Capítulo 13
MEDIA hora después estaba entrando al club y junto con Jack subían la comida a la parte de atrás del club nocturno.
—Hola Vitto.
—Hola Margarita. ¿Donde podremos dejar estas bandejas?
—Sí quieres ponlas aquí —le señaló un mostrador que había en la cocina.
—Margarita, te presento a un buen amigo, Jack Daniels.
—¿Cómo el whiskey? —preguntó ella con los ojos bien abiertos.
Jack le dijo con cara de aburrido.
—Exactamente —.Todo el que me conoce me pregunta lo mismo. Soy simplemente una víctima del humor retorcido de mis padres —le dijo riendo.
—Bueno, no te juzgo, mis padres me pusieron Margarita por el desmedido amor que mi madre le tenía a las flores y de hecho mis hermanas se llaman Rosa, Violeta y Jazmín.
Ambos se rieron.
—¿Margarita sabes dónde está Carly?
—Hace un momento la vi por aquí, debe estar en la parte de atrás.
—Iré a buscarla —dijo Vitto, pero en ese momento se chocó con alguien, cuando bajó la vista notó que era Teresa, la otra auxiliar de Carly.
—Teresa, ¿Cómo has estado? —le dijo dándole un abrazo.
—Hola Vitto, Estoy bien. Aunque creo que tú no lo estás. He oído que Carly y tú, andan peleados —en su cara había un gesto de preocupación.
—Sí, estamos un poco mal. Precisamente estaba a punto de ir a buscarla —.Teresa, dulzura, quiero que conozcas a mi amigo Jack Daniels —.Buscó por todo lado y no lo vio —.Oye Jack —gritó para que lo oyera, estaba hablando con unas chicas en la barra.
En ese momento Teresa vio a un hombre de dos metros, levantarse de la silla. Un gigante de pecho amplio, musculoso, brazos y piernas enormes, su rostro era de pocos amigos y se dirigía hacia ella. Teresa pudo ver en ese instante a su padre golpeándola, un campeón de boxeo en Cuba que solía utilizarla como bolsa de boxeo para practicar. En ese momento su rostro palideció y sintió que la vista se le desenfocaba a medida que el hombre llegaba hasta ella.
No supo que sucedió, pero cuando pudo ver claramente otra vez, estaba en brazos de ese hombre y su mirada estaba puesta fijamente en su rostro.
—¿Qué sucedió? —preguntó una voz lejana, parecida a la de Vitto
—No lo sé, un minuto estaba bien y al otro se desmayaba. Tú mismo lo viste —dijo el hombre.
Carly que estaba sentada del otro lado, alzó su vista en ese momento para ver a Vitto y su amigo sujetar a una chica, inmediatamente se puso de pié, corrió hasta allá y notó que era Teresa la persona que parecía necesitar ayuda. Al estar más cerca alcanzó a ver la cara de terror que tenía ella y la cara de preocupación que tenía el amigo de Vitto.
—¿Que pasó aquí?
—No lo sé, le estaba presentando a mi amigo y se quedó petrificada, luego se desmayó.
—Tere, ¿Tienes fuerzas para llegar al baño conmigo?—le preguntó Carly.
—Sí, yo...creo que puedo —contestó con voz, apenas audible.
Carly la tomó del brazo y Vitto la tomó del otro, la ayudaron a caminar poco a poco hasta que llegaron al baño de damas.
—Aquí nos pueden dejar, yo entro con ella. Antes de dar la vuelta, sintió una mano en su hombro.
—¿Ella estará bien? —le preguntó Vitto.
—Yo creo que sí —se dio la vuelta y se alejó.
Se quedaron solos él y Jack. Vitto no pudo evitar preguntarle.
—¿Qué pasó?
—No tengo ni idea, amigo. Solo sé que esa chica me miraba como si yo fuera el mismo diablo.
Vitto se quedo pensando.
—A esa chica le sucede algo y yo lo voy a averiguar. Esa actitud no es normal.
—¿Sabes? He visto esa mirada antes.
—¿Qué mirada?
—Esa que tenía la chica. Es la mirada de terror que tienen muchas de las alumnas de la clase de defensa personal, que hay en el gimnasio. Todas tienen ese rostro cuando las han pasado por un ataque y luego llegan a la clase para aprender a defenderse.
Vitto se tensó. Si Teresa había pasado por eso, debía estar muy traumatizada para haber actuado así.
—¿Se llama Teresa verdad? —le preguntó Jack.
—Sí, así se llama, es una de las auxiliares de Carly en el Spa. A propósito, no pude presentarte a Carly con tanto ajetreo.
—No te preocupes amigo, la noche todavía no se acaba.
Vitto miró a Jack y se dio cuenta que mientras hablaba con él, había estado mirando todo el tiempo a la puerta del baño, donde estaban Teresa y Carly. Allí se dio cuenta de que A Jack no le era indiferente Teresa y de que lo que le pasó a esa chica, le había afectado.
Muchas lágrimas más tarde, Teresa comenzaba a calmarse poco a poco. Se quedó mirando a Carly y su cara se fue poniendo roja.
—Perdóname Carly, que vergüenza hacer ese espectáculo en el día de tu cumpleaños —le dijo muy consternada.
—No Tere, de verdad no hay problema con eso, más bien cuéntame ¿Qué sucedió allá afuera, que te puso así?
—En realidad ha sido una confusión, es que cuando el amigo de Vitto se me acercó, me recordó demasiado a mi padrastro. Su físico es muy parecido, aunque no su rostro.
—¿Cómo era él?
—Era un hombre grande, boxeador, pasaba haciendo ejercicio y su expresión era muy fría. De hecho era un hombre muy parco en sus sentimientos, mi madre siempre le tuvo mucho miedo y por eso nunca lo dejó a pesar de que la maltrataba. Tampoco hizo nada por ayudarme cuando me maltrató a mí —solo de recordarlo se estremecía.
—¿Hizo algo más? —le preguntó sin miramientos.
—Teresa giró su cabeza y la miró con sorpresa.
—Perdóname Tere, pero es que la forma en la que actuaste me da a pensar que tal vez sufriste abuso por parte de tu padrastro en varias formas.
—No, el nunca llegó a abusar sexualmente de mí, si es lo que estás insinuando.
—Puedo ver que no me dices toda la verdad, pero sé que es algo duro para ti. Cuando te sientas lista para hablar de ello, aquí estaré —le dio un beso en la mejilla.
Teresa asintió sin decir nada, realmente no creía estar lista para hablar de ello nunca.
Salieron del baño y se dirigieron al piso de arriba donde estaban todos. Cuando llegaron, vieron a Margarita que se dirigía hacia ellas.
—Hola chicas, estaba preocupada.
—Estábamos en el baño —le dijo Carly abriéndole los ojos para que no siguiera preguntando.
—Oh, okey —entendió la indirecta —.Ya trajeron la comida y luce deliciosa —dijo cambiando el tema.
—¿Comida?
—Sí, Vitto la trajo hace un rato, como regalo para ti y tus invitados. Y a todo el mundo le ha encantado.
Carly miró hacia el fondo del salón y vio a las auxiliares, las chicas de la peluquería, las encargadas de la sección de auto bronceo y demás empleados del spa, degustando la comida casi con los ojos cerrados. Sabía que Vitto cocinaba bien, por eso no le extrañó que les gustara.
Él estaba cerca de donde servían la comida. Hablaba con su amigo, pero de vez en cuando miraba hacia donde Carly estaba y sus ojos se encontraban con los de ella. Se veía contenta pero no feliz. Ya había aprendido a conocerla un poco más y sabía que no se sentía tan divertida como aparentaba. Su amigo no hacía más que mirar a Teresa y ella también respondía a sus miradas.
Carly, optó por comer algo de lo que Vitto había llevado y se sentó con Desiree, Salvo, Teresa y Margarita a hablar un rato mientras veían a los demás bailar abajo en la pista.
Uno de los invitados Thiago Ávila, era un proveedor brasileño de los productos de belleza que se utilizaban en el spa. Era un hombre bien parecido, medía 1.80, moreno de ojos verdes, delgado pero fibroso, su mirada era seductora, vestía muy bien y se notaba que se cuidaba mucho en su cuidado personal y cada vez que miraba a Carly, lo hacía con deseo, se acercaba para decirle cualquier cosa y lo utilizaba de excusa para acercarse demasiado. Súbitamente el hombre la invitó a bailar, sorprendiéndola y dejándole así la única opción de decirle que sí, tal vez por no querer hacerle un desaire o tal vez por no querer que Vitto pensara que estaba aburrida, pues más de una vez lo encontró mirándola, como si la estuviera analizando.
Cuando ella tomó su mano en señal de aceptación, miró hacia el lugar donde se encontraba él, y lo vio traspasándola con la mirada. Sus ojos parecían echar chispas pero aún así, no se acercó.
La música que sonaba cuando salieron a bailar es salsa, una canción de Héctor Lavoe, “Juanito Alimaña” a Carly, le encantaba esa canción y se soltó a bailar como lo sentía en ese momento, ya que era uno de sus cantantes favoritos.
Vitto solo los miraba desde arriba. Thiago parecía encantado con el movimiento de las caderas de ella, y le miraba el trasero todo el tiempo. Maldita sea ese trasero es mío, pensó Vitto. Luego la música cambió a un ritmo pop, sonaba la canción de Lady gaga “Bad Romance” y los empleados del spa que estaban en la pista comenzaron a bailar alrededor de ellos.
El hombre bailaba bien y Carly estaba fascinada, quedaron en el centro de la pista con todos los demás formando un circulo a su alrededor, todos reían y los animaban. Así pasó una hora y ella ya cansada le pidió que se fueran a sentar pero en ese momento comenzó a sonar una música lenta. Thiago, la tomó de la mano.
—Esta vez no te vas a cansar, porque esto es música romántica. La bailaremos más lento ¿Está bien?
Carly solo asintió y se echó a reír. El hombre tenía algo que la hacía querer decir que sí. Era amable y galante, en estos momentos ella necesitaba eso. Se acercó un poco más a él y sintió cuando Thiago se acomodó a su cuerpo, sentía su aliento muy cerca de su rostro. Sintió entonces una presencia detrás de ella, y supo inmediatamente de quien se trataba.
—Perdón ¿Podría bailar con la señorita? —dijo Vitto, conteniendo la rabia.
Thiago lo observó solo un momento, luego tomó la mano de ella.
—¿Carly conoces a este...señor?
Ella sintió ganas de decir que no, pero conocía bien a Vitto y seguramente haría una escena, por la cara que tenía, no admitiría nada más que un sí por respuesta.
—Sí, lo conozco.
—¿Quieres quedarte con él?
—No hay problema Thiago, solo tardará un segundo —le dijo, fulminando a Vitto con la mirada —.Si quieres espérame arriba y subo en un momento.
—Bien, estaré esperándote.
—Siéntate amigo. No te vayas a cansar haciéndolo —le dijo burlándose.
—Amigo, no voy a entrar en una discusión contigo solo porque se nota a kilómetros que estas celoso.
—¿Celoso? No soy yo, el que quiere meterse con la novia de otro.
—¡Basta! Por favor Thiago, solo... espérame arriba ¿Está bien?
—Bien —fue lo único que dijo y se fue.
—Oye, ¿Que te sucede? No tienes ningún derecho de hablarle así a Thiago.
—Primero Thiago es un atrevido por coquetear contigo de esa forma. No dije nada que no fuera cierto, segundo necesito aclarar las cosas contigo. No quiero seguir peleando.
—Bonita forma de demostrarlo —lo enfrentó.
—No lo voy a negar, soy un hombre celoso —rió.
Carly quería ahorcarlo.
—¿Qué es lo que quieres hablar conmigo?
—¿Por qué no vamos a otra parte donde estemos más tranquilos?
—Porque esta es la celebración de mi cumpleaños y no puedo simplemente dejar a todo el mundo colgado —puso los brazos en jarras.
—Bien, bien, solo era una idea, entonces bailemos —sin preguntarle, comenzó a bailar con ella y aunque al principio Carly estaba tiesa como un palo, al final se relajó y se dejó guiar por él. Se movían lento, el acariciaba su espalda mientras bailaban, le daba pequeños besos en el cuello y con su otra mano apretaba su cintura, cómo si la reclamara. Se sentía tan bien, que no quería que terminara. En ese momento ella solo sabía que ese era el hombre que amaba, no quería pensar en problemas, ni en nada. Lastimosamente al poco tiempo la música cambió y se separaron.
Ella sintió que salía de un trance.
—Tengo que subir, me están esperando.
—No tienes que ir con él, ven conmigo —le tendió la mano.
—Vitto, no sé si te has olvidado, pero tú tienes una novia por ahí rondando, que quiere que vuelvas con ella.
—Pero yo no quiero nada con ella. ¿Por qué no lo puedes entender?
—¿Y si así fuera? ¿Si tú no quisieras nada con ella, se te olvida que hay algo más? —le dijo con lágrimas en los ojos —.Tú me humillaste, me dijiste que no querías nada conmigo solo porque no quise tener sexo contigo. ¿Crees que eso habla muy bien de ti?
—¿Nunca te has equivocado Carly? — perdió la paciencia —.Yo te quiero, necesito estar contigo, verte todos los días, sé que no lo hice bien la primera vez, pero todos merecemos una segunda oportunidad
—No me interesan, ni tus disculpas, ni tus excusas, no me interesa nada de lo que tengas que decir, yo te dije que no quería verte más, solo vete por favor. No me arruines este día —le dijo en tono suplicante.
Vitto no pudo hacer otra cosa que cumplir sus deseos, la amaba mucho y no quería verla sufrir, mucho menos ese día.
—Me voy, no quiero echarte a perder la noche, pero voy a insistir hasta que quieras hablar conmigo. ¿Lo sabes verdad?
—Sí lo sé, aunque no le veo sentido.
—Yo le veo todo el sentido del mundo. Tú vales que cualquiera haga el mayor esfuerzo del mundo por tenerte —su voz era triste, cuando lo dijo. —Se dio la vuelta y salió de allí.
Carly se quedó sintiendo un frio terrible por dentro, se frotó los brazos buscando calor, aunque sabía que ese tipo de frio, venía de su dolido corazón. Miró hacia arriba y vio a Thiago, que al parecer se había percatado de todo lo que había sucedido con Vitto. Subió las escaleras y se encontró con Teresa y Margarita.
—¿Estás bien? —fue lo primero que preguntaron.
—No mucho —les respondió triste.
En eso, vieron al amigo de Vitto acercarse a ellas.
—¿Puedo hablar contigo un minuto Teresa?
—Preferiría que no —dijo ella tajante.
—Bien, entonces lo haré aquí, enfrente de tus amigas.
—Me parece que deberías hablar con él, Tere. Nosotras no nos moveremos de aquí, estaremos pendientes —dijo Carly mirándolo de una forma que lo taladraba.
—Muchas gracias, Carly. Veo que eres muy protectora con tus amigas —le dijo sonriendo.
—Pues sí. Te estoy dando el beneficio de la duda, igual que ella, así que no lo arruines.
El levantó sus manos—.No lo haré —se fue con Teresa a un rincón, para poder hablar mejor.
—Solo quería saber si estabas bien.
—Oye, yo no te conozco, pero si tanto te interesa, sí, estoy bien —ella no lo quería mirar, así que mientras hablaban ella, ponía sus ojos en cualquier cosa.
Él lo notó y la tomó por la barbilla.
—¿Porqué te asusto tanto?
—¡No me asustas! —le dijo molesta.
—¿Entonces por qué no me miras?
—Porque no quiero —le dijo retirando su rostro de las manos de él.
—No sé cuál es la opinión que tienes de mí, pero yo solo quiero volverte a ver.
—Yo, en cambio, no quiero volver a verte nunca.
—¿Te recuerdo a alguien? ¿Eso es?
Ella bajó la cabeza y el tuvo su respuesta.
—Solo dime algo. ¿Esa persona a la cual yo te recuerdo, te hizo daño?
—Tal vez —le respondió Teresa indiferente, pero sus ojos decían algo muy distinto.
Jack supo que le habían hecho daño y su rabia subió como espuma, no sabía porque esa chica lo afectaba tanto. Quería ayudarla, pero también quería conocerla mejor, era preciosa, parecía una modelo, aunque lo que más llamó su atención fueron sus ojos, su mirada lo llamaba, lo seducía. Había algo en ella que lo hacía querer protegerla, abrazarla y ni el mismo sabía por qué. El no creía en el amor a primera vista, así que no creía que fuera eso lo que le pasaba. De todas formas lo averiguaría.
—Me tengo que ir.
—Espera. ¿Puedes darme tu teléfono?
—No —diciendo esto, se fue.
Jack se rió, la chica tenía su genio y eso le gustaba. No importaba que ella no le diera su número, el lo conseguiría. Empezaría mañana mismo su campaña de acercamiento a Teresa.
Carly miraba todo el tiempo a Teresa para ver si en su rostro mostraba temor, pero al contrario parecía querer decapitar al hombre, se burló internamente. Ese hombre no sabía en lo que se metía, Teresa parecía frágil, pero tenía su carácter. Luego miró a Margarita, que parecía preocupada por algo.
—¿Te pasa algo Margarita? —ella comenzó a retorcer sus manos.
—Es que ya es un poco tarde y mi esposo ya llegó por mí.
—Bueno, y ¿Por qué no le dices que entre y se divierta un rato contigo?
—Es mejor que no. Está un poco molesto —le dijo nerviosa.
—¿Estás segura de que te quieres ir con él? Si está molesto, y estoy segura que con tragos encima, es mejor que te quedes conmigo, en mi casa.
—No, eso sería peor. Estaré bien, no te preocupes —se despidió de ellas.
—Bien, pero cualquier cosa por favor me llamas, sin dudarlo — indicó ella.
—A mí también —dijo Teresa.
—Gracias, a las dos —sonrió. Nos vemos el lunes —les dio un abrazo y se apresuró a la bajar las escaleras.
—¡Carly!
Sintió que la llamaban y se dio la vuelta. Vio que era Desi con Thiago a su lado.
—Amiga, ven. Te estamos esperando —le hizo señas su amiga.
Cuando llegó donde ellos, estaban tomando cocteles y se animo a tomar también. Luego todos le cantaron el feliz cumpleaños y cortó la torta. Estuvieron un rato más disfrutando de la fiesta hasta que fueron las tres de la mañana. Entonces, todo el mundo se fue para su casa o a terminar la fiesta en otro lado.
*****
Al siguiente día, Carly se lo tomó con calma, pues ese día no trabajaba y la cabeza le dolía por los cocteles que se hubiera tomado y que le hubieran asegurado, tenían poco alcohol. Se levantó y fue a la cocina a tomarse una aspirina, luego volvió a la cama. Se levantó nuevamente a medio día, cuando oyó que el timbre sonaba.
Cuando abrió la puerta vio que era su madre, que llegaba con un papel en la mano y con una expresión furibunda.
—¡Toma! —le tiró el papel a la cara.
—Buenos días madre.
—Buenos para ti, me imagino. Me ha llegado una citación, pensé que ya habíamos pasado por todo esto, tienes a mi pobre esposo estresado, tiene la presión alta, seré viuda muy pronto y será por tu culpa. ¡Déjanos en paz!
—No puedo madre, esto ya no es algo que yo pueda detener, el abogado encontró muchas inconsistencias en las declaraciones de tu “pobre” esposo, además no voy a dejarle el dinero que mi padre me dejó a mí, para una mejor vida y del cual nunca vi ni un solo centavo. Ahora lo necesito para invertir en mi negocio y no voy a dejarlo solo porque tú no quieres que a él, se le suba la presión. Sabes muy bien que el gastó gran parte de la fortuna de mi padre, si no toda.
—Lo único que nos queda es la casa. ¿Nos la vas a quitar? —le preguntó su madre.
—No. Pero debe haber alguna forma en la que ustedes me paguen el dinero que me dejó mi padre, no me importa que sea poco a poco.
—Haz lo que quieras entonces.
No sabía bien porque, pero la mirada que su madre le dio, le produjo escalofríos.
En la noche cuando estaba a punto de dormir, recibió un mensaje de texto.
No te saldrás con la tuya, maldita zorra.
No sabía quien había escrito esto, pero tenía la leve sospecha de que podía ser Vivian. En todo caso, no le hizo mucho caso y se fue a dormir.
A las cinco de la mañana sonó el celular, era Desiree.
—Hola nena, tengo que darte malas noticias.
Carly sintió un escalofrío en todo el cuerpo y se preparó para lo peor.
—¿Qué sucedió?
—Esta madrugada han tratado de entrar a tu oficina en el spa, y como no han podido hacerlo, destruyeron las ventanas y pintaron grafitis en toda la entrada. Carly, prácticamente cambiaron de color el spa, con pintura roja.
—Oh Dios mío. Eso es terrible. ¿Estás en el spa?
—Sí, llegué hace quince minutos.
—Voy para allá
—No, Carly, espera. Es que quiero que primero sepas algo.
—¿Qué pasa?
—Los grafitis están dirigidos a ti.
Carly se quedó paralizada, esto era una pesadilla se dijo a sí misma.
—¿Cómo lo sabes?
—Amiga, tu nombre está por todas partes y todo lo que dicen son amenazas.
—Voy saliendo —no dejó que su amiga dijera nada más y acabó la llamada. Se vistió con prisa y en diez minutos ya estaba abajo en el parqueadero, subiendo a su auto.
Llegó al spa y lo primero que vio fue todo el frente destrozado, las ventanas rotas y encima de la entrada principal, un grafiti grande que decía “Zorra, pagarás por todo lo que estas haciéndonos.”
Se bajó del auto y caminó lentamente sin poder dar crédito a lo que veía. Más adelante estaban la mayor parte de las cosas de recepción afuera, los computadores no estaban, los habían robado, las sillas destrozadas y cuando llegó a su oficina todo estaba destrozado también. Su portátil era historia, la gaveta donde estaban los dulces que comía cuando tenía ansiedad, estaba afuera con su contenido regado por todos lados, las paredes decían gorda muérete, zorra, estúpida, y hasta en el espejo del baño habían puesto “Cuídate o te mueres.”
Carly se sentó a llorar en una silla destruida. No podía creer tanto odio hacia ella.
Sintió que la abrazaban desde atrás y se asustó.
—Tranquila amiga, soy yo—. No puedo ver esto sin sentir un nudo en mi garganta, pero debemos ser fuertes y ver que por lo menos no hay nadie herido.
—Hasta ahora —le contestó Carly.
—Tenemos que hacer que te vuelvan a dar protección. No debes estar sola, mientras esto se resuelve.
—Buenos días Carly —era el detective Bernard.
—Detective Bernard, que bueno verle otra vez. Lástima que no sea en mejores condiciones —le dijo apesadumbrada.
—Estoy de acuerdo con usted señorita Woods.
—¿Sabe usted quien pudo hacer esto?
—No, solo puedo decirle que hace poco hubo alguien que me amenazó además del anónimo del que ya usted sabe.
—¿Quién es esa persona?
—Es la ex novia de Vittorio Di Salvo, usted trabaja con su hermano Carlo.
—Sí, sé muy bien quién es —la miró extrañado —.Pensé que ustedes eran pareja.
Las mejillas de Carly se tornaron de un color rojo encendido.
—Sí, hasta hace poco lo éramos.
—Oh, entiendo.
Ella cambió el tema.
—¿Qué cree usted que podemos hacer?
—Lo primero es volver a asignarle una patrulla en su casa, no podemos permitir que esa mujer se le acerque, suponiendo que sea ella quien esté detrás de todo esto.
—Será lo que tenga que ser —habló resignada.
—Mañana empezaré a indagar sobre la sospechosa. Creo que sería bueno que usted fuera mañana a dar una declaración.
—Creo que no podré dormir esta noche. Si quiere podemos hacerlo ya.
—No creo que sea buena idea Carly, debes tratar de dormir aunque sea una hora.
—Ya he dormido suficiente. Quiero ver cómo vamos a arreglar este desastre. Le dijo cortando con cualquier cosa que Desi, hubiera querido decir.
—Sé que en este momento lo que más desea es ver este sitio arreglado y limpio, pero necesito que nos dé un poco de espacio aquí. Si usted toca algo se llevará una importante evidencia, puede borrar huellas que nos servirían o contaminar la escena del crimen.
—¿Entonces debemos irnos?
—Creo que será lo mejor. Mañana podrá recoger todo este desastre y enviar personal para que reponga sus ventanas.
Carly le hizo caso y salió con su amiga a su apartamento. Se quedaron allí hablando de todo lo que tendrían que hacer hasta las ocho de la mañana y luego desayunaron algo rápido para ir a la estación de policía y luego al spa.
Cuando llegaron al spa, se encontraron con Claudia, Teresa y Margarita que ya estaban limpiando y arreglando todo.
—Hola Carly, todas la saludaron y le preguntaron millones de cosas sobre lo que había sucedido.
Por todo lado se hacían conjeturas, se hablaba de lo terrible que había sido ver el spa tan destruido, unas preguntaban si se íba a cerrar el sitio o si seguirían. Carly se sintió enferma con tantas cosas en su cabeza. La discusión con su madre sobre la bendita citación, la ruptura con Vitto, la ex novia de él amenazándola y ahora el ataque al spa. De repente se sintió enferma y salió corriendo hacia el baño.
Vomitó lo poco que había desayunado en la mañana, se lavó los dientes y cerró la puerta de la oficina. Abrió la gaveta donde estaban los dulces y los comió pensando en cada problema que tenía. Casi enseguida volvió al baño a vomitarlo todo nuevamente.
Los días fueron pasando y cada día recibía una llamada, un mensaje o cualquier tipo de amenaza. La patrulla estaba siempre allí fuera de la casa y sus amigas nunca la dejaban sola, incluso se turnaban para que alguna se fuera con ella, cada día hasta su auto en el parqueadero. Cuando ya la veían subida en el auto, se iban.
Vito no había aparecido para nada, pero Carly sabía que estaba pendiente, pues había enviado todos los días un ramo de flores a su casa o a su oficina. También llamaba a Desi, desde que supo lo que había sucedido con el spa y le preguntaba sobre ella, y siempre le decía que cualquier cosa, lo llamara y el estaría allí en cinco minutos.
Carly no le había contado nada a Desi, pero desde que habían empezado los problemas, su enfermedad se iba acrecentando con los días y nuevamente tenía taquicardia y mucho dolor por la gastritis. Sabía que debía hacer algo, pero se sentía tan estresada que solo encontraba consuelo en comer todo lo que le pasaba por enfrente.
—Hola amiga. ¿Qué haces?
—Solo organizo unos papeles, pero ya bajo para atender unos clientes. ¿Y tú?
—Estoy desocupada y pensaba invitarte a almorzar.
—No, gracias Desi, ahora no puedo, pero voy a mandar a traer algo para almorzar aquí.
—Entonces yo te acompaño. Así hablamos un rato mientas comemos algo.
Carly sabía que Desi lo que quería era ver que comiera y no lo devolviera.
—Bien, como quieras, pero me demoro un poco.
—No importa, te espero.
Luego de dos horas de trabajo, Carly subió y llegó a la oficina donde la esperaba su amiga.
—¿Vamos?
—¿A dónde?
—A comer, todo está en la cafetería, abajo.
—Oh, sí. Me olvidé por completo de eso —.La verdad es que estaba un poco nerviosa y se le había abierto el apetito.
Llegaron a la cafetería y comieron pescado, ensalada y papas asadas y se dieron un pequeño indulto con helado de vainilla y chips de chocolate. Cuando terminaron, estaban tan llenas que tuvieron que ejercitarse un rato en la caminadora del gimnasio a paso lento.
—Oh Dios mío tengo citas desde las tres de la tarde y son las dos, necesito que se me baje esta llenura.
Carly se burlaba de su amiga que tocaba su estómago y se desabrochaba el primer botón del pantalón por lo llena que se sentía.
—Yo también estoy como tú, afortunadamente mi cita es hasta las cuatro y tengo un poco más de tiempo que tú, para recuperarme. —se echo a reír.
—No había querido preguntar nada, pero es que me muero de la curiosidad, por saber cómo van las cosas con Thiago.
—¿Con Thiago? —le preguntó sorprendida.
—Te he visto hablar con él, veo que se aparece a veces por aquí, no soy tonta Carly. El hombre quiere algo contigo.
—Sí...tal vez, pero yo no quiero nada con nadie. Solo puedo verlo como un buen amigo. Me gusta que sea muy galante conmigo y que siempre está pendiente de mí, pero él vive en Brasil y yo en Miami, además mi experiencia me dice que los hombres como él, no se fijan en chicas como yo. ¿O es que no te acuerdas de lo que sucedió con Vitto?
—No creo que Vitto, esté de acuerdo contigo, el te quiere y cometió un error pero me consta que está muy arrepentido y me llama todos los días para averiguar sobre ti, el no ha venido porque ha querido respetar tu voluntad.
—¡Vaya! No me imaginé que él tuviera una gran defensora en ti.
—No es eso, amiga. Es solo que creo que debes ver lo bueno y lo malo. Además eres una mujer hermosa que no tiene nada que envidiarle ni a esa Vivian ni a ninguna otra mujer.
—Gracias Desi, pero tú siempre me ves con ojos de amor porque me quieres mucho.
Desi rodó los ojos con impaciencia.
—No voy a discutir contigo. Ahora dime — ¿Y él? —preguntó mirándola de soslayo.
—¿Quién?
—Pues Thiago, ¿piensa lo mismo que tú? ¿Solo una amiga?
—Hasta ahora no me ha dicho que quiere algo más, aparte de una amistad.
—Si te habla de que quiere algo más, vas a tener grandes problemas.
—¿Por qué?
—Porque tendrás dos hombres peleando por ti. Te recuerdo que Vitto no lo pasa.
—¿Y a mí que me importa lo que ese cretino piense?
—Mucho y lo sabes.
Carly se quedó pensando en lo que su amiga había dicho, no quería nada que ver con el amor, aunque no sabía cómo quitarse a Vitto de la cabeza.
Pasó una hora y Desi se fue a atender a su cliente, mientras ella se quedó en su oficina en una reunión con las cinco chicas que tenían ahora además de Teresa y Margarita, para el programa de masajes a domicilio.
—Entonces chicas, ¿Qué piensan de todo lo que hemos hablado hasta ahora?
—Me gusta. No pensé que tan pronto íbamos a tener tantos clientes y mucho menos que eso se vería reflejado tan rápido en nuestras comisiones. Dijo Margarita. — estaba feliz. —Gracias Carly.
—Querida me hace muy feliz que puedas tener un dinero extra para tus cosas, ahora es cuando más lo necesitas, pues un bebé demanda muchas cosas.
—Sí, es cierto. Precisamente he estado ahorrando para la cunita, la vi hace más de dos meses en un centro comercial cerca de aquí y espero que todavía la tengan. Si la vieras es hermosa —le dijo con ojos soñadores.
Todas estamos felices con el trabajo, estamos copadas desde la mañana hasta la tarde, creo que muy pronto tendrás que adicionar más gente al equipo.
—Eso creo, pero por lo pronto concentrémonos en las que estamos —contestó riendo.
En este momento atendían todo tipo de clientes, desde hombres de negocios hasta amas de casa, pasando por personas enfermas que necesitaban un masaje relajante en su casa o mujeres que acababan de hacerse una cirugía plástica y querían varias sesiones de masajes post-operatorios. Gracias a Dios por esa idea, estaba muy entusiasmada con el resultado
Se había dado cuenta de que el negocio crecía muy rápido y eso la hacía feliz. Si seguían así, muy pronto ella podría devolver el préstamo que le había hecho Desi, y entonces si sentiría que era verdaderamente dueña de una parte del spa.
Pero si por un lado las cosas estaban bien con respecto al trabajo, por otro lado estaba la eterna preocupación del pleito legal con su madre y las llamadas que no paraban a cualquier hora del día con mensajes amenazantes. Incluso habían llegado a poner un sistema muy moderno de rastreo para ver si podían captar la señal desde donde la persona que la amenazaba la llamaba, pero quien estuviera detrás de todo eso, era muy inteligente, pues antes de que pudieran rastrearlo colgaba la llamada. Habían buscado a Vivian pero se había mudado del hotel donde se quedaba y una amiga de ella decía que había salido en un viaje de trabajo a Dubái. Ella no lo creía de a mucho, pero la policía igual seguía buscándola.
Había una patrulla todo el tiempo fuera de su casa, eso la hacía sentirse un poco mejor, aunque en las noches se despertaba ansiosa o con pesadillas.
—Carly.
Ella se sobresaltó, no esperaba que entraran sin llamar.
—Dime Claudia.
La chica vio que Carly se había asustado y bajó la cabeza apenada.
—Perdona, no quise asustarte, siempre se me olvida por todo lo que estás pasando.
—No te preocupes —sacudió su mano para restarle importancia —.Cuéntame en que te puedo ayudar.
—En realidad vine a avisarte que hay alguien que te busca.
Carly se preocupó.
—¿Quién?
—El señor Di Salvo.
—Está bien, déjalo pasar —se preguntó que querría Vitto esta vez y pasó la mano por el cabello, tratando de arreglarlo —lanzó un suspiro, era inútil. Su cabello tenía sus propias ideas.