HispaCon 69
I CONVENCIÓN ESPAÑOLA DE AFICIONADOS A LA CIENCIA FICCIÓN
La tan esperada y deseada Convención de Ciencia Ficción Española, la primera en la historia de la ciencia ficción española, la Convención que tanto habíamos deseado y por la que tanto habíamos suspirado, implorado, sufrido y desgañitado (a fin de que la hicieran otros), se celebró en Barcelona los días 6, 7 y 8 de diciembre de 1969, organizada y patrocinada por el CLA y con la colaboración de BANG! y NUEVA DIMENSIÓN.
El día 6, a las 18 horas, asistimos así al acto de inauguración de la Convención que, simbólicamente, representaba también el inicio de una nueva Era (entre las tantas que pululan hoy en día) para los aficionados y fanáticos de la ciencia ficción en España. Ni que decir que en los locales donde se celebraba el acto, acompañado de un cocktail, casi no se podía mover uno debido al apiñamiento de la gente que asistía al mismo. Durante los primeros momentos nos embargó el asombro, y se nos pusieron estrellas en los ojos, al comprobar la cantidad de gente que mostraba estar interesada en la ciencia ficción. Sin embargo, desgraciadamente, las estrellas se fueron esfumando al ir constatando, poco a poco, que al menos la mitad de los asistentes no tenía nada que ver con la ciencia ficción. Claro que este desengaño no había por qué tomárselo muy a pecho, ya que a final de cuentas es algo natural: el hombre es un animal social (salvo excepciones) y, por lo tanto, el aficionado que había tenido oportunidad se había traído a sus padres, hermanita, novia y algún que otro amigote, además de los ya típicos y conocidos parásitos intelectuales de turno, que asisten a todos los cocktails y desaparecen, con estudiadas y experimentadas excusas, tan pronto como se termina el último canapé.
Por tanto, salvando el protocolo folklórico de la inauguración, puedo pasar directamente a dar un breve resumen de los actos posteriores, para su archivo en la historia de la ciencia ficción española, y a los cuales realmente asistieron los verdaderos aficionados a la ciencia ficción.
A las 22 horas del mismo día se procedió a la apertura de la Exposición de Ciencia Ficción, que consistió en varios murales abarrotados de ilustraciones y de tiras de comic relacionadas con el tema que nos ocupa, además de una serie de vitrinas repletas de material heterogéneo: revistas, libros, juguetes, etc. Poco más tarde, los señores José M.ª Echevarría, gerente de E.D.H.A.S.A., y el Dr. Miguel Masriera, efectuaban la presentación del libro Los Fabricantes de Armas, de A. E. van Vogt, con cuyo título volvía a reaparecer en el mercado la conocida colección Nebulae (sobre cuya continuidad de publicación volvemos a tener nuestras dudas). El Dr. Masriera, a cuyo cargo corrió la presentación del libro, nos introdujo, con su reconocida facilidad de palabra, en el tema de la obra en cuestión, haciendo resaltar la personalidad de Van Vogt en el sentido de conceptuarlo como un gran científico, lo cual es de agradecer, ya que hasta ese momento solo lo habíamos considerado como un buen escritor de ciencia ficción. Desgraciadamente, la disertación del Dr. Masriera no se pudo prolongar todo lo que hubiéramos deseado ya que, de hecho, fue bruscamente interrumpida y no pudo continuar debido a que la reunión que se efectuaba (que se disolvió en el acto) no se hallaba autorizada oficialmente por motivos de confusión en el trámite de los correspondientes permisos legales.
A las 12 horas del domingo, día 7, se celebró una mesa redonda sobre el tema ¿Qué es la ciencia ficción?, la cual consistió en realidad en un semicírculo compuesto por Carlo Frabetti, Jaime Rosal, Domingo Santos y Luis Vigil, frente a otro semicírculo formado por un conglomerado de asistentes repartidos en la sala. Es de señalar que la mesa redonda (o la sala redonda) se desarrolló dentro de la más perfecta lucidez de razonamiento en lo que concierne a preguntas y respuestas. Y si hago hincapié en esto es precisamente porque tenía mis dudas sobre el particular, dudas que venían originadas por mi reciente asistencia a ciertos coloquios de tipo intelectual y en los cuales la norma había sido que la estupidez de la pregunta solamente fuera sobrepasada por la necedad de la respuesta. Así puedo decir que, en este coloquio de aficionados a la ciencia ficción, el público asistente, que no levantaban las cejas con pretensiones intelectuales, demostró una gran claridad y precisión de razonamiento y argumento durante el transcurso del citado tema, el cual de por sí ya se prestaba a peligrosas divagaciones de definición.
En el centro de la foto, Jaime Rosal del Castillo, fundador del CLA.
A las 19 horas, asistimos a una sesión cinematográfica de cortos de ciencia ficción de la serie «B» que, a pesar de su rancia calidad, tuvo su interés anecdótico, y hemos de agradecer la intervención de José del Castillo en estas proyecciones ya que, gracias a su aleccionamiento, pudimos apreciar las cintas en su justo valor.
Los testaferros de NUEVA DIMENSIÓN: J. M. Armengou y Sebastián Martínez.
Por la noche, a las 22 horas, pudimos, no digo asistir, sino disfrutar, de la representación de SODOMÁQUINA, una corta obra teatral cuyo autor es nuestro conocido colaborador Carlo Frabetti. Y cuando digo disfrutar tal vez debería hacerlo en singular, a pesar de que otros también la saborearon. No es que diga todo esto a fin de dar bombo y platillo a un colega colaborador de NUEVA DIMENSIÓN, sino porque realmente fue así. Pero la fatídica verdad, la infausta realidad, fue que el 80% del público asistente no entendió la obra, o no quiso entenderla. No porque su desarrollo fuera complicado o su trama deshilvanada; no, no, todo lo contrario. Pero asistir de espectador a esa obra equivale a que le metan a uno el dedo en la llaga, que digo el dedo... ácido sulfúrico, y eso es un tanto molesto para la ética de aquellos ciudadanos cuya vida discurre apaciblemente de domingo a domingo con una intercalación de golpes al pecho. Por parte de los intérpretes, la obra fue un éxito rotundo. Por parte de los espectadores, la obra fue un fracaso absoluto. Y, cuando se intentó iniciar un coloquio sobre la obra, los comentarios del público fueron de lo más anodino e insustancial que uno pueda imaginar... para no mencionar la intervención de cierta dama que opinó que mientras hubiera mártires los demás podíamos vivir tranquilos. Además, no tengo ningún deseo en este momento de enredarme en una discusión bizantina unilateral al respecto de la obra, aunque espero reanudarla después del número 15 de NUEVA DIMENSIÓN, ya que SODOMÁQUINA está programada para ser publicada en él.
Antonio Martín, editor de BANG! explicando algún punto difícil a Luis Vigil, en la Exposición de la HispaCon 69.
El lunes, día 8, a las 12 horas, se celebró otra mesa redonda sobre el tema El fandom español, compuesta por Antonio Martín, Luis Giralt, Luis Vigil, Carlo Frabetti, Jaime Rosal y José Luis M. Montalbán. Sin embargo, esta mesa redonda ya no tuvo el ardor y el espíritu de la anterior, y la respuesta del público colaborador fue más bien de una frialdad glacial. Con ello comprobamos, una vez más, que los aficionados tienen muy buena disposición en invertir su dinero en la adquisición de publicaciones de ciencia ficción, pero muy poca tendencia a tomar parte activa en todo aquello que representa un esfuerzo de magnitud superior a levantar su nalgatorio de algún cómodo sillón. Mientras haya mártires... Asimismo, en esta mesa redonda, se intentó entablar un diálogo concerniente a la representación teatral de la noche anterior. La tentativa fue sofocada apresuradamente por el público y, a partir de aquí, el tema del fandom, que debiera haber sido el más importante de la Convención, murió por asfixia orgánica debido a la falta de interés del «fandom» participante, el cual, por otra parte, era mínimo. Y digo que era mínimo no por falta de público asistente, sino por la ausencia física y espiritual de un determinado sector de individuos que necesariamente deberían de haber hecho acto de presencia, sea por tener una personalidad como fans o escritores o por creerse ellos mismos que la tienen, lo cual, a final de cuentas, desde su punto de vista personal, es lo mismo. El indagar las razones de su ausencia tal vez sería meternos en lo que no nos importa, por lo cual, de momento, prefiero dejar insatisfecha mi malsana curiosidad.
SODOMÁQUINA: Cuando la utilería se resuelve con ingenio.
A las 19 horas hubo otra sesión cinematográfica, proyectándose un corto brasileño sobre la historia del comic, que por cierto dejaba bastante que desear, y la archiconocida Metrópolis de Fritz Lang.
Y finalmente, a las 23 horas, se celebró una cena de clausura y el reparto de los premios CLA 1969, por su Presidente, Luis Giralt, el cual, en una perfecta pose de orador y con emocionadas palabras, hizo entrega de los mismos en el siguiente orden:
—Premio a Editora y Distribuidora Hispano Americana, S. A., por su destacada labor como pionera en el campo de la ciencia ficción española, por su colección Nebulae.
—Premio a Carlos Giménez, por su obra gráfica en el campo de la ciencia ficción.
—Premio a Jaime Rosal del Castillo, por su labor como faneditor y fundador del CLA.
La TVE también estuvo presente en los actos de la HispaCon 69.
Como broche final, también se repartieron varias medallas conmemorativas que fueron entregadas a diversas personalidades por su destacada labor en el campo de la ciencia ficción, entre las cuales no podía faltar Luis Vigil, nuestro acaparador oficial de medallas, «por su labor y tesón, durante largos años, en haber mantenido encendida una llamita en medio de la tenebrosa oscuridad del fandom español».
La tenebrosa oscuridad del fandom español parece haberse rasgado gracias a los esfuerzos del CLA, y solo es cuestión de continuar laborando en pro de nuestra afición común y de desear que, si no podemos todos ser hermanos, según parece, sí al menos nos encontremos otra vez como amigos, los que estuvimos presentes y los que estuvieron ausentes, en la próxima Convención a celebrar en Madrid.
Sebastián MARTÍNEZ
HISPACON 70
En un intento de que les sea posible a muchos fans, que no pueden abandonar sus localidades, el asistir a las convenciones nacionales, la HispaCon se irá realizando en plan rotativo, visitando aquellas ciudades del país en las que exista un mínimo grupo de fans capaz de hacerse cargo de las tareas de organización.
De acuerdo con esta premisa, la HispaCon 70 tendrá lugar en Madrid, durante el mes de diciembre de este año.
Para su organización, fue creada —durante la realización de las mesas de trabajo en la HispaCon 69— una comisión permanente compuesta por los señores:
—Elías Fernández
—Carlo Frabetti
—Agustín Jaureguizar
—Antonio Martín
—José Luis M. Montalbán
—Luis Vigil
que se ocuparán de la coordinación, a nivel nacional, de todas las tareas necesarias para el buen desarrollo de la futura Convención.
PREMIOS NACIONALES
Para contribuir al descubrimiento de nuevos valores y a la potenciación de los ya existentes, y evitar el confusionismo creado por diversos «premios nacionales» no convocados públicamente, se decidió —en las mesas de trabajo de la HispaCon 69— proceder a la creación del citado PREMIO NACIONAL DE CIENCIA FICCIÓN, en sus categorías siguientes:
—Libro inédito de autor español
—Relato inédito de autor español
—Imagen
SODOMÁQUINA:
El terrestre inadaptado muere por la humanidad.
Aclaraciones: Se considerará autor español al de esta nacionalidad, o al de cualquier otra que venga realizando su trabajo en nuestro país y en lengua castellana.
El premio de libro lo será a una novela, o conjunto de cuentos, de una extensión del orden de los doscientos (200) o más folios, mecanografiados a doble espacio y por una sola cara, en original y dos copias.
El premio relato será concedido a una obra de una extensión del orden de hasta los treinta (30) folios, realizados en forma idéntica a la anterior.
El premio imagen será concedido a la creación gráfica —dibujo, acuarela, óleo, etc.— relacionada con la SF.
Todos estos premios no son de concesión obligatoria, y de considerar que no existe ninguna obra de calidad adecuada para uno o varios de ellos, el Jurado podrá declararlos desiertos.
Condiciones Generales: Las obras premiadas continuarán siendo propiedad de sus autores y serán publicadas de acuerdo con ellos.
El jurado gestionará, con la aceptación de los autores, la publicación de aquellos trabajos que, sin haber sido premiados, sean considerados como de valía suficiente para ello.
José M.ª Echevarría, gerente de E.D.H.A.S.A., recibe el Premio del CLA.
Con las obras presentadas al Premio Imagen, será realizada una exposición en el marco de la HispaCon.
Todos los trabajos concursantes deberán ser remitidos a los locales del CLA —entidad que actuará como simple depositaria— para su transmisión a los miembros del jurado.
Estos trabajos no podrán —en ningún caso— ir firmados, sino que se procederá por el sistema de lema y plica cerrada.
Premios del jurado: Para dar mayor elasticidad a este certamen, el Jurado dispondrá de la posibilidad de conceder uno o varios premios a cualquier tipo de obra que se presente a concurso y no sea incluible en las categorías citadas, o a cualquier labor hecha pública a lo largo del año, no incluible en el siguiente apartado.
El más merecido de los Premios del CLA es entregado a Carlos Giménez.
El jurado podrá también otorgar un Premio a Autor, al conjunto de una obra creativa, del tipo que fuere, hecha pública en el año del premio.
Estos premios a la labor durante el año, se considerarán desde el inicio de este hasta la celebración de la HispaCon.
Al objeto de facilitar la labor del jurado, y sin ser imprescindible para optar al premio, se podrán presentar relaciones —todo lo detalladas que se estime oportunas— de la obra publicada a lo largo del año por un autor.
(Normas provisionales comunicadas por la Comisión Permanente)
LOS PROBLEMAS DE UN FANDOM QUE CRECE
Una de las perspectivas más interesantes de la recién celebrada HispaCon ha sido el sacar a la luz un aspecto que — a algunos— ya nos venía preocupando desde que creímos atisbar su inicio: la escisión del fandom nacional.
Esto no se había hecho evidente en tanto que no existía un intento, a nivel nacional, de agrupar a todos los fans de España. Pero, desde su creación, el CLA ha tratado de conseguir ese objetivo... y han empezado a surgir las dificultades.
Los enemigos del loable intento —loable por cuanto un grupo de fans verdaderamente nacional tendría mucha más fuerza para iniciar una acción en pro de la SF que diversos grupúsculos independientes— han sido, a mi entender, de dos tipos.
Por una parte han existido los que, desde el interior del CLA, han pretendido obtener una hegemonía sobre el fandom del país; los partidarios de la «colonización» del resto de España; los que propugnaban una «santa cruzada» que, partiendo de Barcelona, fuese a instaurar la fe en el resto del país, manteniéndola luego por medio de unas «satrapías»...
Esta tendencia iba totalmente errada: no se dirige un club, y menos de algo tan voluble como son los lectores de SF, como si fuera un Imperio. Pero, por fortuna, su ideario no cuajó, y el CLA inició la tarea de establecer delegaciones por el país, pero unas delegaciones ampliamente autónomas, con grandes posibilidades de acción propia.
Quedaban otros enemigos: los que no se querían integrar. Aquellos que, habiéndose creado un pequeño reino taifa en la SF, ya como fans o como profesionales —si es que se puede hablar de profesionales en la SF hispana—, se resisten a abandonar sus mezquinos privilegios aunque por ello impidan la creación de algo mejor.
Esto se vio claro en la HispaCon, a la cual fueron invitados sin excepción todos aquellos que habían hecho sonar su nombre en el campo de la SF.
Los deberes militares impidieron que Jaime Rosal del Castillo recibiera el Premio del CLA, el cual fue recogido por su madre.
Pues bien: exceptuando a una parte de los ausentes, cuya ausencia justificada no impidió que se uniesen, al menos moralmente, a los asistentes, hubo una parte significativa de los invitados que no solo no asistió —todo el mundo es libre de acudir o no a un acto de esta especie— sino que además, sin conocimiento alguno de causa, se atrevió a detractar lo realizado.
Eso ya es inadmisible. Nos duele que se queden en sus torres de marfil, pues necesitamos de su cooperación para hacer que la SF sea algo «que cuente» en nuestro país. Pero no podemos tolerar que, además, denigren lo que los demás estamos haciendo.
Y lo curioso es que esta escisión se ha producido según unas líneas regionales. Carlo Frabetti, nuestro buen amigo y delegado en Madrid, asegura que la SF en España va siguiendo los pasos —con retraso— de la italiana, y que por consiguiente revivirá los mismos problemas que aquella pasó.
No queremos caer en esta concepción fatalista —perdona, Carlo—, pues ello nos llevaría a imaginar que, en un futuro más o menos lejano, España se encontrará tal como Italia está hoy: sin un fandom que merezca ese nombre y con grupitos de fans ignorándose los unos a los otros.
Deseamos colaborar con todos. Deseamos romper barreras regionales. La HispaCon 69 se celebró en Barcelona por la mayor facilidad que tenía el CLA, basado en esta ciudad, para organizarla aquí. Pero la del 70 se celebrará en Madrid y, entonces, ¿qué excusas tendrán los que no asistieron a la pasada para no hacerlo en la próxima?
Por desgracia, parece haber motivos más profundos que un simple alejamiento geográfico. Algunos de ellos ya traslucieron en la pasada Semana de Cine Fantástico de Sitges: en ella se vieron concomitancias extrañas, intereses que no eran los de la SF, tentativas de poner a la SF al servicio de instituciones a las que estaban ligados algunos de los que, luego, han tratado de destruir la HispaCon.
No nos parece bien. Si alguien quiere dar prestigio a tal o cual institución, que trabaje por ella, pero que no trate de valerse de la SF y del poco o mucho prestigio que para ella están consiguiendo una multitud de fans sin motivaciones ulteriores.
El fan español empieza a cansarse de «premios fantasmas», de codiciosos «apadrinamientos» de instituciones, del conocido «yo soy el mejor y tenéis que rendirme pleitesía». En el futuro, los que pretendan usar de la SF como un medio para conseguir sus objetivos personales, se encontrarán con la repulsa de la mayoría, que quiere que la SF sea patrimonio de todos y cada uno.
A esos señores que no asistieron a la HispaCon 69 se les volverá a invitar a la 70. Podrán acudir o no a ella, según les plazca. Pero, si voluntariamente se apartan, mucho cuidado entonces con hablar de «fandom localista»...
Luis VIGIL
REPASO CRITICO DE LA HISPACON 69
El simple hecho de que más de cien personas interesadas —a uno u otro nivel— por la ciencia-ficción se hayan reunido y durante tres días hayan podido conocerse y cambiar impresiones, basta por sí solo para justificar la HispaCon 69. El hecho de sentar un precedente y un mínimo de bases para futuras reuniones, también.
Por tanto, para empezar, mi sí rotundo a la iniciativa.
Ahora bien, en cuanto a planteamiento y organización, la Convención ha dejado bastante que desear.
Algunos de los fallos, justo es decirlo, eran difíciles o imposibles de subsanar. Por ejemplo, para organizar las proyecciones cinematográficas hubo que ceñirse al material disponible, que era escaso e inadecuado, y a las limitadas posibilidades del local. A este respecto, hay que destacar la labor de Pepe del Castillo, que con su competencia y entusiasmo logró dar color (en sentido figurado, evidentemente) a una materia prima de por sí bastante anodina.
Pero ha habido otras deficiencias en gran parte debidas a falta de iniciativa. Especialmente, la poca atención prestada a la preparación de lo que podríamos llamar el aspecto «técnico» específico de la convención.
Las «mesas de trabajo» fueron dejadas casi por completo al azar: no se avisó con tiempo ni detalle a los «especialistas» susceptibles de participar en ellas, ni se les pidió sugerencias para elaborar un esquema previo de los puntos a tratar. Debido a eso, se desperdició un tiempo precioso en cuestiones tales como localizar a la gente sobre la marcha, ponerse de acuerdo respecto al lugar y la hora de las reuniones, y discutir para fijar el tema de la discusión.
Luis Vigil, el Prometeo de un fandom tenebroso.
Las «mesas redondas» cara al público estaban algo más preparadas, y gracias a un esquemático programa previamente distribuido entre los «especialistas» se consiguió darles cierta coherencia. Como por otra parte el público reaccionó seria y activamente, haciendo preguntas y sugerencias en ocasiones muy acertadas, el resultado fue bastante satisfactorio.
Desde mi punto de vista, las mesas redondas constituyeron el mayor logro de la convención, pues sirvieron para crear un clima de diálogo y polémica, ese clima de participación crítica sin el cual el fandom no es más que una masa amorfa de aficionados pasivos.
Ahora bien, opino que debieron ser preparadas más concienzudamente, sin dejar tanto a la improvisación, y estudiando de antemano la forma de dar continuidad y eficacia a las iniciativas planteadas en el transcurso de las conversaciones.
Igualmente precipitada fue la discusión sobre las bases de los premios nacionales, tema lo suficientemente serio como para justificar una estudio más amplio y profundo. Afortunadamente, se llegó a unas conclusiones previas que, convenientemente desglosadas y pulidas, pueden desembocar en una fórmula válida.
La representación de «Sodomáquina», independientemente de su calidad intrínseca, sirvió al menos para aludir a las posibilidades de una forma de expresión poco o nada explotada por la temática de ciencia-ficción, y en este sentido me pareció interesante.
En cuanto al aspecto «folklórico» —frívolo pero necesario— de la convención, poco tengo que decir: fue minuciosamente preparado, con abundancia de medios, rayando en ocasiones (cena pantagruélica con orquesta, claveles, velitas rojas, despliegue de camareros y damas con traje de luces) con una suntuosidad innecesaria. Tal vez estos ineludibles actos se hubieran podido plantear de una forma menos convencional y más ligada con el espíritu cósmico y renovador que debe impregnar una Convención de este tipo, pero en conjunto el «folklore» cumplió su cometido solazador y propagandístico, y no acusó ningún fallo de organización.
En resumen: excesivo «dilettantismo» en el planteamiento general de la HispaCon, que se tradujo en una marcada preponderancia de lo «folklórico» sobre lo «técnico», a pesar de lo cual ha hecho posibles una serie de contactos e iniciativas muy interesantes que por sí solas justifican la convención y permiten afirmar que ha sido un éxito. Y lo que es más importante, un primer paso.
Carlo FRABETTI