Capítulo 3

Capítulo 3

En el fuerte encontramos a un hombre que dijo que llevaría un mensaje a Thandara, donde tenía parientes, así que yo decidí quedarme en Schohira. Los exploradores me informaron de que Brocas seguía acampado en Coyaga y no parecía disponerse a atacarnos, lo que me indujo a creer que estaba esperando a que Valeriano atacase la frontera con los pictos para atraparnos entre dos fuegos. Valeriano estaba encerrado en la prisión —un pequeño edificio de troncos— con el único otro ocupante del lugar, un hombre en la celda contigua a la suya que había sido encerrado por embriaguez y violencia callejera. Valeriano, sin decir nada, se sentó en un rincón y empezó a morderse las uñas con la mirada de un felino de la jungla.

Aquella noche dormí en la posada, en una habitación del piso superior. Durante la noche me despertó el ruido de alguien que trataba de forzar mi ventana. Me levanté en la cama y exigí saber de quién se trataba. Al instante siguiente algo se me echó encima desde la oscuridad y sentí un trozo de tela alrededor del cuello que, estirado con fuerza, trataba de estrangularme. Busqué mi hacha a tientas, di un golpe y la criatura cayó. Después de encender la luz pude ver una criatura deforme, parecida a un mono, tendida en el suelo. Supe que se trataba de unchakan, una de las criaturas semihumanas que habitaban en las profundidades del bosque y que eran capaces de seguir un rastro por el olfato. Aún tenía mi pañuelo en sus manos deformes y gracias a eso supe que lord Valeriano la había enviado contra mí.

Hakon y yo corrimos a la prisión y nos encontramos al vigilante tendido frente a la puerta, con la garganta rebanada. Ni rastro de lord Valeriano. El borracho de la celda contigua estaba helado de terror, pero nos contó que una mujer morena, totalmente desnuda aparte de un taparrabos, se había acercado al vigilante, lo había mirado a los ojos y el hombre parecía haber entrado en un trance. La mujer había sacado un cuchillo de su vaina y, tras cortarle la garganta con él, había liberado a lord Valeriano. También nos dijo que había un monstruo horripilante que la acompañaba, pero que permanecía agazapado entre las sombras. Así supimos que la mujer era su amante mestiza, a la que debía su influencia sobre los pictos; algunos decían que era la hija del viejo Goragh. El borracho había fingido que estaba dormido y gracias a eso había salvado la vida. Pero les había oído decir que irían a cierta choza situada junto al barranco del Lince, a pocos kilómetros de la aldea, donde se encontrarían con los hombres y los soldados del señor, que habían estado escondidos allí y luego cruzarían la frontera y regresarían con los Halcones, los Gatos Monteses y los Tortugas para cortarnos el cuello.

Pero entonces la mujer dijo que esas tribus no se atreverían a luchar sin consultar primero al mago que moraba en las ciénagas de los Espectros, y Valeriano respondió que él se encargaría de que el mago les dijera que combatieran.

Luego huyeron. Hakon reunió a una docena de hombres y los seguimos. Acorralamos a los hombres de Valeriano en la choza del barranco del Lince y matamos a la mayoría, aunque varios de los nuestros cayeron también y nuestro enemigo escapó con una docena de sus partidarios.

Los perseguimos y, en varias luchas y escaramuzas, todos nuestros hombres cayeron, salvo Hakon y yo. Seguimos a Valeriano al otro lado de la frontera, hasta un campamento levantado en las proximidades de la ciénaga de los Espectros, donde los jefes pictos iban a consultar al mago, un chamán de los tiempos anteriores a los pictos.

Valeriano, seguido por nosotros, llegó a la ciénaga con la intención de darle instrucciones secretas al chamán, y Hakon lo esperó en el camino para tenderle una emboscada mientras yo me colaba en el campamento para acabar con el mago. Pero los dos fuimos capturados por éste, quien dio su consentimiento a las tribus para hacer la guerra y les entregó una espantosa magia para que la usaran contra los blancos, y las tribus partieron aullando hacia la frontera. Pero Hakon y yo escapamos, matamos al mago, los seguimos y llegamos justo a tiempo de volver su magia en su propia contra y derrotarlos.