LOS DÍAS DE LAKE JOSEPHUS
DEJAMOS Little Redfish para ir a Lake Josephus siguiendo los nombres con fama, desde Stanley a Capehorn y de allí a Rapid River, Float Creek, Greyhound Mine y por fin Lake Josephus, y pocos días después enfilamos el sendero que conducía a Helldiver Lake con la niña a hombros y un buen cupo de capturas para las truchas que nos esperaban en Helldiver.
Sabedores de que las truchas estarían esperándonos como billetes de avión, nos detuvimos en Mushroom Springs y tomamos un vaso de agua fría en la sombra y varias fotografías de la niña y de mí sentados en un tronco.
Espero que algún día tengamos dinero suficiente para llevar a revelar esas fotos. A veces me entra curiosidad y me pregunto si saldrán bien. Ahora mismo están en suspensión, como semillas en un paquete. Cuando las revelemos seré mayor y más fácil de contentar. ¡Mira, es la niña! ¡Mira, es Mushroom Springs! ¡Mira, soy yo!
Capturé el cupo de truchas a la hora de haber llegado a Helldiver, y mi mujer, con la excitación de cuando la pesca es buena, se dejó a la niña dormida al sol, y cuando se despertó vomitó y la llevé a hombros por el camino de vuelta.
Mi mujer iba por detrás, en silencio, cargada con las cañas y el pescado. La niña vomitó un par de veces más, dedalitos de suave vómito de lavanda, que aun así me cayeron en la ropa, y tenía la cara roja y congestionada.
Paramos en Mushroom Springs. Le di un traguito de agua, no demasiada, y le enjuagué el sabor del vómito de la boca. Luego me limpié el vómito de la ropa y entonces, por algún extraño motivo, llegó el momento perfecto, allí, en Mushroom Springs, para preguntarse qué se habrá hecho de esos trajes de americana larga y anchas solapas del años cuarenta.
Al igual que la Segunda Guerra Mundial y las Andrews Sisters, esos trajes habían sido muy populares a principios de los cuarenta. Supongo que no serían más que modas pasajeras.
Una niña enferma en el camino de vuelta de Helldiver en julio de 1961 es probablemente una cuestión más importante. A una niña enferma no se le puede dejar que siga indefinidamente y ocupe su lugar en la galaxia, entre los cometas, presta a pasar cerca de la Tierra cada 173 años.
Después de Mushroom Springs dejó de vomitar y cargué con ella por entre los claros y sombras del sendero y con ella crucé numerosos arroyos sin nombre, y para cuando llegamos a Josephus ya estaba bien.
Muy pronto estuvo correteando con una enorme trucha degollada entre las manos, como si cargase con un arpa de camino a un concierto y llegase diez minutos tarde sin que hubiese rastro de un autobús o un taxi.