2015
Jules
Querías decirme algo, ¿no? ¿Qué era? Tengo la sensación de que desconecté de esta conversación hace mucho tiempo. Perdí la concentración, estaba pensando en otras cosas, preocupándome de mis asuntos, dejé de escucharte y perdí el hilo. Bueno, ahora ya tienes mi atención. Pero no puedo dejar de pensar que me he perdido algunas de las cuestiones más significativas.
Cuando han venido a decírmelo, me he enfadado. Al principio me he sentido aliviada, pues cuando dos agentes de policía aparecen en la puerta de tu casa justo cuando tú estás buscando el billete de tren para salir e ir a trabajar, temes lo peor. He temido que le hubiera sucedido algo a alguien que me importara: mis amigos, mi ex, la gente con la que trabajo. Pero no tenía nada que ver con ellos, me han dicho, sino contigo. De modo que, por un momento, me he sentido aliviada, y luego me han contado lo que había pasado, lo que habías hecho, que te habías arrojado al agua, y me he sentido furiosa. Furiosa y asustada.
He comenzado a pensar en lo que te diría cuando llegara, pues sabía que lo habías hecho para fastidiarme, para molestarme, para asustarme, para desestabilizar mi vida. Para llamar mi atención y llevarme de vuelta allí adonde querías que estuviera. Pues aquí lo tienes, Nel, ya lo has conseguido: estoy en el lugar al que nunca quise regresar para ocuparme de tu hija y para tratar de poner orden en el maldito lío que has organizado.