Escena XII
DICHOS. PLATÓNOV y TRILETZKI
PLATÓNOV.-Vamos... Sal de ahí...
TRILETZKI. -(Medio dormido.) Pero ¿por qué?... Dime al menos por qué.
PLATÓNOV. -Lo sabes muy bien. El tendero está enfermo. Te necesita. Ve a verle inmediatamente. ¡March!
TRILETZKI.-(Bosteza y se estira.) Estate quieto. ¿No podías haber esperado a mañana para despertarme?
PLATÓNOV.-¡Eres un villano, Nikolai, un canalla! ¿Comprendes?
TRILETZKI.-¿Qué culpa tengo yo? El buen Dios me ha hecho así.
PLATÓNOV.-¿Y si se ha muerto ya el tendero?
TRILETZKI.-Si se ha muerto, estará en el Paraíso. Y si no se ha muerto, me habrás despertado para nada... No iré. ¡Quiero dormir!
PLATÓNOV. -¡Irás, bestia! ¡Irás! (Le sacude.) ¡No te dejaré dormir! ¿Para qué sirves?
¿Por qué no haces nada? ¿Para qué comes, y pasas tus mejores días y matas el tiempo aquí?
¿Y tú eres un médico?... ¡Eres un asesino!
TRILETZKI. -Déjame en paz... ¡En serio..., hermano qué garrapata eres!
PLATÓNOV.-Dime, por favor, ¿qué clase de hombre eres? ¿Esto es terrible! ¿Para qué vives? ¿Por qué no te dedicas a la ciencia? ¿Por qué no continúas tu instrucción científica?
¿Por qué no estudias, animal?
TRILETZKI.-Sobre este interesante tema hablaremos cuando yo no quiera dormir, pero ahora déjame dormir... (Se rasca.) Además, tú no tienes absolutamente ningún derecho, en el plano moral, a interferirte entre un médico y un paciente.
PLATÓNOV. -¿Que no?... ¡Cuando pienso que puedo algún día necesitar tus servicios me echo a temblar!....
TRILETZKI. -Bueno, si me necesitas...
PLATÓNOV.-No hay excusa para tu comportamiento. Eres un vago. El tiempo que pasaste en la Universidad ha sido tiempo perdido. Si solo...
TRILETZKI.-Gracias, gracias. Si vas a moralizar, me voy. Ya me darás tus consejos otro día. (Se encoge de hombros.) ¿Lloras? (Pausa.) ¡Iré a ver al tendero! ¿Lo oyes? ¡Iré!.
PLATÓNOV.-¡Como quieras!
TRILETZKI.-¡Iré! ¡Iré!...
PLATÓNOV.-(Pateando.) ¡Vete de aquí!
TRILETZKI.-Bien... ¡Acuéstate, Misha! ¡No vale la pena excitarse! ¡Adiós! (Inicia el mutis, pero se detiene.) No comprendo por qué te interesas tanto por un tendero. ¿No sabes que es un borracho? En fin, ¡allá tú! Una palabra y ya me voy. Sigue el consejo de un médico digno de estimación: aplícate a ti mismo tus buenas disposiciones. Ya me comprendes... (Se acerca.) Si yo fuera leal conmigo mismo, te metería una bala en la cabeza en lugar de escucharte. ¿Me has comprendido?
PLATÓNOV.-(Estupefacto, inquieto.) No.
TRILETZKI.-¿No? Entonces pregunta a tu corazón... Existe una muchachita... Podría hablar con más claridad... Pero soy un mezquino dualista... Es tu suerte... (Pausa.) ¡Adiós!
(Hace mutis.)