Todos explotaron en carcajadas y se prepararon para el interrogatorio de la policía; esposaron a los dos cómplices y acabaron de despertarlos arrojándoles unos vasos de agua fría a la cara.
Mientras el director y el policía gritaban contra los entrometidos que habían desbaratado su plan perfecto, Ratmusqué cogió a Larry y a Agatha por el brazo y los llevó a la orilla del lago.
—¡Vosotros dos formáis un equipo realmente formidable, chicos! —se alegró—. Informaré sin falta a las altas esferas de la Eye International del peligro que he corrido. ¡Sin vuestra ayuda me hubiese visto en graves dificultades!
—Yo solo he aportado un poco de apoyo moral —minimizó Agatha—. ¡Al agente LM14 le corresponde todo el mérito de que la investigación haya salido bien!
Larry estaba tan emocionado que los escalofríos le recorrían toda la espalda:
—¿Las altas esferas? —murmuró orgulloso—. ¡Ah, oh, gracias, agente RM53!
Después echó una ojeada al paquete de joyas del porche, abrazó a su prima y empezó a saltar como un loco:
—¡Otro éxito, Agatha! —gritó embargado por la felicidad—. ¡Los Mistery somos invencibles!