Capítulo 28
Jueves, 12 de agosto de 1999,10:04 PM
Interestatal 90
Justo al este de Buffalo, Nueva York
—Buffalo: 20 kilómetros. —Adele leyó el cartel con tangible entusiasmo—. Estupendo.
—Mierda, Mary, ¿has visto? ¡Adele sabe leer! ¡No sabía que pudiese! —La furgoneta se estremeció con el coro de risas mientras la nueva segunda al mando de MacEllen gritaba una serie de maldiciones.
MacEllen miró a su manada por el retrovisor. Estaban preparados. Cada uno tenía su misión, desde acerías hasta parques, pasando por iglesias. Incluso tenían algunos datos sobre los vampiros con los que podían encontrarse, los pobres bastardos dejados atrás para aguantar la cortina de humo. Aquel los vampiros eran el objetivo de su manada. La de Einar debía armar jaleo para mantener ocupadas a las autoridades mortales, y atrapar a los rezagados. Entre ambas manadas, eran justo el número suficiente para hacer bien el trabajo... si todo estaba en orden y no se trataba de una de las jodiendas que habían hecho famoso a Polonia.
MacEllen seguía convencido de que toda la operación era una trampa. No obstante, también se había convencido de que podía salir victorioso incluso sin Tolliver (y chico, cómo iba a cabrearse por haberse perdido los fuegos artificiales). Si su equipo y el de Einar tenían éxito, saldrían como héroes. Aparte de ello, había empezado a especular con lo que podía significar para él el trabajo do aquella noche. Quizá el sudeste estuviese sobrecargado de arzobispos, pero el estado de Nueva York estaba muy lejos de su jurisdicción. Buffalo sería su punto de partida.
Las furgonetas entraron en la ciudad, y la de Einar tomó otro camino, lanzando un saludo con las luces largas. MacEllen sonrió. Era demasiado tarde para volverse atrás.
La batalla por Buffalo estaba a punto de comenzar.