Capítulo 15
SE la pasó toda la noche soñando con ella y con esa molestia tamaño familiar entre sus piernas, cuando vio que estaba amaneciendo decidió levantarse en lugar de estar mirando el techo. Salió con cuidado de la habitación y se fue a preparar el desayuno, le diría a Carly que se fueran a caminar el día de hoy. Eso le haría bien a sus músculos.
Cuando ya estaba a punto de ir a buscarla, le vio caminar hacia la cocina, estaba descalza con un pijama de ositos y aún así le parecía la mujer más sexy que hubiera visto, su cara somnolienta solo le hacía pensar en hacer el amor y despertar con ella a su lado.
—Buenos días.
—Buenos días, bella ragazza.
—Huele bien —le dijo mirando lo que cocinaba.
—Qué bueno que te guste el olor, son huevos revueltos con tocino, pan tostado con mermelada, jugo de naranja y café.
—Es mucho —hizo cara de estar arrepintiéndose.
—No, señorita. Usted hoy va a comer —le sirvió un poco de huevos y una tostada con mermelada. Cómelo poco a poco, no hay prisa y luego si quieres te tomas el café o el jugo.
—No puedo comer tanto, me duele mucho la garganta.
—¿Quieres una pastilla para el dolor?
—No, trataré de comer primero —murmuró.
—¿Sabes qué? Te cambiaré esas tostadas por pan blando. No quiero que lastimes tu garganta.
Comió lento pero logró pasar los huevos y unos pequeños mordiscos de pan, luego con el jugo se tomó un antidepresivo. Le habían dicho que estos ayudarían a que fuera disminuyendo los atrancones de comida, cuando ya quisiera comer nuevamente y bajaría sus estados de ansiedad.
—¿Qué te parece si salimos a caminar un rato? —le preguntó esperanzado—. Como unos diez minutos, eso te ayuda con tus dolores musculares.
—¿No será peligroso? —le dijo temerosa.
—Estás conmigo y no nos alejaremos mucho de acá. No dejes que piensen que tienes miedo y cambiarás tus planes y tu vida por su culpa.
Ella pareció pensarlo un poco y luego asintió.
—Te espero aquí.
Salieron a caminar a la playa, ella estaba fascinada. Los pájaros volando en un cielo azul claro, el sol calentaba su cuerpo haciéndola sentir viva, habían niños haciendo castillos de arena y dueños de mascotas paseándolas, la brisa agitaba su pelo y pudo respirar el aire puro.
—¿Te sientes mejor?
—Sí, me gusta.
—Que te dijo la nutricionista?
Carly se encogió de hombros.
—Nada importante en realidad, solo que desarrollaríamos un plan alimenticio en el que aprendería a comer sin atrancones, a no utilizar purgantes. Me hizo algunas preguntas y me dio consejos para reconocer las señales de mi cuerpo.
—Vas a ver cómo todo cambiará.
—Eso espero —se lo quedó mirando un momento y bajó la mirada. —Siento mucho que hayas tenido que pasar por tantas molestias por mi culpa.
—Ya te dije que tú no me causas molestias. Lo hago porque te quiero y deseo que te mejores, se supone que para eso estamos los novios.
—Tú y yo, ya no somos pareja —le dijo algo molesta.
—Lo somos, solo estamos pasando por un mal momento —aseguró y siguió caminando, como si ella no hubiera dicho nada en absoluto —.A propósito, no sé lo que pretende Thiago, pero no le dejaré el camino fácil contigo.
—Thiago me llamó para despedirse, se íba esta noche para su país. Solo me estaba deseando suerte y diciéndome que el hombre cabezota de la discoteca, me quería y me aconsejó que te diera otra oportunidad.
Vitto se sorprendió, pero al tiempo le agradeció mentalmente a Thiago, por ayudarlo.
Se fueron a la casa nuevamente y allí comenzaron a jugar un partido de Batalla Naval estaban divirtiéndose de verdad, pero de repente el celular de Vitto sonó y era Vivian.
—Hola Vitto.
—Hola —le saludó secamente.
—Sé que estás con tu Carly, pero quería preguntarte si podías acompañarme a la cena de beneficencia que hacen los Vanderbilt, todos los años. Es mañana y estoy sola, no tengo nadie con quien ir, solo sería por los viejos tiempos y si quieres, ella no tendría que saberlo.
—No puedo Vivian, lo sabes—.Le respondió seco —.Estoy con Carly en este momento, pero de todas formas, acordamos no volvernos a ver, no sé porque estas llamándome.
—Bien, ya veo que sigues empeñado en andar con ese esperpento de mujer —respondió furiosa.
—Piensa lo que quieras, adiós —.cortó la llamada y se dispuso a jugar otra vez.
—¿Qué quería Vivian?
—Sí, quería que la acompañara a un evento mañana en la noche.
—¿Y porque no lo haces?
—No creo que necesite responderte esa pregunta, —le dijo molesto. Me gustaría que me dijeras algo ¿Quieres que regrese con ella?
—Sí, sí quiero —no lo pensó ni un segundo para responderle.
Vitto sea armo de toda la paciencia que podía.
—¿Porqué?
—¿Por qué? ¿Es que estás ciego? —le dijo casi gritando, luego lo haló de donde estaba sentada y lo llevó con ella hacia su cuarto.
—Por esto — le dijo señalando la imagen en el espejo—. Mírame, no soy una mujer como Vivian, no soy modelo, soy aburrida, y de paso tengo una enfermedad que tú no tendrías que soportar.
—Eso no es lo que yo veo, voltéate.
—No —le respondió furiosa.
—Voltéate.
Como ella no lo hizo, la volteó a la fuerza.
—Mírate —pero ella no quería ver esa imagen horrible en el espejo—. Eres una mujer muy hermosa, yo te veo con curvas —tocó sus pechos—. Estos son deliciosos, me gusta su tamaño, están hechos a la medida de mi mano —luego tocó su cintura—. Me gusta que cuando te toco, no tengo que pensar en que te vas a quebrar, porque eres muy delgada — luego besó su cuello y bajó la mano hacia su entrepierna —me gusta aquí porque es un cálido, porque sueño con el día en que pueda penetrar este sitio y hacerte mía, esta chica y yo nos hemos visto antes ¿Recuerdas? —le decía mientras acariciaba su sexo—. Carly echo la cabeza hacia atrás y se limito a disfrutar de su caricia. Y me gusta como luce porque pertenece a ti y no hay nada de ti, que me pueda disgustar.
—No te detengas —le dijo entre suspiros.
—¿Te gusta que te acaricie así? Le preguntó, aunque ya sabía la respuesta.
—Sí, me encanta...
—Créeme cuando te digo que eres una mujer muy especial y me fascina la reacción que tienes con mis caricias, siento que realmente las disfrutas y no hay nada más halagador para un hombre que eso.
El teléfono sonó en ese momento y Vitto quiso tirar a la basura el maldito aparato por dañar ese momento con ella.
—¿Bueno?
—¿Vitto?
—Hola madre.
—Hola mío filio, llamaba para preguntar por Carly, quiero saber cómo sigue.
—Ya te la paso, aquí está— cubrió el teléfono con una mano y miró a Carly un momento—. Es mi madre, está preocupada por ti. Sé que no quieres hablar ahora con nadie, pero ¿Podrías hacerlo con ella solo un minuto? Carly tomó el teléfono y trató de tranquilizarse un poco, todavía estaba excitada.
—Hola señora Rosa. ¿Cómo está?
—Bien hija, preocupada por ti, se que has estado un poco enferma.
—Sí, pero ya me estoy recuperando.
—Quiero que te cuides hija mía, mi Vitto te adora y nosotros, toda la familia te queremos. Para nosotros tú eres el alma gemela de mi muchacho, sin ti él estaría muy mal.
—No se preocupe señora Rosa, el me cuida muchísimo, creo que lo hace por los dos. —lo dijo alto para que Vitto oyera.
El se la quedó mirando y le sonrió.
—¿Vendrás a comer el próximo Domingo con nosotros?
—Si señora, allí estaremos. Gracias por la invitación.
—No tienes nada que agradecer hijita y por favor llámame Rosa, nada de señora.
—Está bien Rosa. Nos vemos el domingo.
—Muy bien hija, te cuidas. Un beso.
Carly colgó y se fue a la sala donde estaba Vitto, mirando una revista.
—¿Que te dijo mi madre?
—Me recordó que quiere que estemos allá el domingo.
—La vas a pasar bien, ya lo verás —de repente se puso serio —debemos hablar sobre Vivian, no quiero que sigas haciéndote ideas erróneas con ella y conmigo.
—No quiero hablar de ella.
—Lo único que quiero que sepas es que ella no está conmigo, me llama y me busca porque se le ha metido en la cabeza que si no somos nada que por lo menos podemos ser amigos, pero yo le he dicho que no. Te quiero a ti Carly, no a ella. Estoy seguro que con el tiempo conseguirá alguien que le interese más que yo y entonces, se le pasará todo ese amor que dice que siente por mí.
Carly se quedo un minuto pensando, luego le habló.
—Esperemos que sea como tú dices, esa mujer está realmente obsesionada contigo, pero mientras, yo no quiero estar muy apegada a ti, porque no confío en ti todavía, entiéndeme, no es fácil para mí confiar y tú me engañaste, hubieras podido ser sincero, pero no lo fuiste.
—Bien, haremos cómo dices y ya veremos cómo se van dando las cosas.
—Me voy a revisar mi correo y tú te quedas aquí, leyendo tu revista.
Ella se fue al estudio y Vitto pensó en el sentido de la oportunidad de su madre. Si no hubiera sido por ella, tal vez hubieran llegado a algo ese día.
Con el tiempo todo mejoró para Carly, pasaron dos meses y ya Vitto no estaba con ella tanto como antes, la verdad es que se había alejado y ella se imaginó que seguro salía con alguien. Los médicos habían reducido la cantidad de antidepresivos a una cantidad mínima Estaba asistiendo a grupos de autoayuda, donde había encontrado amigos y gente que tenía su mismo problema por lo que no se sentía sola o rara. Se sentía más segura de sí misma, la sicóloga había hecho maravillas con su autoestima y estaba comiendo a sus horas y lo que debía, nada de comida chatarra. Estaba trabajando nuevamente y las cosas estaban de maravilla en el spa.
No había sabido nada de su madre y de su esposo, ya que apenas supieron que la policía los buscaba, se habían fugado y nadie sabía su paradero. La casa donde antes ellos vivían y que le pertenecía por ser herencia de su padre, estaba ahora sola y abandonada. Un día quiso saber sobre algunas cosas, recuerdos que tenía de su padre y que no le había pedido a su madre porque sabía que se los negaría, así ella tuviera todo el derecho de tenerlos. Tomó la decisión y se fue a buscar a Teresa para que la acompañara.
Vitto estaba en el restaurante supervisando la entrega de los mariscos, cuando sonó el teléfono. Era su hermano Carlo que lo llamaba para decirle que uno de los agentes asignados al caso de Carly, estaba vigilando la casa de un familiar del marido de su madre, cuando vio actividad en la casa y noto que una pareja se bajaba de un auto y entraba a dicha casa. La pareja parecía estar disfrazada, porque se notaba que tenían peluca y según los datos que tenia y las fotos, la estatura y complexión de la mujer concordaba con la de la madre de Carly.
—¿Hace cuanto fue esto?
—Ayer, pero él no había dicho nada, hasta no estar plenamente seguro de que eran ellos.
—¿Y ahora lo está?
—Sí. La familiar del hombre llamó diciendo que él estaba allí y pidiendo a cambio la recompensa que daban por ellos dos.
—¡Que familia! Aunque es algo bueno para nosotros, que sean así.
—Te llamé a ti, para que tú se lo digas de la mejor manera posible a ella. Sé que no es fácil pasar por esto, cuando llevaba varios meses sin ese dolor de cabeza.
—Sí, tienes razón. La llamaré enseguida.
—Bien, nos vemos más tarde —colgó la llamada.
Vitto llamó enseguida al móvil de Carly, pero ella no contestaba. Tuvo un mal presentimiento y llamó a Desiree.
—¿Diga?
—Desi, hola soy yo.
—Hola Vitto ¿Cómo estás?
—Bien, bien. ¿Sabes si algo malo sucede con el celular de Carly?
—Nada que yo sepa. ¿Por qué?
—No me contesta y me preocupa.
—Bueno...ella se fue con Teresa a buscar unas cosas que tenía de su padre en la casa de su madre.
—¿Que ella hizo qué? Pero por Dios que le sucede a Carly, sabe que es peligroso ir a ese sitio.
—Yo no lo creo Vitto, eso ya pasó hace meses y no se sabe nada de esa gente.
—Desiree, mi hermano acaba de llamar a decirme que la madre de Carly está nuevamente en la ciudad y se queda en la casa de un familiar de su marido.
—¡Oh Dios mío! Tenemos que hacer algo.
—Mira voy inmediatamente para la casa de la madre de Carly y si sabes algo me llamas enseguida.
—Está bien.
Salió corriendo hacia su camioneta y se dirigió al lugar donde estaba ella. Íba a mitad de camino cuando su celular sonó, miró el identificador, era Desi.
—Dime.
—Estoy muy asustada, Teresa está aquí y dice que no pudo acompañar Carly porque se le presentó un problema, pero que ella le dijo que buscaría alguien que la acompañara.
—Estoy seguro de que se fue sola —cerró la comunicación y aceleró. Algo le decía que ella estaba en peligro.
*****
Carly llegó a la que fuera su casa en otro tiempo y entró. La casa se veía abandonada y olía ha guardado, tenía polvo acumulado en ciertas partes. Solo habían pasado dos meses y parecía que hubieran pasado por lo menos seis.
Se quedó mirando detenidamente, la escalera en forma de caracol de color blanco con pasamanos de madera, todavía era muy bonita a pesar del paso de los años, luego se dirigió a la cocina y la encontró exacta también, igual de amplia con su mesón en el centro y los utensilios de cocina arriba, a su madre en una época le gustaba mucho cocinar y recordó una o dos veces que lo hizo para ellos. Fueron momentos buenos, que pasaron demasiado rápido. En ese entonces ella hubiera podido jurar que su madre amaba a su padre, aunque tiempo después todo cambiara.
Se quedó mirando una a una las instalaciones de la casa y cuando llegó al patio grande con la piscina, le dieron ganas de llorar. Recordó los momentos mágicos que pasó allí con su padre, y cómo jugaban dentro y fuera de la piscina. ¡Atrápala caramelito!, le decía. Ella corría detrás de la pelota y luego se la tiraba nuevamente a su padre, solo tenía tres años, pero su padre decía que era una niña muy inteligente. Cuando estaba en la oficina y ella entraba, comenzaba a tocar sus papeles y él lejos de regañarla o decirle que se fuera, parecía disfrutar mucho con su compañía y entonces le decía, Porque no tomas estos papeles y le pasas resaltador a lo que te llame la atención, me ayudarías mucho en mi trabajo si lo hicieras. Ella se sentía feliz de ayudar y luego y cuando terminaba estaba segura de que había hecho un trabajo importante para la empresa de su padre, el le daba las gracias y le decía Caramelito, algún día serás una gran mujer por la que muchos chicos se pelearan, hasta unas semanas antes de su muerte le había dicho esas palabras Sonrió pensándolo. Era un hombre maravilloso, de buenos sentimientos, y a sus ojos el más apuesto de todos. Siempre con una sonrisa, siempre ayudando a los demás, nunca le puso una mano encima a ella o a su madre y durante los años que vivió jamás la hizo sentir inadecuada o poca cosa. No, en realidad ese había sido el trabajo de su madre.
Subió al altillo para ver si las cosas de su padre todavía estaban allí guardadas. Abrió la pequeña puerta que daba al cuarto de las cosas olvidadas y entró. La puerta sonó como si le faltara aceite en las bisagras, seguramente hacía mucho que nadie subía allí, habían telarañas, polvo, todo estaba cubierto por mantas y el olor ha guardado la hacía querer estornudar. Fue tanteando la pared en la oscuridad hasta que encontró el interruptor, lo encendió y se encontró con cantidad de cosas esparcidas en el piso, cosas rotas y baúles abiertos. Se agachó a ver que era todo eso y se encontró con la mayoría de la ropa de su padre, sus cosas de uso personal, y documentos estaban todos revueltos, partidos y rotos.
Carly quería llorar de ver toda esa destrucción. ¿Quién podría hacer algo así? Comenzó a tocar las cosas de forma reverencial, llorando por los pocos recuerdos que tenía de su padre y que ahora habían desaparecido, cuando escuchó un ruido.
—Vaya, vaya. Miren quien está aquí —dijo una voz muy conocida para ella desde atrás.
Carly sintió un frío correr por su espalda.
—¿Qué haces aquí? La policía te está buscando por todos lados, pensé que habías salido de la ciudad.
—¿Por qué tengo que irme de mi ciudad y de mi casa? ¿Solo porque tú lo dices?
—No he dicho eso—. Carly se fue dando la vuelta muy lentamente, pero en ese momento sintió que le presionaban algo a la cabeza.
—No te muevas estúpida o te vuelo la cabeza —esa era otra voz que conocía mucho. Oswald, el esposo de su madre.
—Debí saber que no estarías sola.
—Para ser tan idiota, tienes tus momentos de brillantez —se burló—. Obviamente que estoy con mi esposo, el y yo no nos separamos.
—¿Madre porque estás haciendo esto? Siempre he pensado que me odias y no sé la razón.
Su madre se acercó y le haló el cabello bruscamente hasta tener su cara muy cerca de ella.
—Porque me lo recuerdas en todo lo que haces, en todo lo que eres, tu padre me hizo la vida imposible, con sus exigencias, con su manera de ser tan aburrido. ¡Imagínate! Pretendía que le diera más hijos, que me dedicara a ustedes y a él, en cuerpo y alma.
Carly estaba confusa, eso es lo que las madres hacen, cuidar de sus hijos.
—¿Y eso que tenía de malo? Eso es lo que las madres hacen, cuidar de sus hijos amarlos. Si no querías dedicarte tiempo completo a nosotros hubieras podido hablarlo con él.
Stefany la miró con odio, luego cambió a una mirada fría y sin expresión.
—Por Dios niña, solo mírame. Soy una mujer hermosa, con dinero hasta hace muy poco y llena de vida. No iba a acabar mi vida con ustedes dos. El nunca me entendió, siempre estuvo enamorado de otra mujer con la que no pudo casarse y siempre me culpó de ello, en lugar de tratar de que nos fuera bien como pareja. Pero el hizo todo lo contrario, se fue con esa mujer apenas pudo y la tuvo de amante por mucho tiempo, así que al final las grandes perdedoras fuimos tu y yo —apretó sus labios en un gesto de amargura.
Ella sacudió la cabeza de un lado a otro como si no le creyera—. El era un hombre bueno, madre y si llegó a tener una amante sería porque tú no le dabas el cariño que necesitaba.
—Claro tu siempre defendiéndolo, pero te entiendo sé que debe ser muy duro darse cuenta de que la única persona que tú crees que te quiere, te abandona —dejó de halar su cabello y la empujó—. De todas formas eso ya no viene al caso, lo importante aquí es que tú me lo has quitado todo, pero de la misma manera serás la que cambie mi situación precaria a una situación económica prospera —se rieron con complicidad, ella y su marido.
—¿Qué quieres decir?
—Quiero decir que eres tan ingenua que viniste sola a este lugar y ahora vas a morir en un desafortunado accidente, cuando un cortocircuito le prenda fuego a todo el lugar y luego queme la casa en tu totalidad...que pena —le hizo un mohín, como si fuera a llorar y luego simplemente rió.
Carly sentía su corazón romperse en mil pedazos, que tipo de persona era ella que tenía una madre tan mala, que pudo haber hecho mal para que su propia madre la tratara de esa manera y la quisiera muerta.
Decepcionada y con voz apenas audible trató de acercarse a ella.
—Por favor mamá recapacita, podemos cambiar nuestras vidas, acercarnos más la una a la otra y ser felices, si haces esto, irás a la cárcel, sin hablar del gran peso en tu conciencia.
—Por favor, lo único que me interesa de ti, es el dinero que me puedas dejar con tu muerte, nunca tuve instinto de madre y nunca lo tendré.
Oswald rió sonoramente.
—Muy pronto seremos ricos, extraordinariamente ricos, porque esta casa tiene un seguro muy costoso a nombre tuyo, pero que en caso de que tu faltes será para tu madre, y lo hemos estado pagando año tras año con el único fin de cobrarlo en el momento más oportuno y eso será cuando quememos la casa, contigo adentro.
En eso su madre se acercó.
—¡Imagínate, lo que podemos hacer con ese dinero! Y las buenas noticias no terminan allí, querida. Tu misma firmaste un seguro donde si a ti te pasa algo, la beneficiaria soy yo. ¿Lo recuerdas?
Carly tragó con fuerza.
—Lo recuerdo, fue la estupidez más grande que pude cometer hace años, cuando todavía de manera ingenua, pensaba que las cosas entre tú y yo podían arreglarse y me preocupaba pensar que si me sucedía algo malo, te quedarías en la calle.
Stefany rió hasta que le salieron lágrimas de sus ojos.
—Bueno, no te voy a contradecir, si fue una estupidez — le dijo haciéndole una señal a Oswald. El se puso de pié y salió de la habitación. Cuando volvió traía una caja de herramientas y un candelabro. Se puso a desarmar el tomacorriente, cuando terminó se volteó hacia ella y le sonrió, luego prendió una a una las velas del candelabro.
—No te preocupes no dolerá, porque antes de que iniciemos el incendio, te pegaré un tiro en la cabeza, ni siquiera lo sentirás —su mirada era la de un ser desquiciado. Por un momento se preguntó que había visto su madre en el, pero enseguida se fijo en ella y solo pudo pensar que se merecían el uno al otro.
Su madre tomó una soga y le amarró las manos y los pies, luego le dijo algo a Oswald, al oído. Se disponía a salir cuando oyeron el sonido de llantas patinando afuera. Stefany se asomó a la pequeña ventana del ático.
—¡Diablos! Es el italiano.
—¿Qué Italiano?
—¿Quien va a ser, idiota? El novio de ella —dijo señalándola.
—Me encargaré de él.
—¡No! Gritó Carly —.No le hagan daño, el no tiene nada que ver en esto.
—Ahora tiene todo que ver, le puso una venda en la boca. Lo siento querida — le dijo sarcástica y salió con Oswald.
Carly trató de escuchar algo pero no había ni un solo ruido. De repente se oyó una puerta que se abrió fuerte, como si le dieran una patada y casi enseguida un ruido ensordecedor, era un disparo. Sintió que su corazón se le íba a salir y comenzó a mover las manos, a tratar de zafar la soga que tenía en las muñecas, se frotaba una muñeca con la otra y nada, luego comenzó a buscar algo filoso, pero no veía porque todo estaba muy oscuro. Pasaron unos minutos y alguien abrió la puerta súbitamente, cuando enfocó la vista pudo ver que se trataba de Vitto.
—Carly nena. ¿Dónde estás?
—Aquí, ayúdame por favor —le dijo casi rozando en la histeria.
El enfocó la linterna hacia donde ella estaba y la vio, corrió hacia el sitio donde estaba amarrada.
—Mi amor pensé que te habían hecho daño —la abrazó.
—¿Dónde están?
—Lo maté creo, el tenía una pistola y forcejeamos, el arma se disparó —le dijo todavía confuso por lo que acababa de pasar.
—¿Mi madre? ¿Dónde está?—le preguntó ansiosa.
—¿Tu madre está aquí?
—Sí, estaba con él. ¿No la viste?
—No, solo estaba el —pensó por un momento—. Esto no me gusta nada, vámonos de aquí.
Comenzó a desatarla cuando oyó el grito de Carly.
—¡Cuidado! ¡Madre no!
—Vitto, se volteó pero lo hizo demasiado tarde y solo sintió el golpe en la cabeza.
Vitto se despertó con un tremendo dolor de cabeza y una voz que le gritaba al oído.
—¡Vitto! Despierta, maldita sea, nos vamos a morir quemados.
Al principio no sabía que hablaba ella, pero luego sintió el humo que se metía en sus pulmones. Comenzó a toser, mientras ella le daba un pedazo de tela y la ponía en su boca y nariz. Se levantó y se tocó la cabeza, miró su mano y estaba cubierta de sangre.
—Necesitas que te revisen con urgencia, estás botando mucha sangre, pero primero tenemos que salir de aquí.
—¿Hay alguna otra salida?
—La ventana pero no es muy grande —le dijo llorando. Dios no quiero morir así.
—Cálmate amor —la abrazó—. Debemos calmarnos y pensar con claridad. Déjame ver algo.
Se acercó a la puerta y trato de abrirla pero estaba trabada. Había mucho humo así que se acercó a la ventana que había arriba y le lanzó un trofeo que encontró. El vidrio se quebró y el humo salió un poco, lo suficiente para poder ver algo.
—Carly, quédate allí, respira todo el aire que puedas a través de la ventana.
Se devolvió a la puerta y le dio una patada, se acordó de su celular, lo tenía en su bolsillo. Marcó a tientas el número de su hermano que estaba en marcación rápida.
—¿Hola?
—Carlo —le dijo con la garganta ardiendo.
Carlo enseguida supo que algo sucedía.
—¿Qué pasa?
—Estamos atrapados en la casa de la madre de Carly, in...cendio —solo pudo decir eso y comenzó a toser.
Carly lo agarró de la camisa y lo llevo con ella a la ventana.
—Vas a tratar de salir por aquí, tal vez si la rompemos del todo, podamos lograrlo, es lo suficientemente grande para qué pases por ella.
—No te dejaré aquí. Nos vamos los dos o ninguno —le dijo temblando.
—Yo iré después de ti.
—No, no lo harás —comenzó a llorar
—Hagamos algo, sales por la ventana y luego buscas la forma de ayudarme desde afuera. ¿Hay alguna ventana cerca de esta?
—Sí, hay que bajar un poco y está la de mi cuarto.
—Bien, entonces sal por esta ventana y bajas con cuidado para abrirme por fuera. Toma —le dio un arma —.Esto te puede servir, no sabemos si estén afuera todavía.
—Está bien —le dijo insegura, pensando que no sabía si era capaz de disparar a su propia madre.
El la levantó hasta que ella quedó a la altura de la ventana y la empujó un poco para que saliera, el humo lo estaba ahogando pero aún así hizo su mayor esfuerzo para que ella pudiera salvarse. Ella salió y entonces él cayó al piso tosiendo.
—¿Estás bien?
—Sí, sí. Date prisa —estaba perdiendo casi el conocimiento.
Carly bajó lo más rápido que pudo y casi resbala en el trayecto, hasta que con uno de sus pies tocó la ventana del que había sido su cuarto en otro tiempo. Se apoyó en algo que sobresalía en el techo y que no pudo que ver que era, pero que estaba lo suficientemente firme para soportar su peso, entonces con la otra mano abrió la ventana y entró. Inmediatamente corrió hacia la puerta y noto que salía mucho humo por debajo de la puerta del ático, trató de abrirla pero estaba muy caliente el pomo de la puerta. Empujó varias veces y no pudo, entonces fue por un paño empapado en agua, para abrirla y nada. Entonces se acordó del arma y la sacó de la parte de atrás de su pantalón, apuntó a la cerradura y halo del gatillo cerrando sus ojos. La puerta inmediatamente se abrió, al salir a volar el pomo.
Carly entró corriendo con el humo tapando sus ojos y ahogándola.
—¿Vitto donde estas? —no le contestaba —.Vitto! —gritó más fuerte.
—A...aquí —escuchó su voz, pero se notaba que estaba mal.
Comenzó a moverse arrastrando los pies y moviendo los brazos para todos lados, de esa manera en algún momento daría con él. Todo el tiempo tosía hasta que casi se cae al tropezar con algo en el piso y se dio cuenta que era él, que estaba casi desmayado en el suelo.
—Vamos, ayúdame. Sola no puedo hacerlo.
Vitto trató de ponerse de pie hasta que lo logró y salieron juntos de allí, pero cuando bajaban las escaleras él no pudo más y tuvieron que parar.
—Por favor, Vitto. Nos vamos a ahogar si no haces un esfuerzo —le dijo ella llorando.
El se levantó y empezó a decender las escaleras con su ayuda. Cuando estaban terminando de bajar, oyeron un ruido y vieron a su madre que tenía un arma en la mano y le apuntaba a Vitto.
—¡Desgraciado! Lo mataste, mataste a mi esposo, ahora tú también vas a morir.
—Déjanos en paz —gritó Carly al tiempo que se abalanzaba sobre ella. Stefany disparó pero no tenía buena puntería y Carly aprovechó para tirársele encima y tratar de quitarle el arma. Forcejearon y el arma cayó al piso, cosa que Vitto aprovechó. Luego la madre de Carly sacó un cuchillo de su bolsillo, mientras peleaba con ella y cuando estaba a punto de acuchillarla, Vitto apretó el gatillo y la hirió en la pierna. Su madre gritó y trató de incorporarse, pero el dolor no la dejaba. Comenzó a dar alaridos y a despotricar, diciendo que hubiera sido mejor que la asesinaran, porque de ese día en adelante sería la pesadilla de ellos dos y no los dejaría en paz. En ese momento entro Carlo con otros policías, la levantaron y la esposaron. Vitto se acercó a ella y le preguntó como estaba, pero Carly lo escuchaba muy lejos, luego se desmayó.