Los grandes films fantásticos
Los films fantásticos y de terror, siempre han ejercido una notable influencia sobre un sector del público bastante apreciable. Sin embargo, hemos de reconocer que una gran parte de las cintas producidas últimamente han pasado sin pena ni gloria. Podríamos especular aquí indefinidamente sobre las razones de su falta de calidad, pero creemos que, a tal efecto, es suficiente con reproducir el siguiente artículo de Bob Greenberg, aparecido en Nyarlathotep, el fanzine del caos organizado, en el cual se efectúa un análisis comparativo entre las grandes cintas fantásticas y las que no llegan a merecer tal apelativo aunque se presenten como tales.
Hemos decidido qué films escoger como los mejores en el campo del terror: DRÁCULA, FRANKENSTEIN, LA MOMIA, EL HOMBRE INVISIBLE, etc., y con buenas razones para ello. A menudo se originan disputas acerca de muchos de los films, pero algunos de ellos han sido colocados en la cima y ya no se moverán de ella. Pero, ¿qué es lo que hace grandes a esas cintas? El tratar de llegar a una fórmula para la grandeza sería injusto, pero es cierto que existen ciertas cualidades que prevalecen, desde EL MUNDO PERDIDO a EL ENCANTAMIENTO. En este artículo, trataré de hacer ver lo que llegó a ser el film de horror en el pasado, y lo que puede llegar a ser en el futuro.
Una inexacta creencia popular es el que para un film de este tipo es necesaria una gran cantidad de dinero. Ciertamente, los films son caros, y los hechos en una escala épica —como LA NOVIA DE FRANKENSTEIN— deben parte de su éxito al hecho de ser verdaderos espectáculos. No obstante, el dinero no es suficiente, pues una producción reciente: HORROR DE DRÁCULA, empleó una gran cantidad de dinero en efectos especiales para acabar simplemente siendo una mala cinta sanguinolenta. Por otra parte, la maravillosa IINVASIÓN DE LOS LADRONES DE CADÁVERES de Val Lewton fue, por su presupuesto, una cinta de la serie «B», pero una excelente cinta de terror sin inhibiciones por sus resultados. Lewton gastó su dinero con cuidado y, con maestros tales como Karloff, Lugosi y Henry Daniell, así como el director Robert Wise (el de WEST SIDE STORY y EL ENCANTAMIENTO), produjo un film que no debería perderse ningún fan. Claro está que un presupuesto bajo puede dar como resultado desastres tales como el PLAN 9 DEL ESPACIO EXTERIOR, pero lo realmente importante no es la cantidad de dinero gastado, sino la forma en como se emplea.
Hechos el uno para el otro, pero sus voltajes eran de signo opuesto (The Bride of Frankenstein).
Grandes actores han hecho malas películas sin que pudiera serles atribuida la culpa a ellos. Así DRÁCULA fue realmente un medio de expresión de Lugosi, pero también lo fue VIERNES NEGRO. Karloff fue el mismo hombre que hizo FRANKENSTEIN y EL HOMBRE CON NUEVE VIDAS. Y, no obstante, el terror que recorrió los cines en los que se proyectaban LOS INOCENTES y PSYCHO no se pudo atribuir a actores de cine de horror veteranos.
En una forma similar, se han arruinado buenos argumentos. PLANETA PROHIBIDO, con su brillante idea de los monstruos del Id, y sus espectaculares efectos especiales proporcionados por los estudios Disney, resultó, a pesar de todo, un verdadero bodrio. Tales vulgaridades como el «¿Qué es un... traje de baño?» pronunciadas por la encantadora Anne Francis, el uso de Robby el Robot por Earl Holliman y el contratar al actor par achtui Walter Pidgeon convirtió una posible gran cinta en un miserable fallo. Las tonalidades electrónicas —molestas para los oídos— y el llegar a mostrar el Id fueron errores imperdonables. Si no hubiera visto esto último con mis propios ojos, hubiera dudado que alguien tuviera la tremenda inconsciencia de hacerlo... En contraste, el PSYCHO de Robert Bloch era, en las propias palabras del autor, «un novelón bastante malo»; y Alfred Hitchcock lo convirtió en un genial film que ponía los pelos de punta.
La probidad es una cualidad prístina de los mejores espectáculos espeluznantes. Tod Browning, James Whale, Val Lewton y Jack Clayton tenían un gran respeto por los temas terroríficos en los que trataban. No nos presentaban burlas infantiles. LA NOVIA DE FRANKENSTEIN de Whale es una curiosa mezcla de lo tierno, lo cómico y lo horrible, no perdiendo nunca su tema y siendo, por consiguiente, absolutamente satisfactoria. Whale tuvo buen cuidado de lo que hacía mientras nos mostraba la visión de la demente comida de Ernest Thesinger en el cementerio. Tras sentarse en una invitadora lápida, saca una rebanada de pan, una jarra de vino y un cráneo, sobre el que coloca una hermosa vela. Y, si recuerdo con exactitud, todo esto estaba dispuesto sobre un mantel de guinga y, además, Thesinger se fuma un excelente cigarro con gran satisfacción. Esta grotesca comedia que nos ofrece Whale no destruye, en modo alguno, el efecto del film. Y la actuación de Thesinger, aunque asombrosamente absurda, tiene un efecto totalmente gótico. De repente, Whale ha dado nuevas dimensiones al género gótico, dimensiones que rara vez han sido igualadas. Las penetrantes escenas entre Karloff como el monstruo y el anciano que le enseña a hablar son memorables por sus cualidades intensamente humanas, y las guturales «Ah, tabaco... ¡bueno!» de Karloff, reflejando su alegría ante el sabor de los cigarros del viejo, están tan bien tratadas que son perfectamente creíbles y en absoluto ridículas. Por otra parte, la anonadadora escena de la creación, que tiene su climax en un plano aéreo, de alto contraste, del rostro de Thesinger... henchida por el éxtasis del poder de los productos de su cerebro; tan solo puede producir horror entre los espectadores. Y Whale nunca se salió del tema, nunca rompió el encanto.
Sí, Valerie Gaunt puede tener un par de senos deliciosos, pero las estacas y los pechos no se mezclan. O, al menos, yo creía que no se mezclaban, hasta que los chicos de la Hammer trataron de demostrarme cuán errado estaba. Los films de la Hammer, todos y cada uno de ellos, han sido basados en dos máximas: sexo y violencia. James Whale probó que una cinta de horror puede y debe ser muchas cosas. Pero una cosa que no debería ser, bajo ninguna circunstancia, es innecesaria, gratuita y escandalosamente sexual o sangrienta. El sexo puede ser un factor primordial en un film de terror, cuando es tratado con propiedad. Tenemos escalofriantes pruebas de ello en cintas tales como PSYCHO, LOS INOCENTES y EL ENCANTAMIENTO. En esos films, el sexo fue pervertido en tal forma que se convirtió en algo horrible por sí mismo. Creo que, entonces, si sirve para un propósito dramático, sí es justificable.
Por el contrario, los senos de Valerie Gaunt, en glorioso color, estremeciéndose y agitándose, no hacían sino atraer una innecesaria atención sobre sí mismos en aquella parodia de film fantástico denominada HORROR DE DRÁCULA. Sé que estoy metiendo la mano en la llaga cuando critico a esta película que es, con mucho, una de las favoritas del género. Pero ese es, exactamente, el punto al que trato de llegar: si puedo demostrar por qué es malo un film favorecido por el público, tal vez también pueda hacer llegar a ustedes el valor de la calidad genuina, que deba de basarse en la sutileza y no en el exhibicionismo. Ninguna cinta puede demostrar algo que no pueda ser hecho más horrible por implicación, por sugestión. La imaginación de un público en trance produce los mejores efectos especiales posibles. Se acordarán del ejemplo clásico de la escena que fue cortada de una película para hacerla menos horrible, con lo que se consiguió el efecto contrario. Naturalmente, estoy hablando de FRANKENSTEIN. La versión no cortada mostraba al monstruo jugando con la niñita: la contemplaba echando flores al agua, y luego él la echaba a ella; no por un instinto malvado, sino en inocente juego. Posiblemente pensaba que, si las flores lucían bonitas sobre el agua, también luciría la niñita. Este incidente explicaría en parte el insensato asesinato cometido por el monstruo. Pero no le restaría nada de su terror, al mostrarlo como desprovisto de premeditación. No obstante, los censores creyeron que esta escena era demasiado tétrica y, al eliminar una parte de la misma, transformaron al monstruo de un asesino en un maníaco sexual. La escena, tal como se ve ahora, llega hasta el punto en que el monstruo extiende sus brazos hacia la niña, con una gran sonrisa en el rostro. La siguiente vez que vemos a la niña, ya está muerta, en brazos de su padre acongojado. Siendo lo que son los espectadores, inmediatamente conectan los titulares vistos cada día en los periódicos acerca de pederastas y asesinos de niños con el pobre monstruo cabeza plana. Peter Lorre era un asesino de este tipo en la excelente M de Fritz Lang, pero al menos lo era abiertamente. Karloff tuvo que soportar el que le echaran encima esta atrocidad adicional por un insensato cortapelículas.
Las mejores cintas de terror utilizan el don de la imaginación de los espectadores para que interpreten y sean afectados por el montaje intencionado. ¿Veía Deborah Kerr fantasmas en LOS INOCENTES, o era ella la más pervertida y peligrosa de todos? Nunca lo sabremos con seguridad. La historia es contada desde su único punto de vista y, sin embargo, con las suficientes vacilaciones para hacerle a uno dudar. Es, precisamente, esta falta de resolución lo que horroriza.
La fabricación de monstruos mejora físicamente, gracias a la experimentación (Frankenstein created woman).
¿Dónde se halla esta gloriosa sutileza en HORROR DE DRÁCULA? Volvamos a los senos de Valerie Gaunt, un sujeto que toca muy de cerca nuestros corazones (especialmente si sucede que usted es una chica). Es asombroso, pero cierto, el hecho que la visión de una glándula mamaria en movimiento y un rostro bonito puede impresionar más que cualquier otra cosa de un film. La señorita Gaunt distraía del tema tratado, que (supongo) era el horror gótico. El film no tenía ambiente ni sentimiento.. En una era de cintas cerebrales, HORROR DE DRÁCULA trataba de producir un impacto mediante sangre y más sangre. Pero el impacto no se producía porque cuando se da mucho de algo —sea lo que sea— se tiende a disminuir su efecto. Una cuidadosa distribución de la sangre, como se vio en PSYCHO sobrepasó a HORROR DE DRÁCULA en ese aspecto. Además, PSYCHO colocaba la sangre en el momento en que el público menos lo esperaba, mientras que HORROR DE DRÁCULA se enfrentaba con una audiencia que estaba esperando que la sangre comenzase a brotar.
HORROR DE DRÁCULA tenía poco más que sangre para ofrecer: un guión con un tema ya muy gastado, una miserable sombra de un Drácula venido a menos y una falsa ambientación que, simplemente, no era adecuada para el color (pero que tiene un éxito fabuloso en tétrico blanco y negro). Creo que el fallo del film fue principalmente debido a la falta de respeto por el tema que demostraban los productores. Otras cintas cambiaron a Drácula en el pasado, pero retuvieron el sentimiento existente en la obra original. Hammer prostituyó a Drácula; hizo cambios comerciales injustificados. Evidentemente, los productores pensaron que la sangre —en color— más algo de sexo, vendería la película. Y la popularidad que alcanzó demuestra que tenían razón.
Las momias tienen un aspecto horrible... (The Mummy).
Grandes escenas no hacen grandes películas, pero ayudan. Las pisadas en la nieve, indicando el camino tomado por EL HOMBRE INVISIBLE, ayudaron a hacer que el film fuera el clásico que es. Aquí el público pudo saborear una forma poco común de anticipación. Cuando se le sacan los vendajes al monstruo, uno espera algo repugnante. Y, sin embargo, se sabe (por el título, naturalmente) que no hay nada bajo las vendas, y eso hace que aún se espere con más ansiedad el desenmascaramiento. De nuevo, lo no visto es más aterrador que todos los monstruos de goma.
Claro que si el monstruo es visto a menudo, como en FRANKENSTEIN, la emoción de su aparición es tan solo momentánea. Desde ese punto en adelante sus acciones deben horrorizar. FRANKENSTEIN lo consigue, como también lo logra DRÁCULA. TARÁNTULA no lo logra. Y, sin embargo, podríamos haber presenciado un tour de force como en LA MOMIA. Este monstruo es visto de inmediato, pero la emoción se logra al verlo volver lenta, sin pausa y dolorosamente a la vida. Su menor movimiento nos produce una excitación. El miedo del científico, su único pero penetrante chillido, es el primer hecho de relieve en la cinta, y el efecto debe de ser visto para poder ser apreciado totalmente. Durante todo el resto del film, Karloff es semihumano, y el impacto reside principalmente en su excelente actuación y en la de su implacable perseguidor, Edward Van Sloan.
El horror terrible puede ser un concepto. EL INCREÍBLE HOMBRE QUE EMPEQUEÑECE se inicia con un solo de trompeta de Ray Anthony que anticipa en una maravillosa manera la agonía del hombre que se empequeñece. Durante el curso de la película somos testigos de las penalidades de un hombre que se halla más solo de lo que cualquier otro pueda estarlo en el mundo, la futilidad de su lucha por recuperar su puesto en la sociedad y su aceptación final del reto de un nuevo mundo. El público experimenta dolor sin sentir piedad, miedo sin ver monstruos.
EL INCREÍBLE HOMBRE QUE EMPEQUEÑECE es una gran historia de supervivencia, en la que los elementos de la vida cotidiana —que no cambian en sí mismos— se convierten en instrumentos del terror. El desagüe del sótano se convierte en un remolino, una araña casera en un demonio. El miedo es el mismo que uno siente cuando baja a un sótano oscuro, sabiendo que no hay nada acechando allí, pero temiendo, sin embargo, a la misma oscuridad, a lo desconocido. El terror imaginario del sótano se convierte en horror real para el hombre que se empequeñece, que no tiene un grupo de iracundos pueblerinos armados de antorchas para respaldarle. No tiene nada para respaldarle más que su propia fuerza y coraje. Grant Williams tuvo una actuación estelar en el papel del hombre que se empequeñece, haciendo que uno lamente lo poco frecuente de sus apariciones en las pantallas.
Si parezco haberme olvidado de las películas mudas, déjenme que ahora les haga justicia. Los films silentes dependían en gran parte —casi por completo— de sus actores. No contaban con los grandes técnicos que existen hoy en día, y los efectos especiales que nos presentaban eran, en el mejor de los casos, poco convincentes, tal cual es el caso de EL MUNDO PERDIDO, EL GOLEM, EL GABINETE DEL DOCTOR CALIGARI y NOSFERATU. Para los standars modernos, son films aburridos y lentos, curiosidades a lo sumo.
Los realizadores de películas mudas no tenían los films pancromáticos, lo que impidió que se realizaran secuencias de alto contraste hasta 1925. Las escenas nocturnas no resultaban impresionantes, debido al hecho de que tenían que ser rodadas a plena luz del día. La falta de sonido era otro handicap. Las voces de Karloff, de Lugosi y de Lorre son una parte vital de sus caracterizaciones. En comparación con las cintas de hoy día, las mudas son bastante crudas. EL GABINETE DEL DOCTOR CALIGARI, que aterrorizó a los auditorios de 1922, hoy me aburre, las actuaciones estilizadas de Veidt y Krauss me parecen ridículas. El mejor de los films de horror mudos, NOSFERATU, con el cómicamente grotesco Max Schreck, pierde terreno si se le compara con esfuerzos posteriores. Willis O’Brien floreció con KING KONG, y sus efectos especiales en EL MUNDO PERDIDO están faltos de la perfección que asociamos con su nombre. Este film presenta, además, a un blanco caracterizado de negro y , a Bull Montana en el papel de un gorila muy anémico. La única cosa de valor en la película es la actuación de Wallace Berry y Lewis Stone. Hasta los mismos largometrajes de Lon Chaney, incluyendo EL FANTASMA DE LA OPERA, son únicamente memorables por sus interpretaciones. Sus caracterizaciones no han sido superadas hasta ahora.
A pesar de lo mal que he hablado de ellas, cada una de las cintas mudas que he mencionado es una gran película. Grande, no porque lo sea hoy en día, porque ninguna lo es, sino porque hacen escuela. Al abrir campos nuevos, preparan el terreno para las que les seguirán.
La grandeza no debe de ser medida según los standards modernos, sino por los contemporáneos. Y, para los standards contemporáneos, todas las películas mudas de terror mencionadas tuvieron la habilidad de producir un shock porque representaban algo nuevo y asombrosamente diferente. Hoy en día estamos más endurecidos, y tan solo las cosas intemporales, como las actuaciones de Chaney, nos calan hondo. Pero el dejar a las mudas fuera de la lista de los grandes esfuerzos en el campo del film fantástico es perderse la vela que precedió al reflector. No debemos de olvidar nunca a las cintas mudas y a los hombres que las crearon.
... pero un gusto excelente (The Shroud of the Mummy).
Para acabar, les diré que en este artículo he tratado de presentar mis opiniones sobre las grandes cintas fantásticas, al tiempo que explicar las razones ocultas tras ellas, cosa que no es muy corriente entre los escritores dedicados a este tema. Si ustedes opinan en la misma forma, estupendo. Si no... ¡fans de HORROR DE DRÁCULA, os esperaré en un callejón oscuro!
BOB GREENBERG