Como escribir Ciencia Ficción

Muchos de nuestros lectores han deseado, en un momento u otro, ser unos partícipes más directos en el desarrollo de la SF. En una palabra, han pretendido «escribir». Naturalmente, la mayor parte de sus intentos han resultado fallidos. Ahora, Nueva Dimensión deseosa de mejorar el status cultural de sus lectores, les ofrece un rápido curso de resultados garantizados.

PREFACIO

Con la SF en declive (en lo que al mercado se refiere), los editores están buscando relatos que sigan las antiguas tradiciones, las historias que atrajeron a los lectores en tiempos pasados. Y como estos relatos ya no son muy comunes en nuestros días, presentamos aquí un curso rápido sobre cómo escribir este tipo de narraciones.

ARRANQUE

Todos los relatos deberían comenzar con un punto de interés, un gancho narrativo, por así decirlo. Aquellos que hayan leído el libro de Ted Sturgeon The Dreaming Jewels (Los cristales soñadores, Ed. Minotauro) ya sabrán lo que es eso de un gancho narrativo: repasen sus primeros párrafos.

De acuerdo, así que, ¿cuál es la cosa en la que estamos más interesados? ¿Dinero? ¿Mujeres? ¿SF? Bueno, sí, pero lo más importante de todo es la supervivencia. De hecho, es la primera ley.

Así pues, ¿qué puede haber más interesante para tema de relato que la supervivencia? La mejor forma en que se puede hacer es situando a alguien o algo en peligro. En la primitiva SF era común el poner en peligro a una gran ciudad. Con el transcurso del tiempo, esto pasó de moda, por lo que los relatos pasaron a iniciarse destruyéndola. No podemos recordar cuantas veces Kuttner ha destruido Nueva York. Puros buenos deseos.

Otros escritores, tal como Ed Hamilton y E. E. Smith, ponían en peligro a mundos completos, sistemas y hasta galaxias. Si usted es tan solo un escritor que comienza, el poner en peligro universos completos probablemente sobrepasará su capacidad (No se impaciente... tal vez algún día), así que más vale empezar con poco. Usaremos el Sistema Solar.

ARGUMENTO

Existen varios sistemas de poner en peligro y despoblar los mundos:

1 — Invasión de seres extraterrestres.

2 — Muerte del Sol.

3 — Nova del Sol.

4 — Mundos en colisión.

5 — Desintegración planetaria.

Aquí tenemos los métodos básicos para asegurar un buen desarrollo del relato y, para evitar caer en prejuicios, los utilizaremos todos (y cualesquiera otros que se nos puedan ocurrir entretanto).

¿Se va dando usted cuenta?

A lo lejos, en el espacio interestelar, se encuentra la Estrella Oscura (siempre en mayúsculas, para que los lectores reconozcan su amenaza) que se acerca inexorablemente al Sistema Solar. En las profundidades del Mundo Muerto (véase lo dicho para la Estrella Oscura) se hallan unos seres extraños que cuidadosamente administran las últimas calorías que les quedan. ¿Comienza a ver el panorama?

El Orbe Negro (vale lo comentado para el Mundo Muerto) pasará a gran velocidad a través del sistema, ocasionando que el Sol se convierta en nova y muera rápidamente (tache los números 2 y 3). La nova hará arder a Mercurio y Venus, pero respetará a la Tierra, permitiendo que los extraterrestres la invadan (tache el número 1). Plutón se saldrá de su órbita para morir en el espacio, mientras Júpiter colisiona con Saturno (cumpliendo con los números 4 y 5).

LOS PROTAGONISTAS

1 — El Héroe: Capitán Futudo, joven, apuesto, inteligente además de leal, útil, amistoso, valiente, amable, obediente, alegre, frugal, bravo, limpio y reverente. Esos tipos no son tan raros como a usted le puede parecer... después de todo, cada relato de esta clase cuenta siempre con uno de ellos. Adicionalmente, tiene los ojos grises. Todos los héroes tienen los ojos grises.

2 — La Chica: es bella, pelirroja, y profunda y fielmente enamorada del héroe.

3—Asistentes: ningún héroe debe verse obligado a hacer los trabajos sucios, así que debe tener asistentes para que le hagan las guardias de cocina y letrinas:

Muchacho n.° 1: habitualmente un robot, tonto pero alegre.

Muchacho n.° 2: un androide, avispado y alegre.

Muchacho n.° 3: un cerebro en conserva, inteligente y sin embargo alegre.

La característica común a los tres es su habitual alegría y su amor por la vida. Con esos asistentes, usted podría pensar que el Capitán Futudo no tendría que hacer nada, pero siempre resulta que tiene que hacer todos los actos heroicos. Esos pobres muchachos se sienten tan innecesarios.

4 — Misceláneos: en caso de necesidad, esta categoría contiene policías obtusos, científicos locos, presidentes mundiales, extraterrestres, personajes sospechosos, coristas y otros varios incautos.

Teniendo en cuenta que un buen manejo de los personajes es lo que a menudo convierte un relato aceptable en excelente, sigamos con este drama fascinante. Es ya hora de que haya algo de acción, así que hagamos que el Planeta Fuliginoso (véase lo hablado para el Orbe Negro) golpee el borde del sistema. Plutón es sacado de su órbita y se manda un mensaje urgente al Capitán Futudo en su casa de la Luna.

  

El Héroe ha de ser joven, apuesto, inteligente, decidido, valiente, y siempre dispuesto a ayudar o rescatar a sus amigos.

EL ARGUMENTO SE ESPESA

Ahora empiezan a pasar cosas: monstruosas olas sumergen a Neptuno y Urano, naves desconocidas atacan la base de Ceres, y la media de divorcios crece en Savannah, Georgia.

Aparentemente, el Capitán Futudo no lee los periódicos ni ve la TV (o quizá no pasa de mirar tebeos y las aventuras del Capitán Canguro), porque nunca sabe nada hasta que le llama el Presidente de la Tierra para una rápida consulta. Sospechamos que lo que le gusta es hacerse de rogar, pero, en cualquier forma, el Capitán Futudo es llamado.

En ese momento se halla pintando los dibujos de su álbum para colorear pero, tras unas palabras de amonestación de Krak, lo deja a un lado. Rápidamente se coloca su equipo espacial, completo con su cinturón de artefactos. En este coloca su equipo standard de nudillos de hierro, pistola de rayos, píldoras de vitaminas, cepillo de dientes, cuerda larga pero rompible, cuerda corta e irrompible, cinceles, barrenos y clavos surtidos, además de un botiquín de urgencia. Pensándolo mejor, también mete un par de calcetines y una muda limpia... uno nunca sabe con que se va a encontrar.

Cuando el Capitán Futudo llega a la oficina del Presidente, habitualmente lo hace atravesando una ventana o saliendo de detrás de una planta de maceta. Nunca va a la puerta de entrada para decir: «Creo que el Presidente desea verme»; no, tiene que hacerlo a su manera. Esto es algo que vuelve loca a la guardia de seguridad del Presidente.

Rápidamente, el Presidente explica la situación, le clava una medalla en el pecho (por lo de la vez anterior), y le da sus órdenes. El Capitán Futudo saluda arrogantemente, da media vuelta, y desaparece por el lavabo de caballeros.

De regreso a la cara oculta de la Luna (en donde viven el Capitán Futudo y sus futudos) el capitán calma a sus muchachos n.° 1 y 2 con una delicada melodía de su flauta nasal venusiana (Son los detalles hogareños como este de tocar un instrumento musical lo que lo convierten en un personaje más entrañable y creíble). Los muchachos n.° 1 y 2 estaban discutiendo en su alegre forma habitual quien era mejor, si el robot o el androide. El buen capitán trata de solucionar la disputa diciéndoles que el mejor es él.

COMO EMPEZÓ TODO

Es a esa altura de la historia, en momentos aburridos como el presente, cuando el autor tiene algo de «tiempo libre» para explicar como el Capitán Futudo llegó a la Luna, como fue educado, como conoció a los muchachos n.° 1, 2 y 3, etc. Este capítulo se presupone que es para aquellos pobres tipos que nunca han leído un relato del Capitán Futudo, pero, veamos ¿quién no ha leído nunca ninguno? Le contaré un secreto profesional: Tan pronto como inicie el capítulo que supuestamente trata de la vida del capitán, tiene que decirlo en versalitas: ESTE CAPÍTULO TRATA DE LA VIDA DEL CAPITÁN FUTUDO. Inmediatamente, el lector se lo salta para pasar al siguiente; el editor tampoco se lo lee. Así que, ¿para qué escribir algo que nadie va a leer? Simplemente, abra una enciclopedia y comience a copiar de ella. Está cobrando un maravilloso centavo por palabra, por tanto: ¿por qué no aprovecharse?

CONTINUEMOS CON LA HISTORIA

Cuando todavía se están acercando a la Luna, Futudo le da una mirada por su telescopio al Globo Tenebroso (vale lo dicho para el Planeta Fuliginoso) para estimar su velocidad.

—¡Por Andrómeda! —maldice—, ¡está viajando a una velocidad de 1.783.333 millas por segundo!

—¿Cómo lo sabes? —pregunta ansioso el muchacho n.° 1 (el muchacho n.° 1 actúa a menudo como el idiota que le pregunta al detective cómo descubrió al asesino o el campesino que pregunta «¿pero quién era ese hombre enmascarado?» En efecto, el muchacho n.° 1 hace las preguntas que le gustaría hacer al lector mismo. El lector, universalmente estúpido, está encantado con cosas así).

—Elemental, mi querido Krak —contesta el Capitán Futudo alzándose de hombros—. Tomo la velocidad de la luz y la divido por la del sonido, obteniendo 244,7. A esto le añado 1.543.633.

—Bueno —dice Krak—. Puedo comprender la primera parte, pero, ¿para qué hay que añadirle 1.543.633?

—¡Para obtener 1.783.333, naturalmente!

—Oh, claro, ahora ya lo veo —se alegra Krak—. Todo se vuelve fácil cuando lo explicas detenidamente.

Y SIGUE EL RELATO

¡Ah, muchacho, aquí es donde empieza lo bueno del relato! Ese es el momento de las hazañas, de los rescates. El Capitán Futudo llega a la base de Ceres, y se une a la lucha que allí se lleva a cabo. El muchacho n.° 1 es capturado por los invasores, y el Capitán Futudo lo rescata; el muchacho n.° 2 es capturado, y el capitán lo rescata; el muchacho n.° 3 tiene un rescate similar. Finalmente, el mismo Capitán Futudo es capturado y se rescata a sí mismo con la más hábil rotura de barrotes y utilización de cinturón de artefactos que jamás héroe alguno haya efectuado (utilizando los ingredientes adicionales: goma de mascar y la cinta elástica de su liga).

  

El Héroe siempre lucha por las causas buenas y justas.

Es ya hora de las actuaciones que hacen latir más apresuradamente el pulso, de los demoledores duelos en el espacio, de la pura alegría que da la lucha. ¡Vaya, si en una secuencia, el Capitán Futudo llega hasta a rescatar a alguien que ni siquiera había sido capturado!

¡Oh, las luchas en el espacio, las algazaras a través de las dimensiones, el maravillosamente ensangrentado panorama! Más mundos que son destruidos, chocando y estrellándose; más que se desvanecen en el espacio. ¡Oh, esto es maravilloso, y piense: un centavo por palabra! ¡Oh, oh, oh, oh, oh,! (¿qué le parece esta forma de ganar centavos?).

Y CONTINÚA

No nos olvidemos de la chica del héroe (¿quién podría olvidarla con esos maravillosos 1 metro 55 de altura, 105 de busto, 52 de cintura y 88 de caderas?) y, antes de una batalla particularmente decisiva, se produce una despedida especialmente tierna. Están solos en la creciente oscuridad del atardecer, en la rampa de despegue, con la astronave apuntando hacia las estrellas. La muchacha, Jane, no se ha preocupado como de costumbre de echarse encima ninguna ropa, esperando así atraer la atención del capitán.

—Bueno —dice él—. Parece que se avecinan problemas.

—Sí, capitán.

—Voy a subir a los cielos y luchar con esos invasores y, ¿sabes en quién voy a estar pensando cada vez que tire del gatillo y convierta en átomos a otro de esos extraterrestres?

—No, capitán.

—Voy a estar pensando en ti. ¿Acaso eso no significa nada?

—Sí, capitán.

—Me gustas, Jane, no por tu largo cabello rojo, ni por tu bello cuerpo, ni por tu dinero. Me gustas por otra cosa. ¿Sabes por qué?

—No, capitán.

—Me gustas por lo maravillosamente conversadora que eres.

Tras esto, le estrecha apasionadamente la mano y se aleja bajo la estrellada oscuridad. Jane se queda quieta y solloza, con cálidas y salobres lágrimas de absoluta y devastadora frustración.

Y ya hay bastante amor sensiblero... total, solo sirve para estropear el relato. Lo único que se debe de plantear es una razonable y creíble relación chico-chica y todo lo demás irá bien.

  

La apostura y simpatía del Héroe pueden ser muy útiles en ciertos momentos.

SE ACERCA EL FIN

Vale, se lo ha pasado maravillosamente coheteando por todo el Sistema Solar con el Capitán Futudo, pero las cosas se aproximan a un momento de crisis. Por mucho que lo intente, no puede evitarlo. Tiene la obligación de terminar el relato. Esta es la parte más difícil, en la que se demuestran cuales son los buenos escritores. Aquí va un posible final:

FINAL

El Capitán Futudo miró hacia la creciente negrura mientras subía hacia el Meteoro, con el rostro transformado en una severa máscara. Los futudos parecían haber perdido también su alegría. Sabían lo que se preparaba. El capitán tenía la única nave capaz de luchar contra las hordas invasoras. Marte había sido conquistado, Mercurio y Venus habían caído al Sol, Júpiter y Saturno habían colisionado, y la abuela había parido. Arriba, arriba, arriba (no se olvide NUNCA de ese centavo por palabra) arriba, y arriba, y arriba subía la nave. Los invasores estaban esperando, su masa sin número ocultaba las estrellas. Luchó hasta que le dolió el dedo del gatillo, y millares de astronaves encontraron su fin, pero sabía que aquello no podía durar. El casco de la nave brillaba al rojo blanco, la sala de máquinas estalló, Krak ya no estaba alegre. El Capitán Futudo murió.

FIN.

¡Oh, no! ¿Qué es esto? ¡No puede hacer eso! El editor de la revista pedirá su cabeza si lo hace... ¡El Capitán Futudo no puede morir! ¿Está tratando de iniciar una crisis nacional? El lector ha pagado treinta y cinco bien ganados centavos por ese ejemplar, y no puede timarlo de esa manera. Probemos con otro final.

Igual que antes hasta llegar a: El casco de la nave brillaba al rojo blanco, la sala de máquinas estalló, Krak ya no estaba alegre. El Capitán Futudo dio un grito y se encontró en su lecho, mientras Krak se inclinaba sobre él.

—Vaya, capitán —dijo—, has tenido una pesadilla terrible.

FIN.

¡Oh, no, este es peor que el otro! ¿Está tratando de decirle al lector que todos estos rescates de última hora, esas joviales aventuras eran tan solo un sueño? ¿Está tratando de debilitar la fe de los lectores en la SF? No puede hacer esto. El fin tiene que ser satisfactorio.

De acuerdo, bien, y ¿cómo hacer eso? Todo el Sistema Solar está hecho trizas, y ni tan siquiera el Capitán Futudo puede recomponer los destrozados fragmentos de Saturno y Júpiter, ni sacar a Mercurio y Venus de las profundidades solares. Yo, personalmente, no puedo ver ninguna forma en que salir de este lío, así que no ofrezco ningún otro final.

En cambio, ya que es usted el que quiere ser un autor, le dejaré que se lo invente. Será una buena forma de ir practicando.

De cualquier modo, cuando someta su relato a Analog, sabrá que está haciendo su parte por la SF y mostrándole al mundo cuan buena, en realidad, era la antigua forma en que se escribían los relatos.

FIN DEFINITIVO.

DAVE JENRETTE

  

¡Amoníaco, amoníaco!