me va demasiado bien volver a irme. Pero intenta que no sea en viernes… al menos que puedas dedicarme la noche de tu cumpleaños, ¿no?
—Claro que sí —digo cogiéndole de la mano y cerrando con fuerza la boca para no darle la noticia antes de confirmarla del todo.
Estoy metida en la cama mientras él se ducha. Tengo unas ganas increíbles de darle la noticia y no sé si es justo no decírselo de momento… Espero que no se enfade. Empiezo a notar como mis párpados me pesan y bostezo con fuerza cuando le veo mirarme desde la puerta del baño, con una toalla anudada a la cintura y aún con el pelo y el torso húmedo. Apoya un brazo en el marco de la puerta y se ríe agachando la cabeza.
—¿Quién eres tú y que has hecho con mi chica? —me pregunta de repente.
—¿Qué quieres decir? —y mientras lo estoy diciendo me invaden unas ganas terribles de volver a bostezar que intento disimular sin mucho éxito.
Se quita la toalla, coge un boxer del cajón y se mete en la cama abrazándome por la espalda. Hunde la nariz en mi pelo mientras me aprieta contra él cogiéndome por el vientre.
—Cuidado —le digo.
—¿Qué? ¿Te he hecho daño?
—Eh… Un poco, no me aprietes tanto.
—Perdona —dice dándome besos por el cuello y los hombros —Perdóname. No era mi intención. ¿Estás mejor que esta tarde?
Asiento sin decir nada por miedo a que mis palabras me delaten.
—Genial. Pues descansa que te lo mereces —y mis ojos se cierran mientras susurra palabras en mi oído —Te quiero con locura. Gracias por acompañarme siempre a la ciudad. Gracias por estar a mi lado y al lado de Matt.
Abro un ojo y enseguida noto que ya estoy sola en la cama. Me siento muy descansada. Me estiro para desesperezarme cuando de repente me doy cuenta de la claridad que entra por la ventana.
—¡Mierda! ¡Me he dormido! —con cuidado me pongo
de pie y me quedo quieta unos segundos esperando a ver si me vienen
las náuseas y cuando veo que estoy bien, bajo a toda prisa las
escaleras. Al llegar a la cocina me encuentro el café hecho y al
lado una nota de Bradley.
“Estabas tan preciosa
mientras dormías que no he querido despertarte. Tómatelo con calma
hoy. Te llamo luego. Te quiero. Bradley el
salvaje”.
Le adoro. No puede ser más maravilloso porque entonces sería un robot. Aprovecho entonces y busco en la agenda del móvil el teléfono de mi ginecóloga. Me siento en la mesa mientras escucho la música de espera y mi mano se posa en mi vientre.
—Hola. Soy Harper Simmons. Me gustaría pedir cita con la doctora Morgan.
—Claro Sra Simmons. ¿Cuándo le vendría bien?
—Lo antes posible si puede ser…
—Vale… Veamos a ver… Lo antes que puedo darle es este jueves por la tarde. ¿Le va bien? —No hay nada antes —digo pensando en que voy a tener que ir de culo para poder llegar a mi cita con Bradley el viernes.
—Lo siento, pero el jueves por la tarde es el primer hueco libre en la agenda…
—Vale, de acuerdo. Que sea el jueves por la tarde.
—¿Me dice el motivo de la visita o es una simple revisión?
—Bueno… es que creo… bueno, de hecho me he
hecho una prueba y creo que estoy embarazada. —Enhorabuena Srta.
Simmons. Nos vemos el jueves entonces.