Se escribe

Señor Director de Nueva Dimensión.

Muy señor mío: No es precisamente la invocación del derecho de réplica lo que me ha impulsado a escribir esta carta abierta, sino el deseo de una justa compensación por el perjuicio que desde esa revista me pueda ocasionar el ligero y despectivo comentario de mi apreciado Domingo Santos, publicado en el número 16, sobre mi novela Las Máquinas. Ruégole pues que, por sentido de la equidad, publique estas líneas.

Ante las opiniones de Domingo Santos, me lleno de confusión. Y esta confusión nace de que le considero competente y de la lectura de otras críticas respecto a Las Máquinas, cuyas alabanzas, tan opuestas al juicio de Domingo Santos, me desconciertan.

Evidentemente, no estamos de acuerdo Domingo Santos y yo en el concepto de lo que es «ciencia ficción» o, lo que sería preferible, «fantasía especulativa». Para mí, lo desgraciado y lamentable ha sido, desde el principio, encasillar la literatura en géneros. Pero no deseo alargar mi carta, ni quiero iniciar polémicas. Solo pretendo citar aquí una de las críticas antes aludidas: la de Luis de Castresana, en La Gaceta del Norte, 5 de julio de 1970. Y, como muestra, entresacar algunos párrafos del muy extenso artículo:

«Su lectura (la de Las Máquinas) me ha impresionado tanto, a decir verdad, como en su día me impresionó Mundo Feliz de Aldous Huxley. De manera firme, inmisericorde, con pulso de gran escritor, con trascendencia de hombre que enciende ante el lector la luz roja que señala peligro, Jarnés Bergua nos da en su libro el S.O.S. de las alarmas. El enfrentamiento hombre-máquina alcanza en esas páginas dimensiones tan terribles, tan de pesadilla, que habría que remontarse hasta Kafka para encontrar un parangón posible. Es éste un libro que tiene... un mensaje profundo, lícito humanístico, necesario... y aterrador».

«Sí. El futuro ha comenzado. Y buen momento es este para que los escritores como Enrique Jarnés Bergua escriban libros como Las Máquinas, que constituyen verdaderos aldabonazos a la conciencia...»

«Tocada por buenos escritores, la ciencia ficción (que no tiene nada que ver con ese género infraliterario cuyas noveluchas nos insultan desde todos los quioscos ha adquirido últimamente las dimensiones de una noble, inquietante y testimonial literatura de las últimas consecuencias. Y en esta categoría —junto al Mundo Feliz de Huxley; junto al 1984 de Orwell; junto al Ciudad de Simak; junto al Fahrenheit 451 de Bradbury— habría que colocar esta reciente novela de Enrique Jarnés Bergua...»

No me cabe duda sobre la alta categoría de Luis de Castresana como escritor y como critico. Es de justicia pues que, si Domingo Santos expresó aquí su opinión personal sobre Las Máquinas, llegue también a Nueva Dimensión la voz de Castresana. Es una compensación a la que me considero acreedor.

Para terminar, quiero expresar un temor que me inquieta, visto el condescendiente paternalismo que amistosamente Domingo Santos me concede por sus recuerdos sobre Diego Valor que, según manifiesta, le inició en la ciencia ficción. Fue una larga y popular serie radiofónica. Pero concretamente infantil. ¿No seré por ello el culpable de que una generación de jóvenes adquirieran un infantilizado concepto sobre la ciencia ficción? Lo sentiría mucho, amigos míos. De todos modos, debo agradecer a Domingo Santos el tono cariñoso y amistoso con que me trata, poniendo alternativamente las famosas paletadas de «cal y de arena». Tal vez por esperar mucho de mí le he desilusionado en una lectura excesivamente apresurada y cortamente meditada. ¡El tiempo escasea tanto para todos...!

Y, por favor, al nombrarme E. Jarnés Bergua, no es necesario añadir «léase Jarber». Más bien habría de ser al revés, creo yo.

Con mi agradecimiento anticipado por la publicación íntegra de esta carta, atentamente le saluda y se pone a su disposición, a la vez que le felicita por su revista, su afmo. y s. s.

ENRIQUE JARNÉS

Madrid. España

ND — En esta sección en la que se recogen todas las opiniones de los lectores, favorables o desfavorables, no podíamos dejar de albergar su carta, por lo que resultaba innecesario tanto el aludir al derecho de réplica como el indicar el deseo de una publicación íntegra. Dada la naturaleza de su carta, ambas cosas estaban implícitas en ella. Por lo demás, sólo desearíamos recordarle —se ha hablado ya tanto de ello— de lo ingrata que es la labor del crítico, ingrata y solitaria, pues pocas veces logrará que coincidan con su opinión personal los lectores de su crítica, especialmente las partes interesadas. Creemos que no hubo intención de molestarle en Domingo Santos, que nunca ha pretendido «hacer crítica», sino tan solo expresar sus opiniones, tal vez desde un punto de vista personal, sobre las pocas obras del género que aparecen en nuestro mercado.

  

*

Otra vez tengo el agrado de dirigirme a ustedes, pero con la particularidad de que entre mi última carta y la presente no salió en la Argentina ningún número de ND, por lo cual temo estarme dirigiendo a un cadáver. Espero, sin embargo, que no sea así.

Sobre la revista puedo decirles que mantiene siempre la calidad, aunque en los últimos números se nota una casi desaparición de nombres famosos, lo cual quiere decir que están logrando publicar una gran cantidad de buenos cuentos de autores no muy conocidos. Lo mejor de los últimos seis números, del 8 al 13, fue Portal de Martínez —tendría que leer también la versión original de que hablan en el número 12, debida a Daniel F. Galouye—, Aprietabotones de Spencer, Valija Diplomática de H. Beam Piper, El Compositor de Biggle —mucho mejor que El silencio es mortal—, El hombre que adivinaba de Carneiro, Un lugar llamado Tierra de Santos, Hiato de Brandon, El jardín en el bosque de Young —superior a los tres o cuatro relatos que había leído anteriormente de este autor—, Cuestión de confianza de Wyndham y Los espadachines de Varnis de Jackson. Es una verdadera lástima que José María Beá no haya publicado más ilustraciones desde el número 10, vaya uno a saber por qué motivos.

Ahora, solo quiero hacerles una pequeña pregunta: ¿Qué significa eso de «ilustrado por Cisaruv Pekar, Pekarun Cisar, de Martin Fric», en El hombre de oro, de María Güera y Arturo Mengotti, en el número 8? Es una cosa bastante extraña, primero porque la ilustración es en sí incomprensible, segundo porque los nombres son completamente estrambóticos, y tercero porque los dos primeros tienen casi las mismas letras, ello sin contar que para un trabajo así no hacen falta tres autores. No se si ustedes querrán explicar esto, pero me gustaría mucho que lo hicieran.

Si les es posible, publiquen mi dirección, para que algún que otro fan, como dicen ustedes, me envíe alguna carta, o lo que se le ocurra; siempre que no sea un rifle lanzarrayos, por supuesto.

EDUARDO ABEL GIMÉNEZ

Pizzurno 459. Ramos Mejía

Pvcia. Buenos Aires. Argentina

ND — Resulta alentador para la redacción de esta revista ver que los lectores más aficionados —aquellos que se animan a escribir— tienen tanta confianza en las posibilidades de supervivencia de ND que acostumbran a comenzar sus misivas con oraciones mortuorias como la suya. ¿Quién sabe si no acabarán teniendo razón, a fuerza de insistir? Estamos tratando de ser la editorial de SF que sobreviva, pero, para ello, nos hace falta un tanto de confianza y apoyo de los lectores, o de lo contrario nos convertiremos en otro triste buen recuerdo, como Más Allá. Los nombres famosos acostumbran —al llegar a serlo— a seguir una de dos trayectorias: a) Se cansan de la SF y pasan a escribir algo «más serio»; b) Aumentan su cotización y piden cantidades prohibitivas por sus obras. Esta es, en buena parte, la razón de que tengamos que presentar otros nombres que si bien no son tan conocidos, poco tienen que envidiar a las «luminarias». Por la cabecera del relato de Guerra y Mengotti se deslizó uno de esos «duendecillos traviesos» que habitan en las imprentas y que tantos problemas nos causan a los editores; por ello, salió lo que salió en lugar de la correcta anotación: Ilustrado con un fotograma —quemado, claro— de la cinta Cisaruv Pekar, Pekarun Cisar de Martin Fric —que, además de checo, es el director de la película—, y representa a un golem, motivo por el que fue elegida para ilustrar —junto con el hecho de ser bastante conocida en la filmografía fantástica— este cuento, en el que el golem aparece en el contexto. ¿Nos perdona?

*

He leído con nostalgia e interés el artículo publicado en el número 15 La epopeya cósmica de la familia Aznar de Carlos Saiz Cidoncha. Magníficamente estructurado, ya que en un trabajo breve reseña, además del argumento de la extensa serie en líneas generales, los elementos más característicos de la misma. Ha vuelto a traerme a la memoria aquellas novelas de los tiempos heroicos que iniciaron mi posterior apasionamiento por la SF. Yo mismo tenía idea de hacer algo parecido para enviarlo a ND, pues conservo casi toda la colección de Luchadores del Espacio, y las novelas del ciclo de los Aznar las he leído decenas de veces. Sin embargo, no lo hubiera hecho mejor que Carlos Saiz, y me alegro que se me haya anticipado.

Solamente, y no como crítica puntillosa, sino simplemente como un comentario que nos sirva para volver sobre el tema y evocarlo una vez más, quisiera señalar que en la reseña final del artículo que da una relación de la serie, el autor cita tres números que, aunque no forman parte del ciclo, están relacionados con él, y son: n.° 9, Rumbo a desconocido, n.° 26; Robinsones cósmicos, y n.° 27, Muerte en la estratosfera. Bien, creo que en realidad Robinsones cósmicos forma propiamente parte de la serie, aunque su acción y personajes (dos solamente) sean algo marginales. Es la descripción del estado de la Tierra después de quedar sin atmósfera, envenenada en la guerra con los nahumitas. La aparición final de los habitantes de Redención, la convierte en parte integral de la aventura. Por el contrario, las otras dos novelas en modo alguno están relacionadas con la serie, y son por completo independientes. Sí, en cambio, está muy vinculada a la serie el número 81, «Ellos» están aquí, cuya acción, en nuestros días, relata la aparición de un platillo volante cuyos tripulantes no son otros que los hombres de titanio, que posteriormente serán los invasores del Reino del Sol y trasmutadores del Astro Rey en una estrella de helio en el número 93, ¡Luz sólida!, y siguientes, como últimos y alucinantes enemigos extraterrestres de la Humanidad en la protodisea espacial de George H. White que, en lo referente a viajes y vaivenes de la raza terrícola, dejaba muy chica a 2001.

Nada más ahora que felicitar a Carlos Saiz por su completo y evocador artículo, e instarle a que elabore otro sobre el mismo tema. Interesante, por ejemplo, sería el estudiar Las mujeres en la epopeya cósmica de la familia Aznar, ya que Bárbara Watt, Berta Anglada, Woona, Tinné-Annoyá, Iowa, Leonor Aznar, Mareya Soyoaga, Viola Houssman, Ángela Balmer, Ámbar de Nahum, Amatifu, Otis Schmith —en sus primeros tiempos de activista—, Polonia Castilla, Sofía Medina, Irene Polaris y Sofía Urdizábal es innegable que eran unos verdaderos ejemplares de hembras, al menos hasta quedar dominadas por el Aznar o el Balmer de turno. Hembras bien diferenciadas que se salían de los moldes de la heroína sumisa y virtuosa de la época.

Por último, y por si alguien pudiera proporcionármelos, compraría los números 1, 2, 3 y 7 de la colección, que son los únicos que me faltan. Tengo repetidos los números 11, 12, 13, 14, 24 y 25, por si pueden interesar a alguien.

ENRIQUE MARTÍNEZ PEÑARANDA

Cardenal Silíceo 22

Madrid. España

ND.— Agradecemos su interés por el artículo y las puntualizaciones que al contenido del mismo hace. A falta de una «Historia General de la SF en Castellano», las aportaciones en estas páginas de lectores y colaboradores nos van dando aspectos parciales —aunque no por ello menos interesantes— del género. Por otra parte, respecto a su sugerencia sobre un nuevo artículo, en esta editorial existe un sistema infalible: cuando alguien pregunta «¿Porqué no se hace...?», se le acostumbra a contestar «¡Hazlo tú!». Funciona. El interesado, o se calla, o lo hace. Así pues, ¿por qué no lo hace usted?... ¡Y que conste que no se lo decimos para que se calle!

*

En el número 16 de ND hay un relato que a mí me parece extraordinario: Alas en la noche de Nathalie Charles-Henneberg. Les sugiero publiquen algo más de este tipo. Es decir, fantasía pura. Un autor como Jean Ray está pidiendo a gritos ser conocido por algo más que cuatro especialistas. Les recuerdo que la serie de Ray dedicada al detective Harry Dickson será llevada a la pantalla algún día por el mismo Resnais. Y que el autor de La callejuela tenebrosa y Malpertuis gusta mucho de la creación de dimensiones situadas «más allá del tiempo y del espacio», así como de los «universos paralelos» tan caros a la mejor SF. Creo que Ray es eso: SF y Fantasía; precisamente el letrerito que figura siempre en la portada de ND.

¡Ah!, y no dejen de lado la publicación de comics, siempre que sean tan buenos como los de Moebius.

JUAN M. COMPANY RAMÓN

Valencia. España

ND. — La fantasía pura es una de nuestras preocupaciones, pero no es demasiado fácil hallar autores actuales que la traten con la excelencia que desearíamos. Por ello, en las páginas de ND, habrá encontrado más a menudo este tipo de relato entre los «clásicos» que los de autores de hoy. Por otra parte, el interés de nuestra editorial por lo fantástico creemos que quedará evidenciado con la próxima edición de unos volúmenes de bolsillo de una colección que recibirá gran parte de sus materiales del campo de la fantasía.

 

 

Toda la correspondencia deberá ir dirigida a:

Nueva Dimensión, Apartado de Correos 4018, Barcelona, España

 

 

AVISO A LOS LECTORES

Tras un estudio de nuestras últimas publicaciones, en el que hemos tenido muy en cuenta las opiniones y sugerencias de nuestros distribuidores y lectores, NUEVA DIMENSIÓN se ha replanteado su política editorial, introduciendo las siguientes modificaciones:

Se suprime la división entre revista y número «Extra», pero, puesto que tanto nosotros como, al parecer, nuestros lectores deseamos mantener el actual ritmo de edición, la periodicidad de la revista será, en lo sucesivo, mensual, con la particularidad de que los números impares conservarán la estructura mantenida hasta ahora por la revista, mientras que los números pares tendrán un planteamiento intermedio entre la antología y la revista actuales; es decir, girarán alrededor de un tema unitario (tema, autor, país, época, etc.), pero intentaremos conferirles la agilidad y el carácter informativo propios de una revista, mediante estudios, artículos, noticias, etc., relacionados con el tema axial del número.

Con esta fórmula alternativa pero homogénea, intentaremos ofrecer a nuestros lectores una visión a la vez variada y metódica de la SF mundial.